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La Gran Guerra
Libro 1º: La amenaza
Intro
-¿Seguro que es el momento?
-No mantendrán la paz por mucho tiempo, es momento de intervenir.
Desde la Conexión, el capitán Lack dirigía su mirada hacia el lejano punto de la pantalla, el planeta al que sus habitantes llamaban Terra. No tenían demasiado tiempo; los Terraptors no eran seres pacíficos, las dos facciones que habitaban el planeta guerreaban sin cesar desde hacía casi un milenio. Es más, los avances tecnológicos de esa especie avanzaban gracias a la guerra.
Debían aprovechar ese instante de paz, antes de que fuera demasiado tarde. Uno de los bandos se estaba volviendo realmente peligroso. La misión de la Unión de Imperios Benévolos consistía en terminar la guerra entre las dos facciones con su aparición de la propia U.I.B., el primer imperio extraterrastre con el que los Terraptors contactarian.
Los telescopios de Terra avistaron la nave cuando ésta entró en su sistema estelar, Galia. Pocas horas después, los Terranos enviaron varios mensajes a la nave; que no respondió en ningún momento, continuando en su trayectoria directa hacia Terra.
Pasados dos días –dos días de tensión para los Terraptors-, la Conexión entró en la órbita Terrana; todos los telescopios apuntando hacia ella. Sus tripulantes sopesaron la posibilidad de enviar a suelo Terrano una nave más pequeña, pues la Conexión en un principio no fue hecha para aterrizar en planetas montañosos, como era Terra. Decidieron aterrizar con la Conexión, pues había una zona plana de Terra lo suficientemente grande como para albergar a la nave. Además, este crucero imponía más.
Ante la mirada atónita de más de dos mil Terranos, la Conexión aterrizó pesadamente en una explanada de las afueras de la ciudad de Ciena, una de las ciudades más avanzadas en cuanto a política se refiere. Allí los Terraptors no osarían atacarles (podía ocurrir), lo que significaría el fin de Ciena y la mayoría de la población Terraptor del planeta.
Los más de dos mil terraptors rodeaban la explanada escogida por la nave de la U.I.B, temerosos de lo que pudiera llegar ahí dentro. ¿Serian los enviados de Spode? ¿Un gran imperio conocedor de todo el saber de la galaxia?
No. Sólo el pelotón de bienvenida.
Una de las miles de planchas que componían la gigantesca nave pareció descolgarse de la parte exterior de ésta, cayendo lentamente hacia el suelo. Todos los Terraptors allí presentes (incluso yo) contuvimos la respiración al ver caer la plancha, enganchada todavía a la parte interior de la nave. Para nuestra sorpresa pocos metros antes de llegar al suelo, detuvo su avance bruscamente, pero sin hacer el mas mínimo ruido. Descendió muy lentamente hacia el suelo, posándose en él con gran suavidad. En los lados de la plancha aparecieron un par de barras, como emergidas de la propia plancha.
En la parte que unía la rampa con la nave se abrió una puerta, una puerta muy extraña. Al abrirse, ascendía hacia el techo, como hundiendo se en él... no como nuestras puertas, que se abren hacia un lado. Durante un largo minuto esperamos que alguien (o algo) saliera de allí, pero no ocurrió nada. La gente empezó a asustarse. Yo, pensando que algo debía impedir salir a los visitantes, me adelanté un par de pasos algo temeroso, hasta llegar a estar bajo el borde de la nave, para ver si realmente había alguien dentro. Gran parte de los presentes me miró con asombro, y empezaron a hacerme señas para que volviera a mi posición.
--¡Vuelve aquí! ¡No sabemos que puede haber ahí dentro!
--Eso voy a averiguar-- le respondí. Si los extraterrastres no salían... ¿Serian tímidos? si han venido ellos... ¿Por qué no salen?
De repente, una luz, proveniente del interior de la nave, me apuntó.
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Fotos
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De paso veis como son mis Terraptor, que creo que no los conociais