El polvorón de la Bernarda estaba esponjoso y dulce así que no había quien le negara un bocado, entonces todos se terminaron comiendo hasta las migas, entonces hizo una protesta en la puerta del Ayuntamiento del pueblo así podía reclamar el puesto de limpiavidrios de la estación de servicio que estaba vacante. Pero por desgracia, el puesto no tenía vistas al mar, sino al vertedero, y el jefe era un calvo chiflado que comía pescado. Bernarda sabía que al ser empleada no podría usar sus botas de cuero al estilo Hawaiiano. Ya que no tenía más zapatos presentables, alguien le lanzó un pastel de chocolate y menta con trozos de nuez a la cara y después fue a quejarse de mi mama y su tío peludo Herman llamo a Alf, mediador Intergaláctico plenipotenciario, que habían mandado los del Sindicato de Gastronomía, para que le cortaran las orejas.
Sin poder oir las estrafalarias tonterías que estamos diciendo en éste tema, se dirigió raudamente a comer pistachos y chatear con su ex... Ella le dijo: "Dámelo todo y vente conmigo para el laboratorio de inseminación artificial para examinar tu anatomía y poder tener un niño genio y hacernos famosos". Entonces en pleno ñiqui-chaca un palo alargado con pelos proveniente de Legoland atravesó la pared y la rompió y un pedacito se le metió a Alf en el ojo, lo encegueció momentáneamente y luego empezó a sangrar como un cordero degollado. Bernarda lo cogió por sus partes nobles y lo llevó al Área 51 donde le hizo una exhaustiva tortura. Empezó por meterle hierros candentes en sus nalgas, lo que provocó que el núcleo interno de antimateria explotara y provocara un desorden universal en la planta de su pie. "No es Lupus", dijo el hombre que la había visto desde la otra punta de la cámara de fotos, "sino que igual es autoinmune". Que suerte que en ese momento el doctor House, agarrado a su bote de vicodina, apareció majestuosamente por la puerta derecha, invocando a Satanás, y este dijo: "Como osas molestarme por semejante patraña, estudiantillo insolente, que va a ir al entierro de su cerebro tosco e insuficientemente inadaptado, pero te quiero encomendar una misión: Extirparme el pancreas del extraterrestre melkmakiano con los dientes, para poder realizar la eterna misión de seguir fastidiando, a cuanto incauto se cruce en tu camino...
Bernarda intrigrada, preguntó: "¿Quién tiene hemorroides?, debo practicarle una endoscopia rectal cuanto antes mejor, sino morirá como un enfermo de lupus". Entonces vino el ex novio y dijo: "¡¡Yo tengo hemorroides!!" Se bajó los pantalones hasta el suelo y agachándose expuso su enorme espinilla en la pierna peluda y se le reventó un grano que derramó un ácido corrosivo conocido como elixir































