k va, de echo esa improvisacion fue un verdadero acierto
27 – La prueba irrefutableHacía ya dos semanas que zarparon de Gir, y no habían encontrado nada. En cierto modo, Naethar se alegraba de ello. Esperaba no encontrar nada, no quería encontrar más continentes. Quería encontrar un abismo, un límite, algo que demostrara que Saktra no era infinito. En cierto modo le alegraba hacer este viaje, así se mantendría un tiempo alejado de Metanea y la guerra. Incluso, con suerte, es posible que cuando volviera la contienda hubiera terminado.
La expedición estaba formada por 3 navíos: el primero, más grande, en el cual viajaban Naethar y su tripulación; y dos más pequeños con armamento pesado, que solo iban como escolta.
Ese mismo día, poco antes del atardecer, uno de los vigilantes divisó tierra a lo lejos. Naethar salió a cubierta y se asomó por la borda. Esperaba que solo se tratara de una isla, pero su extensión era demasiado grande: sin duda, era un continente. Naethar empezaba a creer que quizás fuese cierta la teoría infinitista. Atracaron donde pudieron, y empezaron a caminar bordeando la costa del continente. A las pocas horas, llegaron a una playa. Naethar se quedó mirándola, confuso.
Explorador – ¡Ey, mirad que playa, Indicator! ¿¡Nos damos un bañito!?
Naethar ignoró su comentario y, absorto en sí mismo, dijo en voz baja.
Naethar – Yo he estado aquí antes.
Explorador – ¿Cómo decís?
Naethar – ¡Atención, voy a seguir un poco yo solo! ¡No me sigáis!
Avanzó bastante él solo, y los demás se quedaron donde estaban. Alzó la vista, vio que en lo alto de un barranco había árboles. A su mente llegaron imágenes (a modo de flashes) de él montado sobre un dragón, golpeándole y cayendo por un barranco. Se aseguró de que no había nadie cerca, activó el cristal Xelius y saltó el barranco de una vez, hasta arriba. Un bosque delante de él. Empezó a correr a velocidad casi supersónica, explorando el bosque. Encontró una cueva, y unos animales que le sonaban. En su cabeza, todo empezó a encajar. Volvió con su tripulación y les dio nuevas órdenes. Su felicidad se hacía notar.
Naethar – Volvemos a Natsuro.
Explorador – Prepararé los barcos.
Naethar – No necesitamos los barcos, solo descargad los vehículos terrestres.
Nadie en la tripulación entendía nada, pero puesto que era el jefe, nadie le dijo nada.
Explorador – Indicator, ¿Cómo vais a llamar a este continente?
Naethar – No lo voy a llamar de ninguna manera porque ya tiene nombre.
Explorador - ¿En serio? ¿Y cuál es?
Naethar sonrió. Parecía disfrutar cuando dijo esta palabra:
Naethar – Metanea.
Todos quedaron asombrados, y se lo explicó.
A la semana llegaron a Natsuro. Naethar convocó una nueva Asamblea Crepuscular, y esta vez llamó también a los mayores defensores de la teoría infinitista. Esa mañana había un gran revuelo en la Sala Crepuscular, pues ni el mismo Metafight sabía por qué habían venido los defensores. Naethar entró en la sala con aire triunfal. Se quedó de pie, en el espacio entre el Judicator y los Arcontes, y empezó a hablar.
Naethar – Judicator, Arcontes, eminentes científicos, altos cargos del Ejército (mirando a los balcones), gracias a todos por venir. He convocado esta Asamblea para demostrar de una vez por todas que la teoría infinitista es falsa.
Uno de los defensores de la teoría, el portavoz del grupo, se levantó y habló.
Def. – ¡Jajaja! No me hagas reír, pequeño. Ya intentaste refutarla una vez y no lo conseguiste. ¿Por qué te opones a la ciencia?
Naethar – No me opongo, al contrario, lucho para que esta encuentre la verdad.
Def. – La teoría infinitista es considerada una verdad.
Naethar – Pero no lo es, y tengo pruebas.
Se levantó un gran murmullo en la sala, que Metafight pronto apaciguó. El científico no se inmutó.
Def. – E imagino que esas pruebas las has encontrado en tu viaje, ¿no es así?
Naethar – Así es.
Def. - ¿Has encontrado el final de Saktra?
Naethar – Bueno, si... y no.
Def. – (Confuso) ¿Perdona? ¿Si o no?
Naethar – Con vuestro permiso, os lo explicaré. ¿Sabéis de donde partí en mi viaje?
Def. – Si, de la costa oeste de Naenthia. ¿Y?
Naethar – Y... sin embargo, ¿por dónde hemos vuelto?
Def. – Por el este de Metanea...¡¡Argg!!
Volvió a levantarse un gran murmullo en la sala, esta vez tardó más en desaparecer. Naethar ya los tenía donde quería, solo tenía que presionar un poco más.
Naethar – Salimos de Gir, al este de Naenthia. Y cual fue mi sorpresa, que tras dos semanas de travesía encontráramos un nuevo continente. Mi sorpresa fue aún mayor cuando me di cuenta de que ese continente no era ni mucho menos nuevo. Habíamos vuelvo a Metanea.
Los científicos se tiraban de las plumas (a falta de pelo...), a algunos parecía que iba a darles un ataque. Metafight miraba a su hijo, lleno de orgullo. Una persona trajo a Naethar una pantalla para ilustrar su presentación. En la pantalla se veía un mapa de los continentes de Saktra.
Naethar – Salimos hacia el oeste y aparecimos en el este. ¿Y cómo es posible?, os preguntaréis. Bueno, estoy barajando dos hipótesis (era un sarcasmo, él ya sabía de sobra lo que pasaba). Una, la menos probable, atravesamos un portal mágico que nos transportó a la otra punta del mundo. Dos, Saktra no es como creemos.
Def. – (Sudando y tartamudeando) ¿Cómo... que no e... es como... creemos?
Naethar – Que nuestro sentido común nos engaña. Porque Saktra no es un plano, (deslizó la mano por la pantalla táctil, y el mapa empezó a dar vueltas sobre si mismo hasta formar una esfera), sino una esfera.
No evitó sonreír, saltaba a la vista que se sentía orgulloso consigo mismo. Los científicos, al borde del infarto, no encontraron nada para contrarrestar los argumentos de Naethar. Empezaron con cuestiones absurdas, como el por qué no nos caemos y todas esas cosas, que Naethar esclareció enseguida. Completamente acorralados y en jaque, no pudieron hacer otra cosa que abandonar la sala, mientras los demás dedicaban a Naethar una sonora ovación.