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Con que la Ciudad 34, ¿eh? Si te soy sincero, no me gustaría volver a recordad esa ciudad maldita.
Me presentaré: Soy Jhonn West. Actualmente tengo venticinco años.
Hace dos años, unos extraños seres salieron de unas capsulas de acero que cayeron del cielo. Al principio los alienígenas no atacaban a nadie. ¿Nuestra reacción? Pasamos olimpicamente de ellos. No los considerabamos una amenaza.
Eran pequeños, algunos eran negros, como una araña gigante, pero con cuatro patas. Luego habían más delgados y ligeros. La cuestión era que sus bocas encajaban perfectamente con una cabeza humana.
Al pasar dos semanas, una mañana, me levante ojeroso de la cama, dirijiendome al baño. Mi hermana llevaba un buen rato levantada, viendo la tele. Mientras me aseaba, oí en la tele que un hombre fué atacado por un alienígena. Estuve escuchando más. Afirmaron que el bicho se le acopló a la cabeza, causandole muerte cerebral.
Aquel pobre hombre salió en una grabación, y me quedé atónito al ver que caminaba un poco extraño con el asqueroso alienígena enganchado a su cabeza.
Las manos se le atrofiaron de una manera tan extraña que parecían garras, y el pecho se le abrió de par en par dejando al descubierto sus órganos. Decidí salír a la calle para tomar el aire. ¿Como es posíble que halla pasado algo tan extraño?
Pasaron los meses, y cada día más gente en la ciudad era "zombificada" por los pequeños invasores. Los zombis se alimentaban de otros zombis muertos, humanos muertos o restos de comida como hamburguesas, pan, o simplemente la basura. Se introducían el alimento en el pecho, como si fuese su boca. Tuve una mala experiencia con un zombi de esos.
Yo era uno de los pocos supervivientes de la ciudad. Sobrevivíamos gracias a que teníamos armas y munición de sobra.
Bueno, como íba diciendo, me dirigía a la base alfa norte. Las fronteras de la ciudad estan plagadas de zombis. Aquí en el centro urbano tenemos la suerte de que no hay muchos.
Por el camino Me atacó un zombi muy diferente a los demás. Tenía en su chepa tres alienígenas enganchados y uno en la cabeza. Me quedé mirandolo hasta que reaccioné y saque mi arma. Una Steyr AUG con mira telescopica. La de munición que gasté ese día. Por más que disparaba no conseguía matar a esa mole. Cuando los francotirador de la base me vieron llegar con un zombi pisandome los talones, dispararon con una precisión que las dos balas de cada uno de ellos impactaron a la vez en la cabeza del poderoso monstruo.
Entré sofocado. No podía ni con mi alma de los extenuado que estaba.
Cuando recuperé el aliento, fuí al sotano de la base. Allí me esperaba mi hermana Juddit West para informarme de la misión.
-Bienvenido, hermano.
-Ve al grano hermana.
-He estado ovservando las camaras de seguridad de la estación de trenes subterranea y he visto algo muy sospechoso. Ahí abajo, en la sala del generador deve de haber un criadero de alienígenas. Devemos colocar tres kilos de C4 y detonarlo nada más subir a la superficie.
-¿Quieres que me baje ahí con todos esos bichos y que coloque una bomba? ¿Estas loca o que?
-No te preocupes, hermano, que te acompaño- me dijo con tono picaresco-.
La lanzé una de mis miradas desafiantes.
Y acto seguido no dirigímos a la estación de tren.
Estaba desertica. No había ni un alma. Salvo alguna que otra rata que pasaba.
-Muy bien, hermana, ¿por donde se llega?
-Por aquí, sigueme.
La seguí hasta llegar a una robusta puerta de acero. Saqué de mi mochila un paquete pequeño de C4 para destruir la puerta, pero me dije a mi mismo que si lo detonaba alertaría a los alienígenas.
Lo metí en la mochila y saqué un descodificador para hackear el codigo de la puerta.
Al abrirla, entramos en una sala poco iluminada. Al final de un pasillo se encontraba el ascensor que llevaba al generador. Se oía como chillaban esos bichos. Me puse un poco nervioso, pero me calmé antes de llegar al piso de abajo.
Continuará...
