Me refiero a las Colinas de Hilemark, una zona rural situada en la región de Valentia, cerca de la esplendorosa ciudad de Gildear.

Se trata de un valle donde encontramos tres pequeñas colinas, convertidas ahora en pueblos medievales llenos de vida y ajetreo comercial. Cuenta con casi tres mil habitantes, entre las tres colinas urbanizadas y el pequeño pueblo de Vadian.

Cuenta la leyenda que a principios del siglo XV, toda esta explanada estaba cubierta de campos de cultivo a cargo del próspero monasterio de Senn Pavro (San Pablo), situado en la más alta de las colinas, donde aún hoy se puede apreciar el recinto cuadrado y la torre de los Ángeles.

El monasterio, con sus decenas de hectáreas de tierra y sus 43 monjes, era la joya de la Iglesia en Valentia. Formaba parte del Condado de Damopla, la segunda demarcación más pequeña en que había quedado dividido el Imperio tras Las Cartas de la Federación Nacional en 1289.
No solo el conde de Damoveral tenía al monasterio en gran consideración, sino también el emperador del Nuevo Imperio Atlano, la mayor potencia del antiguo territorio.
A esto que el monasterio se ampliara en 1402 con la creación del nuevo monasterio de Loriarte.

Pero todo cambió a mediados de siglo, cuando una bestia surgió de la nada y comenzó a acechar en los campos. Según las Crónicas de un antiguo imperio, de Nasth Sebar, La noche es oscura en estos valles, pero la bestia que surge por la noche es aún mas oscura y siniestra. Se esconde entre la niebla y ataca desde el cielo como un íncubo.
Se cuenta que era una bestia grande, con la forma de un murciélago, pero de piel clara como la roca y dura como esta. Tenía unos ojos brillantes y un cabello largo y blanco, como un velo de muerte.

Durante varios años la bestia devoró el ganado, luego a los campesinos y culminó su obra cuando entró en el monasterio y se llevó la vida de dos jóvenes monjes. Ante el peligro del monasterio, el mismo emperador del Nuevo Imperio mandó llamar a sus siete mejores soldados, a cual más siniestro, y los envió para dar caza a la bestia.

Se cuenta que lucharon durante cinco noches: la primera cayó uno de los soldados, que antes de morir cortó la oreja izquierda de la bestia; la segunda noche murió otro, no sin antes arrancar una mano al monstruo; a la tercera oscura noche murió uno más, quien en su último estertor cortó un ala del demonio; la cuarta noche se perdió la vida de otro soldado, al igual que una pierna del íncubo. En la última oscuridad del último día, surgió la bestia, sin oreja y sin mano, sin ala y sin pierna, moribunda, y no pudo hacer frente a los tres soldados restantes, que partieron el cuerpo exhausto de su enemigo en tres partes.
Cada uno de ellos recibió como pago a su trabajo una de las colinas. Uno de ellos se llevó la cabeza de la bestia y la enterró bajo su casa en la gran colina de Ugbeda (que significa cabeza); el otro se llevó el torso y lo depositó bajo el suelo de su hogar, en la colina de Pekro (pecho) y el tercero hizo lo mismo en la colina de Ros Desklos (los restos). A partir de entonces, la zona se llamó Colinas de Hilemark, que en atlano significa colinas de los soldados y sus trofeos.
De esta forma hallamos la Gran Colina de Ugbeda, con los restos del monasterio y la torre en lo alto. Se cuenta que la cabeza cercenada del monstruo siguió con vida ochenta días, enterrada en lo alto de la montaña, donde lloró sin cesar, creando así una cascada que surge de la misma tierra.

Luego encontramos la colina de Pekro, la más pequeña de todas.

Finalmente encontramos la colina de Ros Desklos, junto al monasterio.

A los pies de esta podemos ver campos de cultivo que llegan hasta las puertas de las casas, un hecho típico en todo el país.

Pero otro de los grandes atractivos de la zona es la gran catarata de Lednar, una maravilla de la naturaleza, que se extiende por varios niveles, creando pequeños charcos de límpidas aguas.

Actualmente, la zona también está cubierta por cultivos de lo más dispares donde se conservan los antiguos caminos de tierra custodiados por un pequeño muro de roca.

Cabe destacar los arrozales, un cultivo poco común en esta región.

Es muy famosa la granja de lavandas de Mebel, que permanece en el mismo lugar donde se inaugurara en 1642, aunque la estructura haya cambiado con los años. Aquí se encuentra el mayor campo de lavandas del país, de una calidad extraordinaria.

En 1975 se levantó el gran puente que permite que la autopista VS –2 comunique la capital de Valentia con la región vecina de Svalbard.

Al lado de la autopista encontramos unas vías del ferrocarril que en este tramo se adentran en la montaña.

Otros de los campos más famosos son los de flores, que a pesar de ser escasos, se conocen por su recogida manual que cada año da trabajo a cientos de personas.

Pues esto es todo. Espero que no se os haya hecho muy pesado, y os dejo con cuatro fotitos más de la zona















































