Rusita escribió:[-X Nada de vacaciones hasta que no haya capitulo nuevo!
A mi también me gustó Octavio
... A ver si de regalo de reyes aparece en la simoteca
Saludos!
EDITO: Creo que por puro masoquismo nomás acabo de leer los capitulo de Bajo tus pies, geniales debo decir!
Hacés que el lector se quede prendido del texto esperando más, y también lográs muy buenas imágenes para acompañar las palabras. Espero que Verás el cielo si la puedas terminar (dentro de muchos muchos muchisimo capitulos!) porque si no yo que soy platense te voy a buscar!!
JAJAJA La historia de Bajo tus pies a mi me entusiasmaba mucho, y tenía una variedad de personajes que Verás el cielo no tiene (al menos por ahora, quizá me invente algo, jejeje), como la niña que era un melocotón, JAJAJAJA.
Antes de irme de viaje voy a subir los capítulos 4 (ahora mismísimo) y también el 5, y luego ya me tomo un recreo de casi un mes de viaje...
Lo que sí durante el viaje voy a tomarme mi tiempo para escribir los capítulos así después ya solamente los paso a compu, acomodo un poco y saco unas imágenes del juego
¿Sos de La Plata, Rusita? ¡Mirá que bueno!
Dejo el capítulo 4... Este es básicamente una conversación telefónica, pero devela un par de datillos importantes
“El cuerpo del joven desaparecido, Fermín Páez, fue encontrado ayer a la madrugada en las costas de Valle Carmín, tras intensas semanas de búsqueda. Según indican las pericias, Páez habría caído desde las grutas directo hacia el mar”, leí a través del monitor.
“
El cuerpo ha sido reconocido por su hermana, Helena Páez, única familiar que aún vive”, finalizaba la nota. Había varias similares al respecto, todas del mismo día: 27 de diciembre de 2008. Hacía casi tres años.
Tomé mi móvil y busqué el número de Pierre en la lista de contactos. Lo llamé. ¿Cómo era posible que él…?
«
Buscaron su cuerpo durante cuatro semanas. Lo buscaron por absolutamente todo el pueblo, incluso en los alrededores. La noticia de su desaparición se expandió rápidamente, hacia varias ciudades. Se había generado una atmósfera realmente tensa», me había explicado Helena en el puerto, la noche anterior. «
El 26 de diciembre, encontraron un cuerpo en la playa. ¿Quién más iba a ser? Fermín Páez, por supuesto.»
Se había dado media vuelta, dándole la espalda al océano. Y había continuado contándome su historia, sin siquiera mirarme. Yo no me había movido: no quería que dejase de narrar, bajo ningún aspecto.
«
No sé qué fue, en particular. Si la actitud de los oficiales, o el tono con el que hablaban. Quizá la constante sensación de que me estaban mintiendo. O esas miradas amenazadoras, punzantes… », había hecho una pausa prolongada. El silencio de nuestras voces nos había permitido escuchar el murmullo del mar. «
Dije que sí, que era mi hermano. Mentí, por supuesto: ese tío no se parecía ni un poco a Fermín. Y, te lo aseguro, no se parecía ni un poco a alguien que hubiese estado cuatro semanas a la deriva en el mar.»
Se había volteado hacia mí. Sus ojos estaban bañados de tristeza. ¿O era miedo?
«
Por alguna razón, sabía muy bien que nunca volvería a ver a Fermín».
—Hola, Guillermo —saludó Pierre, en un tono serio y cortante, el mismo que usaba cada vez que alguien se comunicaba con él. Sabía que no era buena idea interrumpirlo, por lo que fui al grano:
—¿Cómo supiste que Fermín Páez está desaparecido? —pregunté.
—Lo leí en el periódico, Guillermo —respondió—. Fue noticia en casi toda España.
—Como también fue noticia que, cuatro semanas más tarde, encontraron su cadáver en la costa de Valle Carmín, que su mismísima hermana reconoció —ataqué, y mi voz se cargó de desconfianza—. Sin embargo, Helena Páez mintió en aquel entonces porque sabía que había algo raro detrás del caso.
—¿Estás queriendo decirme algo en particular, Guillermo? —fue todo lo que dijo Pierre—. Me extraña el tono que estás empleando.
—Pues sí, la verdad que sí —me indigné—. Me gustaría saber cómo es posible que vosotros sepáis que Helena Páez mintió aquel día. Me gustaría saber cómo es posible que vosotros sepáis que Fermín Páez continúa desaparecido.
Tardó varios segundos en responder. Fue el silencio más tenso e incómodo que he vivido en mucho tiempo.
—Me resulta un tanto… —Pierre dudó—, inocente de tu parte, Guillermo, creer que eres el único del equipo que está investigando el caso de Julieta Dahl en Valle Carmín. He de recordarte, sin embargo, que cuando accediste a trabajar junto a nosotros firmaste una serie de Cláusulas de Seguridad, una de las cuales especificaba claramente que los investigadores localizados en el área sospechosa no contarían con toda la información con la que contamos los investigadores no localizados. ¿La recuerdas?
—Recuerdo perfectamente nuestro sistema de seguridad, Pierre, hace tres año que lo sigo al pie de la letra —contesté—. Pero aún así esquivas mi pregunta: ¿cómo sabéis que Fermín Páez continúa desaparecido?
—No eres el único del equipo que ha hablado con Helena Páez, Guillermo. Como tampoco eres el primero en llegar a Valle Carmín —me informó—. Pero déjame decirte una cosa, y la digo de parte de todos en el equipo: se acabaron las preguntas al respecto de lo que nosotros sabemos y de quiénes son tus compañeros de investigación. No quiero uno sola palabra más al respecto. Tu objetivo es claro: encontrar a Julieta Dahl. Tus compañeros tienen otros objetivos, alrededor de los cuales gira su investigación. Ahora es tu turno de entablar una relación con Helena Páez y si es necesario explicarle lo que sucede.
—¿Estás seguro de que no olvidas decirme nada que deba saber? —insistí. Por alguna razón, sabía que me estaba ocultando algo importante.
—Estoy completamente seguro, Guillermo —respondió, cortante—. Toda la información que necesitas se te ha brindado. Si llegamos a tener más noticias, te las comunicaré cuanto antes, no te preocupes.
—¿Y cómo sigo, entonces? —mi tono se volvió amenazante—. ¿Continúo relacionándome con Helena? ¿O comienzo a investigar el verdadero caso de Fermín Páez?
—Tu objetivo, repito, es encontrar a Julieta Dahl. Haz lo quieras, es tu investigación, no la mía. Pero no te desvíes de tu objetivo. El caso de Fermín Páez no es lo que nos interesa en este momento.
—Entendido —dije, y corté.
Tenía muy en claro que si Pierre me había enviado a hablar con Helena, significaba que existía algún tipo de conexión entre los casos de Julieta Dahl y Fermín Páez. Debía descubrir esa conexión, y para hacerlo, primero necesitaba más información sobre el caso de Fermín.
Busqué en mi móvil el teléfono de Helena. La llamé.