Eh, miley, te ha quedado hermosa!!
Me gusta mucho la "pintura" que le has puesto a la sala de estar, con esas maderas medio azuladas.
Yo también te doy un pequeño consejo (o tal vez dos, JAJA) y es que, al personalizar objetos con colores muy brillantes (quiero decir, casi blancos, como la mesa y las sillas), te fijes de acercarlos a la misma tonalidad de algún color que ya exista en la habitación. Fijate, en el comedor la mayoría de los objetos son de tonos grises o claros. Todos ellos están o bien desaturados, o dentro de la paleta fría (violetas, azules, celestes, verdes...).
Luego está la puerta junto a la mesa, que es de un marrón dentro de los naranjas. Genial, me encanta el contraste frío-caliente en ese caso. Pero luego están las sillas y las mesas: allí, has usado un color brillante (es casi blanco) pero no está cerca de ninguna de las tonalidades que habías usado. Se acerca a los cálidos, sí, pero creo que es más amarillo, ¿no?
Bueno, y aquí (tras tanta perorata) viene el consejo: cuando decores, no ocupes la habitación con demasiadas tonalidades (a no ser que sea intencional, obviamente). Lo que sucede es que la vista se "sobresatura" de color, por más que no sean chillones. En ese caso lo que yo haría sería aproximar la tonalidad de puerta y mesa+sillas. Incluso, llevaría la de las mesa+sillas a la tonalidad naranja, porque la puerta queda muy bien así (no me refiero a que uses exactamente el mismo color, sino que no sea de tonalidad amarilla sino naranja).
Pero, ¿por qué siempre escribo tanto?
¡A ver qué mas nos muestras, Miley!
Un abrazo!
(Ah, y ponete a escribir algo, ¡a ver qué sale!)