por Metafight » 11 May 2010, 16:39
2 – El cataclismo
- Desde hace 3.900 hasta hace 150 millones de años -
Había llovido mucho desde que la joven célula aterrizó en aquel desamparado planeta. Ahora se había diversificado en infinidad de especies diferentes, y habían evolucionado hacia organismos superiores. Las plantas aparecieron en tierra firme, y los primeros animales vertebrados se movían tímidamente por el agua. Los peces se transformaron en anfibios, y estos en reptiles. Lo único extraño de estos primeros anfibios y reptiles eran que tenían 6 extremidades en lugar de 4.
De estos reptiles surgieron dos grandes linajes: los sauroptos, grandes reptiles que darían lugar a los temidos dinohexaurios (seres idénticos a los dinosaurios, pero con 6 extremidades); y los sinaptos, pequeños reptiles endodermos y hexúpedos. Los dinohexaurios pronto se hicieron con el poder del planeta, mientras que los sinaptos no tuvieron otra opción que vivir a su sombra, cazando lo que pudieran conseguir si querían sobrevivir. Esta jerarquía se mantuvo durante millones de años. Pero no se iba a mantener para siempre.
Hace 150 millones de años -> Una mañana, poco antes de que amaneciera, un pequeño Heredion (una especie de sinapto) salió de su guarida para buscar algo de comida. Buscó y consiguió comida, pero había tardado mucho y los dinohexaurios estaban a punto de salir a cazar. Se apresuró a su guarida, corriendo por el inmenso desierto azulado, pero no lo consiguió: un dinohexaurio le había visto. El gigantesco reptil lanzó su grito de guerra y se puso a perseguir al pequeño sinapto. Arrancó a correr, pero el dinohexaurio le pisaba los talones. Mientras corría alzó la mirada a sus dientes: unos dientes inmensos, uno solo era más grande que él. Pero entonces, desvió la vista de los dientes para mirar el cielo que había detrás. Ambos animales se pararon en seco para observar la bóveda celeste. En ella, un muy pequeño punto había aparecido. Ese punto se empezó a hacer más grande, mientras iban apareciendo más y más puntos en el cielo. Poco después todo el cielo se había llenado de ellos, eran tantos que hasta tapaban parte de la luz de las dos estrellas que iluminaban el planeta, a la vez que aumentaban su tamaño más y más. El dinohexaurio se quedó mirando el espectáculo embobado, parecía habarse olvidado de su presa. Presa que echó a correr desesperadamente, no por su depredador, sino porque su instinto le alertó de un peligro potencialmente mayor. El dinohexaurio, que carecía de esta alarma (¿creéis que la necesitaba?), siguió observando el cielo, y cuando se dio cuenta era demasiado tarde. Emitió un gran rugido justo antes de que uno de los millones de meteoritos le cayera encima y lo carbonizara. Los meteoros eran de un tamaño considerable, los que llegaban a la superficie eran tan grandes como una pelota de fútbol, lo que provocaba unas explosiones descomunales. Nuestro pequeño héroe corría intentando salvar la vida, mientras un bombardeo de meteoritos caía detrás de él. Todos los animales del planeta corrían de un sitio a otro, confusos y aterrados. Uno de los meteoritos cayó relativamente cerca del pequeño Heredion y la onda de choque lo hizo saltar por los aires, dándose en la cabeza con una piedra y cayendo semiinconsciente. Conforme cerraba los ojos y el ruido se disipaba, vio como los meteoritos seguían impactando, y una luz que se dirigía hacia él. Cerró los ojos y perdió el conocimiento.
Abrió los ojos. Se levantó y miró su alrededor extrañado. Estaba en una habitación de paredes metálicas, con otros de su especie. No había nada en la sala, solo dos conductos que echaban comida y agua de vez en cuando. En una de las esquinas superiores había una cámara y un altavoz. El pequeño animal oyó lo que parecía una conversación, en una lengua que su primitivo cerebro era incapaz de entender. Se acercó a una de las escotillas y se asomó por ella. Solo vio un enorme lienzo negro, salpicado por infinidad de puntitos blancos que no paraban de moverse.
Entonces hubo turbulencias. Los Heredion en la habitación chillaban y se agitaban nerviosos. Volvió a asomarse, el paisaje estaba cambiando. Observó un hermoso cielo púrpura, y poco después vio también un suelo azul. Las turbulencias cesaron, y una puerta se abrió. La enorme puerta sirvió de rampa para que los animales bajaran a la superficie del planeta. Estos salieron de la nave, y pisaron tierra. Contemplaron su entorno: aquel sitio se parecía a su planeta, tenía incluso dos soles en el cielo, pero no era su planeta. Antes de que hubieran terminado de observar su nuevo hogar, las pequeñas naves activaron sus motores y salieron disparadas hacia el espacio, dejando a todos los animales allí. Las confusas criaturas rápidamente exploraron y se adaptaron a este nuevo mundo.
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Este es uno de los capitulos de los Kumas en los que mas voy a profundizar,el resto no seran tan largos. Me he parado en este porque quiero que lo entendais bien, mas adelante sera un hecho importante.