Hola a todos,
se que a estas alturas probablemente ya casi nadie (por no decir sólo yo) revisa regularmente éste foro. El caso es que el concepto de Spore me entusiasmó de tal forma en su día que aún después tantos años, y a pesar de las limitaciones del juego final, de tanto en cuanto me pilla desprevenido algún ataque de nostalgia, tras lo cual me pongo a jugarlo en mi viejo ordenador de sobremesa.
Hace tiempo inicié una historia en ésta sección, la cual nunca llegué a terminar por falta de inspiración y de tiempo. Recientemente, y para sobrellevar mejor el aburrimiento, empecé a escribir una nueva historia en mis ratos libres de estudiante universitario. Una historia basada en el concepto de Spore, aunque también inspirada en menor medida en diversas películas de ciencia ficción, series, libros de los que soy fan acérrimo y, porqué negarlo, algunas de las "Historias de otros mundos" que muchos habéis publicado (algunas de ellas magníficamente escritas ).
Se que no voy a tener una gran audiencia publicándo mi historia aquí, pero creí que éste foro sería el lugar más adecuado. Intentaré publicar constantemente a un ritmo de un capítulo por semana. Cualquiera que pueda estar leyendo esto, le agradecería mucho que me diese su opinión.
Sin más preámbulo, os dejo con el capítulo inicial...
Capítulo 0: Antes del inicio.
La nave-sonda desplegó sus paneles solares a su paso por las cercanías de la estrella HR8-78914 con el objetivo de recargar sus gastadas baterías. Su larga travesía a traves del vacío interestelar se acercaba finalmente a su fin. Su sofisticado cerebro electrónico apenas alcanzaba a recordar sus orígenes y su propósito.
Sus sensores de radiación le indicaron que se alejaba ya del brillante astro y le permitieron atenuar la intensidad de su escudo magnético. Su última asistencia gravitatoria había sido completada con éxito. Se preparó para la llegada inminente a su planeta objetivo: HR42-78924. Recalibró por enésima vez sus instrumentos de localización con el objetivo de determinar su posición exacta en el plano estelar. Se encontraba en la periferia de la galaxia, a miles de pársecs de su punto de origen y, hacia frío, mucho frío. El cerebro de la máquina pudo de alguna forma intuir aquella sensación que en su base de datos constaba con la denominación de "soledad".
Cuándo terminó de calcular su trayectoria y estableció contacto óptico con el planeta, encendió sus motores delanteros para reducir su velocidad y colocarse de forma óptima en órbita alrededor de éste. Se trataba de un pequeño mundo rocoso, no muy distinto de su planeta natal; a excepción de que seguía una órbita bastante alejada de su sol, con lo cuál la superfície estaba cubierta mayormente de agua helada, con algunos trazos de roca sobresaliendo tímidamente. Aúnque poseía una atmósfera densa, esta carecía de gases de efecto invernadero que calentasen la superfície. Aún así, un rápido análisis reveló que su núcleo era cálido, relleno de roca fundida, probablemente con grandes cantidades de agua líquida debajo del hielo superficial. Si había vida, sólo podía ser unicelular y de hábitat subterráneo. Cúando se hubo posicionado correctamente a una distancia prudente del planeta, lanzó su primera carga contra la superfície.
Esta se precipitó hacia el planeta. La explosión que siguió a su impacto fué simplemente colosal. Por unos instantes, el sensor de luz de la nave quedó saturado. HR42-78924 brillaba ahora tanto cómo su propia estrella. Aquello habría sido suficiente para acabar de golpe con cualquier rastro de vida en un planeta habitación. Para el planeta en cuestión, sin embargo, se trataba de una bendición. Era en realidad explosión controlada, con su flujo de calor dirigido estratégicamente hacia el manto con el fin de crear una gran brecha en la corteza de hielo y roca que liberara grandes cantidades de lava fundida y gases que enriquecieran la atmósfera. Efectivamente, fué el inicio del calentamiento del planeta. La temperatura global subió enormemente hasta estabilizarse rápidamente. Primero, se fundieron los grandes glaciares, dejando al planeta totalmente cubierto de agua por un tiempo. Sin embargo, con el inicio de la actividad volcánica empezaron a formarse pequeñas islas. La corteza entera se fracturó en multitud de placas. Con el debido tiempo, placas enteras colisionarían, formando grandes cordilleras, mesetas y valles. Algunas se separarían, dando lugar a enormes océanos, fosas y brechas subacuáticas. Con el paso de las eras, HR42-78924 se iría transformando en un paraíso para la vida.
La nave no logró hallar constancia de ninguna forma de vida presente o pasada en el planeta. "Bién- pensó ella - a eso he venido...". Hizo unos cálculos previos y, seguidamente, encendió de nuevo sus motores delanteros para reducir su velocidad. Durante un rato, la gravedad del planeta tiró de ella, atrayéndola y acercándola. Empezó a rozar con el aire de la parte más superior de la atmósfera dándo comienzo a una acelerada caida. La nave acabó cayendo rodeada en una estela de plasma. Notó, en cierta forma, cómo se quemaban sus circuitos, cómo su estructura quedaba reducida a cenizas. Había finalizado con éxito su misión, toda su razón de existir. Notó de nuevo un inesperado sentimiento. Una sensación que simplemente no podía describir con números y cálculos. Tuvo tiempo de consultarlo en su base de datos un instante antes de su desintegración: "felicidad".
Sin embargo, su carga útil resultó intacta y cayó en medio del océano. Esta consistía en un evo-inyector que, según la base de datos era "esencial para la aparición de vida" junto con el misterioso libro Ostoroth, del que no se sabía mucho peró supuestamente era "esencial para la supervivencia de la futura civilización".