Capítulo 1: La Barriada.
La última vez que me miré al espejo, tenía el pelo corto. Un pelo corto por encima de las orejas y una cara con una suave barba recién afeitada. En uno de los típicos bares de los puertos las camareras me miraban de diferentes formas: unas con coqueteos, otras con ascos. Una de las camareras de un puerto, Jennifer, se hartó a decirme que yo parecía el típico tío que iba tentando a la gente y que le hacía falta que le cayera algo malo para darse cuenta de la verdad. Como es más que obvio, nunca le dije quién era, ni de donde venía, ni a donde iba. Si de algo se debía enterar no iba a ser por mí.
La misma chica, opinaba que tenía demasiado carácter. Que era difícil de manejar... En algún lugar de SimCity habría alguien que mandaría a otro que me manejara. A decir verdad, incluso deseaba que se me diera por muerto... o algo así. No tenía familia, y la que quería crear podía estar en peligro por una traición. Justo o injusto, así estaban las cosas.
Punta Brava era una isla paradisiaca. No solamente por sus playas, sino también por su gente. Aunque en toda ciudad siempre tiene que haber alguna rata escondida, en esa isla la mayoría eran personas maravillosas. Si en esta isla había que tener un lema era el mismo que leía una y otra vez por las calles de Sunset Valley: "
No nos dejaremos matar"
Daianah: ¡¡Hola!! ¿Eres nuevo por aquí?
Demian: *sorprendido* Sí, soy nuevo...
Daianah: ¡Bienvenido a Punta Brava! Soy Daianah. Si necesitas ayuda con el alojamiento el ayuntamiento está detrás nuestro *señala un edificio de escaleras*
Demian: Gracias.
A decir verdad, me sorprendí de que una adolescente me saludara tan enérgica. ¿Tanta confianza había en este lugar?
Después de registrarme en el ayuntamiento como nuevo ciudadano de Punta Brava, acudí al pequeño solar de mi madre... que de pequeño no tiene nada. Me puedo montar un estadio de fútbol, de baloncesto, un acuario, y tener un zoo. Lo que me pareció ridículo fue la mini caseta que había. Todo lo que había dentro era completamente funcional, nada de caprichos salvo un ordenador con el que elegí un trabajo. Mi sueño de toda la vida era ser un gran empresario.
Harold Smith era un hombre anciano que manejaba la empresa desde hacía años. Quería presentarme formalmente, como nuevo trabajador. Cuando lo vi estaba repleto de papeles y tuve que mirar entre montañas de folios para saber quién era mi nuevo jefe.
Demian: Señor... *no se acuerda de su apellido*
Harold: ¿Eres el nuevo trabajador? ¿Cardinale?
Demian: ¡Sí, sí!
Harold: Bienvenido a la empresa, muchacho. Espero que disfrutes de trabajar con nosotros.
En esos momentos me sentía un poco tonto estando en un lugar tan tranquilo cuando todo en mi interior era un caos.
Demian: Estás que das asco, Demian.
Demian: Al menos no tengo raspas de pescado entre los dientes. Lavarse los dientes con coco funciona.
Mis primeros meses en Punta Brava fueron tranquilos. Trabajaba sin parar, intentaba ascender, hacía ejercicio... pero las palabras de Don Nick siempre rodeaban mi mente y me alejaban de toda mujer a la que me acercaba. Era un peligro continuo. No me fiaba de nadie. Llegó un momento en el que pensé que asustaba a todo el mundo con mi actitud ausente.
Cuando me metía en la bañera comenzaba lo malo. Todos esos pensamientos acudían a mí encerrándome en una cárcel con una llave perdida. Clavaba la mirada entre uno de los azulejos negros. Todo se volvía negro, blanco, rojo... el rojo de la sangre derramada por alguien que no merece ni ser llamado hombre. Un alma podrida que le gustaba destrozar cosas bonitas.
Odiaba sentir en mi cabeza los gritos y los llantos. Los arañazos y los puñetazos. Gente que me miraba desde un altura y ahora se reían de mí. ¿Qué había hecho? Solo deseaba acabar con mi vida...
Cobarde. Soy un maldito cobarde. Siempre lo he sido. No era capaz de acabar con mi vida aún sabiendo que yo era un maldito perdedor que solo podía pedir la muerte para ser salvado.
Cuando la noche caía podía escuchar a lo lejos fiestas que se armaban. Algo divertido en el que yo incluso quedaba invitado, pero el cual rechazaba amablemente. Definitivamente, Punta Brava es demasiado diferente a muchos sitios.
Los tatuajes de mi cuerpo... cuatro tatuajes y todos con un significado diferente. Solo los más llamativos eran el lobo de mi pecho y la sirena de mi espalda. El lobo de mi espalda significaba lo callejero que era. Un lobo hambriento en busca de presas para comer, era así como se me decía. La sirena... mi padre siempre decía que todo hombre que fuera bendecido vería una sirena alguna vez en su vida. Yo no había visto ninguna, pero su frase se imprimió tanto en mí que decidí que otros fueran bendecidos por mí y por mi sirena.
Era un hombre aplicado. Hacía la colada...
Veía la tele...
Presentador: Según las últimas estadísticas, Sunset Valley tiene el mayor índice de criminalidad de SimCity.
Demian: No sé porque me sorprende...
Tendía la ropa...
???: ¡Pero si tu vives solo, fantasma! ¡Quita la mini falda de la cuerda! A no ser... que te guste vestirte de mujer por las noches.
Demian: ¡¡Cállese, señora!!
Y también me iba a trabajar.
Conductora: Deberías afeitarte, vas a criar pulgas.
Demian: Al menos crío algo, no como tú, que pareces Chewbacca con tanto pelo.
Conductora: *Llora*
Y como todo trabajador, también aparecían en el buzón unas cartas magníficas de alguien que siempre se acordaba de ti: el banco.
Después de trabajar decidía ir al parque y divertirme jugando en el festival de verano. Muchas veces iba con la ropa de la empresa, pero para algo existía la lavadora. Me gustaba mucho patinar, aunque la verdad... no es que se me diera muy bien. (
Nota de Metanfetamina: para muestra, dos fotos un poquito más abajo)
*
*
Siempre había buena gente que me intentaba ayudar...
Daianah: ¡Venga, Demian! ¡No es tan difícil! *le agarra de las manos*
Demian: Te voy a tirar, Daianah... y te vas a hacer daño.
Daianah: ¡Que no, venga! *le ordena girar*
Por cosas así... nunca me equivocaba.
Demian: ¡¡AHH!! *pierde el control*
Daianah: ¡¡AAHH!!
Demian: *cae al suelo empujando a Daianah* ¡¡Eso duele!! *se lleva las manos al trasero*
Daianah: Patoso...
Demian: ¿Estás bien? Te he dicho que nos íbamos a caer.
Daianah: Estoy bien, estoy bien. Pero la próxima vez practicas con el poste de la luz.
Creo que ese día fue la última vez que practiqué patinaje... y Daianah cada vez que veía que iba a la pista de patinaje, y ella estaba dentro salía corriendo. Al ver que el patinaje no era tan lo mío como yo pensaba, me apunté a ver los concursos de comida.
Demian: ¡¡Vamos, chicas, qué podéis!! ¡¡Cuánta gula tenéis, a comeeeer!! *aplaude*
Maya: Como no te calles te vas a comer la mesa con mantel incluido.
Todos eran buena gente en Punta Brava. Todos.
Estar con la gente me hacía ser de una manera, luego en casa era de otra muy diferente. En casa ocultaba todos mis secretos, antes de salir a la calle los dejaba apartados en un rincón de alguna habitación y dejaba que la oscuridad de ellos hiciera grietas por las paredes. Después de llegar siempre tenía ganas de vomitar. De nuevo esa presión en el pecho. Esa presión que no me dejaba casi ni respirar...
Pero llegó el momento de comenzar a soportarlo. De saber que no siempre podía estar así. Buscando por internet comencé a averiguar que había algo que se llamaba Mapa mental. A base de mucho esfuerzo se creaban pequeños bloques en la mente de una persona. Esos bloques estaban rodeados de hormigón y permitían a los recuerdos estar encerrados.
Lo intentaba a todas horas, daba igual lo que estuviera haciendo; si mi mente debía hacerse fuerte, lo iba a conseguir a toda costa. Podía estar viendo la tele, jugando al ordenador, comiendo... lo iba a conseguir y poco a poco lo conseguía.
Solo dejaba de buscar el mapa mental cuando trabajaba o cuando sonaba el teléfono.
???: Buenas noches, le llamo de MoviSim. Queríamos hacerle una oferta para cambiar su número de móvil...
Demian: No me interesa, estoy muy a gusto con mi compañía.
???: Pero nosotros tenemos...
Demian: ¡Que no me interesa! *cuelga*
Y como siempre... el momento de prueba llegaba en el instante en el que yo me iba a dormir. Ese instante donde todo podía salir mal, o salir bien y desaparecer de mi mente los gritos. El color de la sangre. El llanto... la desesperación...
???: ¡¡LA BASE DE DATOS DE VIRUS HA SIDO ACTUALIZADA!!
Demian: ¡¡¡AAAAHHHH!!! *se levanta corriendo al salón y busca* ¿Qué ha sido eso? *se da cuenta de que es el ordenador* Maldito ordenador *se escuchan ruidos en otra parte de la casa. Sale corriendo* La lavadora también ha decidido hacer acto de aparición hoy *intenta detenerla*
Me quedaba mirando por la ventana muchos días para ver salir el sol, y en cuanto amanecía después de luna llena siempre veía a gente correr por mi jardín.
Demian: ¡¡Voy a poner minas antipersona!! *alza el puño gritándole al hombre y da un golpe en el cristal* Uy, que lo rompo.
Aunque para empezar un buen día con alegría, unas tortitas con sirope de chocolate y nata.
Demian: Tengo que raspar lo negro...
Y después a trabajar. Por supuesto. Demian Cardinale quería ser un gran empresario, y sé que lo conseguiré.
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Aclaraciones: Odio, pero odio, ¿eh?, con todo mi ser la luz que se pone con luna llena. Lo quitaría, pero me gusta ver como aparecen los zombis.
También odio los comienzos de los legacys ya que son aburridos hasta decir basta. Siempre son los comienzos y aunque parezca que sí, siempre habrá algo que no te salga y eso desespera.
En el juego, la segunda generación ya ha nacido y es infante, así que tampoco voy tan adelantada.
¡Un saludo, y espero que os haya gustado! Aquí os saluda también el nuevo fichaje de The Walking Dead.