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Las desapariciones de Nachtigaalstraat

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Re: Las desapariciones de Nachtigaalstraat

Notapor attzar » 28 Feb 2010, 23:07

CAPITULO VI

Cuando se cumplía ya una semana de la detención de la señora Withuis, sucedió algo inesperado. Eran las tres de la tarde y yo volvía del trabajo como cada día, pero la Nachtigaalstraat no era la misma de siempre. Estaba inusualmente concurrida, como si hubiese partido de futbol de los Leeuwen, con una nutrida multitud ocupando la calle y vehículos aparcados sobre las aceras. Tras fijarme mejor me di cuenta que la mayoría de las personas eran periodistas de diversos medios de comunicación y los vehículos que ocupaban las aceras llevaban logos de varios canales de televisión y radio. Temí que ese ejercito me encañonase con sus micrófonos o con sus cámaras si intentaba cruzar sus líneas en dirección a casa de mi abuela, así que realicé un movimiento de distracción y en vez de entrar por la puerta principal lo hice por una puerta trasera, la que da acceso al parque y que la abuela siempre se deja abierta, lo que me permitiría llegar a mi objetivo sin tener que pasar en medio de aquel campamento.

- ¿Qué sucede en la calle?- pregunte a la abuela nada más entrar en casa.
- Han puesto en libertad a Sietske y los periodistas la esperan para acosarla a preguntas, aunque si es un poco inteligente no se le ocurrirá venir aquí.- Yo estaba de acuerdo. Si intentaba llegar a su casa aquella bandada de buitres la despedazaría antes de que consiguiese tocar la puerta.- ¿Por qué la han liberado?¿Han descubierto algo nuevo?

La abuela me hizo un gesto para que callase. En aquellos momentos, como si hubiese oído mi pregunta, un reportero de la NBBC apostado frente a la puerta de la casa de los Withuis, con semblante serio, contestó a todas nuestras preguntas a través de la pantalla de la televisión.
Un wachter de la Republiekwacht de la comisaria del Norte de Westenstad, el agente Sneijder, un joven de 35 años, había decidido salir del armario y confesar que la señora Withuis y el mantenían una relación desde hacía más de un año y, lo más importante, le había dado a Sietske la coartada que necesitaba para el fin de semana en que su marido fue asesinado: ambos lo habían pasado juntos en el apartamento de donde vivía el agente, en la Sinaasapelenstraat, desvelando que él era la anónima “amiga” a la que ella había ido a visitar.
La Republiekwacht había comprobado la veracidad del relato gracias a la declaración de un adolescente que vivía en un piso en un edificio situado haciendo esquina entre la Eikenlandweg y Nachtigaalstraat, desde donde se ve la parte trasera del apartamento del agente Sneijder.

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Aquel sábado, en el que el señor Withuis estaba en Groendal disfrutando de su última cena sin saberlo, el joven había estado jugando durante toda la noche con un telescopio, pero en vez de enfocar hacia el cielo buscando estrellas en el firmamento, había estado más pendiente de la ventana del dormitorio del señor Sneijder, donde este y la señora Withuis le ofrecieron involuntariamente un espectáculo solo apto para adultos de forma gratuita y sin codificar. El joven aseguraba que la pareja había estado divirtiéndose hasta las dos de la madrugada y luego se habían quedado dormidos. Durante la mañana del domingo el joven había estado pendiente de la ventana en previsión de que pudiese producirse un segundo pase del espectáculo, pero no tuvo esa suerte, solo pudo ver como la señora Withuis dormía hasta pasado mediodía mientras el señor Sneijder debía estar en el trabajo, tal como había declarado su compañero de patrulla. Cuando este volvió, los amantes debieron pasar la tarde en la parte delantera del apartamento, donde el adolescente no tenía acceso con su telescopio y solo pudo verlos entrar esporádicamente un par de veces al dormitorio, hasta que al final de la tarde, cuando comenzaba a anochecer, la señora Withuis abandonó la vivienda de su amante. De esta forma quedaba acreditado que ni ella ni su amante habían podido desplazarse aquel domingo a Onderklooster para asesinar al señor Withuis y abandonar su cuerpo en la Vinderkust.
Si aquel fue un buen dia para la señora Withuis, la Republiekwacht no podía decir lo mismo. En un solo día habian perdido a su única sospechosa en el caso del asesinato del señor Withuis y a un compañero, puesto que la vista de todas estas evidencias no les quedo más remedio que dejar en libertad a Sietske y separar temporalmente del servicio al agente Sneijder hasta que se aclarase el caso. Pero más grave que todo ello fue el hecho de que la prensa, a partir de aquel momento se cebó con el cuerpo policial, convirtiéndolo en diana de todas sus críticas. Unos medios de comunicación los acusaban de ineficacia, mientras que los tabloides como la revista Nu! iba más lejos denunciando que la policía había ocultado deliberadamente que el agente Sneijder era amante de la señora Withuis para no implicarlo en el asesinato de Winfried, preguntándose de forma velada si aquella coartada no sería un montaje de la Republiekwacht para encubrir a un agente asesino.
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Re: Las desapariciones de Nachtigaalstraat

Notapor Engorn » 28 Feb 2010, 23:39

Joe con el vecino... :lol: Dos días pegao al telescopio, que crack.
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Re: Las desapariciones de Nachtigaalstraat

Notapor Sergiovi » 01 Mar 2010, 13:21

Uy, ya están los medios de comunicación elucubrando. :mrgreen:
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Re: Las desapariciones de Nachtigaalstraat

Notapor attzar » 10 Jul 2010, 18:02

CAPÍTULO VII

A aquellas alturas el asesinato del señor Withuis se había convertido en noticia habitual de los telediarios y periódicos. Aunque no hubiese ninguna novedad destacable, todos los días aparecían viejas informaciones recicladas reescritas para mantener viva la atención de la gente. Además la prensa cada vez se mostraba más hostil con la Republiekwacht por la forma en que llevaba las investigaciones, aparecían editoriales que ponían en duda la capacidad de los investigadores para resolver el caso o algún comentarista de la actualidad criticaba la falta de transparencia del Ministerio del Interior. A cambio los portavoces policiales eran cada día más reacios a dar información a los periodistas, lo que permitía a estos hablar de ocultación de datos a la opinión pública, que era la coartada perfecta para hablar del caso sin tener que aportar nada nuevo. Y en medio de este ambiente, se produjo la segunda desaparición en la calle Nachtigaal.
Los hechos eran que Gerrit Wielewaal, un joven artista que vivía alquilado en una vieja casa situada al lado del parque, no daba señales de vida desde hacía meses. Si bien al principio sus arrendadores se habían conformado con amenazarle por correo con un desahucio si no pagaba, al final decidieron pasar a los hechos, pero cuando un agente judicial y dos miembros de la Republiekwacht se personaron en la casa para proceder al correspondiente desalojo forzoso, se encontraron con que esta se hallaba vacía. La noticia rápidamente trascendió a la prensa y aunque todavía no se sabía si había desaparecido por propia voluntad o se trataba de un secuestro que había terminado en un paseo por el bosque, como en el caso del señor Withuis, los medios de comunicación comenzaron a hablar, en plural, de las desapariciones de Nachtigaalstraat.
Los investigadores no querían precipitarse y por ello su primera hipótesis de trabajo era que el pintor había abandonado voluntariamente la vivienda, porque no podía pagar el alquiler, y se había ido a vivir a otro lugar. Sabían que si encontraban al joven, podrían acallar las especulaciones de los medios de comunicación, que estaban interfiriendo en la investigación del caso Withuis. El problema es que Gerrit no era una persona sociable y, por ello, apenas tenía relación con los vecinos de la calle. Era un artista que se dedicaba a la pintura, fotografía y escultura, y que había alquilado la casita cinco años atrás convirtiéndola en su estudio de arte. Ninguno de los habitantes de Nachtigaaalstraat podía decir que hubiese entrado jamás en la casa desde que Wielewaal vivía allí y nadie había intercambiado más de dos frases con él, por ello ninguna de las personas que fueron interrogadas pudo decir donde podía estar el artista en esos momentos y tampoco cuando se había ido, ni donde, ni porque, por lo que la labor de los inspectores entró rápidamente en un callejón sin salida.
Un escrutinio a fondo de la casa tampoco dio ningún fruto esperanzador. Todo indicaba que Gerrit había abandonado la casa de forma precipitada y ya hacía varios meses. No se había llevado ni la ropa, ni sus obras, ni su material de trabajo y los inspectores encontraron fotografías en el cuarto oscuro, colgadas, secandose, despues de haber sido reveladas, así como un lienzo montado en el caballete, donde el artista había comenzado a dar algunas pinceladas. En cuanto a los alimentos que encontraron en la vivienda, los perecederos estaban ya todos estropeados, incluso los que estaban dentro de la nevera, con una generosa capa de moho o completamente descompuestos.

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La Republiekwacht intentó abrir un nuevo camino en la investigación y al tratarse de un artista que exponía sus obras en exposiciones publicas, a los inspectores que llevaban el caso les pareció lógico adentrarse en el mundo del arte para intentar contactar con alguien que le conociese y les pudiese dar alguna pista sobre el paradero de Wielewaal, pero fue más decepcionante todavía. No solo ninguna sala de exposiciones había colgado nunca ningún cuadro o fotografía firmada por Wielewaal, sino que ningún marchante ni artista conocía a nadie que se moviese en el mundillo del arte con ese apellido. Incluso cuando los agentes enseñaban la fotografía de Gerrit, nadie era capaz de reconocer al presunto artista.
Tampoco una búsqueda en las bases de datos policiales aportaba ninguna luz al caso. Wielewaal había pasado su infancia en un orfanato en Oudeburcht después de ser abandonado poco después de nacer en la Witkerk, una iglesia situada en el casco antiguo de la capital eikenlandesa, por lo que no había forma de encontrar ningún pariente vivo. No constaban antecedentes policiales ni detenciones y su único domicilio conocido era el caserón de la calle Nachtigaal. La única pista fiable con la que contaba la Republiekwacht era que Gerrit había comprado, mediante su tarjeta de crédito, un billete de avión para ir de Westenstad a Groendal dos días antes de que Withuis hubiese hecho el mismo recorrido para asistir a su última reunión de trabajo. Después de eso la tarjeta no había tenido ningún movimiento.
Al final, a la Republiekwacht no le quedó más remedio que confesar que todas sus pesquisas no habían servido para encontrar a Wielewaal por lo que repartieron su fotografía entre los medios de comunicación para que la difundiesen y con la esperanza de que algún ciudadano pudiese aportar algo de claridad en aquella desaparición.
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Re: Las desapariciones de Nachtigaalstraat

Notapor adrino » 11 Jul 2010, 10:38

Muy buena parte de la historia haber si un día me aventuro a hacer una. :wink:
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