Mañana (
horario de México, ya con el adelanto del horario de verano y todo eso, jaja) quiza les tenga la siguiente historia del Diario del pastor,
"El Niño y la Niña" --
El renacer de los antiguos pilares---(ya se vio el de la luz, ahora el pilar del agua)---
Ceres y Nayru.
Editado---
Para que se entienda:
Para los reinos costeros del planeta Gaia, a Spode se le conoce como el "dios del mar" ya que en su iconografia es aquel masa de agua quien les provee todo.
El Niño y la Niña----- Los gemelos del Mar
En un lugar a las orillas del mar, en un pueblo limitado por las montañas de oriente, un día un prodigio sucedió.
Un viejo Rey y una antigua Reina paseaban a la orilla del mar, llevando ofrendas para el dios del Mar. Llegando el medio día ofreciendo una llama en holocausto para el dios del mar. Llegado el medio día ofrecieron una llama en holocausto y quemaron incienso para agradar al dios.
El humo del incienso se elevaba al cielo llevando las plegaras, y así el Rey y su reina se arrodillaron y pidieron al dios del mar un heredero, pues ya eran viejos y no habían tenido hijos o hijas.
El rey y la reina esperaron pacientemente su respuesta mientras el cielo se nublaba de oscuras nubes y el sol moría en el horizonte del océano. Fuertes vientos los envolvían y golpeaban sus frágiles y envejecidos cuerpos mientras los truenos partían el seno de la tierra y el mar parecía hervir en violentas olas. Pero ellos no se amedrentaron con esta demostración de poder y permanecieron pacientes a la orilla del mar embravecido con su deseo en los labios y agarrados de las manos.
Al cuarto día de la tormenta, con el sol en el oriente, el cielo despejo y el mar se calmo a tal punto que parecía un espejo, y, con la calma a los antiguos soberanos su respuesta le llego. Pelicano jalaba una cesta que se encontraba en el agua, llevándola hasta la orilla donde se encontraban los reyes.
La reina abrió la cesta y encontró a un niño y a una niña recién nacidos en ella. El niño traía consigo un zafiro tallado, tan azul como lado más profundo del océano; así como él, la niña traía una concha cauri, que tenia dibujado un mapa de la tierra que ellos heredarían. Así se llevaron a su palacio a los hijos que el mar le había dado.
El rey y la reina criaron a los niños con todo su amor y dieron gracias al dios del mar por sus divinos dones; pero entre las sombras a tientas solitarias sin un canto ni una plegaria, conspiraban aquellos que perdieron su oportunidad de poder con la llegada de los herederos al trono.
Como un suspiro, pasaron cinco años, el niño y la niña crecieron saludables y fuertes con el amor de sus ancianos padres y la protección de su padre el mar. Como ya era tradición, en la fecha de la llegada de los niños, los venerables monarcas llevaron a sus hijos hacia la costa para dar una ofrenda al dios del mar.
Ahí los niños encontraron un pez fuera del agua, que se batía entre la vida y la muerte, así que juntos lo regresaron al mar; entonces como un tierno susurro del viento el dios del mar declaro:
¬-¡No, no necesito mayor ofrenda! Más que ver que mis hijos además de sanos y fuertes han crecido en rectitud, puros de espíritu, nobles y piadosos de corazón.
A su regreso los reyes declararon cuatro días de fiesta para celebrar el aniversario del niño y la niña. Muy a su pesar los reyes sabían que entre la alegría de la fiesta había personas que gustaban una lucha por el poder.
Al cuarto día la guerra civil estallo y los niños fueron llevados a un lugar seguro, patalearon y lloraron porque no querían separarse de sus padres, pero ellos solo supieron consolarlos con un cálido abrazo.
La guerra derramo sangre en las laderas de las montañas, mancho de sangre las inmaculadas nieves de las altas cumbres, la sangre penetro hasta las mismas entrañas de la tierra y lleno de rojo las purísimas aguas de los mares emponzoñando así sus virtudes.
Ahora el mar moribundo vomitaba a sus hijos muertos a las orillas, peces putrefactos y las olas agonizantes dominaban todo el paisaje, por ello a la peste de la guerra se le sumaron la peste de las moscas y los tábanos que nacieron de la putrefacción, se le sumaron la peste de las llagas y enfermedades que sufrieron los hijos de la tierra.
En medio de la muerte el amor de los monarcas sobrevivió; después de días de lucha los reyes fueron acorralados, la reina pudo haber escapado, pero, como en su juventud había decidido vivir su vida con su esposo así ahora había decidido terminar su vida con él.
Ambos se dieron un tierno abrazo entonces fueron violentamente masacrados, pero en sus corazones no había dolor, solo su eterno amor el uno por el otro.
Los pocos que quedaron fieles a los difuntos reyes los enterraron en una celebración religiosa en los jardines del palacio. Cuatro días después, en el lugar donde fueron enterrados crecieron milagrosamente dos árboles entrelazados
Después de dolorosas penurias el odio y la ambición reinaban sobre la tierra recrudeciendo las guerras y matanzas, con ello el mar continuo envenenado, dejando pestes sobre el mundo; de ese modo pasaron cinco años.
El niño y la niña, no pudieron soportar el sufrimiento de su gente, ofrecieron sus vidas al océano para sanar sus aguas. El dios del mar conmovido por esto tomo los inertes cuerpos de sus hijos, llevándolos al fondo del mar, para resucitarlos como dioses. Por ellos el mismo dios del mar dio su corazón para sanar al mar y a la tierra, que de nuevo dieron abundante fruto.
Aun con este regalo de los dioses los seres humanos siguen con sus guerras y su egoísmo ensuciando las aguas del mar. Con razón el niño y la niña castigan a la tierra de los hombres con sequias perpetuas y violentas tormentas que arremeten con toda la furia del océano; pese a esto los soberbios mortales siguen con su necio egoísmo y sus innecesarias guerras.
Se dice que hace siglos los espíritus controlaban el destino de los Zoos, pero ahora que los mortales controlan su destino han elegido el odio y el sufrimiento, y claman desesperados el corazón del pueblo -¡Oh Señor! ¿Qué flor podrá florecer en medio de esta muerte y oscuridad? ; y el corazón del cielo responderá –Solo la más bella…el amor.
Pues para finalizar les traigo un arte conceptual del pueblo Zoos, aunque es pura caricatura, no esperen una obra de arte, jajaja, estaba aburridisimam tenia que canalizarlo en algo.
- Imagenes de los Zoos, formato caricatura.
- S6000075.JPG (53.98 KiB) Visto 9210 veces
Una raza terrorifica, no es cierto, todos tiemblan cuando se escucha la palabra Zoos.
Bueno se cuidan, los vere luego.
Ciao
Atte: Rajher.