

Sin más... os dejo el nuevo capitulo

· Capítulo 2.4: Último cambio de casa ·
Aitor y yo decidimos que ya era hora de dejar esta casa ya que se nos hacía pequeña y, al fin, había llegado nuestro pequeño Ben al mundo. Sería nuestra última mudanza, en un solar y una casa más grandes.

Aitor llamó para comprobar que la casa estaba lista para ser habitada. Nos quedaríamos con poquísimo dinoro pero, con el dinero que conseguíamos con nuestras obras y los objetos coleccionables que recogían los perros, la podríamos amueblar poco a poco. Por ahora, nos sobraba con que tuviera lo esencial.

La casa era simple. Sin mucha vegetación y pocos muebles. Yo tenía suficiente con que tuviera habitaciones para mi, Aitor y para mis hijos. Tenía hermosas vistas y estaba cerca del centro. La verdad, creo saber que hemos hecho una buena elección.

Mi hijo Bernardo creció hermoso. A penas pasaban los años se volvía mas parecido a su padre, tenía los ojos tan hermosos como él. Además de ser guapísimo, se había vuelto un chico disciplinado.

Por otra parte, Ben era un chico muy bueno y tranquilo. Aitor se ocupaba mucho de sus cuidados porque sabía que yo estaba ocupadísima con la casa y los perros.

Pimienta, Eika y Nevado parecían haberse adaptado muy bien a la nueva casa. Los tres estaban muy unidos y, la verdad, es que no me daban nada de trabajo. Jamás me arrepentiré de tenerlos en mi casa.

Por suerte, a Bernardo le gustaba mucho los animalitos. Parecía que se llevaba muy bien con la cachorrita Eika.

Un día me comentó que le encantaría viajar a China y poder ser un gran maestro de las artes marciales. Parecía estar muy seguro de sus ideas. No sé si eso me preocupaba o me alegraba...

En mi cocina apareció, de pronto, un conejo-duente muy extraño... ¿a qué se deberá ésto? Me pareció muy raro, la verdad...

Con un poco de dinero que conseguimos terminamos de amueblar bien la habitación de Bernardo. Ya nos queda menos


Ber era un niño muy bueno, siempre limpiaba sus platos despues de comer y, además, se ocupaba de los ''descuidos'' de los perros.

El cumpleaños de mi pequeño Ben llegó y, ahora, pasaba a ser un precioso infante. ¡Como pasa el tiempo!

Ber me comentó que su muñequito se había hecho mayor, al igual que él. La verdad es que mi hijo no paraba de sorprenderme... tenía muchísima imaginación.


Ben se parecía muchísimo a mi. Tenía mi mismo color de pelo y de ojos. Seguro que éste y su hermano se pelean por las novias cuando sean adolescentes


- Oye papá... ¿puedo pedirte algo para cuando me haga adolescente?
- ¡Claro! Lo que sea para mi hombrecito.
- ¿Lo que sea lo que sea?
- Sí, ya dime.

Me pareció muy extraños verlos hablar así. Ber parecía tener una idea fija en su cabeza, lástima que no alcancé a escucharlos más.

Lo que si me pareció MUY extraño fue la llamada que recibí. ¿De quien se trataba? Hacía años que no recibía llamadas que no fueran de personas interesadas por mis cuadros...

- ¡No puede ser! MENTIRA, ¿verdad?
- Hooooooola princesita, ¿qué tal estás? te acuerdas de mi, ¿no?

- ¡Tonto! ¿Como me olvidaría de ti César?

- ¿Qué te trae por aquí? Pasó mucho tiempo... ¿por qué no me llamaste?
- Lo siento mucho princesa, estaba preparando mi mudanza.
- ¿Mundanza? ¿Dejas aquel piso tan grandote que tenías? ¿¡Qué haces!?
- No Amanda, esta vez dejo mi piso y Bridgeport. Te veo mañana, tendrás ganas de verme, ¿no? me tienes que contar muchas cosas... y yo tambien te tengo que decir otra.
- ¿!!!!!!!Mañana!!!!!!!? ¿Vienes mañana César? ¿Qué me tienes que decir?
pi...pi...pi... (


Continuará...
Gracias a tod@s por leer ♥