Estuve en Benidorm hace ya unos años, y me pareció una ciudad agobiante. De lejos, es preciosa por su skyline, pero desde dentro, es muy diferente.
Teneis que tener en cuenta que tiene la población de una ciudad mediana pero en el terreno de un pueblo. Tenía que levantarme temprano para poder pillar sitio en la playa, y en el agua no podías casi ni moverte porque le podías dar con un pie en la cara a alguien, y no exagero.
Si vas, mejor alvídate del coche. No había donde dejarlo. Lo aparcamos a als afueras de la ciudad, y menos mal que es pequeña y se llega a la playa en nada.
Por suerte, aún tiene rincones bonitos y con algo de historia, como la zona peatonal de la iglesia, o el mirador desde donde se puede ver ambas playas con el chorro gigante ése que hay de agua.