Efectivamente, las cabronas de las avispas no mueren cuando pican y lo dice una que se enfrentó a una sola avispa y saló bien mal parada. Con las abejas aún he tenido suerte, nunca me ha picado ninguna, pero avispas me han picado tantas que ni las recuerdo. La avispa que comento en particular, era una luchadora de narices, pero un poco suicida, todo hay que decirlo.
Estaba yo en mi campo ni más feliz y de repente me veo una pedazo de avispa entre los ojos (no se posó, por suerte, sólo flotaba delante de mí). Me pongo a gritar como una loca y me voy corriendo, pero la avispa me persigue. Viendo que no me puedo liberar de ella corriendo, trato de espantarla con las manos. Gran error. Primera picadura. Me pongo a gritar como una loca diciendo todos los tacos que se me ocurrieron y ya empiezo a pegar manotazos para cazarla. ¿Creéis que la muy cabrona se amedrentó? En absoluto. En vez de huir y salvar la vida, la cabrona siguió sobrevolándome y consiguió picarme otras dos veces más antes de que hiciera diana y la matara. JAMÁS me había encontrado un bicho tan malévolo y pertinaz. Nunca la olvidaré. Y, bueno, supongo que ella a mí tampoco.