Siento haber tardado tanto, no he tenido inspiracion esta semana (ni tampoco tiempo).
29 – Ataque inesperado
- Una semana después de la Asamblea -
Nebur, Naethar y el resto de la tripulación zarparon desde Gir en dirección a Fenx, la capital de Silverdae. El mismo Metafight estuvo allí para despedirse de su hijo.
Llevaban ya dos semanas de travesía, pero aún no habían alcanzado tierra. Durante todo el trayecto, Naethar casi no se separaba de Nebur. Hasta cierto punto, su cara seria y su aire de seguridad le recordaban a su viejo amigo Anvost. Aunque a Nebur le molestaba mucho tener a Naethar pegado a él todo el día (Una de las cosas que tiene Nebur es que enseguida se pone de los nervios). No le dijo nada, pues pensó que así tal vez ejerciera buena influencia y éste se centrara en la misión.
Ese mismo día divisaron tierra a lo lejos. El vigía los avisó y Nebur y Naethar salieron a cubierta a corroborarlo.
Nebur – ¡Bien, vale, todos a sus puestos de combate! ¡A las ametralladoras laterales, que todos cojan un arma y se dirijan a cubierta!
Soldado 1 – ¡Venga, adelante!
Soldado 2 – ¡Los vamos a destrozar!
Soldado 3 – ¡Jod*r, me habéis pillado en el baño! ¡Id disparando, que yo ya salgo!
Nebur – ¡Tú (señalando a Naethar), ven conmigo y no te separes de mí! No te será difícil.
En cuanto estuvieron lo suficientemente cerca, Nebur, Naethar y unos cuantos soldados cogieron los cazas aéreos y se dirigieron a la ciudad. Los demás empezaron a disparar y atacar a un enemigo al que habían cogido por sorpresa. Los áureos empezaron a desembarcar y a adentrarse en la ciudad, mientras el resto la sobrevolaba. Nebur y Naethar siguieron el curso del río que atravesaba la ciudad.
Naethar – ¿Y ahora que hacemos, jefe?
Nebur – ¡Hay que volar eso!
Naethar pudo ver lo que parecía una gigantesca presa de auracero gris. El agua caía a modo de cascada por tres orificios, que iban a parar al río. Por la parte frontal había todo un entramado de andamios, balcones y escaleras para facilitar las reparaciones.
Nebur – ¡Tenemos que destruir la presa y el agua arrasará la ciudad!
Naethar - ¿Como piensas volarla?
Nebur – Llevo explosivos en el avión. Lo estrellaremos frente a ella y nosotros saltaremos un poco antes.
Naethar – Es de auracero. ¿Y si no funciona?
Nebur – Ahí es donde tú entras en juego.
Ambos saltaron del avión y este se estrelló frontalmente con la presa, pero no consiguió destruirla. Aterrizaron con sus paracaídas en lo alto de la presa, donde pronto aparecieron un montón de soldados silveos. Totalmente rodeados, no podían sacar sus armas. Espalda con espalda, miraban a los que iban a ser sus asesinos.
Nebur – (En voz baja) Usa el cristal.
Naethar – ¿¡Qué!?
Nebur – Es nuestra única posibilidad.
Naethar – ¿Acaso me ves en condiciones de activarlo?
Nebur – ¡Inténtalo, no tenemos nada que perder!
Naethar hizo un rápido movimiento y apretó el botón del cinturón Xelius. Al ver su movimiento los soldados dispararon, pero Naethar extendió la mano. Entonces, una especie de escudo de energía recubrió a ambos y les protegió de las balas.
Naethar – ¡Ey, esto es nuevo!
Nebur – Parece algo así como un escudo.
Naethar – ¡Mola!
Continuó desplegando aquel escudo, mientras los soldados se quedaban sin munición. Mientras tenía el brazo extendido probó a cerrar el puño y se concentró. Entonces un pequeño destello salió de su mano y antebrazo, que enseguida desapareció. Probó de nuevo, mientras Nebur liquidaba a los soldados que no huían. Se concentró aun más, volvió a surgir ese destello. Lo intentó de nuevo con todas sus fuerzas, y el destello empezó a tomar forma. Un segundo después una gran cuchilla brillante se formó en su mano. Irradiaba gran cantidad de energía. Naethar se acercó a una pared y la golpeó con la cuchilla como si fuera una espada. Justo después la pared se desplomó echa añicos causando un gran estruendo.
Naethar – ¡¡Guau!!
Nebur – ¡Vamos, Naethar!
Naethar – Vale.
Se acercó al borde de la presa y saltó, hincando la cuchilla en la presa. Conforme caía, iba desgarrando las planchas de auracero como si fueran de papel. El agua empezó a salir por la grieta con gran potencia. El resto de la presa se desplomó por la propia acción del agua. La enorme masa llegó a Fenx, arrasando con todo a su paso. Muchos edificios se derrumbaron, la estructura de muchos otros quedó gravemente dañada. El Palacio había quedado en relativo buen estado, pero el agua había roto las ventanas, penetrando en el interior y acabando con los que dentro se encontraban. Incluido Seran, el líder silveo.
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Para que veais como es la cuchilla:
http://sc2armory.com/files/artwork/87.jpg
Naethar solo la tiene en un brazo, aunque puede desplegarla en ambos.
Como ya dije, en mi historia hay muchas referencias a StarCraft, en especial a los Protoss.