Producto de la ciencia [Parte 2]
Alay. Alay Ayler. Un nombre peculiar.
Para una persona peculiar.
Soy una criatura alterada genéticamente, basada en el ADN genérico de la especie Rinara, creada en, o nacida de, un útero gigante artificial cuya función es crear, hacer nacer, criaturas con unas características concretas, para satisfacer las necesidades de este imperio. Una fábrica de criaturas, hablando claro.
Mi mente, aún recién nacida pero completamente desarrollada, es una copia parcial de la mente de un robot superavanzado. El motivo de esto es que ese robot es, por su condición de máquina pensante (y su procedencia Ayler), un peligro potencial, por el riesgo que supone que sea capaz de reprogramar otros mecanismos, y que además sea capaz de hacerlo con extrema eficacia, siendo sus reprogramaciones dificiles de detectar y casi imposibles de combatir. Pero es, a la vez, una IA demasiado eficiente como para ser destruida, o inutilizada.
Con lo cual ese robot ha intentado (y digo intentado) trasladar su IA caracteristica, su modo de pensar, a un cuerpo orgánico, que es incapaz de reprogramar con su propia mente otros mecanismos, pero sí albergar un modo de pensar especial.
Así sus conocimientos y forma de pensar serán útiles para el Imperio, sin representar una terrible amenaza para el mismo.
Ésta es mi presentación para este diario, quién soy y cual es el sentido de mi vida. La mayoría de los seres vivos se pregunta esas dos cosas durante toda su vida y mueren antes de encontrar la respuesta.
Empiezo con buen pie. ***
-Debe usted comprender que durante la terraformación de Terra, el mundo será completamente inhabitable durante varias semanas, incluso meses. Sólo al final de la terraformación comenzará a poder albergar a todos los tipos de seres vivos que antaño vivían en él.
-¿No se supone que va a ser terraformada a mejor? ¿Por qué será inhabitable durante la terraformación?
-Verá, el planeta a terraformar debe ser completamente terraformado, con ello quiero decir que su atmósfera debe ser reemplazada. Eso significa sacarla de ahí... dejar a Terra sin atmósfera eliminará también toda la vida que pueda contener. El poco agua que quede en los océanos se evaporará, aportando algo de oxigeno e hidrógeno... no sería para nada suficiente. Aprovecharemos el momento para eliminar toda la contaminación que haya quedado en su suelo, con una gran “nube” de “insectos” especiales, creados para la ocasión. Luego usaremos el gas de un gigante gaseoso para inyectar una atmósfera nueva y limpia en el planeta... Habrá bastante viento durante unos cuantos meses, durante los que la gran humedad de la nueva atmósfera inyectada creara lluvias torrenciales durante semanas, creando mares, lagos y ríos, una hidrosfera al mundo. Cuando ésta se estabilice, usaremos el viento aún fuerte para esparcir nutrientes por el suelo, y de paso, musgo y otras plantas, base de la cadena alimentaria. Luego, cuando el viento lo permita, los animales empezarán a colonizar el mundo, hasta completar la cadena alimentaria que establezcamos. Tras asegurarnos de que la biosfera está estabilizada ustedes podrán entrar sin peligro.
-Bien. Y ¿por qué no podemos entrar desde que el mundo esté aclimatado, mientras meten los animales?
-Porque no habrá suficiente oxigeno... Las plantas se encargarán de generarlo en unas semanas. Además, se me olvidó comentar que los nutrientes añadidos al suelo de planeta aceleran el crecimiento de las plantas, y resultan venenosos al contacto con animales y criaturas inteligentes. Las plantas deberán acabar con esos nutrientes antes de que las criaturas puedan andar por el mundo. Gracias a los supernutrientes estas plantas darán frutos igualmente llenos de supernutrientes, pero esta vez aptos para los animales, que los harán desarrollarse a gran velocidad, pudiendo empezar a multiplicarse por si mismos en pocos dias.
>>Los animales estarán preparados genéticamente para alimentarse de esos supernutrientes, cualquier otro ser que se alimente de ellos morirá envenenado... Sólo entrar en contacto con ellos es peligroso. En dos o tres meses esos nutrientes acabarán por desaparecer de las plantas, y con ello de los animales, y ustedes podrán vivir en su mundo como si nada le hubiera pasado hace año y medio.
-Bien... -Ter no se enteraba de nada- pero el eliminar la atmósfera del mundo ¿no lo dejaría hecho un asteroide?
-Ese es el objetivo... hay que vaciar su atmósfera, aunque ahora es medianamente habitable ya están teniendo problemas con la respiración, y la contaminación salida de los restos de naves estrelladas del gran combate. Eso irá a más, lo mejor es empezar de cero, con una atmósfera nueva.
-Bien, bueno... Me preocupa el tema de la supervivencia del Lhaia del mundo. Sabe de que hablo, ¿no?
-Si, los dioses que dependen de la vida en el planeta para sobrevivir. Hemos tenido en cuenta sus creencias sobre esos dioses, sólo podemos darnos prisa en completar el proceso de terraformación para minimizar los daños al supuesto dios... -el experto Rinara tuvo una idea- o encerrar a una o varias criaturas en el planeta, para que pese a las circunstancias “haya vida en Terra”.
-Me parece buena idea, aunque no estoy muy seguro de que sirva, no estaría de más intentarlo...
-Si su dios sigue vivo ahora, con Terra destrozada, contaminada, y poco más de dos mil Terraptors de población, creo que será capaz de aguantar perfectamente dos o tres semanas con un grupo de seres aislados en su corteza.
-Eso es cierto. Agradezco que se preocupen por dioses en los que no creen, señor Raalos- dijo Ter, levantándose del asiento.
-Nos preocupamos por ustedes los Terraptor, y es nuestro deber tener en cuenta lo que ustedes deseen en nuestra labor de ayudarles a recuperar su especie y mundo. Los dioses, existan o no, son una parte muy importante en la mayoría de las culturas. No podemos permitirnos “matar” a uno de ellos por no tenerles en cuenta, o las consecuencias para los creyentes Terraptor serían catastróficas...
-Ya lo creo que lo serían, y lo serían para cualquiera que fuera mínimamente responsable de esa destrucción -respondió Ter mientras se acercaba a la puerta de aquella oficina, sin asomo de amenaza, sólo información-. Y, créame, existen, ellos me hicieron esto... -dijo, señalándo su cuerpo de arriba abajo.
-No quisiera iniciar una discusión, pero, la procedencia divina de sus cualidades “sobrenaurales” es en sí discutible. Por cierto, puede que no sea el momento aún, pero tengo entendido que los Rinara desean hablar con usted de esas cualidades... Aún no se han puesto de acuerdo en como decírselo, pero quieren hablar de ello con usted.
Aquella noticia llenó a Ter de preocupación.
-¿Porqué quieren hablar de ello conmigo?
-Porque les interesa saber como posee usted esas cualidades...
La cara de Ter ya no conservaba ni una pizca de la tranquilidad y felicidad que antes la llenaba. Se despidió de aquel experto en terraformación de planetas y se dirigió por los largos pasillos del Punto Neural hasta su habitación, por fin restaurada tras el incidente, cuando descubrió la verdadera precedencia de sus poderes... y destrozó la habitación.
No había andado más de veinte metros cuando una voz en su mente confirmó sus sospechas:
-Los Rinara tienen claro que el origen de tus poderes no es divino ni mucho menos. Sus deducciones no han tardado en llevarles a la teoría correcta: si tus potenciadas cualidades provinieran de una fuente orgánica necesitarías mucha más comida para mantener tu fuerza, velocidad y resistencia. Pero por lógica la energía para usar la fuerza, velocidad y resistencia que posees debes sacarla de algún lugar, como una pila ener...¿Quieres dejar de liarme y decirme si saben que soy un robot?
-Sólo lo sospechan, pero no te preocupes. No tardarán en encontrar una evidencia de que lo eres.
¿QUE NO ME PREOCUPE? ¡Como se enteren perderán toda la confianza que tienen en mí! Y con ello se alejarán de nosotros... Un robot, que esconde que lo es. Por definición eso es un Ayler infiltrado.
-Para las mentes de lógica simple sí. Pero ellos, en su gran experiencia y sabiduría acumulada a lo largo de millones de años, saben que no debe juzgarse a nadie sin tener en cuenta toda la información de la que pueda disponerse. En vez de traicionarte en cuanto lo averigüen, te darán la oprtunidad de defenderte, y nos aseguraremos de que te crean.
Creo que aún no entiendes que como se descubra el secreto de que soy un robot, por muy buenas personas que sean los rinara y me dejen explicarme, los Terraptor, se me van a comer vivo.
-Dudo que los Rinara desvelen tu secreto antes de que te expliques ante ellos. Son buena gente, en todos los sentidos.
Por mi bien, espero que tengas razón en eso.
-Han tenido en cuenta un dios en el que no creen para terraformar tu mundo, Ter. No conozco una especie más benévola que ellos, y tengo un registro de de varios billones de especies inteligentes.Aquello no terminó de tranquilizar a Ter. Continuó dándole vueltas al tema en su mente mientras caminaba por aquellos interminables pasillos y escaleras hasta la sección de habitaciones de los altos militares, donde se encontraba su habitación.
Al entrar en el pasillo en el final del cual se encontraba su habitación, se encontró con una criatura que no había visto nunca antes. Se encontraba apoyada en la pared junto a su puerta, con los brazos cruzados y la pierna derecha apoyada en la pared. No pudo evitar fijarse en ellas, aquellas piernas no eran comunes, básicamente porque cada una constaba de dos rodillas, en vez de una. Una en el final de la extremidad que la otra movía.
No tardó en olvidar ese curioso detalle cuando se fijó en el aspecto general de la criatura (que acababa de darse cuenta de que él estaba ahí), y vio que le recordaba a Aylar. Color verde, delgada, sobretodo la forma de aquella cabeza, no tan alargada pero sí conservaba una leve forma poligonal que Aylar compartía.
Sus sospechas se confirmaron cuando Alay bajó el pie apoyado en la pared y lo miró. Aquellos movimientos, tan suaves y faltos de movimientos rápidos, destacaban también en la gran robot.
-Tú! ¿Eres... la “hija” de Aylar?- Dijo Ter con sorpresa.
-Mi nombre es Alay Ayler, y soy la criatura alterada genéticamente a la que “implantaron” la mente de Aylar. Si, soy quien sospechas.
Su voz era muy parecida a la del robot original, sólo que había perdido cualquier rastro de tono robótico y parecía algo más joven.
Ter observó con detenimiento y descaro su cuerpo, su cabeza con esa curiosa forma sin orificios nasales, una ancha boca sin dientes, y unos ojos grandes claramente femeninos.
Los hombros, y los brazos que se sujetaban en ellos, estaban formados por un exoesqueleto móvil, desde el hombro hasta la muñeca, donde salían unas manos extrañas, con tres dedos concéntricos finos y bastante largos, acabados en una pequeña uña oscura.
El torso era bastante delgado, y no engordaba precisamente por debajo. Sus piernas tenían la misma apariencia que sus brazos, exoesqueléticas, aunque esta vez, constaban de una sección de pierna de más, con su consecuente segunda rodilla, dando a las piernas la apariencia de una N inclinada e invertida. Los pies también estaban formados por un exoesqueleto de placas de hueso móviles.
Alay llevaba poco más que una capa y un cinturón de vestimenta, y en el centro de su pecho sobre salía una placa de hueso con una especie de gema azul en el centro.
Ter sonrió con diversión.
-¡Eres una criatura bastante extraña!
-Éste peculiar diseño de mi cuerpo tiene como objetivo hacerme mortal en combate, sólo el color y textura de la piel son por pura estética. Mis brazos y piernas, de los que veo te has sorprendido, están diseñados para resistir grandes cantidades de daño y conservar gran fuerza, agilidad y rigidez -Estiró sus piernas, ganando bastante altura por unos segundos-. No soy una criatura producto de un largo proceso de evolución, sino producto de una fabricación especial y basada en los requerimientos actuales que se necesitan de mí.
-Vale, muy bien, sigues siendo bastante rarita -Ter no sabía si su diversión se debía a la alegría de haber solucionado el problema de la peligrosidad robot de Aylar o porque la gran similitud de Alay con Aylar le hacía gracia-. En fin, me interesa mucho más la parte de de tu mente que la parte física. ¿Qué tal te encuentras? ¿Eres la misma que... el robot?
Mientras entraban a la habitación de Ter ella contestó.
-El experimento ha salido extremadamente bien. Soy una entidad orgánica totalmente independiente de Aylar, pero poseo toda la información que ella me ha transferido, que es realmente mucha. Si bien mi forma de pensar no es como ella esperaba, creo que igualmente no defraudaré a nadie con ella.
-¿Cómo quería Aylar que fuera tu forma de pensar?
La mismísima Aylar apareció por la puerta, o al menos su representación holográfica acompañada del mecanismo volador que creaba su imagen virtual.
-Completamente objetiva- Respondió.
-¿Y no lo es?
-No -dijo Alay mirando el holograma de su creadora-. Soy un ser vivo, ahora mi vida, a diferencia de la de un robot, importa. Yo no tengo copias de seguridad de mi mente desperdigadas, y el dolor que siento no puedo ignorarlo. Defenderé mi vida antes que el objetivo de la misma.
-Eso no es ningún problema- comentó Ter mientras cogía un refresco de una pequeña nevera, y ofrecía otro a Alay- todos los seres vivos lo hacen. Por lo menos a mí, no me sorprende ni molesta en absoluto que quieras defender tu vida...
Aylar habló.
-Tenía la esperanza de que esto no ocurriera, pero los seres vivos cambiáis de opinión en función de las circunstancias, por lo que tu opinión sobre la importancia de tu vida ha cambiado ahora que eres un ser vivo orgánico. Como robot que soy sé que lo más útil es dar mi vida si la situación lo requiere, pues mi mente y algoritmos están guardados en otro lugar donde pueden ser utilizados igualmente. Pero los seres vivos tenéis más aprecio a vuestra vida que a lo útil que pueda ser para los demás. Además, tú sí tienes una copia de seguridad de tu mente, esa copia soy yo. Si mueres, crearemos otra criatura igual en base a mi mente.
-Procuraré que eso no sea necesario- dijo Alay con decisión.
-Vaya- dijo Ter, sorprendido-, no creo que sea bueno dejarle claro que sólo es una herramienta reemplazable, ¿no crees, Aylar?
-
Es una herramienta reemplazable.
-Soy una herramienta, pero no soy reemplazable. Nadie con capacidad de aprender es reemplazable- dijo Alay, con una leve sonrisa, la alegraba pensar de esa manera-. Igualmente, todos los seres vivos o no son herramientas creadas por otro, para satisfacer sus necesidades. Los seres vivos son herramientas de Spode para conservar la vida en algún lugar del universo, por ejemplo. Y no he visto, ni recuerdo haber visto a nadie quejarse de eso.
-Vale, eso no lo había pensado nunca... -dijo Ter, sorprendido- Bueno, pero nosotros los seres vivos somos libres de hacer lo que queramos con nuestra vida. Tú tienes un objetivo concreto, que puede que no te gustara.
-Tú eres una herramienta de Spora para detener la eliminación de la vida que están llevando a cabo los Aylers, y aún así, piensas hacerlo. Tus objetivos coinciden con los que te ha marcado tu “jefa”, me pasa lo mismo con mis objetivos y los que vosotros me habéis impuesto.
Ter se sorprendió al encontrarse como un ejemplo de simple herramienta a merced de otro. ¡Esta criatura era muy audaz!