Tú eliges Capital SimCity Capital Sims Capital Spore
Capital Spore

La Gran Guerra

Escribe la historia de tu especie, desde sus inicios hasta las aventuras galácticas.

Moderador: Equipo moderador [CSP]

¿Sobrevivirá la diosa Terra a la terraformación?

Si
11
65%
No
6
35%
 
Votos totales : 17

Re: La Gran Guerra

Notapor Metafight » 27 Dic 2010, 17:28

¡¡WTF!! ¡¡Aylers buenos :shock: :shock: !! Esto se pone cada vez mas interesante :-k .

Muy buen capitulo =D> =D> .
Imagen
Mi taller: Zona Metafight||Mi historia: Destino Sombrío: La Guerra Definitiva
Las mejores historias están aquí: Foro Escritores. Se buscan usuarios.
Avatar de Usuario
Metafight
Concejal
Concejal
 
Mensajes: 2012
Registrado: 18 Oct 2009, 21:22
Ubicación: Aincrad
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor MrSporaculo » 27 Dic 2010, 19:03

como esa cosa pudo caber en esa capsula?

como sea muy buen capitulo =D>
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
MrSporaculo
Ilustrado
Ilustrado
 
Mensajes: 4074
Registrado: 28 Oct 2009, 02:49
Ubicación: Mexicolt
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor Eddlm » 29 Dic 2010, 18:23

Calculando yo creo que sentada cabe :mrgreen:

Gracias a los cuatro!! :D Me pongo ya a preparar el siguiente capitulo...


Viendo que en la encuesta ya no se vota, doy por ganada la opción "Vida de Ter y seres cercanos -como hasta ahora-" y la de los comentarios de Ter :D
Signature does not match with the actual status of this user
Starting artrage.exe
Eddlm is busy...
Eddlm
Manipulador
Manipulador
 
Mensajes: 5734
Registrado: 08 Nov 2009, 01:50
Ubicación: Under the iron sky
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor MrSporaculo » 29 Dic 2010, 21:38

en lugar de sentada, me imaginaba algo.. transfromada.... en una pose algo asi como de "guardian" (clasico guardian de peliculas que parece una piedra con ojos y boca, entras al templo y el guardian de repente se hace mas grande y de la piedra salne sus piernas y brazos)

lo mismo con los "guardaespaldas" (guaruras aca ne mexico :lol: )
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
MrSporaculo
Ilustrado
Ilustrado
 
Mensajes: 4074
Registrado: 28 Oct 2009, 02:49
Ubicación: Mexicolt
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor Eddlm » 31 Dic 2010, 18:45

Justo éste es uno de los Aylers que no se pueden transformar, Mrsporaculo :mrgreen:






Buenas intenciones




El viaje de vuelta a mi destrozado mundo natal no duró más de un cuarto de hora –a velocidad-luz-, pero realmente, a mí, se me hizo eterno. A mí, y a todos los que ahora conocían de vista al robot AYLAR1, supongo… pero a mí se me hizo aún más eterno.

En ese momento tenía ante mi un Ayler que controlaba cada arma de mi imperio, y sólo yo lo sabía...







Durante el viaje de vuelta a bordo del Degant, Ter se mantuvo en la bodega con Aylar y los otros dos robots guardaespaldas que Aylar mantenía inmóviles, mediante órdenes enviadas en forma de onda por ella.



Ter paseaba con gran nerviosismo por la gigantesca y vacía habitación, de una esquina a otra, mirando hacia la gran cápsula y Aylar, que se mantenía de pie y en silencio al lado de la cápsula.


En una de sus pasadas, Ter se decidió a hablar, repitiendo la pregunta que hizo cuando los Rinaptor se encontraban en la bodega, unos minutos antes:


-¿Quién eres… Y que has venido a hacer aquí…?

Aylar giró su cabeza hacia el Terraptor, que se encontraba a su lado mirándola con odio y temor a la vez.


-Ya respondí a esa pregunta antes, pero repetiré mi respuesta. Soy…

-Esta vez dime la verdad, ya que has venido a destruirnos desde dentro, es lo mínimo que puedes hacer antes de acabar con los Rinaptor.

Aylar detuvo su diálogo y se mantuvo en silencio un segundo, tras el que, de repente, se agachó por encima de Ter, acercando su gran cabeza a él, apoyando los cañones del final de sus brazos en el suelo con un fuerte y brusco sonido de impacto de metal contra metal.

Imagen

Aun en esa posición, acercó aún más su cabeza a la de Ter casi tocándole el morro con la parte frontal. Así, volvió a hablar:

Imagen


-No he venido aquí a destruiros, ni mucho menos. Es más, he venido aquí a pediros protección. De acuerdo que no he escogido la mejor manera de hacerlo –Ter había retrocedido unos pasos, alejándose de la inmensa cabeza que le hablaba- pero al menos me he asegurado de me ayudareis. Espero que entiendas, Ter Rawinston, que hecho de que yo ahora pueda controlar la mayoría de dispositivos conectados a la Red de información no significa un peligro para vosotros. No mientras no intentéis borrar mi mente del sistema… si me permites vivir con vosotros puedo ser de mucha ayuda, Ter –Aylar volvió a levantarse-. Sólo tienes, tenéis, que confiar en mí, por difícil que os sea hacerlo.


Ter miró fijamente a la cabeza del robot; deseó que tuviera ojos visibles para mirarla a los ojos, para mostrarle su preocupación con ese gesto además de con palabras. Aunque, sabía que ella tenía ojos en esa gran cabeza, aún ocultos, los tenía.


-No puedo creerme que un Ayler venga aquí a ayudarnos. Todo lo que sabemos sobre vosotros me hace imposible creer tus palabras.


El gran robot autobautizado como Aylar empezó a pasear lentamente por la gran bodega. Los tentáculos –sus “pies”- se retrajeron, por lo que ahora sólo se apoyaba en la terminación de sus piernas, otros dos cañones de armas, por lo que cada paso hacía bastante ruido al caminar.



-Ter… ¿has visto alguna vez un Ayler como yo? -dijo sin mirar al Terraptor.


Ter pensó vio por donde quería llevar la conversación Aylar, y no le siguió el juego.
-¿Un robot gigante, armado, con habilidades de Hacker profesional? Si, unos cuantos.

-¿Y con voz de mujer? ¿Y pacífico? ¿Y… -detuvo su diálogo un segundo y miró a Ter- …enemigo de su propia raza?



-¿Mentiroso? No, eso no, pero sois robots, me espero cualquier cosa de vosotros.

El gigantesco robot detuvo su paseo… y empezó a caminar en la dirección contraria a la que había seguido hasta hora.

-Mmm… no me lo estás poniendo fácil.


Ter sonrió levemente.
-Es mi deber no creerme nada de lo que un Ayler me cuente.


En ese momento, Aylar envió una onda de información a la mente de Ter. No era un diálogo en texto, ni un sonido –o dialogo en voz-, ni imagen ni video, como había hecho otras veces desde que contactaron mentalmente.

Esta vez era una sensación.

Ter recibió, tuvo la sensación de que Aylar sonreía.

Aylar volvió a hablar, segura de que Ter había recibido la información –la cara de éste no daba lugar a dudas-:

-Al menos con esta conversación ya he ganado algo.


Ter recuperó su cara de disgusto.
-¿Qué? ¿Tiempo? Cuando lleguemos, los Rinaptor de allí no van a permitir que salgas siquiera de la nave.


-No me refiero a eso. Me refiero a tu forma de dirigirte a mí; ha cambiado. Tu forma de hablar ya no es tan preocupada como antes, tus comentarios ahora son más hirientes. Has cogido confianza. Eso significa que ya no estás tan molesto por mi presencia.



Ter ocultó su cara de sorpresa y posterior admiración ante tales deducciones, y mostró sólo enfado.
-Aunque mi forma de hablar haya cambiado, lo que es normal ya que llevamos casi diez minutos hablando… no cambia mi manera de verte, ni la manera que tendrán todos los demás de verte cuando llegues a mi mundo.


-No me importa la manera que tengan los demás de verme, controlo éste y todos los cruceros, tanques y mecanismos electrónicos en general que están conectados a la red con el objetivo de sincronizar la información que obtienen con la Red de información que tenéis montada. Todas las armas que podrían representar un peligro para mí, como los cañones de tus antiaéreos o las armas de los buques o cruceros de combate, están bajo mi control. Sólo vuestras armas de mano están libres de mi control, y algunos mecanismos como las puertas de apertura manual de los talleres. Y ninguna de esas dos cosas puede herirme.



Ter volvió ocultar su cara de sorpresa y admiración. Tenía ante él uno de los mayores peligros a los que la Unión Rinaptor se enfrentaría jamás, un solo robot –que se suponía enemigo- había controlado todos los sistemas informáticos de su Imperio y encima pretendía convencerle a él de que era para ayudar.

Pero, el propio hecho de que una sola entidad hubiera podido poner en jaque a un imperio entero, era digno de admiración.


Aylar adivinó lo que pasaba por su mente –no le era posible acceder a ella por completo, aunque sí a algunas secciones- y habló dejando claro algo:

-Puede que lo pienses, pero no ha sido tan difícil acceder a los sistemas de tu Imperio. He de reconocer que son eficaces contra ataques Ayler comunes, pero los Aylers somos unos expertos en software por razones obvias, y tenemos muchas maneras de atacar un sistema para controlarlo. Además de los virus que desarrollo por mi cuenta.



Ter se mantuvo en silencio.


Y Aylar continuó.
-Usaré todas esas maneras para evitar que otros seres peligrosos accedan a los sistemas informáticos del imp...


-AYLAR! –Gritó Ter con furia- ¡No me creo que un Ayler venga a ayudarnos! ¡Todo lo que haces es sólo para engañarme y convencerme de que eres nuestra amiga, y cuando tengas suficiente confianza y estés en el centro del Imperio, nos destruyas a todos! ¡Eres un Ayler! ¡NO eres de fiar, nadie en su son juicio se fiaría de ti!

-¿Acaso tú estás en tu sano juicio?

Ter no entendió la pregunta.
-¿Yo? ¿Encima me llamas loco?


-Bueno, ya has dejado claro que lo estás, permitiendo a un enemigo potencial entrar en tu Crucero de combate, y encima llevándote a ese enemigo e tu mundo natal… Pero me refería a el día en que salvaste a tus ahora difuntos amigos de los Grox. ¿No te preguntabas en ese momento si vosotros, los Héroes, estabais locos?


Ter entrecerró los ojos al mirarla, con ira.

-Primero, ¿cómo conoces tú mi pasado? Y, segundo y más importante aún, ¡¿Cómo sabes lo que escribí en mi diario ese día?!


-Tu diario está escrito en un dispositivo de escritura electrónico que llevas siempre contigo, al cual, al estar conectado a la Red, yo puedo acceder. Y tu diario relata fragmentos de tu vida, casi desde que naciste. Pero no cambiemos de tema. Te preguntabas, y seguro que aún lo haces, si los Héroes estaban locos. Bueno, mira lo que tienes ante ti. Un imperio en construcción, aún bastante débil en comparación TODOS los demás. Y ese débil imperio, esa Unión, pretende acabar con uno de los imperios más grandes y peligrosos de todos los tiempos. ¿No es eso estar ya un poco loco?


Ter no supo que responder, Aylar tenía razón... otra vez. Por lo que decidió cambiar de tema.
-Aún más loco debería estar para tener por amigo a uno de los integrantes de ese imperio.



Una voz Terraptor sonó por los altavoces de todo el crucero anunciando la inminente llegada al planeta Terra.

Aylar se apresuró:

-Ter, sólo me resta decirte, que eres una máquina, eres mucho más que un ser vivo, lo creas o no, y puedes potenciar tus cualidades como máquina más de lo que podrías imaginar. Yo soy una máquina, y ahora soy capaz de abrir la puerta de tu habitación desde aquí, disparar las armas del Anillo Rinara, o incluso suplantar tu voz, impartiendo órdenes por telecomunicador sin que tengan la más mínima duda de que es el Rey quien está dándolas. Puedo ver con cada cámara, oír con cada micrófono, hablar, con cada altavoz, mover cada mecanismo de tu imperio como si fuera parte de mi cuerpo… y en realidad lo es. Y todo eso, podrías hacerlo tú si me dejaras “enseñarte”.




Ter sólo continuó mirándola con desconfianza.
-Sé bien que cuanto más consigas adentrarte en mi imperio, con más eficacia podrás destruirlo.


-Sé bien que no puedo convencerte de que no voy a hacerlo. Sólo intento convencerte de que, con ese riesgo, me permitáis vivir entre vosotros sin que tenga que obligaros a hacerlo por la fuerza. Si consigo eso, ya me ganaré vuestra confianza, poco a poco.

La voz de los altavoces del crucero avisó de que quien deseara bajar al planeta Terra, podía subir a uno de los transportes de las bodegas 27, 28, 29 y 30, que saldrían del crucero Degant en dirección al planeta en dos cuatro, seis y diez minutos, respectivamente.


Aylar continuó hablando, sin dejar hablar a Ter.

-Ahora, permíteme bajar a tu mundo y convéncelos a todos de que no deben atacarme. Nadie más que tú sabe que controlo los sistemas informáticos, sólo saben que he metido información en ellos.


Ter se mantuvo en silencio, pensando, unos segundos. Luego tomó una decisión. Ordenó, o, mejor dicho, pidió a Aylar que se metiera de nuevo en la cápsula en la que había venido, y luego, por medio del telecomunicador de su muñeca, ordenó que un transporte especial fuera a la bodega 2 y recogiera la cápsula, para llevarla a Terra, junto con él.


Imagen
______________________________________


Como veis el color de Aylar (AYLAR1, le he dado un apodo menos irritante cuando se lea) es bastante más claro, las fotos de Spore GA la suelen oscurecer...

Estoy intentando crear párrafos más grandes :wink:, los suelo hacer demasiado cortos :wall:
Signature does not match with the actual status of this user
Starting artrage.exe
Eddlm is busy...
Eddlm
Manipulador
Manipulador
 
Mensajes: 5734
Registrado: 08 Nov 2009, 01:50
Ubicación: Under the iron sky
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor jorge » 31 Dic 2010, 19:01

Que buen capitulo ed, solo puedo decir lo de siempre me gusta mucho, aunque esta bien que lo sepas por escrito :D
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
jorge
Celebridad
Celebridad
 
Mensajes: 1916
Registrado: 01 Oct 2009, 15:05
Ubicación: Donde a uno le dejen hacer lo que quiera,cuando quiera y como quiera...
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor Metafight » 31 Dic 2010, 19:28

Imagen :lol: :lol:

Magnifico, tus capitulos tienen algo especial =D> =D> . Vales para escritor, en serio :wink: .
Imagen
Mi taller: Zona Metafight||Mi historia: Destino Sombrío: La Guerra Definitiva
Las mejores historias están aquí: Foro Escritores. Se buscan usuarios.
Avatar de Usuario
Metafight
Concejal
Concejal
 
Mensajes: 2012
Registrado: 18 Oct 2009, 21:22
Ubicación: Aincrad
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor MrSporaculo » 31 Dic 2010, 20:12

escribe un libro! le patearías el trasero a JK Rowling :lol:

por cierto, hay dos armas "biológicas" que no puede controlar AYLAR1 :wink: :mrgreen: :twisted:
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
MrSporaculo
Ilustrado
Ilustrado
 
Mensajes: 4074
Registrado: 28 Oct 2009, 02:49
Ubicación: Mexicolt
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor Eddlm » 31 Dic 2010, 20:21

Pero a las que puede destruir :twisted:


Gracias a todos, curiosamente yo pensaba que no escribía precisamente bien... intento mejorar en cada capitulo O:)



Que buen capitulo ed, solo puedo decir lo de siempre me gusta mucho, aunque esta bien que lo sepas por escrito :D

Siempre he dicho y siempre repetiré que aun siendo asi de simples esos posts nunca sobran :D
Signature does not match with the actual status of this user
Starting artrage.exe
Eddlm is busy...
Eddlm
Manipulador
Manipulador
 
Mensajes: 5734
Registrado: 08 Nov 2009, 01:50
Ubicación: Under the iron sky
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor Eddlm » 06 Ene 2011, 19:04

Ser conscientes del peligro cuando acaba de pasar...




La nave de transporte Entrex-052 aterrizó suavemente en la explanada frente al Punto neural, edificio principal y más grande de Terra por el momento. Tras unos minutos, un Terraptor de dos metros, con la vestimenta de combate, una gran espada atada a la espalda y una cara de cabreo increíble salió de la nave por la gran compuerta trasera, y miró alrededor. Ningún circulo de mirones, nadie miraba hacia él con más curiosidad o preocupación de lo debido. Todo el mundo prestaba sólo atención a los quehaceres propios.

Buena señal.

Un minuto aproximadamente después, una gran plataforma móvil sostenida por quince poderosos repulsores salió de la nave de transporte, portando una gran cápsula de metal ovalada.


La plataforma móvil se detuvo nada más salir de la nave de transporte, aun manteniéndose levitando a un metro por encima del suelo, para evitar las irregularidades del terreno.

Imagen

Encima de ella, en la gran cápsula de metal que sostenía, una compuerta superior empezó a abrirse, por segunda vez en el día. Una vez la compuerta se había abierto del todo –recordaba a las “puertas” de los cazas cuando se abrían, quedando la plancha que formaba la compuerta encima de la cabina del caza, en vertical-, una de las tres figuras visibles se levantó lentamente, hasta ponerse de pie en la gran cápsula. Debido a la delgada forma de este robot, era capaz de doblar los brazos y piernas hacia sí y sólo ocupar el volumen de su torso, bastante delgado, por lo que podía encajar perfectamente en la gran cápsula junto con otros dos robots más, cabina que parecía quedarse pequeña cuando el robot se desplegaba.


El delgado robot salió de la cápsula con sus largas y delgadas piernas, acabadas en dos cañones armados, en vez de pies.

La homogénea cabeza del robot, sin partes diferenciables, giró y giró en todas direcciones, estudiando el lugar. Podía haberlo hecho sin rotar la cabeza, ya que los ocultos ojos que portaba estaban repartidos por toda su cabeza, incluida la parte trasera, y lo que podría llamarse la nuca. Pero le habría costado más esfuerzo, los ojos perdían eficacia según se situaban más atrás en la cabeza, no tenían tanta calidad de visión. Aún así eran útiles.

El Terraptor de la espada la miraba desde la parte exterior de la compuerta de la nave que los había traído, el Entrex. Era un robot absolutamente maravilloso. No era tosco como los demás Aylers, no parecía estar hecho del primer material que encontraran para construirlo. Todas las planchas que lo recubrían tenían una textura bastante lisa, no estaban remachadas con tornillos por todos lados. Saltaba a la vista que cada parte del robot había sido cuidadosamente diseñada y construida.

El color de las mismas también había sido seleccionado con cuidado. Éste no era de un tono gris, como todos los demás Aylers que había conocido. Éste era de color verde oscuro, un verde que le recubría todo el cuerpo, incluidas las armas, incluido el inmenso misil que portaba en la espalda. Sólo una parte su cuerpo se libraba de ese color, y ésa era su cintura. Las pocas piezas que la conformaban tenían un color gris, tan saturado como el verde del resto de su cuerpo.



Imagen

Ter se preguntaba el porqué de un robot tan cuidado y cuidadosamente colorido cuando el gran robot empezó a extender los tentáculos del final de sus piernas. Hizo un gesto de desagrado, aun con su textura mate y metálica, esos rosados tentáculos le resultaban asquerosos. Ésta vez, los tentáculos, en vez de extenderse por el suelo como serpientes, para ayudar al robot a mantener el equilibrio, como hicieron en el suelo de una de las bodegas del Degant, ahora se extendieron más bien poco, y en pocos segundos se internaron en el suelo como gusanos.

Ter se sorprendió en un primer momento, pero rápidamente encontró la explicación: los tentáculos proporcionarían mayor estabilidad al robot si se agarraban al suelo en vez de sólo apoyarse encima.

El Terraptor miró hacia el lugar de donde salían esos semi-mecánicos tentáculos, la parte externa del final de los cañones que hacían de pies.

Cinco aberturas en cada final de los dos cañones les permitían salir del cuerpo para manipular el entorno, aunque entre los espacios entre las aberturas parecía haber más salidas de tentáculos ahora cerradas. Una curiosa y eficaz manera de sostenerse de pie…




Ter empezaba a pensar en la inusual manera de pensar que tenía éste robot –de momento había elegido hablar con una voz femenina, eso ya era bastante inusual en un robot-, cuando el propio robot expresó leve preocupación en la mente de Ter.

Antes de que Ter pudiera preguntar el porqué de esa onda de preocupación, Aylar habló:

-Aunque nadie haya intentado eliminarme aún, creo que tenemos serios problemas. Mejor dicho, tú tienes serios problemas.

Ter no comprendió en un primer momento, y miró a la alta cara de Aylar con cara de no comprender lo que estaba diciendo, pero Aylar lo ignoró y giró su cabeza hacia la figura Terraptor que se acercaba desde el Punto Neural.

Aún estaba demasiado lejos como para que pudiera verla bien y averiguar quién era, por lo que forzó la vista. Inmediatamente las cualidades electrónicas de sus ojos hicieron su efecto y la figura se tornó extremadamente nítida, aún estando a más de doscientos metros.

La cara de Ter pasó de extrañeza a gran sorpresa.
-Tara!

Tras lo que su cara pasó a mostrar una inmensa ira…


La única figura hembra Terraptor del universo se acercaba lentamente a ellos, miraba con asombro la silueta del gran robot que se erguía al lado de la nave Entrex. Era casi el doble de alta que la nave… Y, según decían los informadores, era un Ayler.

¿Cómo podía un Ayler estar de pie en ese planeta, rodeado de tanques y soldados armados, y que todos ellos lo ignoraran y trabajaran en sus quehaceres como si él no estuviera ahí?


Una figura, Terraptor, pequeñísima comparada con el robot, empezó a andar a gran velocidad hacia ella. Sabía quién era, era obvio quien era.

Sabía que la regañina que iba a recibir no tenía precedentes en su vida. Sabía que un Terraptor con esos niveles de ira en la mente era peligroso, incluso siendo él, incluso siendo ella, su pareja, la que iba a recibirlo. Pero no le importaba. No pensaba irse con los Rinara, y dejar a Ter aquí sólo.




Conforme el Terraptor se acercaba más nítida era su cara y más denotaban cabreo sus rasgos. Pero a Tara no le asustaba. Ella, a fin de cuentas, también era una Terraptor.



A Ter le fue difícil no explotar de ira en medio del trayecto hasta ella. Pero cuando llegó, dio paso libre a lo que llevaba dentro…

-Ordené a los médicos que te llevaran al anillo HACE MEDIA HORA!


Tara, curiosamente, también mostraba bastante enfado.

-Me negué a ir.


Ter no cabía en sí mismo del enfado; y lo peor es que no tenía forma de descargarlo, ya que no sabía ni qué decir. Mantuvo la mirada asesina en los ojos de Tara unos segundos, encontrando algo que decir o hacer de lo que no se arrepintiera después. Al fin, lo encontró. Cogió bruscamente el brazo de Tara y empezó a llevársela a rastras hacia la nave que lo había traído.

-¿A dónde me llevas? ¡Suéltame! –empezó a gritar Tara intentando liberarse. Le fue imposible, la fuerza con la que Ter la agarraba era descomunal. Aún así, Ter se las arregló para no dejarse llevar del todo por la ira y sólo apretó lo suficiente para que ella no se soltara.

-¡Te vas ahora mismo al Anillo, como que me llamo Ter!

Tara intentó durante los casi doscientos metros liberar su brazo de la tenaz mano de Ter, sin conseguirlo. A Ter ni siquiera le importaban los motivos por los que se había quedado en el mundo, sólo le importaba ponerla a salvo. Tenía un Ayler de más de veinte metros al lado, que perfectamente podía raptarla y llevar la sangre a los enemigos. En su ciega ira, no se dio cuenta de que si Aylar quisiera, ya lo habría hecho.


En el momento en que pasó junto a Aylar –Tara dejó de intentar liberarse para admirar la enormidad de aquel robot-, Aylar intentó hablar.

-Ter...

-¡Tú cállate y ni te acerques a ella!- Respondió casi automáticamente Ter. Tara tuvo que pegar un pequeño brinco al entrar en la rampa que llevaba al Transporte, de lo contrario se habría pillado los pies con la misma.

Aylar no se calló ni por asomo y continuó.

-Ya tengo su sangre, si es lo que deseabas evitar.

Ter detuvo su rápido paso de repente, haciendo chocar a Tara contra el por la inercia que esta llevaba, y miró a Aylar con ira, esta vez mezclada con temor. Aylar se explicó, aunque no habló en voz alta, sino que usó ondas de información para comunicarse únicamente con Ter, evitando así que Tara se enterara de que ella controlaba todos los dispositivos electrónicos Rinaptor.

-La tuve en mi poder desde el principio, en cuanto empecé a controlar todas las máquinas de este imperio. Entre esas máquinas están las que curaron a Tara, y esas máquinas tienen su sangre… guardada en recipientes de vidrio en perfecto estado. Si hubiera querido llevármelas, ya las habría transportado mediante vuestras máquinas hasta un lugar donde pudiera recogerlas y llevármelas. Cosa que no he hecho.


Ter soltó lentamente a Tara y se acercó un par de pasos al gran robot, sin dejar de mirarle a la cara. O cabeza, mejor dicho. Tara no había oído nada, pero –mientras se frotaba el brazo dolorido- dedujo que Ter había cambiado de planes. Se acercó a él en la rampa de la nave, mirando siempre al gran robot, que se mantenía erguido mirando al Punto Neural. No había cambiado su posición desde que vio a Tara.


Ter dejó de mirar al gran robot, y giró la cabeza rápidamente hacia su pareja. En su rostro ya no había tanta rabia, y la poca que quedaba la intentaba esconder.

-Tara, ¿porqué no te has ido cuando yo lo ordené?- preguntó el Terraptor en tono bastante calmado.

Tara lo miró, y respondió raudamente.

-No pienso dejarte aquí sólo, y menos para irme con ellos. Estoy mucho mejor aquí, aquí se me necesita.

Ter señaló al robot –Este robot podría haberte raptado y haberse ido contigo a alguna base Ayler, y, además de perderte seguramente para siempre, habrían conseguido tu ADN, para lo que sea que lo quieran.


Tara volvió a mirar al gran robot, ésta vez el robot giró su cabeza para mirarla a ella.

-Bueno –respondió-… no parece tener intención de hacerlo, creo…

-No he venido aquí a haceros daño- habló Aylar. Tara se dio cuenta entonces de su extraña voz.


Ter miró a Aylar con una media sonrisa.
-Cada vez me es más dificil pensar lo contrario.

-Aún así, –respondió Aylar-, no olvides nunca qué soy.


-Un Ayler –comentó Tara, con desagrado. Luego miró a Ter con enfado-. ¿Por qué lo has traído aquí? ¿Te enfadas conmigo porque no quiero dejarte aquí sólo y te traes un Ayler de veinte metros a Terra? ¿Qué traerías si me llego a ir? ¿Una nave entera de ellos?


Ter no pudo más que sonreír.
-Este Ayler es diferente.


En ese momento, fue cuando empezaron a difundirse rumores sobre que el Rey Rinaptor estaba loco.
Aún así, nadie se atrevió a detenerlo.


Imagen

______________________________________________________

Punto Neural y Aylar en todo su esplendor en las fotos...
Signature does not match with the actual status of this user
Starting artrage.exe
Eddlm is busy...
Eddlm
Manipulador
Manipulador
 
Mensajes: 5734
Registrado: 08 Nov 2009, 01:50
Ubicación: Under the iron sky
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor Metafight » 06 Ene 2011, 19:27

Como siempre sublime, (me estoy imaginando la cara de cabreo de Ter :lol: ). Y las fotos me encantan (en especial la ultima esta para ponerla en un museo :shock: ).

Simplemente... =D> =D> =D> =D>
Imagen
Mi taller: Zona Metafight||Mi historia: Destino Sombrío: La Guerra Definitiva
Las mejores historias están aquí: Foro Escritores. Se buscan usuarios.
Avatar de Usuario
Metafight
Concejal
Concejal
 
Mensajes: 2012
Registrado: 18 Oct 2009, 21:22
Ubicación: Aincrad
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor MrSporaculo » 11 Ene 2011, 18:33

w00t muy buen capitulo nunca decepcionas ed! =D>
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
MrSporaculo
Ilustrado
Ilustrado
 
Mensajes: 4074
Registrado: 28 Oct 2009, 02:49
Ubicación: Mexicolt
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor efrejok » 11 Ene 2011, 18:40

Deverías plantearte eso de ser escritor... :mrgreen:
Las imagenes no estan nada mal, lo que le faltan es un poquito más de decorado y efectos especiales. :wink:
Por lo demás, perfecto. =D>
Avatar de Usuario
efrejok
Empresario
Empresario
 
Mensajes: 844
Registrado: 16 Feb 2009, 14:47
Ubicación: Stonehenge Base
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor Eddlm » 11 Ene 2011, 22:48

Me guardo los consejos...(y las críticas xD)



Noche intranquila


Tal había sido la firmeza de la orden de Ter, que nadie se opuso a que la gran robot Ayler y sus dos guardaespaldas pudieran campar a sus anchas por el planeta.

Aunque Aylar siempre mantuvo a los dos robots menores en la cápsula, siempre inmóviles.

Aunque aquella noche eso cambió.



Ter y Tara dormían en sus respectivas habitaciones, o al menos lo intentaban. El hecho de que un Ayler anduviera suelto por la base, por muy amigo que fuera, no podía menos que preocuparles, aunque a cada uno por motivos diferentes…

Ter no podía quitarse de la cabeza que un Ayler hubiera venido huyendo de los suyos pidiéndole cobijo en su mundo, para colmo demostrando que venía dispuesto a ayudar. No cuadraba con lo que él conocía de los Aylers. No cuadraba nada.

Y lo peor era que no era ése el único problema, ya que los Rinara, desde su querido Anillo en ese otro universo, seguían esperando una razón para seguir ayudando a los Terraptor en la guerra.

Otro de los problemas que se le presentó fue en el momento en que se dio cuenta de lo que era ese nuevo -o nueva- robot.

Dejando de lado el hecho de que éste había venido en son de paz, su diseño era asombroso. A diferencia de todos los demás Aylers que conocía por el momento, construidos a base de chatarra y con apariencia bastante vieja, este nuevo Ayler estaba diseñado y construido mucho mejor, con cada pieza ajustada a su función, tamaño, forma, color… este robot estaba más cuidado que los demás. Ansiaba verlo en combate, sabía que no resultaría una decepción. Esos brazos y piernas terminados en armas, junto con la delgadez y aparente ligereza del robot, resultarían sorprendentes cuanto menos, usados en una batalla.

Precisamente ahí radicaba una de sus más grandes preocupaciones. Este robot, tan cuidado, tan trabajado… ¿Significaba que los Aylers estaban cambiando? ¿Podían los Aylers estar modernizándose? Ter recordó la facilidad y velocidad con la que Aylar había accedido a los ordenadores de todo el imperio. ¿Y si los siguientes Aylers tuvieran esa capacidad de procesamiento? ¿Y si fueran todos tan inteligentes como ella?

Pudo haber preguntado a la propia Aylar esa noche, pero prefirió seguir intentando dormir.



Por su parte, Tara sólo pensaba en cómo podía Ter haber permitido que un Ayler campara a sus anchas por su mundo. ¡Un Ayler! ¡El principal enemigo del Imperio Rinaptor! Y lo dejaba suelto…


¿Cómo podía Ter haber llegado a esa decisión? ¿Qué había pasado? Desde el primer momento en que vio a la gran robot, Tara vio que ella y Ter se trataban con bastante confianza, aun siendo miembros de dos especies enemigas irreconciliables. Había algo de Aylar, o de Ter, que ella no sabía. Algo que los uniera, o que los separara menos. Tal vez Aylar no fuera de la especie de robots Ayler… aunque su propio nombre contradecía ese pensamiento, su diseño físico y mental no se parecían en nada a lo que ella conocía de los Aylers.

En ese momento recordó a los Barok’s, otra especie de robots, no agresivos, y con un diseño mucho más cuidado y menos hiriente para la vista. No habían tenido contacto nunca, por lo menos ningún Terraptor, pero entre los archivos de los Rinara esta especie figuraba, y como una de las más pacíficas y a la vez fuertes de esta galaxia.

Puede que “Aylar” fuera de esa especie.

Aunque, también era difícil creerlo, ya que según los escáneres de los satélites, Aylar, su cápsula, y los otros dos robots estaban hechos del material característico Ayler.


Algo pasaba con esos dos que los demás no conocían… casi seguro que era eso.




De repente, una serie de disparos y explosiones resonaron preocupantemente cerca. Ter y Tara se levantaron a la vez, aún estando en habitaciones separadas. Ter miró por la ventana; el robot Aylar disparaba con sus brazos a otros dos robots más pequeños, uno gris y el otro rojo oscuro, que disparaban a su vez a Aylar. Ter no los reconoció inmediatamente, pero al ver la cápsula de Aylar caída en el suelo, dañada severamente, junto a la destrozada plataforma levitante, se dio cuenta de que eran los dos robots “guarda espaldas” de Aylar, que ahora la atacaban.

Antes de que fuera demasiado tarde, Ter cogió su telecomunicador y contactó inmediatamente con uno de los más altos comandante militares, avisándole de que no debían destruir al robot alto y verde, ya que no era la verdadera amenaza. Que se centraran en los dos pequeños.

Antes de que el comandante pudiera transmitir las órdenes a los capitanes y éstos a los soldados de los tanques, los propios tanques cercanos –controlados por Aylar- dispararon al unísono contra los dos robots, dañando sus escudos gravemente. Aylar aprovechó el momento mientras se recuperaban y atravesó el pecho de uno con uno de sus brazos, eliminando el escudo y, dañando severamente su célula de energía. Al sacar el brazo, disparó con uno de los cañones al pecho del robot, que con una sacudida se abrió y lanzó hacia atrás al robot, ya inoperativo.

El segundo robot se disponía a disparar, Aylar fue más rápida y, esquivando el disparo, se situó detrás de él y le disparó con todos los cañones de sus brazos. El robot cayó hacia delante con la espalda y el interior del cuerpo hecho un amasijo de hierros.


***

Frip caminaba a paso lento por las afueras de la base principal, o, más bien, patrullaba a paso lento, con sus casi tres metros de alto, entre los edificios tras el Punto Neural. Éstos días, en los que Ter no le hacía caso y Tara estaba enferma, se dedicaba a andar por aquí y allá, buscando algo interesante, ya fuera un enemigo… o un nuevo amigo. Ésa noche su humor estaba bastante caldeado, ya que acababa de salir de los laboratorios Rinara, donde le habían hecho unas cuantas pruebas bastante desagradables. En realidad, cualquier prueba que le hubieran hecho le hubiera resultado desagradable, pues no estaba acostumbrado a que nadie le tocara siquiera, nunca, más que nada porque él nunca lo había permitido. Por eso, hoy, aunque sólo le habían tomado una muestra de sangre, estaba considerablemente enfadado. Como precaución, le habían sujetado con correas –como es lógico cuando se le hacen pruebas a un animal-, y eso le había fastidiado bastante. Por eso, cualquiera que le viera vería a una bestia buscando presas entre los callejones, en vez de al habitual y alegre Frip.


Más de una oscura rata se cruzó en su camino, cosa que lamentaron rápidamente todas las que lo hicieron, porque Frip hizo de ellas su cena sin pensarlo dos veces.

Su enfado sólo fue en aumento cuando las ratas despistadas dejaron de aparecer para permitirle desahogarse con ellas.

Realmente, hubo suerte de que nadie pasara por allí y se topara con él, no porque Frip pudiera atacar, se pueda pensar; Frip nunca ha sido capaz de atacar a nadie sin conocerle siquiera. Pero ese alguien podría haberse llevado un susto de muerte al encontrarse una figura cuadrúpeda y alada, de tres metros y una cornamenta que podría levantar un coche, todo esto con una cara de ira bastante aterradora.

Hoy Tara, su mejor amiga en estos momentos, había salido del hospital del Punto Neural, hubiera ido a visitarla si no hubiera sido porque su salida coincidía con la estancia de Frip en el laboratorio…

Doblaba una esquina a izquierdas cuando de repente oyó una serie de potentes detonaciones a lo lejos. Sin pensárselo, salió disparado, recorriendo los callejones con asombrosa agilidad, moviendo sus más de mil kilos a la velocidad del rayo entre las estrechas calles. Salió como una flecha a la llanura, y se detuvo para ver de dónde venían exactamente las explosiones y los disparos. Inmediatamente lo vio, un gran robot de unos veinte metros de altura se enfrentaba a otros dos más pequeños, en ese momento el robot atravesaba a uno de ellos con el brazo, lo extraía de él y le disparaba en el pecho.

Frip no conocía de nada a ninguno de los tres robots, pero sabía bien que no eran propiedad de este imperio. Por lo que no se lo pensó dos veces, y se lanzó directamente a por el mayor de los tres. Éste acababa de eliminar al segundo robot, destrozándole la espalda a tiros.


Con los dos robots eliminados, el robot se giró hacia el nuevo adversario, una criatura alada y bastante grande se acercaba volando hacía él. Esperó inmóvil hasta que el animal estuvo a un par de metros, y se apartó rápidamente, pasando Frip a pocos metros de su cabeza. El gran animal dio media vuelta y lo volvió a intentar, Aylar volvió a esquivarlo en el último segundo. La ira de Frip fue en aumento, sabía que estaba jugando con él. Su vuelo empezó a tornarse muy rápido y vertiginoso. Después de muchos intentos, la velocidad a la que Frip embestía le hacía volverse una figura indefinida, demasiado rápida para que un ojo normal percibiera sus detalles. Aylar seguía esquivándolo en el último momento, con relativa facilidad.

***

Ter, asomado a la ventana de su habitación, alertado por los anteriores disparos, los miraba con preocupación. Preocupación por Frip, por supuesto. Había visto como Aylar había soportado los disparos de esos robots, era obvio que Frip no podría hacerle el más mínimo daño. Pero ella a él sí.

-¡No le hagas daño! Dijo mentalmente Ter.

-Es un animal -respondió Aylar-, sé bien lo que he de hacer. Observa.

En una de las embestidas de Frip, Aylar no se apartó. Tal fue el golpe, que Aylar, aún intacta tuvo que dar un paso atrás para no perder el equilibrio, pero fue Frip el que se llevó la peor parte. Aún habiendo atacado él, el cabezazo contra el robot sólo le había hecho daño a él.

Ni siquiera rebotó, el golpe le hizo quedarse tirado de mala manera en la cabeza de Aylar unos segundos, lo suficientemente aturdido y dolorido como para no poder ni intentar levantarse o agarrarse a algo. Cayó como un trapo desde más de veinte metros, a los “pies” de Aylar, que esperó adrede a que cayera hasta el suelo, y luego lo levantó de ella, agarrándolo, inmovilizándolo, con los tentáculos del final de sus brazos.

Lo acercó a su alargada cabeza y dijo, silabeando lentamente:
-No soy tu enemigo.

Luego lo dejó en el suelo con cuidado, y se mantuvo frente a él sin moverse.



Ter y Tara salieron a la vez de sus habitaciones, coincidiendo en los pasillos. Ninguno dijo nada mientras corrían a la salida, sin embargo Tara dirigió una mirada de furia a Ter.

Ter bombardeaba mentalmente a preguntas a Aylar en esos momentos. Rápidamente recibía cada una de las respuestas: Los dos robots habían sido controlados por el uno de los planetas Aylers más cercanos a esa galaxia, aprovechando la onda IEM que los Terraptor habían lanzado contra ella sin que Ter lo supiera. El Impulso Electromagnético había desorientado a Aylar el tiempo suficiente como para que otro le pudiera arrebatar el control sobre los robots.

Sobre Frip, él había atacado y ella, sin atacar ni defenderse, le había vencido. Punto.


Llegaron al lugar, Frip ya se encontraba de pie, intentando mantener el equilibrio, cosa que había perdido a causa del mareo producido por el golpe.


Tara miró a Frip con cara de pena y luego miró a Ter otra vez con enfado.
-¿Ves como era un p…?


Aylar la interrumpió y empezó a hablar ella.
-Antes de que aproveches esta situación para poner a Ter en mi contra, deberías saber que esta situación la han producido los propios Terraptor que, han enviado una onda IEM contra mí, liberando a esos robots de mi control, y volviéndolos contra todos nosotros.


Tara miró con furia a Ter y Aylar por igual.
-¿Y cómo sabemos que no miente?

Ter, en silencio, miró a Aylar esperando que ella respondiera a la pregunta.


Y así lo hizo: por los altavoces ocultos de su cabeza se empezó a oír la voz del Capitán Miritan dar la orden. Tras dar las coordenadas y dar la orden de disparo, Miritan añadía que “esto no había ocurrido”.

Tara seguía mirando a Aylar con enfado.
Eres un robot, puedes modular tu voz como la del capitán Miritan. No me creo que Miritan haya dado una orden así y ocultársela a Ter.


Ter siguió manteniéndose en silencio pues realmente no podía decir nada, Tara tenía razón. Aylar era un robot, podía crear archivos de audio que sonaran exactamente como ella quisiera, y podía imitar la voz o el sonido que quisiera.

Así que Ter se puso a mirar a Frip, que ya había recuperado gran parte del equilibrio y los miraba a los dos, esperando que hicieran algo con el Ayler que tenían encima. Le sorprendía bastante que Ter y Tara no lo hubieran atacado o algo parecido.

Al final Ter miró a Aylar y dijo:
-¿Hay alguna manera de que puedas demostrar que lanzaron el IEM contra ti?

-No puedo demostrarlo sin que se piense que he falsificado la voz de Miritan, el informe sobre los resultados que le entregaron, o los efectos que el IEM produjo en mí.

Ter miró a Tara con cara de aburrimiento.
-Bien. Me voy a la cama –tras lo cual se dio la vuelta y se fue andando con tranquilidad.


Tara lo siguió con más enfado aún, y ahora con indignación.

-¿Pero es que no te importa?

-¿Qué me tiene que importar?

-Acabamos de presenciar un combate entre Aylers! ¡AQUÍ! ¡En nuestro planeta! Y encima, tu protegido, ha hecho daño a Frip. Pareces ignorar todo eso.

-Esos dos robots estaban controlados por Aylar para que no nos atacaran. Aylar ha perdido su control y los ha eliminado. Yo no veo nada que deba importarme mucho ahí. Además, ella no ha hecho daño a Frip. Frip se ha hecho daño al atacarla. Que se fastidie y no ataque a quien no deba.


Tara no encontraba palabras para hablar.
-¡¿es que ignoras que hay un AYLER en nuestros dominios?! Es más, no sólo ignoras que sea Ayler, sino que lo defiendes. ¿Sigues siendo tú Ter Rawinston? ¿O tenemos a un Ayler infiltrado con la forma de un Terraptor?


Ter detuvo sus pasos, y se giró hacia Tara. Contrariamente a lo que ella esperaba, sonreía.
-Por favor, ya digo y hago suficientes estupideces yo como para que empieces a decir estupideces tú. No las digas, y, te aviso, tampoco las hagas. Además, que un Ayler merodee por aquí como si ya fuera uno de los nuestros ahora es el menor de nuestros problemas. Ese Ayler ha demostrado no ser como los suyos varias veces, lo sepáis los demás o no. –Ter empezó a andar otra vez- Puedes comprobarlo si quieres, en nuestras bases de datos. Desde que ella vino hay mucha más información sobre los Aylers de la que habíamos tenido nunca.


-Si, claro. Nuestros técnicos están ya recopilando la información que ese robot introdujo a la fuerza –pronunció con énfasis esas palabras- en nuestros servidores. Una a una cada palabra es mentira. Ter, ¿sabes lo que pone ahí? Ahí pone que, al contrario de lo que pensamos, existen por lo menos dos trillones de Aylers menos de los que nosotros sabemos. Hablan de que están siendo construidos Aylers totalmente nuevos, mucho más grandes, mucho más fuertes aún. Y por el contrario pone que el Rey de los Aylers…


Ter detuvo bruscamente su paseo, y de miró con enfado a Tara, a la vez que habló, interrumpiéndola.


-No me importa lo que Aylar haya metido a la fuerza en esos servidores, es más, no quiero ni saberlo. Tengo problemas MUCHO más graves que esto, de los que me tengo que ocupar –Ter se acercó un par de pasos a Tara-, así que guárdate tus acusaciones y excusas para otro día, y hazme un favor, difunde un mensaje los demás Altos mandos de los Rinaptor. Un solo ataque más a ese robot, y el responsable servirá de comida a los Tyranodontus.

Dicho esto, Ter dio media vuelta y se fue a su habitación.


Tara seguía sin creer lo que oía. Miró a Ter desaparecer tras la puerta principal del edificio “Punto Neural”. Aún más furiosa que antes, se giró para ver a Aylar, que, como era costumbre, no se había vuelto a mover desde que Frip chocó con ella.

-¡¿Se puede saber a qué demonios has venido aquí?!- Gritó al lejano robot con furia, sin esperar que la oyera.


Un altavoz cobró vida tras ella, en la pared.
-He venido aquí porque es el único lugar en el que estoy a salvo.

Tara se giró rápidamente, sobresaltada, hacia el altavoz. Al oír aquella frase, le dirigió una mirada interrogante.
-¿A salvo de quién?

El altavoz no volvió a emitir ningún sonido. Esperó durante un tiempo, pero no volvió a hablar.

Sin embargo empezó a sentir unas grandes pisadas en el suelo, se giró hacia el lugar donde se suponía que Aylar se encontraba de pie; en esos momentos Aylar se acercaba andando hacia ella.

Desconociendo sus intenciones, y desconfiando de ellas, Tara sacó su pistola en un acto instintivo. Aylar siguió acercándose. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, giró a la izquierda, dirigiéndose a la derecha de Tara, hasta llegar a la gran pared. Una vez al lado, a unos ocho metros de Tara, Aylar desprendió de su espalda una gran carcasa, que le ocupaba toda la espalda, con un misil dentro. Los dos cayeron al suelo estrepitosamente –el misil dentro de la carcasa-, al lado de Tara. La carcasa era tan alta como ella. Cuando miró al robot, ésta se había apoyado de espaldas contra la pared, con la cabeza inclinada hacia abajo, como si fuera a dormirse apoyada en la pared. Y, ciertamente, eso iba a hacer.

-Si te dijera de quien exactamente estoy huyendo y porqué, no podrías conciliar el sueño en meses. Te recomiendo que te acuestes y esperes a ver cómo se desarrollan los acontecimientos a mi alrededor.


Tara miró de arriba abajo al robot lentamente. Parecía haberse acomodado muy rápido a su nuevo hogar. Sabía bien que se iba a quedar. Seguramente lo sabía desde el principio.

Imagen

Tara rodeó lentamente la carcasa con el misil dentro, estudiando con asombro el gran proyectil, a la vez que se acercaba a los pies de Aylar.

-Así que te escondes de alguien poderoso… Para colmo traes el peligro a nuestro mundo. Si quienquiera que te busque te encuentra aquí seremos nosotros los que se tendrán que enfrentar a él.

-Los seres que me persiguen saben en todo momento donde estoy, y por supuesto saben que estoy en este mundo. Pero no pueden venir a por mí, ya que eso significaría ordenar un ataque contra este imperio, con el consiguiente esfuerzo mental de diseñar estrategias y elegir cuidadosamente a que unidades van a enviar a la guerra. Ahora el imperio que gobiernan está en serios problemas, no pueden ocuparse de una batalla ahora. Ni siquiera pueden tomarse el lujo de pensar en cómo ganarla aunque tuvieran efectivos para atacar. Necesitan toda su capacidad de procesamiento para otros fines más importantes... Pero, por el contrario, si yo no estuviera bajo la protección de este imperio, quienes me buscan lo tendrían fácil para eliminarme.


-Y… ¿quiénes te buscan?

-Eso no puedes saberlo.

Tara entrecerró los ojos mirando a la robot.
-¿Porqué no puedo saberlo?

-Porque tampoco podrías dormir en meses si lo supieras.
Signature does not match with the actual status of this user
Starting artrage.exe
Eddlm is busy...
Eddlm
Manipulador
Manipulador
 
Mensajes: 5734
Registrado: 08 Nov 2009, 01:50
Ubicación: Under the iron sky
Género: Hombre

Re: La Gran Guerra

Notapor MrSporaculo » 11 Ene 2011, 23:09

Sigo insistiendo que le patearías el trasero a rowling :lol: podrías crear toda una nueva saga de SCI-FI muy exitosa :wink:

un robot dumiendo... no estaria recargando bateria? no me digas que su bateria dura mucho necesito una de esas para mi control remoto :-k

Edito: bueno los que postean sus historias aqui tambien (pablock, ubu, todos) si hay dinero y determinacion
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
MrSporaculo
Ilustrado
Ilustrado
 
Mensajes: 4074
Registrado: 28 Oct 2009, 02:49
Ubicación: Mexicolt
Género: Hombre

AnteriorSiguiente

Volver a Historias de otros mundos

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 2 invitados

Comunidad Capital Sim (2003-2008) webmaster arroba capitalsim.net