Gurdilvas Lake, el Lago de Gurdilvas. Su nombre evoca cientos de cosas, desde herejía, mitología, épicas batallas, personajes sombrios... En realidad, se trata únicamente de un gran lado situado al norte de la región de Dalmasca.
Se trata de una zona de tierra muy fértil, donde han proliferado los campos de cultivo, pequeñas poblaciones y una antigua tradición de ganado bovino.

Con el tiempo llegaron las primeras industrias, que se fusionaron con el campo y los cultivos, dando trabajo a una población cada vez más grande.

La energía de las seis localidades de la zona proviene mayoritariamente de energías renovables. La primera fue este parque eólico.

También encontramos la Central Eléctrica y de Reciclaje, que produce energía gracias a la materia orgánica que obtiene del reciclaje, así como del calor de la tierra.

Aquí vemos la pequeña ciudad de Mornebrath, con 11.328 habitantes. Es la localidad más poblada de la zona.

Este es Egdelnembrath, un pueblo acogedor con vistas al lago.

Es famoso por sus pequeñas casas residenciales rodeadas por los frondosos bosques de Gluthien.

A finales de los noventa se construyó la gran autopista nacional, que rodeaba la costa de todo el país.

Esta faraónica obra tiene tuvo un coste desorbitado, así como puntos de gan dificultad, como el que supuso el Lago Gurdilvas. Se tuvo que levantar un enorme puente con 10 pilares de 65 metros de altura. Se trata del Puente de Lóngorien, desde donde se puede ver todo el valle y hasta se ve la costa del mar atlante.

Otro de los atractivos de la zona es el río Andros, corto pero de gran intensidad por su inclinación, pues el agua fluye con bravura. Aquí vemos su nacimiento por debajo de la fría roca.

El río baja con intensidad con muchas curvas y saltos que muy pocos se atreven a retar con sus canoas.


Finalmente el río acaba desembocando en el lago, en el conocido como Salto de Elvalas, el salto de los valientes.

Aquí vemos el Puente de Sálar, que forma parte de la misma autopista nacional anterior.

Pero el verdadero interés del lago se encuentra en una pequeña localidad que se halla en su centro. Se trata de Gurdilvas, el Pueblo de los Herejes.

Su orígen se remonta al siglo VI, con un pequeño asentamiento de pescadores que apenas tuvo importancia. Pero todo cambió en el siglo XII. La gran crisis económica y demográfica se vió agravada por la llegada de los primeros misioneros cristianos. Estos ofrecieron una salvación con Dios, y con el tiempo se alcanzó una crisis religiosa sin precedentes. Se mantuvo cierta dualidad hasta mediados del XV, con la llegada de la peste desde los centros de comercio de la Península Arábiga. Entonces el catolicismo volvió a ofrecer la salvación de los enfermos. De esa ñepoca data la primera iglesia de Gurdilvas.

En el 1394 subió al trono Detherlas, apodado “El Cristiano”, por ser el primer emperador cristiano de Atlantis. Pero el problema llegó con su hijo Empheros, que impuso el cristianismo como religión oficial y persiguió a los paganos, cuyos dioses se remontaban siglo VIII a.C.

Las persecuciones fueros sistemáticas, y con el tiempo Gurdilvas se convirtió en un enclave para los refugiados paganos. Allí instauraron el culto a Mauzel, antiguo dios de los condenados y los esclavos, pues así se sentían sus fieles. Gurdilvas creció rodeado por una muralla de madera y varias defensas costeras de las que nada se conserva ahora. El emperador no tuvo clemencia y mandó asediar la ciudad. Un ejército imperial de 1.400 infantes rodeó el pueblo, que contaba con unos 300 defensores. Tras derribar el portón, se libró una encarnizada batalla de la cual, asombrosamente, los defensores de Mauzel salieron victoriosos en la conocida como “Gran resistencia de Mauzel”, que cobró gran renombre entre los paganos.

Pero el conflicto terminó cuando el sucesor de Empheros dictó la libertad de religión, aunque entonces el cristianismo estaba afianzado y se mantuvo una dualidad ente ambas religiones. Aquí vemos la Plaza de Dirnith Gaeral, en honor a este emperador.

Gurdilvas se mantuvo como bastión de los fieles a Mauzel durante siglos. Se crearon esculturas y plazas en honor al dios, como vemos en esta imagen, con la plaza y un pequeño santuario de Mauzel.

Pero el conflicto reapareció con la llegada de los británicos a mediados del XVIII. El coronel Cornwall se encargó de la misión de someter a los “bárbaros de Mauzel” e inició un nuevo asedio, aunque Gurdilvas había crecido en población y defensas, y el coronel tuvo que levantar el asedio.

Los britanicos controlaron el puerto de la isla, esperando que con el tiempo los habitantes de Gurdilvas cediesen a convertirse.

Tras siete meses de bloqueo, los paganos de Mauzel se vieron obligados a enfretarse a los britanicos, pero estos habían logrado reunir un gran ejército de 2.000 infantes, 370 jinetes, 400 arcabuceros y 25 piezas de artillería, frente a los escasos 1200 defensores, con apenas un puñado de caballos.



Los defensores se escudaron en el antiguo mito de la Gran resistencia de Mauzel y en su protección divina y avanzaron convencidos de la victoria, pero al otro lado les esperaba la artillería y los arcabuceros, que rompieron las filas enemigas antes siquiera de que las espadas chocaran.


Cuenta la leyenda que los defensores perdieron toda esperanza y comenzaron a huir en desbandada cuando una luz apareció en el este, junto con la figura de Morwana, la esposa de Mauzel y divinidad de la Justicia. Aquí vemos una fuente en honor a la diosa.

Con los ánimos renovados, avanzaron con fiereza y chocaron contra los regulares británicos, que combatieron con disciplina junto a un destacamento imperial atlante.


Finalmente, el sol se puso tras las montañas y atardecer fue más rojo que nunca, teñido el cielo por la sangre derramada aquel día, en la “matanza de los hombres de Mauzel y Morwana”, donde perecieron casi seiscientos atlantes por solo tres docenas de británicos. Ese fue el final del culto a Mauzel, aunque la religión pagana se ha mantenido hasta la actualidad.

Espero que os haya gustado.