Nada ocurre con su pantalla. El foro se encuentra en perfecto estado. No intente ajustar la resolución. Ahora nosotros controlamos el topic. Podemos invadirle con miles de mensajes, o hacer que la fuente sea arial black tamaño 23, o aún más. Podemos hacer que usted lea cualquier cosa que nuestra imaginación conciba. Durante el próximo tópico controlaremos todo lo que lea y vea. Esta a punto de experimentar el vértigo del misterio que se expande desde lo más profundo de su mente hasta más allá de la imaginación...
Primera Crónica: Tratamiento de Residuos I
Otro día lluvioso en Áncora Central. Me levanto y camino hasta la cocina. Capas de mugre y más mugre, los insectos corren alejándose de la luz pálida proveniente de la lámpara. La basura no se sacará sola. ¿Para qué sacarla? Luego tendré que llevarla al Centro yo mismo. El Centro fue creado hace unos meses, es el foco de contaminación más grande de la ciudad. Pero es necesario. No se puede vivir sin él ahora. Aunque cause el déficit fiscal más grande desde la última crisis.
Nada puedo hacer yo, simple empleado estatal, solo pensar y luego olvidar. Son las siete de la tarde, extraña hora para despertar, diría cualquiera. Pero no lo es para mí. La basura no se recoge de día, nadie quiere ver los desechos de una ciudad prístina como la nuestra. Como si la oscuridad cubriera nuestras vergüenzas.
Llega el crepúsculo. Las nubes ya no son grises, sino un oscuro azul noche. La lluvia no cesa, pero el deber llama. Tomo mi viejo coche. Un A23 de los viejos, de fabricación nacional. Aquellas épocas no eran mucho mejores. El automóvil produce una serie de ruidos, hasta que finalmente logra moverse. Ahora solo debo tomar la Autopista del Este, y cruzar media ciudad.
El tráfico es poco, no tardaré más de cuarenta minutos. Un cartel de señalización me informa que el Centro de Tratamiento de Residuos se encuentra a unos pocos kilómetros. Sigo mi camino por la Avenida 42. Ya solo faltan tres kilómetros. De repente, el auto se detiene. Maldita sea, se ha quedado sin gas. Tendré que seguir con gasolina. El auto emite un sonido ronco, y sigue en su estado de quietud imperturbable. Sólo me queda llamar a emergencias automotrices y pedir a alguno de mis compañeros que me lleve. En ese preciso momento, Julio pasaba por allí. Mi suerte está mejorando. A pesar de estar completamente empapado, Julio me recibe en su vehículo de buena gana.
Al fin entramos al Centro. Decenas de chimeneas contaminantes encendidas día y noche sin descanso se deshacen de los restos de una ciudad sucia. Me subo al camión, y empiezo mi recorrido, que se compone del Áncora Sur - Delegación Norte y el Puerto Central del Este. Nunca entenderé esa manía que tienen de subdividir todo.
Todo transcurre con normalidad. Llegamos al Puerto, no sé por qué les dicen puertos, son zonas industriales CON puertos. Aquí es donde se junta la basura más grande. Siempre me he preguntado, desde que trabajo en Recolección, qué hay dentro de las bolsas. Realmente no podría haber elegido un peor momento para averiguarlo.
Acerco el camión hasta el contenedor de una empresa llamada Aperture Laboratories. Jamás comprenderé la necesidad imperante que tienen los empresarios de poner los nombres de las cosas en idiomas extranjeros. Como si fuera a vender más porque el nombre está en inglés.
Alineé el contenedor con el camión. Algo anda mal. El contenedor no sube. No podía estar tan pesado. Algo estorbaba el mecanismo de agarre del camión. Finalmente el basurero se vació, y pude irme. El camión se ha llenado, así que debo volver al Centro.
Después de un largo viaje, ingreso a la Incineradora 23 y empiezo a descargar lo recolectado esa noche. Toda la basura cae en una línea transportadora, que lleva los desechos directo al fuego. Observé como los residuos seguían la línea hasta su fatídico destino.
De repente, miro una bolsa en especial. Es negra. Tiene una inscripción, es de esos laboratorios en inglés. Tiene forma de... ¡PERSONA!¡Debo sacarla! Arrastro la bolsa fuera de la línea. Miro adentro y en ese momento descubro que el contenido de esa bolsa no es precisamente una persona...es más...metálico.
Nunca había visto un robot, tiene el logo de la compañía. Sabía que los hacían... pero solo brazos de metal que construyen autos no...esto.
Tiene una especie de etiqueta. Dice "rechazado". Eso ya lo noté. Son la 1 de la madrugada. Termina mi turno, mejor me voy. Pero...¿Qué haré con el robot? No puedo llevarlo en el tren...¿O si?...
Continuará...
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Comentarios del Autor:
Este es el primer capítulo de lo que es un cuento corto. No todas las historias que haga tendrán una misma temática.
Por cierto, la introducción la entenderán los que hayan visto "The Outer Limits".