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Provincia de León:
Nombre oficial: Provincia de León.
Extensión: 15.468 km2.
Población: 492.720 habitantes.
Densidad de población: 33,8 hab / km2.
Capital: León (129.000 habitantes, con 200.000 en el Area metropolitana).
Otras localidades:
Ponferrada, Astorga, La Bañeza, San Andrés del Rabanedo, Valencia de Don Juan, La Robla.
Número de municipios: 211.
La provincia de León está separada del mar Cantábrico tan sólo por 30 km en el extremo nororiental (Caín); de Portugal, en otros 30 km desde el extremo suroccidental (La Braña). La distancia a Madrid, centro geográfico de la Península, es de 275 km desde la raya con la provincia de Zamora. Es, por tanto, una provincia perteneciente al noroeste en mucha mayor medida que a la submeseta norte.
Con un perímetro de 741 km, linda con siete provincias: Principado de Asturias (norte), Comunidad Autónoma de Cantabria (noroeste), Comunidad Autónoma de Galicia (oeste, con Lugo y Orense), y por el sur y este, con Zamora, Valladolid y Palencia, de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Su superficie supera los 15.000 km2 , y en su territorio existen siete enclaves o zonas separados físicamente de sus municipios respectivos, de los que uno (dehesa de San Llorente) pertenece al municipio de Mayorga de Campos (provincia de Valladolid).
[left]Información General de la Ciudad.[/left]
León, se halla situada en el extremo noroccidental de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Su provincia ocupa una superficie de 15.581 Km2 y es la mas extensa de las nueve provincias de la Comunidad y la séptima en el cómputo nacional.
León es el enclave estratégico del noreste de España, gracias a su ubicación-limítrofe con siete provincias de cuatro comunidades autónomas- y a que constituye la salida natural de la regiones de Asturias y Galicia.
Además, en León confluyen importantes ejes históricos de comunicación- Camino de Santiago, Ruta de la Plata- hoy convertidos en vias de desarrollo económico.
La fundación de la ciudad como campamento militar de la Legión VII romana data del siglo I establecida para el control de la ruta de las minas de oro del noroeste peninsular.
Fue capital del reino astur-leonés, bajo el reinado de Ordoño II, año 914.
Se convierte en corte imperial con Alfonso VII coronándose como "imperator totius Hispaniae", en 1.135.
En 1.188 tuvo las primeras Cortes Europeas, convocadas por Alfonso IX.
Historia de León
Época Romana
Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo durante los últimos años en la ciudad de León han podido precisar, con incontestables pruebas, el origen de la ocupación romana del solar. La hipótesis de que el acantonamiento de la Legio VI Victrix —unidad que tomó parte en las Guerras Astur-Cántabras (29 adC-19 adC), permaneciendo luego largo tiempo estacionada en Hispania— hubiera precedido a la Legio VII Gemina en el mismo lugar que ésta ocupó más tarde cada vez parece más segura.
Las evidencias arqueológicas que vienen a verificar el inicio del asentamiento romano han sido proporcionadas por excavaciones efectuadas tanto en el interior como fuera del actual recinto fortificado. Las primeras, además de atestiguar importantes vestigios de la ocupación de la Legio VII Gemina, han permitido determinar la existencia de dos campamentos precedentes. El más antiguo se fecharía entre los últimos años del siglo I adC y los albores de la siguiente centuria. Poco tiempo más tarde se erigiría el segundo, perdurando hasta prácticamente la llegada de la Legio VII Gemina.
El recinto ocupado por la Legio VII tiene forma rectangular, la de un campamento o castra de 570 por 350 m, capacitado, por ello, para albergar una legión en sus 20 ha de superficie. Fue amurallado en dos momentos diferentes. El primero, representado por un muro de opus vittatum reforzado con un terraplén interno, debió de ser contemporáneo o ligeramente posterior al establecimiento de la legión, respondiendo a la tendencia generalizada de levantar, o sustituir progresivamente, las defensas de los recintos militares de tierra y madera por otras de piedra.
La segunda fortificación es la muralla torreada actualmente visible en varios puntos de la ciudad. Debió de levantarse a finales del siglo III ddC o comienzos del IV. Conserva 36 cubos, la mitad de los que debió incorporar inicialmente, además de las ocho torres que flanqueaban sus puertas.
El campamento contó, al menos, con un acueducto, que llegaba al recinto por el noroeste, y cuyo trazado pudo conocerse en mayor profundidad tras su localización (durante unas obras) en las terrazas del río Bernesga, paralelo a la carretera que se dirige a Carbajal de la Legua, en el alfoz de la capital. No obstante, sus funentes o captaciones no se conocen con exactitud. Su cronología habría que situarla entre finales del siglo I y los albores del siglo III.
Las últimas intervenciones han permitido conocer alguno de los rasgos de las edificaciones campamentales. Las más completas aparecidas hasta el momento son los restos de dos barracones (centuriae), donde podían distinguirse los diversos espacios destinados al alojamiento de los soldados (contubernia), o también los Principia, o cuartel general de la Legio VII, que se ha localizado recientemente en un solar de la c/ San Pelayo, y sobre el que pesa una gran polémica en los últimos meses, dado que, pese a que los expertos han avalado su importancia, su carácter único y la necesidad de su conservación, los dueños del espacio se niegan a su permuta por otros terrenos y la Junta de Castilla y León no parece querer acabar de incoar el expediente de declaración de Bien de Interés Cultural solicitado por el Ayuntamiento de la ciudad, ofreciendo vagas excusas al respecto de una cuestión que goza de gran respaldo popular.
Especial mención merecen las termas, situadas en buena parte debajo de la Catedral (cripta de Puerta Obispo), en las inmediaciones de la puerta oriental del campamento (Porta Principalis Sinistra), y que se ha abierto al público en el mes de abril de 2006, tras 10 años de polémica por el pago de las obras, con un espectacular volumen de visitantes, que ha superado cualquier expectativa (más de 11.000 personas en solo 10 días).
Asimismo, una excavación realizada al exterior del recinto amurallado, en las proximidades de su ángulo sureste (C/ Cascalerías), ha permitido descubrir los restos de una galería abovedada, que ha sido conservada en una cripta visitable, y que, si bien inicialmente no había podido asociarse con una edificación determinada, tras el hallazgo en la misma calle de restos similares (que serán conservados gracias a la incuestionable implicación en temas culturales de la Fundación Carriegos), ha podido concluirse que se trata de lo que fue el anfiteatro del núcleo civil anejo al campamento.
Restos de unas pequeñas termas han aparecido recientemente en el barrio de San Lorenzo, al este del recinto fortificado. Su cronología se puede establecer de una manera amplia por los sellos latericios presentes en los muros. Todos portaban la inscripción Legio VII Gemina Felix, lo que nos indica que pudieron construirse en o después del 73-74 d.C., sin superar el principado de Septimio Severo (193-211 d.C.), momento en el que recibe el epíteto de Pía.
El entorno suburbano ha proporcionado hasta el momento dos necrópolis de inhumación de época tardía. Las características de los enterramientos son similares en ambos casos, fosas delimitadas con ladrillos o cantos y cubierta con ladrillo o tejas (tegulae) a doble vertiente (a capucina) o plana, etc. Existe también algún sarcófago de lajas.
En el periodo comprendido entre los siglos VI y VIII, la escasez de evidencias arqueológicas, sólo localizadas en lugares concretos, proyectan una imagen carente, en principio, de vitalidad urbana, con una clara reducción del espacio habitado, que parece concentrarse en la zona sur. Hasta ahora, nada acreditaba que podiéramos hablar de una civitas, ya que se aprecia una total continuidad con la etapa bajoimperial, lo que nos indicaba que la implantación del poder hipanovisigodo fue nula o mínima, reducida, quizás, al acuartelamiento de algunas tropas. Sin embargo, recientes hallazgos arqueológicos, como unas excepcionales cerámicas omeyas en las excavaciones de Puerta Obispo, nos hablan de que la ciudad no solo no fue abandonada como núcleo de residencia de población civil, sino que incluso conservó cierta importancia.
Edad Media
La ciudad fue conquistada por los musulmanes llegados del Sur en el año 712. No obstante, no será hasta ca. 846 cuando un grupo de mozárabes intente repoblar la ciudad con población cristiana, ya que hasta entonces esta había permanecido en estado latente, en el centro de la línea de combates; sin embargo, un ataque musulmán acabó con aquella iniciativa. Poco después, en 856, será el rey Ordoño I quien incorpore la ciudad al Reino de Asturias, reconstruyendo sus murallas y repoblándola, esta vez con éxito. El valor estratégico de León de cara a la conquista contra los musulmanes era indudable, puesto que suponía una avanzadilla de lujo al sur de la Cordillera Cantábrica, al tiempo que la ciudad tenía una situación privilegiada, sobre una colina defendida por los ríos Bernesga y Torío. A la muerte del hijo de Ordoño I, Alfonso III el Magno, el primitivo reino asturiano fue repartido entre sus herederos: Fruela obtiene Asturias; Ordoño, Galicia, y García, León. Este último constituyó, de hecho, el Reino de León, ascendiendo al trono con el nombre de García I. Sin embargo, su muerte sin herederos en 914 dejó el trono vacante: Ordoño se trasladó entonces a León, donde fue aclamado rey: será Ordoño II, rey de León y de Galicia. Será él quien, definitivamente, traslade la capitalidad de Oviedo a León, puesto que Fruela reconocerá la supremacía leonesa. En las décadas siguientes, el Reino de León se expande hacia el valle del Duero y Extremadura; sin embargo, la falta de gentes que repoblaran las nuevas áreas dejan estas como "tierra de nadie". León, no obstante, también sufrió reveses en estos años: importante fue la envestida de Almanzor hacia el año 987 en todo el Norte. Sin embargo, su importancia estaba por entonces ya plenamente consolidada y la ciudad conoció un nuevo auge a partir del reinado de Alfonso V, que además le otorgó el Fuero de León en el año 1017, al tiempo que se desarrollaba toda una cultura, también plasmada en una nueva forma de hacer arte y un novedoso sistema administrativo. La importancia política de León ya a lo largo de este siglo se tradujo también en conflictos e intrigas: la conversión de Castilla en reino independiente desde su primitiva condición de Condado y parte integrante del Reino de León con Fernando I de Castilla trajo consigo una guerra en que el soberano castellano, con la ayuda de Navarra, intrigó contra su suegro: el rey de León Bermudo III, acabando con su vida y proclamándose rey, con la férrea oposición de los leoneses. Ésta será la primera ocasión en que las coronas de León y Castilla, aun guardando su plena independencia, recaigan en las mismas manos. A la muerte del rey, su herencia fue de nuevo repartida y Alfonso VI se hará con el trono leonés. Sin embargo, su hermano Sancho II de Castilla, disconforme porque aquel había obtenido el reino más importante, se enfrentará con León en una nueva guerra. Sin embargo, los leoneses resultan ganadores y su rey obtiene también el mando sobre Galicia y Castilla. La consolidación de su poder sobre todos sus reinos llevará al Papa Gregorio VII a proclamarle Emperador: Imperator totius Hispaniae, naciendo con él el Imperio Leonés. Su hijo Alfonso VII (1126-1157) no solo no perderá esta condición, sino que el Imperio de León se amplía al rendirle vasallaje reyes de toda la Península (cristianos y musulmanes - taifas), e incluso del sur de Francia. Sin embargo, la idea imperial durará poco y el esplendor de estos años se desvanecerá rápidamente, consolidando con ello cada reino su independencia. Ello coincidirá con un recrudecimiento de las luchas con Castilla y la consecución de la independencia de León del reino de Portugal.
La llegada al trono leonés en 1188 de Alfonso IX figura en los anales como un acontecimiento particularmente destacado para la Historia del Mundo Occidental: bajo su mandato se convocan las denominadas Cortes de León, que tienen lugar ese mismo año de 1188 y que han sido aclamadas como las primeras Cortes democráticas de la Historia; no obstante, este término debe entenderse en el concepto del momento: se trata de las primeras Cortes en que participan gentes del Tercer Estado. Con este mismo monarca, además, el Reino de Léon se extiende hasta Extremadura; no obstante, la fuerte animadversión hacia Castilla provoca constantes enfrentamientos, hasta el punto de que son diversas las ocasiones en que la Corona leonesa se alía con los monarcas árabes contra aquella. Por último, con este mismo monarca se crea un Estudio General, germen de la que será Universidad de Salamanca.
A lo largo de estos siglos la ciudad de León ha ido creciendo y evolucionando en su desarrollo. Papel importante juega, en esta cuestión, la importancia del Camino de Santiago, quizá la más importante vía de circulación de gentes, ideas, cultura y arte del Medievo, que transcurrió desde los tiempos de la Inventio por la ciudad, como era inevitable al ser sede del poder regio. Sobre León, el geógrafo y viajero árabe Edrisi escribe en el S.XII: "Allí se practica un comercio muy provechoso. Sus habitantes son ahorradores y prudentes". Tenemos también noticia de León a través de diversos códices, entre ellos el Codex Calixtinus, auténtica guía de viaje de los peregrinos medievales, que describen las excelencias de esta tierra. Y con todo ello, León conoció el desarrollo de nuevos barrios de obreros y artesanos, en ocasiones extramuros de una ciudad que ya se quedaba pequeña, y casi siempre a la vera del camino de los peregrinos, que accedían a la ciudad por la llamada Puerta Moneda. Además, fue un foco importante y permanente de cultura, que irradió a toda Europa y cuya trascendencia apenas es hoy discutida; en este sentido, además del arte, uno de los aspectos más señeros es el lingüístico, para el que el Reino de León legó los primeros testimonios escritos en lengua romance (Nodicia de kesos), al tiempo que fue cuna de una nueva lengua: el leonés, entonces ya lengua oficial de la Corte de la ciudad.
Llegando ya al siglo XIII, en el año 1230, topamos con la definitiva unión dinástica de los reinos de León y Castilla, hecho que, en ningún caso, supuso la pérdida de identidad de ninguno de ellos, ni que las estructuras de uno fueran asimiladas al otro. Antes bien, estas permanecerán aún durante siglos. Será el rey Fernando III el Santo quien encarne esta unión de coronas, a pesar de lo cual Alfonso X el Sabio dividirá de nuevo las herencias. Contravenido su testamento, ambos reinos descansarán definitivamente en la misma persona. Con todo ello, y sin embargo, León conservará su influencia en los siglos siguientes. No será hasta el s. XIX cuando los monarcas de una España en teoría unificada dejen de intitularse reyes de León, conservando el reino hasta entonces su independencia teórica.
Edades Moderna y Contemporánea
El desarrollo de la ciudad continuó en el siglo XIII, cuando esta conoció un auge de la actividad ganadera. Sin embargo, la pérdida de la sede regia en beneficio de otras ciudades la llevó a que, ya en el siglo XVI iniciara una decadencia en muchos aspectos, incluido el económico. A pesar de ello, León mantendrá sus estructuras propias y tradicionales a lo largo de los años: el Adelantamiento del Reino de León, los concejos... León adquirirá el rango de capital de su provincia, quedando esta configurada definitivamente como tal, en la división territorial de Javier de Burgos, en 1833, cuando también es confirmada como capital de la región de su mismo nombre. Desde finales del siglo XIX y durante el siglo XX el desarrollo de la minería del carbón la convertiría en una de las ciudades más dinámicas del Norte de España; en este sentido, se convirtió en nudo comercial y de comunicaciones fundamental en todo el Noroeste, con el desarrollo de importantes infraestructuras, entre las que destacan la construcción de su estación de ferrocarril (luego propiedad de Renfe) para vías de Ancho Ibérico, y el trazado de una línea de Ferrocarril de vía estrecha (luego Feve), conocido como El hullero, que, desde León, conectaba los principales núcleos de extracción carbonífera con el núcleo industrial de Bilbao.