Xx.MassHysteria.xX escribió:Qué malo que sos!!!!!!!!!!
Ese súper espacio en blanco me resultaba sospechoso...
JAJAJA Sí, la idea era avisar hoy a esta hora que era una inocentada, pero me dio penita
Viri escribió:Primero mi expresión fue
al terminar de leer
Que malo Edu!! Ya me habías asustado jajaja
JAJAJA Bueno bueno, fue un chistecito.
Acá dejo el capítulo 3
Caminé a través del largo y silencioso pasillo. Era temprano y todos los demás seguían durmiendo, pero yo no podía conciliar el sueño luego de esas pesadillas. La voz de esa mujer todavía resonaba en el interior de mi mente…
«
Lo siento mucho, hijo».
Entré al salón comedor y me invadió un débil y constante zumbido. Ah, me encantaba ese sonido. Me hacía sentir tan vivo… era muy distinto a las habitaciones, tan cargadas de silencio. Verónica estaba allí, preparando el desayuno para toda la Virtud.
—Buenos días, Verónica —la saludé, y caminé directamente hasta una silla.
—Buen día, Octavio —respondió ella, sin siquiera mirarme. Me senté y la observé cocinar, en silencio—. Te despiertas temprano…
Asentí con un murmullo.
—He tenido un mal sueño y luego no he podido pegar un ojo —expliqué—. No sé por qué últimamente tengo siempre el mismo sueño, ¡y encima no lo comprendo!
Verónica se acercó con un plato de comida y lo puso en la mesa. Se sentó frente a mí, y con un gesto cordial me indicó que comiera.
—Bueno, que los sueños no siempre tienen sentido… —murmuró, con una sonrisa—. Pero dime, ¿qué eso que tan preocupado te tiene?
—No lo sé… es un sueño demasiado borroso. Sólo recuerdo la voz de una mujer, que se lamenta por su hijo. “
Lo siento mucho”, dice. Pero nada más, no recuerdo nada más… ¡pero es tan real, Verónica!
Su rostro se había ensombrecido un poco, muy sutilmente. Algo dentro de ella parecía haber cambiado, y se la veía realmente ofuscada.
—Voy a decirle a Darío que no sea tan duro con tu entrenamiento. Me parece que te está sobrecargando.
—Si deja de ser tan duro, terminaré ganándole —me reí—. Vamos, estoy bien, en serio. Bueno, voy a entrenar un poco, a ver si de una vez por todas Darío deja de darme golpizas.
Me puse de pie y caminé hasta el pasillo principal. Avancé rápidamente, y el retumbar de mis pasos se esparció por toda la habitación. Atravesé la puerta que buscaba y entré a la sala de entrenamiento.
Desde pequeño había rondados por esos pasillos. Primero en las salas de aprendizaje, luego en las de movimiento, más tarde en las de conocimiento… y así. La Virtud era realmente enorme, ni siquiera la conocía del todo. Me quedaban muchas zonas por recorrer, más de las que imaginaba, pero aún no era apto para ello. Primero, debía alcanzar el equilibrio.
Mente sana, cuerpo sano. Eso decíamos constantemente.
Virtud significaba superarse a uno mismo. Sin superación, no había crecimiento. Sin crecimiento, no había virtud. Y sin virtud, pues la Virtud no existiría.
Avancé hasta el muñeco de entrenamiento, y comencé a golpearlo con fuerza y lógica. De eso se trataba.
«
Todo este enorme lugar se alimenta de nosotros, de nuestra superación», me había dicho el viejo Gregorio, hacía ya quince años. «
Debemos querernos y cuidarnos entre nosotros. Debemos conocernos a nosotros mismos, y superarnos para que toda la Virtud pueda seguir en pie. Si no lo hacemos, Octavio, es nuestro fin».
Cada golpe, cada movimiento, era clave. Debía pensarse con cuerpo y mente, debía realizarse con destreza y conciencia. De eso se trataba el equilibrio.
«
Cuando crezcan podrán compartir todo lo que se hayan alimentado. De eso se trata la Virtud: de ayudarnos y acompañarnos los unos a los otros», había explicado Gregorio. «
Y cuanto más viejos sean, más pequeñas serán las personas a quienes alimentarán, pues cuanto menos ha crecido una persona, más difícil es acompañarla en su superación».
Hacía muchos años que no veía a Gregorio. ¿En qué lugar de la Virtud se encontraría…?
«
Nos veremos otra vez, Octavio», había dicho. Y me había abrazado.
Había sido la primera vez que me habían abrazado…
¡Tap!, sonó mi pierna contra el muñeco.
—Muy bien, Octavio —escuché, a mis espaldas—. ¿Qué te parece intentarlo conmigo?