Los Anakenses, viajando por el espacio, tenían la sensación de que lo vivido no era más que un sueño, supuestamente iban a vivir en las más deplorables condiciones pero no podrían tener ninguna queja acerca de sus condiciones de vida, no sabían a donde iban, pero eso poco les importaba teniendo lo que quisiesen para comer y unas instalaciones y tecnología que les parecía más sorprendente cada día que iban a bordo. Además gozaban de un ambiente familiar, tal como un museo Anakense por toda la nave... toda la cultura e historia se podía vivir en diferentes salas adyacentes de aquel crucero, todoas estaban contentos... menos uno.
A Ak´Kakn todo le olía a chamusquina, es como si todas las exigencias de aquel extraño imperio al que ni si quiera habían visto se basasen en reducir el número de habitantes, para después hacer olvidar a los supervivientes aquellas pérdidas, Ak´Kakn sabía que toda la información relevante se encontraba en esos robots de servicio retropropulsados que recorrían la nave, pero no sabía si aquellos montones de chatarra cargaban consigo alguna arma, o una mera pistola de rayos antidisturbios o un gas sedante. Además el capitán sabía que todo esfuerzo por piratear las defensas tecnológicas de aquellos seres sería inútil, por que la diferencia tecnológica era abismal y seguramente esos robots tenían varios antivirus, no solo digitales, sino también antivirus más grandes y palpables.
De momento, Ak´Kakn se dió por vencido y centró su investigación en la comida y en el agua, descubrió que la comida era una imágen holográfica muy avanzada, sabía que sería algo más que un holograma, pero que la tecnología Anakense no podía llegar más lejos, en realidad la comida albergaba una pequeña cápsula en su interior, rodeada de una materia similar a la nada, pero con forma y color, que tomaba la apariencia de la comida que en ese momento le apeteciese al que fuese a ingerirla. Después de mucho investigar, consiguió extraer una de esas cápsulas, y tras analizar su contenido, se dió cuenta de que solo contenían los nutrientes esenciales y otras sustancias necesarias para los Anakenses, además de una pequeña sustancia antidepresiva que pudo analizar en los laboratorios de la nave como "chocolate". Ahora le quedaba el agua, su análisis fué más sencillo, era agua pura con sales minerales y un pequeño potenciador del sabor, tras mucho investigar, nuestro capitán se dió cuenta que su manera de exterminarnos no era el medio del viaje, sino su fin.
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Espero que les haya gustado este pequeño capítulo de relleno, por favor comentadme