Shaniechan escribió:Ja ja ja ja, me encanta tu fundadora, es tan hermosa como alien, al igual que como su camuflaje, aunque fijate que si me gustaba el primero X3 pero es que ella tiene mucho estilo y no podía quedarse tan sencilla.
Gracias!! Hahaha es que ella tenía que ser... Ella... Hahaha además el collar tenía que estar (Y juro que eso se va a explicar... En algún momento ) y bueno... Cierto, tampoco podía estar tan sencilla hahhahaha
Y me encanta que te encante Adeline, sinceramente a mi me gusta más como alien pero cuestiones de emociones (Así tipo vergüenza de ser descubierta como si no los descubrieran relativamente fácil ¿O solo a mi me pasa?) Toca el camuflaje.
Una alienígena muy simEl viernes en el trabajo fue relativamente bueno, salvo por un pequeño desliz provocado por cierta alien que era una completamente novata usando el rayo sim. El pobre chico tuvo que pasar un buen rato congelado y otro compañero se enojó bastante por eso.
Al llegar a su casa ya era una Trasteadora Junior y por lo mismo se durmió con comodidad, pensando quizás en que se merecía un premio al día siguiente además de la necesidad que tenía de conocer vecinos para evitar las futuras crisis de nervios que le darían si ellos llegaran a ir a su casa sin presentarse, dificultades de ser una solitaria. Se levantó algo tarde ¡Dios! Hay que aprovechar al máximo los días que se puede.
– Bonito día – Sonrió un poco y de buen humor, en este mundo el sol levantaba el humor de todos los mortales, especialmente si consideramos que cierta señorita no tenía techo aún – A trabajar en mi jardín.
Se dedicó a su jardín unas cuantas horas, cada día estaba más grande y después se dirigió a casa de uno de sus vecinos, vaya sorpresa se llevó cuando estuvo frente a un si bien no despampanante, si guapo pelirrojo de bonitos ojos y piel clara.
Además resulto que Leondre Koch tenía una personalidad curiosa que término por agradar a la linda extraterrestre.
– Entonces ¿Eres muy nueva en este barrio?
– ¿Se puede ser “Muy” nueva?
– ¿Llegaste hoy?
– No, la semana pasada.
– Ah, ya eres vieja y no te atreviste a conocerme antes ¿Mi guapura te acompleja, cariño? – Le sonrió para que supiera que bromeaba y ni siquiera así pudo evitar que nuestra extraterrestre favorita se confundiera – Ya, no importa, estas guapa, se te perdona.
– ¿Ok?
Que atrevido, pensó la alien sin recordar que ella había dicho algo remotamente parecido cuando conoció a cierta chica de cabello azul, se despidió del agradable y curioso chico y decidió ir a conocer a otro vecino.
Andrés Ortiz de ojos aún más claros que los de nuestra Adeline y un estilo que ni ella ni yo podían definir, como si no se decidiera que seguir, moreno de cabello y de piel aunque apenas nada si se comparaba al verdadero color de piel de la alien pero eso no era importante, el chico la invito a entrar sin conocerla de nada, demasiado curioso a su parecer pero genial.
Se llevaron bien pero es que nadie podía llevarse mal con Adeline, tiene el encanto de los alienígenas y la misma capacidad de empatizar pero además durante su primera semana en la tierra empezó a amarla y por eso mismo ya no estaba amargada.
A veces la vida te arranca con dolor de donde estas con dolor para llevarte hasta donde tienes que estar aunque tú no quieras incluso si nadie quiere, lo hace porque es necesario para progresar.
Y eso por fin lo estaba entendiendo Adeline y sinceramente no era por resignarse si no porque la tierra la empezaba a enamorar aunque eso no quería decir que a veces no extrañara su planeta y detestara a la reina.
Los malos pensamientos la inundaron un momento y Andrés al ver aquella cara que hace un momento era tan alegre transfigurarse en una tan llena de nostalgia no pudo hacer más que invitarla a un lugar donde sabía que se relajarían aunque al final en lugar de dos acabaron siendo tres.
Claro que Leondre tan rápido como llego se fue, tenía que trabajar pero no por eso dejo de sonreírles.
– ¡Chau! – Grito sonriendo – ¡No se coman sin mí!
– ¿Comernos? – Hay que aclarar que no es que Adeline fuera inocente porque no lo era, ninguna que hubiera sido polinizadora podía pero aún era demasiado nueva para entender los modismos sim.
– No importa – Sonrió Andrés aunque un pequeño sonrojo decoro por un segundo sus mejillas – Vinimos a relajarnos entonces ¿Vamos al sauna? – Nuestra alien favorita accedió desconfiada porque no sabía que era un sauna y la curiosidad la mataba además su amor propio no le permitiría negar algo y tener que aceptar que era porque no sabía que era.
– Esto es el cielo – La chica sonrió suavemente mientras se recostaba contra la madera – No hay de estos en mi plan… – Se dio cuenta justo a tiempo del error que iba a cometer.
– ¿En tu qué? – El chico era curioso, hay que concederle eso y bueno, muchas cosas más.
– Planta, piso, ya sabes, en eso que usamos para vivir.
– Ya – Expuso una sonrisita extraña que debió advertir a la pálida de que iba a preguntar algo incómodo – ¿Pero no me dijiste que vivías al aire libre?
– ¡Por eso! – Exclamo, divertida y aliviada de que fuera buena respondiendo rápido – ¿Cómo voy a tener sauna si ni casa tengo?
Fue una noche divertida pero algo, como siempre, tiene que arruinar las noches perfectas, Adeline estaba tan vigorizada por la buena tarde y por su nuevo amigo que era muy activo que sin darse cuenta, empezó a emitir un brillo que expresaba eso perfectamente y así fue como su cubierta se vino abajo frente a cierto chico moreno y guapo.
– Entonces – Su incomodidad era un tanto palpable, la verdad es que apenas la conocía de… Hoy pero la chica ya le caía bien, era adorable de alguna extraña y bizarra manera y ahora entendía porque – ¿Has utilizado esa cosa extraña de la empatía alien?
– ¿Cómo…? – Déjalo pasar, es algo que todos piensan, no puedes culparlo – No, bueno, ninguno más allá de mi encanto natural que es propio de mí y no de mi raza – Ay, Adeline eres tan segura de ti.
– Supongo que sí, yo… – Suspiro, seguía incómodo y ¿Podían culparlo? Acababa de descubrir que la chica nueva era un alien y eso que ni siquiera la conocía bien aún – Necesito pensarlo ¿Vale?
– Ok.
Al principio el, digamos, rechazo de Andrés no la fastidio ¿Cómo hacerlo? Había pasado un día sensacional a su lado y eso la mantuvo de tan buen humor que fue capaz de nadar un rato, de hacer ejercicio como no había hecho desde su llegada a la tierra por falta de tiempo
Sin embargo, todo lo que sube tiene que bajar y el humor de Adeline no fue la excepción, fue tan solo mirarse al espejo durante una visita al baño para que su caída empezara.
Extrañaba su planeta, esta quizás era una de las razones ocultas por las que había empezado la profesión científica, pero sabía que no podía volver a él y tampoco quería o de eso buscaba convencerse, extrañaba a sus padres pero sabía que estarían mejor sin ella ahora que había por así decirlo, manchado la familia, su orgullo ya no le impedía ver la verdad y eso quizás la hacía incluso más dolorosa.
Observo el lugar una última vez antes de volver a su “casa” un lote casi vacío, como lo estaba en cierta medida su corazón. La tristeza le duro hasta el día siguiente, cuando cierto chico moreno la llamo y sin más explicaciones la invito a un bar, ni siquiera hablo de lo que ocurrió ayer o de su reacción ante su descubrimiento, tan solo la invito pero eso era bueno ¿Verdad? Realmente por nada del mundo Adeline quería volver a estar sola.
Al llegar se encontró también con Leondre que había sido invitado por Andrés sin embargo el pelirrojo se adelantó a sus amigos ya que estos no entraron al bar de buenas a primeras, al parecer Andrés primero tenía que decirle algunas cosas y eligió el lugar perfecto para decirlas… El piso para así poder ver las estrellas, definitivamente nuestra alien favorita no entendía aún la lógica de los sims y con un amigo como Andrés dudaba hacerlo pronto.
– Entonces… Mira esa bonita estrella, parece que pidiera a luces una conversación sobre ella – A la chica no le gustaban los silencios incomodos y mucho menos si estos eran en el piso, manchando su hermoso vestido de gala. Además quería saber pronto su respuesta, sentía como si la curiosidad y los nervios la empezaban a comer viva.
– ¿Las estrellas son tan egocéntricas? – Fue lo primero que soltó porque claro no sabía como empezar, la alien asintió y estuvo tentada a seguir hablando al menos hasta que noto que él iba a seguir – Es extraño tenerte de amiga pero puede que sea interesante – Adeline de ahora en adelante juraría que la sonrisa que le regalo aquel chico en aquel momento fue, es y será la más hermosa que había visto nunca.
– Entonces ¿Amigos?
– Vale.
Entraron al bar y se puede decir que intentaron bailar pero el mal humor de Adeline frente a esto se notaba a leguas y con tanta gente desconocida sí que más, recordemos que Adeline es una joven solitaria.
Aunque a decir verdad aquel domingo termino de transcurrir muy bien… A las afueras de bar.
– Pero Adi ¡Sonríe bien! – Adeline incluso termino con un apodo de parte de su nuevo amigo.
– ¡Lo estoy haciendo!
– ¡Esa es falsa! – Aunque hay admitir que en el transcurso de la noche estos dos se pelearon más de un par de veces por tonterías como esta y aún así se siguieron llevando bien.
– A ver, déjame tomarla a mi mejor.
– Vale.
- ¡Que guapos!
Pero aquel hermoso fin de semana acabo antes de lo pensado y el lunes nuestra Adi se tuvo que presentar al trabajo con una sonrisa forzada y unas ojeras que lo indicaban claramente, sin embargo eso no le impidió crear la antena.
Su nuevo contacto con su mundo natal.