Capítulo 11: Destinos truncados. ¡2º TEMPORADA! Ana se percató de que alguien abría la puerta e instintivamente empezó a retocarse el pelo. “Sí, es Javi” pensó.
Esperó a que se acercase y comenzó a suplicarle perdón. Su postura era rotundamente opuesta a la de la noche anterior, y parecía sincera y todo.
- Perdóname por favor, no quería que sucediese. No sé qué me pasó… Olvida lo que te dije, no estás despedido. Y por supuesto no volverá a ocurrir - le dijo.
Pasados unos segundos, él contestó - Desde luego tu comportamiento no fue nada agradable para mí, pero sinceramente necesito el puesto, y …-
No le dejó terminar para ofrecerle ir a una fiesta que iba a darse la semana próxima en casa de Gilberto, uno de los miembros del equipo de bomberos, y de paso limar asperezas en un ambiente más agradable que el laboral.
Javier no había tenido mucho trato con él, pero ella insistió dando razones como que los compañeros de trabajo deben establecer buenas relaciones entre ellos, que eso era una manera de fomentar el compañerismo y el trabajo en equipo, total, argumentos no le faltaban…
Por lo visto, el tal Gilberto acababa de comprometerse y quería montarle una fiesta sorpresa para celebrarlo.
- Para eso voy a necesitar el apoyo de todos, para que me deis ideas y tal – terminó.
- De momento vuelvo al trabajo, lo de la fiesta me lo pensaré – respondió.
- ¡Estupendo! Sabía que lo entenderías – sonrió de oreja a oreja – Te doy la bienvenida de nuevo Javi. Verás cómo te alegras de volver … Retomas tu trabajo mañana a las 11, ¿vale?- le dijo montándose en la furgoneta.
- ¡Y no te olvides de la fiesta, te gustará venir y estrechar lazos con los compañeros! Hasta mañana – dijo despidiéndose por la ventanilla.
Javier se quedó pensativo, no sabía si había hecho bien o mal, pero ayudar a la gente era su vida y eso le convenció de haber hecho bien. “Un error lo puede tener cualquiera…” pensó entrando a casa.
- ¿Qué quería Ana? – preguntó Lucía.
- Que volviese al trabajo…
- ¿Qué volvieses? ¿Es que te fuiste? – le cortó Lucía.
- Ante mi negativa de anoche, ella me despidió y ahora ha venido a pedirme perdón y decirme que vuelva.
- ¿Supongo que volverás? – le volvió a preguntar.
- Sí, lo estuve dudando, pero sí, he decidido que no estoy como para desaprovechar el trabajo – dijo Javier.
Acercó la cara de Lucía rodeándola con sus manos y prosiguió - Quiero ofrecerte lo mejor de lo mejor, y eso me obliga a seguir en el departamento…
Lucía se retiró de él.
- Tenemos que evitar que lo de anoche vuelva a suceder – susurró.
- No te entiendo, si yo te quiero y tú a mi, ¿qué sucede?...
- ¡Estoy casada! , aún…- respondió ella mirándole a los ojos.
Sin mediar más palabra, Lucía subió a su habitación.
Él, atónito, se quedó pensativo durante unos instantes, pero necesitaba respuestas, así que subió tras ella.
Cuando llegó a la habitación, Lucía ya se había vestido y estaba sacando ropas de los cajones y preparando unas maletas.
- ¿Qué haces? ¿Te vas? – preguntó Javier preocupado.
- Sí. Aquí juntos no podemos seguir en esta situación – le respondió ella bastante afectada.
- Por favor, no te vayas – suplicó poco menos – Explícame por favor, ¿dónde está tu marido? Necesito saber…- Olvidemos lo que ha pasado si quieres, pero no te vayas. Sigue aquí normalmente…y si quieres, me voy yo…- insistió él.
- Es imposible, no lo hagas más difícil… Mi marido está muerto oficialmente, pero no creo que sea cierto. Descubrirlo era mi misión y para eso vine a esta ciudad. En vez de encontrarle a él, te conocí a ti… Y ahora por favor, tengo que hacer mi equipaje y largarme de aquí – contestó tajante y casi cruel.
Con las maletas cargadas y casi sin cerrar por haberlo metido todo deprisa y corriendo, se precipitó escalera abajo.
Detrás, sin correr, iba él. Salió al porche para ver cómo se marchaba una parte de sí con ella, y la otra se quedaba en aquella casa.