Ya me dejo de historia y me pongo con las fotos. Muchas tendrán una explicación corta porque no tengo ganas de escribir

. Dejaré lo mejor para el final (dudo que pueda hacerlo todo de un tirón, quizás lo divido en dos partes), así que empiezo por las afueras de la ciudad. Bueno, allá voy.
Antes de nada, hablaremos de las zonas más modernas. Cuando se construyó la ciudad imperial, estaba rodeada por prados, bosques y campos de cultivo. Con el tiempo, los nobles y burgueses adinerados quisieron levantar sus residencias y palacios alrededor de esta ciudad espléndida. Actualmente toda la zona está cubierta por la ciudad de Atlantis.

Esta es la zona más poblada, que ha ido creciendo con el tiempo, fusionándose con el resto de la ciudad en todas direcciones.

A pesar de ello, en esta zona no faltan los edificios antiguos y lujosos, con el estilo característico del país, así como amplias plazas, avenidas ajardinadas, parques y estatuas de la época. Este distrito es, sin duda, uno de los más selectos y decorados de la capital.

Al norte de la ciudad encontramos un faro de la época, emplazado en el puerto imperial. En este caso, se construyó un túnel ferroviario que une estación central de la capital (que ahora veremos) con otra importante ciudad Therabis.

Con la llegada de los estadounidenses (se estima que llegaron durante el siglo de ocupación, unos 475.000-500.000) la ciudad creció considerablemente. Hubo un momento de auge económico, que se quiso plasmar en esta zona de la ciudad, considerada el centro neurálgico de la capital. Por eso encontramos en esta zona las tres principales avenidas de Atlantis. Esta es la Avenida Derian, que conduce horizontalmente, hasta el distrito de Atlantis Primaris, al oeste de la ciudad.

La avenida Imperial, proyecto de Garda que se conservó en época americana, era un anexo a la Avenida Derian, con la misma forma y modelo, aunque esta cruzaba la isla de Atlantis horizontalmente, por la izquierda de la Ciudad Imperial.

Finalmente, la más colosal de todas: la Avenida de la República, también horizontal, pero a la derecha de la ciudad imperial. Se creó con el nombre de George Washington Avenue, aunque con la expulsión de los americanos y la instauración de la República, cambió de nombre.

También por considerarse centro neurálgico, se construyó la estación central de Ferrocarriles de Zenón, la más grande del país, que se comunica con toda la nación.

Sigue un modelo muy típico de la época, con profusa decoración y el uso del metal para el tejado.

Para la época se consideró exageradamente grande, pero ahora no es suficiente para una ciudad de casi siete millones de habitantes, por lo que existen otras cuatro estaciones de ferrocarriles en la capital.

Aquí vemos la Plaza de Abraham Lincoln, en honor a este personaje. En Atlantis había una larga tradición esclavista desde los inicios del Imperio Nuevo en el siglo II a.C., que se conservó hasta mediados de XIII. Pero cuando llegaron los estadounidenses aún quedaba un grueso de población esclava. Con la guerra de secesión americana, el conflicto llegó a Atlantis, donde también ganó la facción de Lincoln, aboliendo la esclavitud en el 1865.

Pero en medio de esta lujosa ciudad encontramos un complejo de edificios residenciales de estilo racionalista, obra del mismísimo Le Corbusier. Estos edificios desentonan con el resto de la zona, por lo que se ha pedido reiteradamente su derrumbe, que aún no se ha conseguido.

Aquí encontramos otro paseo, dedicado a George Washington. Este personaje tiene en total 5 calles o avenidas, 36 estatuas y 12 edificios dedicados a su persona en toda la ciudad.

Justo al lado de las murallas de la Ciudad Imperial encontramos algunos edificios que se levantaron para albergar a las familias acomodadas del momento, ya que situarlas dentro de los muros sería más complicado. Por ello encontramos grandes edificios palaciegos.

En este caso, uno de los edificios se derrumbó, y en su lugar se alza ahora un rascacielos modesto, sede del BNCA, el mayor banco del país.

Pero si hay algo a destacar en las afueras de la ciudad es el barrio residencial de Karuna, no solo por sus residencias dignas de un rey, sino por su curiosa forma redondeada y su situación junto a la costa, con unas espléndidas vistas.

Pero lo fascinante es quien vivió en las casas. Para la construcción de la Ciudad Imperial se emplearon más de 60.000 obreros, artesanos, pintores, canteros, ebanistas, arquitectos… Cuando llegó G. Washington a la ciudad, mandó acabar de construir lo poco que faltaba de la ciudad, empleando solo 15.000 de estos trabadores. Cuando hubieron terminado, les dio una residencia en el barrio de Karuna, ya que la mayoría de las familias nobles se habían marchado de la capital. De esta forma, este suntuoso barrio con adoquines de mármol se convirtió en el más selecto barrio obrero del país.

En las afueras también encontramos otro barrio, conocido como Ciudad Blanca. Los edificios son más modernos, pero se conserva una ancha calzada que, como la de la ciudad imperial, está formada por adoquines de mármol blanco.

Esta ciudad blanca solo tiene esa diferencia. Con el tiempo se ha visto la necesidad de añadir algunas carreteras y avenidas.


Pero también destacan sus patios y jardines interiores, todo muy amplio y tranquilo. En esa zona viven actualmente unas 23.000 personas, aunque a veces la ciudad blanca se confunde con el resto de la ciudad.



Pero entre sus adoquines blancos encotramos algunos edificios emblemáticos, que pasan desapercibidos y se confunden con la ciudad actual. Uno de ellos es la Iglesia de San Almah, que data del siglo XVIII, quizás un poco anterior a la construcción de la Ciudad Imperial.

Pero hay otras cosas que no pasan desapercibidas, y el gran ejemplo de ello es el parque de Valakya, un gran jardín suntuoso situado a menos de cien metros de las murallas. Se trata del segundo mayor parque de la capital.

En el centro hallamos la Plaza Imperial, construida en esta época en honor a Garda.

Abajo está el lago artificial del parque, en cuyo interior vemos la Torre del Asaufer, el consejero del emperador. Murió unos años antes de la caída del imperio, y se enterró bajo esta suntuosa torre funeraria, siguiendo con los ritos paganos que aún se conservan hoy en día.

Del exterior de las murallas solo me queda mostraros el único rascacielos que supera la cifra máxima establecida por el ayuntamiento en 1972. Se trata del Edificio Widmore, de 211 metros de altura, situado en la Ciudad Blanca. Su superficie de cristal azul dota a la zona de un contraste que unos encuentran atractivo y otros horrible.

Mañana os intentaré enseñar todo el interior de las murallas. Dejo lo mejor para el final
