
  A veces el trabajo es demasiado exigente y duro, pero cuando eso sucede, tengo un sitio que consigue relajarme.
Varias veces me doy el lujo de dejar el coche en el aparcamiento de la oficina, cojo un tranvía y solo me dedico a observar.
Observo mi entorno, como caminan las personas, los parques donde juegan los niños, me quedo hipnotizado con las diferentes calles y barrios, así, llego a mi parada, por fin estoy en el sitio que necesita mi cuerpo.
 Lo primero que se puede apreciar, es el faro, hoy no tengo ganas de bajar hasta el paseo, así que me voy a apoyar en la vaya a la sombra de los arboles, y el faro de testigo, me prendo un pitillo y observo como el humo es llevado por el aire, eso consigue hacer que realmente los problemas se vayan como el humo de mi cigarrillo, me despeja la mente, y puedo observar las vistas y disfrutar de un poco mas de cordura en éste mundo caprichoso.
  En estos tiempos que el tiempo es el dictador de nuestras vidas, saber por unos instantes que eres libre es la mejor sensación.
  Ya se me está consumiendo el cigarro, pero éste corto periodo de tiempo me sirvió mejor que un fin de semana en un spa, por fin me siento con fuerzas para luchar en el día a día, envuelvo la colilla apagada en un papel, y la tiro a la papelera.