
Para poner cosas que sólo leas si las copias en otro lugar. Como si fuera lo que pensamos, y luego la letra normal fuera lo que en realidad decimos.
Un nuevo mundo; una nueva aventura...
Una esfera de fuego azul surcó el cielo sobre la cordillera de Demn. La esfera aterrizó en un gran bosque en la ladera de las montañas; chocando contra un árbol y partiéndolo en dos. Todos los animales cercanos se asustaron y salieron huyendo; por suerte para el Terraptor que viajaba en la esfera. Ésta se desintegró tras el choque, dejando a Ter tirado en el suelo, al lado de un árbol quemado y con un olor a madera quemada rodeándole.
Ter se levantó, aturdido, desorientado. Lo primero que vio fue un gran bosque que lo rodeaba, muy frondoso; parecía estar en la ladera de alguna montaña, por la inclinación.
Algunos matorrales se movían a lo lejos, animales curiosos que lo miraban desde ellos.
-¿Qué...? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy?
Se encontraba sólo en el bosque, por lo que nadie más que el silencio le respondió.
Miró al árbol caído; de la bola azulada y ardiente que lo había traído no quedaba nada.
Recordó el día en que Spora lo teletransportó a aquel mundo gris, sin previo aviso. En un primer momento, no supo que hacer. Luego se iba encontrando papeles que le decían lo que tenia que hacer para superar las pruebas...
Supuso que esta vez era una situación parecida, por lo que se dispuso a andar ladera abajo, entre árboles y matorrales, buscando algún objeto que le informara de qué hacer.
Bajó y bajó, encontrándose pequeños animales por el camino, que lo esqivaban. Esto le sorprendió. En el otro planeta no había más animales que con los que se debía enfrentar...
Bajó y bajó tanto que llegó al límite del bosque, al pie de la montaña. Miró fuera del bosque; una inmensa llanura amarillenta se extendía ante él, salpicada por algunas aldeas y pequeños bosques cercanos a ellas, bajo un cielo azul ocupado por un sol bastante grande que despedía bastante calor. Le impresionó mucho encontrarse con que había pueblos en este lugar... Decidió andar hacia el pueblo más cercano.
Caminó por aquella gigantesca llanura, sólo limitada por unas bajas montañas que se extendían por casi todo el horizonte, que daban una impresión de naturaleza increíble. A media distancia se veían pueblos con mucha claridad, el aire era muy puro; no estaba en absoluto contaminado, como los aires de los otros planetas en los que Ter había estado. Mientras andaba sólo se topaba con algunos árboles aislados; nunca había estado en un lugar tan bonito. Ni tanques, ni aviones, ni ciudades... Nada, nada de civilización. A excepción de esos pequeños pueblos.
Mientras andaba empezó a pensar en qué le depararía el futuro en este lugar; qué tendría que hacer, qué pruebas se le presentarían que tuviera que superar. Había prisa; debía conseguir el máximo poder que pudiera para enfrentarse a los Aylers, él sólo si hiciera falta. No, por supuesto no iba a perdonar a esas máquinas lo que hicieron. Cientos de miles de millones de seres asesinados por esas máquinas...
¿Y su planeta? Como todos, habría sucumbido ante sus propias máquinas... Ocho mil millones de Terraptors muertos por las máquinas de cocina o los tanques robóticos que Ingenios Terraptor fabricaba.
Lejos de crecer la tristeza, era la furia la que crecía en Ter a medida que pensaba en lo que había ocurrido.
Mientras caminaba por aquella vacía llanura, una especie de trueno empezó a sonar cada vez más fuerte en el cielo, detrás de él. Ter se giró y miró al cielo... Una segunda esfera ardiente del tamaño de un tanque caía casi directamente hacia él.
Se apartó corriendo, la esfera impactó contra el suelo con tal fuerza que lanzó una nube de arena y rocas bastante grande; una vez había caído, se desintegró como la otra.
Cuando la luz se esfumó, apareció un ser con la apariencia de un dragón joven, azulado, con una piel rugosa pero dura; y con el ala izquierda y el cuello chamuscados.
Se levantó, con lentitud, desorientada.
-¡¡Frip!!
Ter se lanzó hacia él, viendo que estaba levemente herido
-¿Que te ha pasado amigo mío?
Frip, sin previo aviso, abrazó con fuerza a Ter con sus alas; cosa que Ter en un principio no entendió del todo. Luego pensó que Frip podía haber visto la explosión de las Granadas Grox en el campo de batalla y también lo abrazó.Tras eso Ter miró las heridas de su amigo, parecían quemaduras graves que se hubieran cerrado hacia segundos... La piel estaba quemada pero a Frip no parecía dolerle.
-¡Dios mío, no tenemos descanso!
Frip lanzó uno de sus agudos pitidos como respuesta, afirmativa.
-Bueno, Frip –le dijo palmeándole el cuello-, me parece que nos han enviado aquí para pasar más pruebas, como las de aquel planeta... -Frip emitió otro pitido con cara de enfado- Pero debemos superarlas si queremos vengarnos de quienes le han hecho eso a nuestros amigos.
Frip puso cara seria y cerró los ojos un momento. Volvió a abrirlos, humedecidos levemente, pero siguió mirando con cara seria. Él no estaba “inmunizado” contra la tristeza.
-Oh, vamos, nos vengaremos de quien nos hizo eso. Pero antes debemos superar esas pruebas. No sé ni dónde ni cuando serán, pero ahora estamos juntos y no podrán separarnos.
Frip se alegró realmente al oír eso.
-Ahora, ¡vayamos a esa aldea de allí y busquemos información sobre que planeta es este y si conocen a algún Dios que entrene Héroes! –Dijo Ter en un tono mucho más divertido.
Frip lanzó un pitido con alegría, de manera que parecía un caballo que se desbocara, y embistió a Ter de manera que esta salió hacia arriba y cayó encima de Frip.
Frip inmediatamente salió galopando a toda velocidad hacia la aldea que había señalado Ter, con el propio Ter agarrado como podía a su cuello.