Bueno, a estas alturas puede que muchos dierais por muertos al legado Washington, pero nada más lejos de la realidad. Ellos fueron pioneros en el establecimiento de un legado, con la llegada de Elijah Washington al barrio. Desde luego, mucho ha llovido desde entonces...
Hagamos memoria. Chloe —hija y sucesora de Elijah—, junto a su marido Genaro, seguían la emprendida y habían tenido tres hijas: Jada, Gabrielle y Emma (
árbol genealógico). Sin embargo, la familia tuvo graves problemas relacionados con el pasado conflictivo del abuelo Elijah y la mala fama en Riverview y sus acuciantes problemas con los vecinos les llevaron a tomar una drástica decisión: mudarse a la gran ciudad, a Bridgeport.
Se hicieron con un gran solar que había sido un antiguo campo de rugby y que ahora parecía un simple descampado. Con sus ahorros,
Mikelconstructions —la empresa solicitada para la nueva construcción de la casa— les proporcionó un luminoso y espacioso chalé, con perspectivas a irlo amueblando lentamente.
Por cierto, acompañado al cambio de residencia, se hicieron un ligero cambio de look, cada uno acorde a sus filosofías de vida. Rasgos:
Chloe: no soporta el arte, buena, excitable, desnudarse nunca, cleptómana.
Genaro: adicto al trabajo, valiente, hipersensible, desnudarse nunca, fácil de impresionar.
Gabrielle: distraída, le encanta estar al aire libre, tecnófoba, no soporta el arte.
Jada: valiente, artística, malvada, gruñona.
Emma: excitable, atlética.Volvieron de vuelta a la vida y, primero de todo, contemplaron los detalles de la nueva casa.
Básicamente estaban amueblados el salón/comedor, la cocina, un baño y tres dormitorios.
(Podéis ver los dormitorios aquí)Tras un largo día de mudanza, Chloe, Genaro y Jada cogieron por primera vez el metro y fueron a dar una vuelta nocturna por un bar de la ciudad. Comieron un plato a medias (el presupuesto...) y estuvieron escuchando música.
Mientras tanto, Gabrielle se quedó con su hermana pequeña Emma, intentando ejercer de madre postiza. Pero visto lo visto, mejor la próxima vez llamar a algún vecino, pues no se le da muy bien a la pobre.
Como recordaréis, Genaro ejercía la Medicina, ocupando ahora el puesto de Interno. Tuvo suerte pues, a pesar del traslado, se hizo al instante con un idéntico puesto en el hospital local.
Chloe, de igual modo, era médica, aunque de un rango inferior (Paramédica). Realizaba campañas de vacunación en lugares idílicos de la ciudad, como esta torre acristalada.
La pobre Chloe, de tanto trabajar, olvidó su propio cumpleaños. Su familia estaba tan absorta en su nueva vida que apenas se enteraron...
Ahora era adulta-adulta, alguna tímida arruguilla empezaba a formarse.
Desde que llegaron a la ciudad, la calidad de vida de los Washington estaba en niveles mínimos. Digamos que todo era un gran caos.
La combinación sueño + llantos era totalmente incompatible. Luego, como consecuencia, por el día eran zombis y se subían por las paredes.
Esta desesperante situación llevó a Genaro hasta límites insospechados: autoadministrarse drogas de dudosa legalidad y fiabilidad. Con él, sin embargo, parecían funcionar.
La pequeña Emma no corrió la misma suerte que su madre y pudo celebrar su cumpleaños. Aunque tampoco esperéis mucha marcha por parte de esta familia... Para más inri, el nuevo rasgo de Emma fue "desafortunada".
Dentro del incesante caos reinante, las tres hermanas se llevaban más o menos bien. El problema era que ninguna de las tres hacía bien su trabajo, es decir, aprobar la escuela.
En sus ratos libres hacían cosas por separado: Gabrielle iba alguna vez a casa de un rico compañero de clase, un chico rubio engominado. Jada, pasaba las tardes en su habitación, intentado hacer los deberes cuando no se distraía con una mosca. Emma, era una niña atlética y se entretenía jugando a la pelota con su padre o sus amigos.
No sin esfuerzo, alguna noche podían cenar todos juntos y ponerse al corriente de los cotilleos familiares.
Aprovecharon el día libre y fueron a dar un tour por el ayuntamiento y alguna de las zonas más representativas de la ciudad.
A las puertas de un bar, se encontraron con semejante panorama:
Por suerte, Chloe estaba allí y pudo socorrer a la pobre mujer. Sacó un cachivache del bolso y le realizó las pruebas pertinentes in situ, dejándola como nueva.
Gracias a la inigualable actuación que Chloe había llevado a cabo, se pudieron colar en el local. Los mayores tomaron algo y Emma se quedó matando marcianitos. Parece que a Jada le dio poco menos que asco el local... Luego, marcharon a casa.
Las adolescentes, a cambio de tan generoso comportamiento por parte de sus padres, prometieron aplicarse seriamente y llegar, por lo menos, al aprobado. Estaba complicado, pues en no mucho dejarían el instituto, pero lo intentaban.
El segundo cumpleaños de Emma volvió a ser lo habitual en esta humilde familia: metamorfosis en cualquier esquina. Las carusas de Emma espantaron a su hermana Jada, pero entendió que formaban parte del proceso. Se convirtió en una chica algo agraciada y seguía conservando sus característicos rizos.
Se trajo a casa a una amiga que vestía algo extravagante, pero sus padres no eran quiénes para juzgar a las amistades de sus hijas, así que pasó la tarde con Emma.
Al irse, la amiga improvisó un solo a la batería que nadie supo de dónde había salido. Emma no entendió si debía interpretar aquello como algún tipo de serenata, pero no le dio más importancia.
Mientras Genaro trabajaba, las chicas cenaban tranquilamente en la víspera del cumpleaños de las gemelas. Como era sábado, tuvieron la idea de aprovechar la noche en algún pub o algo parecido de la ciudad.
Estuvieron haciendo botellón un rato enfrente del garito, las tres hermanas y dos amigos de sendas cumpleañeras. Empezaba a ser algo tarde, pero lo estaban pasando bien y no tenían en mente volver a casa.
Gabrielle estuvo hablando con el rubio (que resultaba ser teñido) pero no pasó nada relevante.
- Oye, te has vuelto más alto, ¿no?
- Sí, lo siento mucho guapa pero ahora mismo no puedo ofrecerte nada más que mis chistes.
- Vaya, no pensaba que fueras tan mojigato...
- Lo siento chica, lo dice el reglamento.Emma lo pasaba en grande con el futbolín, mientras Jada se invitaba a algo en la barra.
Qqggué diverrggdido, hip!Pero, de repente, el ruido de una sirena alertó a las chicas. ¡Oh no! La policía había averiguado su paradero e iban a por ellas. El dictatorial toque de queda les hacía temerse lo peor; qué iban a decir sus padres... Pero bueno, sería como mucho un rato en comisaría o las acompañarían a casa enseguida.
Sin embargo, las cosas en la ciudad eran diferentes. Desde la llegada al poder de Simddafi décadas atrás, muchas libertades habían sido coartadas. Fueron internadas como castigo sin conocimiento alguno por parte de sus padres. Parecería algo estricto, pero la sociedad urbana vivía a rajatabla.
Chloe y Genaro no podían creerse lo sucedido. Indagaron sobre el paradero de sus hijas, estudiaron la legalidad de la medida, tuvieron charlas con la policía... Pero nada parecía poderse hacer. Habían desaparecido de la ciudad.
Literalmente._________
Notas del autor: a pesar de la mudanza a Bridgeport, supongo que no he quebrantado ninguna de las reglas del legacy; el tamaño del solar es el mismo. Entiendo que lo sucedido en la última parte del capítulo forma parte de un
bug, pues las hijas siguen apareciendo en nuevos deseos y en las relaciones, aunque desaparecieron del menú de Sims de la izquierda. No han vuelto jamás.