por Surten de Soita III » 30 Abr 2011, 13:32
Capítulo 4
Estaba en medio de la sala, mirando a la puerta con el cartél de "No Pasar", que era la habitación de Daniel. Me dirigí a ella. La casa estaba totalmente vacía. Puse la mano en el pomo de la puerta, lo moví y abrí la habitación lentamente, la puerta pesaba. En la habitación había un escritorio repleto de papeles que ponían "Experimento K-X36".
-¿Te gusta lo que ves?
Me giré, era Daniel, tenía una pistola en la mano. Me apuntó. Apretó el gatillo.
Me desperté sudoroso y me levanté de la cama. Mack seguía dormido, así que con silencio abrí la puerta y me dirigí a la cocina. Miré por la ventana durante un buen rato, pensando en el sueño. La casa tenía un gran patio. Había aparcados dos coches. Uno era con el que Mack y yo habíamos venido a la casa, otro era azul de cuatro puertas. Había plantas y un huerto con hortalizas.
-Parece que alguien se ha despertado pronto -era Peter- ¿Te has caído de la cama?
-No... He tenido una pesadilla... Porcierto ¿Tú sabes que hay en la habitación de Daniel?
-No... Sólo lo saben él y Julian... Nadie más sabe nada...
-Ah... ¿De quién es el coche azul?
-Mío...
Me quedé pensando.
-¿De dónde sacáis la comida?
-Tenemos mucha comida almacenada. Falta mucho para que se acabe, pero cuando eso pase cogeremos las verduras del huerto. He estado cuidando ese huerto desde que comenzó todo esto...
-¿De dónde cogéis las armas?
-Julian tiene un buen montón en el garage, junto a su moto.
Peter me estaba dando mucha información. Martha salió de su habitación.
-Buenos días.
Peter le dió los buenos días, y yo después. Volví a pensar en el sueño que tenía. A la menor oportunidad tenía que entrar en la habitación de Daniel. Daniel salió de su habitación y, sin decir nada, cogió comida y volvió a su habitación. No iba a ser fácil entrar, nunca salí de su cuarto. JUlian se levamtó tambien y entró en el cuarto de Daniel. Mack era el único que quedaba despierto. Entré en nuestra habitación. Mack estaba despierto. Una lágrima se deslizó por su cara, cayendo en el retrato que tenía en las manos.
-Era mi mujer... Se convirtió en una de ellos... Pensé que podría asumirlo, pero es muy difícil...
-Lo siento mucho... Yo no me acuerdo de nada, pero me pondría muy triste si me pasara eso a mi...