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KilFer y sus historias

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KilFer y sus historias

Notapor KilFer » 16 Jul 2008, 21:53

Bueno... En mis tiempos libres soy un escritor, que escribe novelas... En este caso, quiero enseñaros una. Llevo escrito cinco capítulos, y pasado sacaré el 6º. Quisiera vuestra opinión (Para leer mas historias, en mi blog)

La novela se llama:


Amor Prohibido



Luna llena. Medianoche. Más de cincuenta sombras serpentean por un callejón oscuro. Varios gatos huyen de la bocacalle. De repente, las sombras se detienen al fondo del callejón. Un gnomo de jardín sonríe. Las sombras rodean al muñeco, hasta que desaparecen.

El gnomo sonríe malévolamente. Un lobo aúlla en la lejanía.



Capítulo 1 : Premonición

- ¡Cobarde!

Un nuevo puñetazo tumba al suelo a Eric. Sus pelos rubios habían empezado a teñirse pelirrojo, de la sangre que le salía. Federico le cogió por el cuello de la camisa y le levantó. El instituto entero observaba como Federico le metió un puñetazo en la barriga. A Eric le entraron ganas de escupir sangre.

- Como te vuelva a ver rondando por el barrio rico, ¡No sales vivo de aquí!

Natalia observaba la pelea desde el público con todas sus amigas.

- Osea, tia, mira como el ogro mata a la cucaracha – Dijo Natalia, seguido de una carcajada de todo el público.

“Maldita pija” Pensó Eric. “Como tu padre poli te protege, Fede no te pega”. Pero pronto dejó de pensar. Un puñetazo a la barbilla le envió cincuenta metros mas adelante, en pleno césped del parque.

- ¡Huye, nenaza, antes de que te mate! – Dijo Fede con su voz grave.

Eric empezó a Correr en todas direcciones. Sabía que las premoniciones de Fede se cumplían en exactitud.

Si os fijarais en una foto de Eric, no le reconoceríais ahora. Pelo rubio, ojos verdes, alto pero delgado, sonrisa “Especial”. Por lo menos no lloraba. “Llorar es de gilipollas”, pensaba él.

Era la tercera vez que llegaba al barrio rico, espiando a “alguien”. Y era la tercera vez que Fede le pillaba en el intento. Ya se iba acostumbrando. Pero cada día la paliza era peor.

Callejeó y alternó por las calles de la ciudad. Por suerte, nadie se fijaba en él. Metrópoli era una ciudad muy grande, y todo el mundo tenía prisa. En una de las avenidas, un músico callejero tocaba “I walking on Sunshine”. Que recuerdos de Futurama… A él también le gustaría coger una nave espacial y largarse al espacio.

De repente, se encontró en un callejón sin salida. Una luz emanaba del final del callejón. Eric se acercó lentamente. Detrás de un cubo de basura, un viejo y desgastado duende de jardín le esperaba, sonriente.

- Vaya… ¿Qué tenemos aquí?...

Eric cogió el Duende. No pesaba mucho, y era bonito, asi que lo guardó debajo del hombro.

- Con dos pasos de mopa, estas como nuevo.

Eric continuó andando por las calles, En unos escaparates, se limpió la sangre y se puso el pelo decentemente bien. Aún tenía sus fallos, pero bueno…

Izquierda, derecha, derecha, izquierda, derecha, izquierda…

Por fin, vió el Río.

Nadie de la ciudad conocía el verdadero nombre del río, asi que se llamaba así, “Río”. No tenían tiempo para complicarse las cosas. Continuó la calle, río abajo. Pronto dislumbró su casa. Un bloque con fachada azul destaca mucho en una calle de casas de fachadas blancas, pero bueno.

Introdujo la llave, y entró en casa. Como supuso, no estaba nadie en casa. Subió a su cuarto, dejó el Gnomo en la estantería, dejó la mochila en el suelo y se echó en la cama, triste.

- Maldita sea… -Dijo Eric. Después de un silencio, continuó- Sergio, te amo con toda mi alma… ¿ Por qué no me atreveré a decírtelo? Te persigo y ni te das cuenta… Aunque no te lo creerias… Claro, como soy un tío... Si fuera una chica, seguro que me entenderías…¡Joder, quiero ser una chica!

La habitación se vió de repente alumbrada por el gnomo de jardín que había colocado en la estantería. Eric se levantó extrañado, y observó al gnomo. De repente, el cuerpo entero empezó a dolerle.

Notaba como le tiraban del pelo, y le golpeaban la espalda a la altura de los hombros y de la entrepierna. Sus brazos y piernas empezaban a asarse, a quemarse, a derretirse.

Intentó zafarse de los “enemigos”, moviendose hacia todos lados, pero lo único que consiguió fue golpear la Estantería. De ella, cayó el gnomo de jardín encima de su cabeza. Eric se quedó insconsciente. El gnomo se partió en miles de trozos.

El único trozo entero que se podía observar del gnomo era la cabeza, con su sonrisa.

Sonriendo, sonriendo maquiavélicamente.

En algún lugar del mundo, alguien se reía maquiavélicamente.


Capítulo 2: Transformación

Eric se levantó, convaleciente. ¿Cuánto habían pasado, cinco, diez, quince minutos? Su cabeza le seguía doliendo debido a la caída del gnomo. Quizá aún le seguía saliendo sangre del golpe… Decidió ir al baño, a mirarse en el espejo. Deambuló hasta el baño, abrio la puerta y…

¡Una sombra! Eric se escondió detrás de la puerta, en el pasillo. La sombra tenía una forma extraña… ¿Un ladrón?

Se asomó lentamente al baño, pero la sombra había desaparecido. Entró rápidamente, y encendió la luz. Lo que vió, le dejó la boca abierta…

En el espejo se reflejaba la imagen de una chica, desnuda, muy parecida a Eric… Pelo rubio y largo, no muy alta, pero un poco delgada, de cerca de 15 o 16 años… No dejaba de mirarla (¿o de mirarse?) al espejo. Se pellizcó para comprobar si no era un sueño… La chica del espejo hizo lo mismo, y se dejo marca en el moflete.

Al final, empezó a bajar la cabeza lentamente para abajo, temiendose lo peor… Sus cabellos le tapaban ligeramente unos pechos bastante grandes.

Eric gritó del susto tan fuerte, que su grito se escuchó en varias manzanas a la redonda.

En ese momento, oyó como en el piso de abajo, alguien metía la llave en la cerradura. ¡Sus padres! ¡No podían verle así!

Rápidamente empezó a buscar ropa que le quedara bien, pero o bien marcaban demasiado sus pechos o directamente, no cabía.

En el piso de abajo, sus padres habían puesto la Televisión. Su madre nunca se perdía la telenovela, y eso le daba una ventaja. En silencio, entró en el cuarto de su hermana, y buscó ropa para poder utilizarla. Aunque se notaba que su hermana era 10 años mayor que ella: ¡Una camiseta le cubría el cuerpo entero!

Decidió no ponerse pantalones ni falda, la camiseta ya llegaba muy abajo. Ningun zapato le sentó bien. Lentamente, salió del cuarto, y bajó las escaleras silenciosamente. Sus padres se habían acomodado en el sofá. Con extremado cuidado, abrió la puerta y salió de casa.

Eric suspiró. ¡Por fín en la calle! Allí ya no le pillarían… ¿Pero por qué se había transformado? Empezó a deambular por las calles… aunque pronto se daría cuenta que llamaba mucho la atención, con esa camiseta gigantescas, y descalzo.

Mientras, en su casa, su Padre había visto el caos causado en los cuartos de sus dos hijos. Rápidamente, por miedo a los ladrones, llamó a la policía.

Eric se sentó pensativo, en el césped de la orilla del río. ¿Qué podía hacer?
Los segundos se convirtieron en minutos, los minutos en horas, y así, pronto se hizo de noche. En Metrópoli, era difícil dormir por la noche en el exterior, ya que el frio invade las calles rápidamente. Y eso pronto lo sufrió Eric en el cuerpo, sobre todo en los pies.

- Madre, que frió… - Dijo, castañeteando.

Al final de la calle, dislumbró el Mega-Centro Comercial, y decidió acercarse. Las puertas estaban cerradas, pero una de las rendijas de ventilación cercana parecía muy suelta.

- Bueno… Es urgencia – Pensó en voz alta.

Abrió la reja y se coló por el conducto. No más de veinte metros adelante, encontró la Salida: El pasillo principal. Abrió la reja y saltó al interior. Se fijó de que algunas tiendas no estaban cerradas, entre ellas… una de ropa. Entró allí, a ponerse algo más cómodo. Buscó en el apartado infantil, pero nada era de su talla. La talla más pequeña de Adultos le venía bien, así que cogió camiseta, chaqueta y pantalón. Intentó coger sujetador, pero no podía enganchar el broche. Tampoco cogió bragas. “Los calzoncillos son más cómodos”, pensó.

Una vez vestido, salió de la tienda. Al lado de esta, había un McDonalds. Nunca mejor para cenar, no tomaba algo desde el almuerzo del cole… Se acercó al mostrador y pidió una Normal sin queso, mientras pensaba como pagarlo. Cuando se fijó que no le contestaban, se dio cuenta de que estaba cerrado, y por lo tanto, la comida tenía que preparársela el mismo.

Encendió la freidora y se puso a buscar los Nuggets. Cuando los encontró, cogio siete y los echó a la máquina. Esta empezó a chisporrotear.

Cuando pensó de que ya estaban calientes, los sacó de la freidora y se los comió. Que rico… Hacia tanto que no probaba una delicia… Una vez terminado, buscó el congelador y sacó un yogur. Después, se limpió las manos y la boca con una servilleta. Salio de la tienda con la tripa llena, de la comida. Empezó a buscar una tienda sin rejas, donde pudiera dormir tranquilo…

Alguna que vendieran tiendas de campaña o sacos de dormir, por ejemplo.

De repente, una luz fuerte iluminó su espalda y todo el pasillo.

- ¡Alto ahí, Lagartona!

Capítulo 3: Robo

Eric se dio la vuelta, lentamente.

- Asi que robando por aquí… Eso te saldrá muy caro…

Un policía le amenazaba con la porra. El policía se acercó a Eric y empezó a observerle.

- ¿Cómo te llamas, jovencita?
- Eric… Erika, señor…

Eric tartamudeó al decir las palabras. Pero el policía no se dio cuenta. Pensaba en otra cosa.

- Erika, ¿Por qué has robado aquí y en la casa de los Celis?

¿De los Celis? ¿Habían robado en su casa? Se había metido en un buen lío. La justicia de Metrópoli encarcela y después juzga. Aprovechó un momento en el que el Policíase puso a hablar por radio para intentar escapar.

- Gerar, aquí Roger, encontré sospechosa, encaja con el perfil, estoy en… ¡Megde! ¡Sospechosa a la fuga en el centro comercial!!

Eric no miró para atrás. Siempre que veía algun tiesto o algún carro, lo tiraba a la mitad del pasillo. Roger sacó la pistola.

- ¡¡No huyas o me obligarás a Disparar!! ¡¡¿Me has oido?!!

Eric siguió tirando todo lo que encontraba al suelo. De repente, empezó a oir disparos, Una bala le rozó la mejilla.

- ¡¡No corras o no podré dispararte bien, cabrona!! ¡¡ALTO AHÍ!!

Eric vió otra tienda, de zapatos, abierta. Se escondió en ella. Roger entró con cuidado en la tienda.

- Erika… Pasarás más de un año en la cárcel como no salgas…

Eric cogió varias cajas de zapatos, con mucho cuidado. Roger empezó a observar la tienda… Estaba muy cerca de él… cada vez mas cerca… ¡¡Ahora o nunca!!

Eric le tiró las veinte cajas a la vez, y huyó de la tienda. Roger cayó al suelo del golpe, con los ojos tapados.

- Esta bien… ¡Que sea un milenio!

Roger se levantó y persiguió disparando a Eric. Pero él no se dejaba tomar. Hasta que al final… ¡Entró en un callejón sin salida!

Se dio la vuelta, pero Roger ya estaba ahí amenazante… La pistola le apuntaba directamente a los ojos.

- Robo, desacato a la autoridad, ataque a la autoridad… Resumen bonito: Pena de muerte. ¿Te interesa?

Roger cargó y disparó.


Durante un segundo, nadie sabía lo que había pasado. Pero Eric aprovechó para huir por detrás de Roger y darle una patada en la espalda. ¡Se habían acabado las balas del cargador!

Roger murmuró por lo bajo. Se dio la vuelta e intentó seguir persiguiendo a Eric, pero había desaparecido de su radio de visión.

- Mecaguenlosputosmacsdemierdayenlamadrequetepario… Como te pille… Dejaré un retrato robot en la comisaría. Erika, como te dejes ver, morirás. Ya lo sabes…

Roger se marchó de allí, con paso decidido, y sin parar de murmurar.

Erika, escondida en una esquina no muy lejana, se paró a pensar. Ahora que es chica, es más ágil que antes… tanto en movimientos como en pensamientos. A él no se le hubiera ocurrido tan rápido el huir… Quizás este cuerpo tuviera alguna ventaja.

Buscó alguna tienda donde vendieran Sacos de dormir. Por lo menos, dormiría tranquilo.

El sueño se apoderó de él rápidamente.

Cincuenta sombras rodearon al cuerpo de Eric. Sin dudar, se introdujeron en él. El cuerpo de Eric desapareció al instante de la zona.

Capítulo 4 : Pesadilla

Eric abrió los ojos. Se encontraba en una caverna, llena de fuego, lava, calor. Se sobresaltó bastante al ver el paisaje, y aún más se sobresaltó al ver sus pechos. Aún no estaba acostumbrado a ser una chica…

Cuando se tranquilizó, empezó a observar la cueva. El rojo inundaba las paredes… Rojo sangre. Sin venir a cuento, cayó en una mini isla encima de la lava, y la sangre empezaba a llover del techo.

- Vale… Esta pesadilla es de-ma-sia-do real… - Comentó Eric, preocupado.

Las cincuenta sombras le rodearon. ¿Qué coño estaba pasando?

- ¿Quiénes sois y que queréis?
- Tranquilo… No pasa nada… Somos las Sombras del Diablo – Dijo la mayor de ellas.
- Solo vamos a explicarte el cuento de nunca jamás… - dijo otra.
- ¿Sombras del… diablo…? ¿Cuento de nunca… jamás…?
- ¿No te preguntas por qué tu nuevo aspecto?
- ¿Mi nuevo aspecto…? Un momento, ¡¿No tendréis algo que ver con esto?
- Cada 20 años, en la luna llena grande, las sombras salimos del infierno a ayudar a los humanos.
- Esta vez nos transformamos en un simple… gnomo de jardín.

Eric escuchaba sin dar crédito.
- Tú recogiste el Gnomo, y le diste una oportunidad. A cambio, decidimos cumplirte deseos.
- Pediste ser una chica, y te fue concedido.

- Ah, ¿si? ¡Quiero ser un chico! ¡Lo dije sin pensar! ¡Destransformarme!
- Es imposible. Rompiste el gnomo, y fuera de nuestro recipiente no tenemos poderes. Además, esta misma noche hemos de volver al infierno.
- ¿Queréis… decir… que no voy a volver… a mi cuerpo… hasta dentro de 20 años? – Dijo Eric, tartamudeando.

- Nuestro recipiente no siempre sale aquí. Cada 20 años sale en algún lugar del mundo…

Eric cayó de rodillas sobre el suelo. ¿Se tendría que quedar para siempre con ese cuerpo?... ¿Perseguido por la ley?...

- Tranquilo. Las pitonisas saben del tema. Alguna podrá ayudarte.
- En el mundo hay magia, que muy pocos humanos saben que existen o pueden manejarla.
- La magia podría devolverte a tu estado, pero creo que solo una persona en toda Metrópoli sabe hacer ese conjuro.


- Un momento. ¿Me estáis diciendo que la Magia existe? ¡Eso no son más que cuentos de hadas!
- No te lo creas. Peor para ti, ya que no tendrás salvación.

Las sombras desaparecieron, y de repente, el islote empezó a romperse. ¡La lava lo estaba derritiendo!

Eric saltó hacia otros islotes, cada vez más pequeños. ¿Dónde estaba la salida? ¡La costa!

Empezó a acelerar hacia su derecha. Una gran isla se levantaba, como salvándose de la destrucción. Un último salto le dejó en la isla, justo cuando esta alcanzaba medio metro de altura.

Mientras la isla seguía ascendiendo, Eric se paró a pensar. ¿Decían la verdad… o tomaban el pelo al bueno de Eric? …

La isla atravesó el techo, hasta situarse en medio de un mar paradisíaco. ¿Estaba en el Caribe?.... bueno… ¿Era eso el Caribe?

De repente, notó mucho calor, como si se estuviera derritiendo en la lava. Corrió rápidamente al agua. Que fresquito… Que tranquilidad… Las olas le mecían suavemente… muy suavemente… Hubiera cerrado los ojos, si no fuera por una mancha que se acercaba… Cada vez era más grande… No era una mancha, sino una aleta… ¿Una aleta? ¡Un tiburón!

Eric empezó a nadar rápidamente a la costa, pero mientras más rápido iba más se alejaba la isla, y más se acercaba el tiburón… ¿Sería este su final? El tiburón le estaba alcanzando… Eric se empezaba a cansar de nadar… de repente, el tiburón abrió sus fauces, y mordió el pie de Eric.


Eric despertó sobresaltado. ¿Todo había sido una pesadilla… o Todo había sido una realidad?...

En contra de lo que pensaba, se encontraba en el césped del rio. Era de noche. Según la luna, habían pasado uno o dos días (¿tanto tiempo durmiendo?). De golpe, una silueta avanzaba por la calle…

Capítulo 5 : En contra de su voluntad.


Eric se fijó en la silueta. Poco a poco se acercaba al río. Era Natalia… ¿Natalia? ¿Saliendo por la noche? Que raro…

Se echó de nuevo al césped, y se puso a contemplar el cielo. Esperaba que Natalia no le viera… ¿Y si le reconocía? ¿Qué pasaría con él?... ¿Seguiría toda la vida con ese cuerpo?

Natalia se fijó en Erika. Que mona que era… Se acerco a ella y le preguntó:

- ¿Cómo te llamas?
- ¿Yo? Erika… - Eric intentaba no mirarla a los ojos.
- Osea, tia, yo me llamo Natalia, ¿Sabes? Soy la mas cool del insti, osea , total…

Eric se extrañó. Era la primera vez que Natalia decía más de diez palabras seguidas…

-Desde aquí tienes muy buena vista, ¿puedo, osea, tumbarme al lado tuyo?

Eric afirmó con la cabeza, intentando no mantener la mirada con Natalia. Quizás en diez o veinte minutos se vaya…
Natalia se tumbó a su lado, y se puso a contemplar el cielo con Eric.

- Osea, que bonito…

A Eric se le escapó una sonrisilla. Incluso en estos momentos no podía dejar de ser pija…

Natalia dio media vuelta hasta colocarse encima, cara a cara, con Eric. Juntó sus manos con las de Eric, para impedirle escapar.

- Me molas mogollón. ¿Nos enrollamos?

Eric se quedó aún mas extrañado, tanto que no podía emitir sonido alguno. ¿Natalia era lesbiana? No podía ser… Natalia le miraba con una cara de complicidad…

- Gracias, Natalia. Sin ti no lo habría conseguido. - Esa voz… ¡Roger!
- De nada, papi. - ¡¿El policía era el padre de Natalia?! Menuda coincidencia…

Roger miró fijamente a Eric, y apuntó la pistola.

- Tenemos un asunto pendiente…
- Pero, papi, ¿Vas a matarla?
- Las leyes son duras, pero justas… Ella debe morir por sus actos…

Roger recargó la pistola, y se centró en pegar un tiro directo al corazón.
Eric intentó zafarse de Natalia.

- ¡Y una mierda! - gritó Natalia.

De repente, Natalia soltó a Eric y se tiró a los pies de su padre, provocando a éste que cayera al suelo.

- ¡Huye, guapa! ¡Huye!

Eric empezó a correr hacia el interior de la ciudad. Por detrás, Roger derribó a su hija.

- En casa hablamos, Nathie.
- ¡No me llames así, ya no soy una cría!
- Tienes razón, ahora eres una desobediente. ¡Ya te daré tu castigo!

Roger empezó a perseguir a Eric. Acto seguido, Natalia persiguió a su padre.

- ¡Papá, dejala en paz!
- ¡La justicia dice que debe morir! - Roger disparó dos balas hacia Eric. Una le dejó quemaduras en el moflete.

Eric decidió intentar alcanzar al músico del otro día. Si se escondía en el callejón, quizás no lo encontrase… Intentó su último recurso.

- ¡Roger, déjala!
- ¿Por qué? ¿Por qué insistes tanto?
- ¡¡Porque la amo!!

Esta revelación dejó boquiabierto a Eric y a Roger, pero sólo se detuvo Roger.

- ¿Qué has dicho, Nathie?
- La amo. Y deja de llamarme así, “Rogelio”.
- ¿¡¿¡Qué has dicho!?!?

Eric escuchó desde la lejanía de un disparo. Nada más. Vaya, para una vez que gustaba a una chica…

Sin embargo, no escuchó grito de terror. ¿Habría sido capaz de disparar a su hija?

FIN DEL 1º ACTO. (14-07 al 16-07)

SEGUNDO ACTO : A partir del 18-07.
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Re: KilFer y sus historias

Notapor ¤ FrAnJo ¤ » 17 Jul 2008, 09:49

Como ya te dije por el MSN, es una historia que quieres que continue porque capitulo a capitulo hay una nueva intriga de saber que pasará muy grande. Muy aditiva :mrgreen: =D>
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Re: KilFer y sus historias

Notapor Ando » 11 Ago 2008, 11:30

YURI ^^, queremos mas Yuri
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Re: KilFer y sus historias

Notapor AdriTarifa » 11 Ago 2008, 12:41

Me ha encantado la historia!! A mi tambien me gusta escribir, pero no suelo hacer muchas historias. Acabo borrandolo todo porque no me gusta xD

Ahora, a esperar el sexto capitulo. :mrgreen:

Edito: He visto que en el blog está #-o
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