Pues como prometí, el capítulo 17 no se haría esperar más
Ya se hizo esperar demasiado, un mes y dos días es mucho...
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Capítulo 17: Todo lo que sube, bajaUn embarazo alienígena puede llegar a ser muy doloroso. Más aún cuando al que le toca el marrón de parir es a un hombre. Sey tuvo que aguantarlo, lo que significaba que YO tenía que soportar sus gritos. Y, como era costumbre, dicho acto ocurrió en el baño de la casa.
PlumBob: Venga Sey, que tampoco es para tanto, anda.
Por suerte para ambos, el parto no se alargó demasiado y fue entonces cuando nació un precioso bebé 100% alienígena. Arfen acababa de unirse a la familia.
Fue entonces cuando le recordé a Sey que debía escoger un heredero para seguir con el linaje de la familia Ahgsakmengdf. Lo llevaba aplazando mucho tiempo, más que nada por pereza, pero era bastante obvio quién debía ser el heredero... Mas que nada porque Arfen aún no sabe ni hablar.
Sey: Adel, es el momento de que te encargues de continuar con el linaje familiar. Yo sé que quieres tener una familia muy grande, y por eso eres la más adecuada.
Adel: ¡Gracias papá! Haré que te sientas orgulloso de mi.
Sey: Ya lo estoy, hija.
Y así fue como cambié de cabeza por quinta vez, cuarta desde que llegué a la tierra.
El tiempo pasaba muy rápido, y cuando me di cuenta le había tocado el turno de cumplir años al pequeño de la casa.
Arfen ya era todo un pequeñajo. Un pequeñajo superior al resto de humanos en todos los sentidos, pero un pequeñajo.
Y junto a Arfen, creció Caqui, que ya era todo un perro adulto.
Que seguía divirtiéndose muchísimo con su dueña.
El tema de la nieve se iba haciendo más y más rutinario cada día. Nevaba sin parar ni un segundo... Hasta que al despertar un día, la nieve había empezado a derretirse, a causa del sol que alumbraba con la misma intensidad extrema que los otros años.
Aunque junto a la nieve, también se fue otra cosa... la juventud de Sey.
Se había convertido en un anciano canoso y arrugado. Hasta su madre parecía más joven que él.
Que por cierto, pasaba mucho tiempo junto a su nieto, que le recordaba mucho a su abuelo. Le encantaba jugar con él, y enseñarle a caminar y hablar.
Pero su nieto no pudo disfrutar mucho tiempo más de su abuela, pues el tiempo pasa y tarde o temprano te llega la hora.
Geila nos había abandonado.
El que quedó mas devastado con la noticia fue Sebastián, que ni siquiera había podido estar ahí en sus últimos momentos de vida, pues estaba trabajando.
Y se pasaba las noches junto a su tumba, esperando poder verla al menos una última vez, aunque fuera en forma de fantasma.
Rk: Señor Sebastián, lo que me está pidiendo es una barbaridad. No puedo permitirlo.
Sebastián: Por favor Rk. Tú sabes lo que es ser inmortal. La única diferencia es que la persona que tú amas también lo es.
Rk: Me pone en una situación comprometedora... Le prometí a Geila que la mantendría a buen recaudo y que no dejaría que nadie se acercara a ella.
Sebastián: Rk, es una orden.
Rk: ... Está bien.
Adel también había quedado bastante destrozada con la muerte de su abuela, pero intentaba olvidarse a base del amor de otra persona.
Parecía muy unida con... con... sinceramente, ni me molesté en aprenderme su nombre.
Aunque tal vez debería haberlo hecho, parecían ir bastante en serio...
Y, una vez más, le tocó el turno de crecer a Arfen. Qué rápido crecen.
Sebastián: Hola, vieja amiga... No tengo un buen recuerdo de lo que ocurrió con nosotros dos... pero bueno, aquí estamos. No quiero seguir en este mundo sin Geila. No quiero y no puedo. Por eso es el momento de que ocurra lo que debió ocurrir hace años. No debería haber vuelto en primer lugar, y por eso me vuelvo a ir ahora. De la misma forma en la que me fui la última vez. Es algo poético, supongo, pero tampoco espero que una planta carnívora con cabeza de vaca lo entienda.
Sebastián: Venga amiga, date un último festín.
Sebastián ya estaba nuevamente junto a su querida.
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Y hasta aquí el capítulo de hoy
Espero que lo disfrutéis!