Bueno, pues con el permiso del moderador y de todos los asistentes, la delegación prusiana procede a abrir el debate a través de su Primera Ministra, Christine Heinz-Mitte.
Christine Heinz-Mitte: Damas y caballeros, muy buenos días. Nuestro mundo actual afronta una terrible crisis económica, una crisis que no está haciendo más que acentuar las diferencias entre ricos y pobres. Una crisis que comenzó de la manera menos esperada, con la quiebra de un banco americano al que todas las compañías de rating otorgaban la máxima fiabilidad. Una crisis que, al menos en Europa, ha acabado convirtiéndose también en política, institucional, social y del sistema. Los países del norte de Europa observamos día a día cómo las economías del sur de nuestro continente se restienten con las políticas implementadas desde Berlín, que no han hecho más que aumentar el paro en dichos países hasta niveles totalmente inimaginables, especialmente entre los jóvenes, y que han desmontado los principios básicos del Estado del Bienestar. La crisis económica ha contribuido a aumentar las diferencias entre pobres y ricos a escala global, induciendo una serie de olas de protesta ciudadana en todo el mundo. Y es que, en muchos casos, los políticos hacen oídos sordos a las demandas del pueblo. Desde los Gobiernos tenemos la obligación de trabajar por y para la ciudadanía; de someter la economía al interés de la población, y no la población a los intereses económicos mundiales.
A pesar incluso de su estratégica posición en el corazón de Europa, Prusia no ha sido capaz de evadir la omnipotente crisis económica, si bien es cierto que, dadas las características distintivas de nuestra economía, los efectos de esta remitieron relativamente ya hace cierto tiempo. Dirán ustedes: ¿cómo es esto posible? En primer lugar, hay que resaltar las diferencias económicas entre Prusia y otros países de la Unión Europea. Prusia ha contado siempre con una banca saneada y competitiva, además de un importante sector tecnológico y estratégico, sin apenas importancia de la construcción en el PIB. La diferencia más significativa, eso sí, con respecto a países como España, concierne al empleo: mientras que el principal problema de España es y ha sido siempre un alto desempleo frente a una deuda pública baja (del orden del 60% del PIB), el problema de Prusia era justamente el contrario, esto es, un bajísimo desempleo (a comenienzos de 2008 inferior al 2%) y una elevadísima deuda pública (en ese mismo año, del 107% del PIB). Tal situación se originó debido a la existencia de un fortísimo Estado del Bienestar. Como sabrán ustedes, Prusia cuenta con un modelo de "flexiguridad", es decir, un mercado laboral totalmente desregulado acompañado de una alta prestación por desempleo, universal e ilimitada; altos salarios; y tipos impositivos elevados, entre el 40 y el 60 por ciento, en función de la renta. Pese a esto, el amplio sector público prusiano pesaba demasiado para la economía. De esta forma, al caer la crisis, y con ella los acreedores estadounidenses de la deuda pública nacional, se hizo absolutamente necesario reducirla de alguna manera. Esto dividió claramente al Gobierno prusiano que ostentaba el poder por aquel entonces. El Ejecutivo, compuesto por Conservadores, Cristianodemócratas y Nacionalistas se fraccionó debido a la necesidad de recortar. Mientras que estos dos últimos se negaron a realizar cualquier tipo de ajuste, los primeros se decantaron por alinearse con sus rivales directos en la Oposición, los Liberal Demócratas y los Laboristas, para pactar así una solución que no acabara con los derechos de los ciudadanos ni con los progresos en materia social alcanzados en Prusia, y que pasaría por recortar gastos innecesarios sin tocar la sanidad, la educación, los impuestos o el sistema de seguridad social, incluyendo las pensiones. De esta forma, roto ya el pacto de Gobierno y formada de urgencia una coalición entre Conservadores, Liberales y Socialdemócratas, se inició un ambicioso plan de reestructuración del sector público y la administración estatal, liderado por mí como Ministra de Economía:
- Se redujo a la mitad el número de políticos del país, y el número de altos cargos en las empresas públicas.
- Se redujo drásticamente el número de parlamentarios en las Dietas regionales, así como el de concejales en los Ayuntamientos, y se estableció su proporcionalidad a la población del ente territorial.
- Se establecieron claramente las competencias propias de cada Administración, suprimiéndose todas las duplicidades.
- Se redujeron los sueldos de todos los políticos del país, y se reajustaron de forma que fueran proporcionales al cargo y al salario mínimo interprofesional (algunos llegaron a bajar más de un 65%).
- Se aprobó una ley por la cual cada miembro del Gobierno o de las Comisiones del Senado ha de ser experto en su materia (por ejemplo, el Ministro de Economía ha de ser economista, etc.), pudiéndose disminuir así el número de asesores al mínimo posible.
- Se redujeron las subvenciones a partidos políticos y organizaciones afines.
- Se informatizaron la justicia y todos los trámites administrativos del país.
- Se estimuló el empleo mediante la inversión en sectores estratégicos, facilitando los trámites y concediendo ayudas económicas a la contratación y a los emprendedores.
- Se procedió a trasladar la deuda a bancos y Estados fiables.
Todas estas medidas reportaron una sustancial disminución del gasto público, sin necesidad de subir aún más los impuestos o de recortar el Estado del Bienestar. La teoría económica dice que los grandes recortes presupuestarios sólo funcionan cuando un Estado posee una deuda alta y un desempleo bajo, pues acaban con la deuda a costa de destruir empleo. La "solución prusiana", acompañada de los estímulos económicos necesarios y de la alta competitividad de nuestras actividades productivas, especialmente del sector privado, permitió que nuestro país pudiera superar el bache, volver a crear empleo al cabo de un breve período de tiempo, y convertirse así en uno de los países más saneados de Europa. Las políticas de austeridad que hemos venido defendiendo desde entonces, como verán, son radicalmente distintas a las que la llamada "Troika" viene implantando en otros países del sur de Europa, que de hecho son erróneas. En tales países, con deudas bajas y tasas de paro elevadas, los recortes no hacen más que disminuir aún más la deuda y aumentar aún más el paro, de tal forma que los Estados entran en un círculo vicioso que les lleva a no crecer jamás y a necesitar cada vez más ajustes. No puedo eludir el resaltar, eso sí, que la crisis en Prusia tuvo más tintes políticos que económicos, pero aún así pensamos que una solución racional al gasto desmedido es posible: la cuestión no es que no haya dinero; es que no está bien empleado.
Muchas gracias por su atención.
Desde la delegación prusiana estamos abiertos a cualquier pregunta acerca de nuestra exposición y a toda valoración de nuestras medidas, e invitamos a los países asistentes a la cumbre a intervenir en el debate.
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Siento mucho no haber puesto este mensaje ayer, pero es que estoy teniendo enormes problemas con mi conexión a Internet y me está resultando muy difícil acceder al foro