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Crónicas Ancorianas

Cuenta aquí lo que te plazca, y deléitanos con los últimos sucesos en tu ciudad.

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Crónicas Ancorianas

Notapor Unknown23 » 13 Abr 2009, 02:49

Nada ocurre con su pantalla. El foro se encuentra en perfecto estado. No intente ajustar la resolución. Ahora nosotros controlamos el topic. Podemos invadirle con miles de mensajes, o hacer que la fuente sea arial black tamaño 23, o aún más. Podemos hacer que usted lea cualquier cosa que nuestra imaginación conciba. Durante el próximo tópico controlaremos todo lo que lea y vea. Esta a punto de experimentar el vértigo del misterio que se expande desde lo más profundo de su mente hasta más allá de la imaginación...

Primera Crónica: Tratamiento de Residuos I

Otro día lluvioso en Áncora Central. Me levanto y camino hasta la cocina. Capas de mugre y más mugre, los insectos corren alejándose de la luz pálida proveniente de la lámpara. La basura no se sacará sola. ¿Para qué sacarla? Luego tendré que llevarla al Centro yo mismo. El Centro fue creado hace unos meses, es el foco de contaminación más grande de la ciudad. Pero es necesario. No se puede vivir sin él ahora. Aunque cause el déficit fiscal más grande desde la última crisis.
Nada puedo hacer yo, simple empleado estatal, solo pensar y luego olvidar. Son las siete de la tarde, extraña hora para despertar, diría cualquiera. Pero no lo es para mí. La basura no se recoge de día, nadie quiere ver los desechos de una ciudad prístina como la nuestra. Como si la oscuridad cubriera nuestras vergüenzas.
Llega el crepúsculo. Las nubes ya no son grises, sino un oscuro azul noche. La lluvia no cesa, pero el deber llama. Tomo mi viejo coche. Un A23 de los viejos, de fabricación nacional. Aquellas épocas no eran mucho mejores. El automóvil produce una serie de ruidos, hasta que finalmente logra moverse. Ahora solo debo tomar la Autopista del Este, y cruzar media ciudad.
El tráfico es poco, no tardaré más de cuarenta minutos. Un cartel de señalización me informa que el Centro de Tratamiento de Residuos se encuentra a unos pocos kilómetros. Sigo mi camino por la Avenida 42. Ya solo faltan tres kilómetros. De repente, el auto se detiene. Maldita sea, se ha quedado sin gas. Tendré que seguir con gasolina. El auto emite un sonido ronco, y sigue en su estado de quietud imperturbable. Sólo me queda llamar a emergencias automotrices y pedir a alguno de mis compañeros que me lleve. En ese preciso momento, Julio pasaba por allí. Mi suerte está mejorando. A pesar de estar completamente empapado, Julio me recibe en su vehículo de buena gana.
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Al fin entramos al Centro. Decenas de chimeneas contaminantes encendidas día y noche sin descanso se deshacen de los restos de una ciudad sucia. Me subo al camión, y empiezo mi recorrido, que se compone del Áncora Sur - Delegación Norte y el Puerto Central del Este. Nunca entenderé esa manía que tienen de subdividir todo.
Todo transcurre con normalidad. Llegamos al Puerto, no sé por qué les dicen puertos, son zonas industriales CON puertos. Aquí es donde se junta la basura más grande. Siempre me he preguntado, desde que trabajo en Recolección, qué hay dentro de las bolsas. Realmente no podría haber elegido un peor momento para averiguarlo.
Acerco el camión hasta el contenedor de una empresa llamada Aperture Laboratories. Jamás comprenderé la necesidad imperante que tienen los empresarios de poner los nombres de las cosas en idiomas extranjeros. Como si fuera a vender más porque el nombre está en inglés.
Alineé el contenedor con el camión. Algo anda mal. El contenedor no sube. No podía estar tan pesado. Algo estorbaba el mecanismo de agarre del camión. Finalmente el basurero se vació, y pude irme. El camión se ha llenado, así que debo volver al Centro.
Después de un largo viaje, ingreso a la Incineradora 23 y empiezo a descargar lo recolectado esa noche. Toda la basura cae en una línea transportadora, que lleva los desechos directo al fuego. Observé como los residuos seguían la línea hasta su fatídico destino.
De repente, miro una bolsa en especial. Es negra. Tiene una inscripción, es de esos laboratorios en inglés. Tiene forma de... ¡PERSONA!¡Debo sacarla! Arrastro la bolsa fuera de la línea. Miro adentro y en ese momento descubro que el contenido de esa bolsa no es precisamente una persona...es más...metálico.
Nunca había visto un robot, tiene el logo de la compañía. Sabía que los hacían... pero solo brazos de metal que construyen autos no...esto.
Tiene una especie de etiqueta. Dice "rechazado". Eso ya lo noté. Son la 1 de la madrugada. Termina mi turno, mejor me voy. Pero...¿Qué haré con el robot? No puedo llevarlo en el tren...¿O si?...

Continuará...
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Comentarios del Autor:

Este es el primer capítulo de lo que es un cuento corto. No todas las historias que haga tendrán una misma temática.
Por cierto, la introducción la entenderán los que hayan visto "The Outer Limits". :mrgreen:
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Re: Crónicas Ancorianas

Notapor erjolog » 13 Abr 2009, 07:23

Empiezo a recibir una nueva impresión de Áncora :lol: , pero x lo q dices aun no es tan malo como en Gerst.
Tambien me recordaste a Lima, ahi casi todo viaje demora mas de una hora :twisted:
Espero ver como continua esa historia :wink:
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Re: Crónicas Ancorianas

Notapor Unknown23 » 13 Abr 2009, 15:50

Nada ocurre con su pantalla. El foro se encuentra en perfecto estado. No intente ajustar la resolución. Ahora nosotros controlamos este mensaje. Podemos invadirle con miles de palabras, o hacer que la fuente sea arial black tamaño 23, o aún más. Podemos hacer que usted lea cualquier cosa que nuestra imaginación conciba. Durante el próximo mensaje controlaremos todo lo que lea y vea. Esta a punto de experimentar el vértigo del misterio que se expande desde lo más profundo de su mente hasta más allá de la imaginación...

Segunda Crónica: Tratamiento de Residuos II

¿Qué voy a hacer ahora? Definitivamente no puedo ir arrastrándolo por la calle. La gente pensará cosas raras. Un taxi me costaría una fortuna. Tal vez un poco menos de lo que ganaría vendiendo el robot...No. No voy a venderlo...por ahora. A ver si me es útil en algo. Debe de tener algún botón de encendido en algún lado. Nada... Muy bien, tomaré el taxi. Tomo mi teléfono y llamo. Veinte minutos después llega el taxi. Le pregunto al chofer si me dejaría poner algo en la parte de atrás. Dice que no hay problema... Ni siquiera observó la bolsa. Mientras más desapercibido pase, mejor.
Media hora y 46 Créditos después llego a mi apartamento. Tomo mi viejo libro de la universidad. Sabía que cinco años estudiando electrónica de circuitos servirían al fin para algo. Busco un destornillador. Muy bien, empiezo a abrir, me siento como un cirujano...de robots. Todo parece estar en orden. Solo faltan algunas partes. Seguro que tengo algunas resistencias en algún lugar... la gaveta del baño. Si, efectivamente, ahí tenía una pequeña caja llena de alambres con partes de plástico. Perfecto...ahora soldar...y...¡ç'est fini! El robot levanta la cabeza y me observa detenidamente, como si me analizara.
-Identifíquese.- Dijo el metalo. Inmediatamente apunta lo que parecía un arma incorporada a su brazo directo a mi cabeza.
-Pues, bueno...yo soy el tipo que junta la basura, y tú estabas en ella.- Le dije, sin muchas complicaciones. Observé fijamente el cañón. Definitivamente me haría un agujero en la cabeza.
-Negativo, no pertenezco a la denominada "basura", soy el prototipo de robot militar AL-XÑ2342.- De repente dió vuelta su cabeza, de una forma parecida a un búho. Estaba inspeccionando la habitación.
Robot militar...eso podía hacerme millonario...o hacer que me matasen. No tenía muchas opciones. Siempre había soñado con descubrir una conspiración. Qué mejor lugar que la basura para encontrar los trapos sucios.
-De acuerdo, escucha. Tienes una etiqueta que dice rechazado. ¿Entiendes? Rechazado. No funcionas bien. ¡Te tiraron a la basura para que te quemaras en un incinerador!- Dije yo, como si eso fuera una persona que pudiese sentir algo.- Debes quedarte aquí por ahora. ¿Sabes por qué te crearon?.- Dije, entonces, bajo el arma, y me miró.
-Soy el producto 4815. Serie 108. Me crearon para seguir órdenes.- Dijo con su voz metálica.
-O sea que... ¿Hay más...robots, parecidos a ti?- Pregunté.
-Afirmativo.- Corto y conciso. Típico robot de TV.- Fuimos creados a pedido.- Finalizó.
-¿A pedido?...y, ¿De quién?.-Dije- ¿Para qué? ¿Qué pensaban hacer con los tuyos?
-Información Confidencial.- Esperaba que dijera eso.
- Muy bien. Llamaré y les diré que estás aquí- Dije, dirigiéndome al teléfono.
-¡Negativo!¡No debe informar de mi posición!- "Gritó" el robot. Claro que el tono de la voz no cambio mucho en realidad.- Si me encuentran, me quemarán.- Por poco y daba lástima.
-Parece que tienes instinto de supervivencia.- Razoné, y de pronto se me ocurrió.- Si no me dices, no me dejas otra alternativa.- Ahora chantaje. Cada vez caigo más bajo.
El robot parecía procesar la información lentamente. Creo que ya se por qué lo rechazaron. Miró por la ventana, realmente parecía una persona, de las de verdad.
-En la fábrica... nos visitó un hombre vestido de verde, tenía muchas cosas pequeñas brillantes colgadas en su traje...y un sombrero muy gracioso.- Dijo, en un tono más tranquilo... un momento, ¿El sombrero era gracioso? Luego continuó.- Hablaba de precios. De qué tan fieles seríamos. No se qué quiere decir, pero hablaba mucho de "golpe de estado".
-¡¿Golpe de estado?!¡Ay no, no otra vez!.- Grité desesperado, en este siglo ya habían sido varios golpes en la zona. Las ciudades vecinas todavía están bajo control de dictadores. Hubo varios intentos en Áncora, pero nunca llegaron a nada...la mayoría. Quién sabe qué puedan hacer con estos robots...- ¿Estás seguro?¿Realmente decían eso?¿Seguro qué no decían "Misiones de paz a África" o algo así?.- El robot parecía asombrado de mi reacción, a pesar de no poder expresar sentimientos.
-Negativo. El termino era "golpe de estado". ¿Qué significa?- Preguntó. Como si fuera un niño preguntandole a su papá.
-Es algo malo...muy malo...

Continuará...
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Comentarios del Autor:

Perdón Gofredd. Luego de ponerlo me di cuenta de mi error. ¿Pero no hay problema, no? Me encanta Portal. Es mi juego favorito. :mrgreen: no matarán gente pero tienen neurotoxinas para hacerlo...
Es muy corto por ahora, porque debo ir a la escuela. Mas tarde continuaré.
Edit: Quiero avisar que el nombre de la empresa es solo un guiño al juego Portal. No pensaba establecer relación alguna con la empresa de Gofredd y mucho menos..."difamarla"; como podría pensarse.
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Re: Crónicas Ancorianas

Notapor erjolog » 13 Abr 2009, 22:19

noo.., x q me dejas con la intriga :x . Ahora no podré dormir bien x no saber como continúa...
jeje, no, en serio, va bien la historia :wink:
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Re: Crónicas Ancorianas

Notapor Kalvar » 13 Abr 2009, 22:52

como has dejado un robot de esos en la basura godfredd. :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen:
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Re: Crónicas Ancorianas

Notapor Unknown23 » 14 Abr 2009, 02:47

Nada ocurre con su pantalla. El foro se encuentra en perfecto estado. No intente ajustar la resolución. Ahora nosotros controlamos este mensaje. Podemos invadirle con miles de palabras, o hacer que la fuente sea arial black tamaño 23, o aún más. Podemos hacer que usted lea cualquier cosa que nuestra imaginación conciba. Durante el próximo mensaje controlaremos todo lo que lea y vea. Esta a punto de experimentar el vértigo del misterio que se expande desde lo más profundo de su mente hasta más allá de la imaginación...


Tercera Crónica: Tratamiento de Residuos III

-No estoy programado para diferir entre los conceptos de bien y mal.- Contestó el robot.
-Significa que es mejor que no ocurra.- Dije rápidamente- Hay que impedirlo.
-Imposible. La entrega será esta noche.- Dijo el producto 4815- Deberán atenerse a las consecuencias del golpe.
-¡¿Te fallaron los circuitos o qué?! HAY que detenerlos. Pero...no sé como. Deberíamos informar a la prensa, aunque no tenemos pruebas...Esos robots...¿pueden destruirse?- Dije, acelerado.
-Afirmativo. Pueden desactivarse mediante un código. No lo conozco, cuando lo dicen...te apagas. Después nos sacan las partes, lo he visto. Es horrible. Hay varias series, entre la 100 y la 120, tienen el mismo defecto que yo, el código solamente nos desactiva, no nos "mata". Nos rechazaron. No conozco el destino del resto de mis congéneres...
-Espera...dices que los escuchaste decir que darían el golpe. Tal vez haya quedado guardado en tu memoria interna como video, o tal vez existe alguna forma de recrearlo.- En ese momento me llené de esperanza.- ¿No es así?
-Negativo.- Nada podía ser peor.- Nuestra memoria se fragmenta y, a veces, quedan cosas. Otras veces no.
Me senté a pensar en el sillón. Era imposible, la entrega era esa noche. No conocíamos el código de desactivación. Debía informar a alguien más poderoso que yo. ¿Cómo se le dice al gobierno que va a haber un golpe de estado?...No podíamos contar con el gobierno. No nos creerían. Si veían al robot, inmediatamente alguien intentaría destruirlo.
Era tan solo un empleado de recolección. ¿Qué podía hacer yo?¿Qué puede hacer un simple hombre contra una conspiración semejante? Nada. Entonces...algo me hizo pensar. Recordar. Hasta entonces, todo lo que hacía era pensar, quejarme y luego olvidar. Reflexionar. Reflexioné sobre todo lo que pensaba en mi frívola vida de persona normal, el gobierno, la basura, el dinero. Todo parecía lejano, entonces, todo aquello parecía mejor que lo que estaba por pasar. Pensé en mis amigos, mi familia, la libertad... la basura. ¡Eso!¡Basura! La respuesta estaba ahí.
-Tu memoria borrada...¿desaparece completamente?- Pregunté.
-No, se codifica, luego se quita después de veinticuatro horas.- ¡Perfecto!
-No tienes algo así como una...¿papelera de reciclaje?
-Afirmativo. Pero la información está codificada para ser borrada.- Dijo el robot, y luego añadió-: Queda una hora para el borrado total. No puedo hacer nada para restaurarla.
-Perfecto. Pero no tengo idea de programación. Sólo electrónica...¡Julio! Él estudio sobre eso. Él sabrá que hacer.
Tomé el teléfono y marque apresuradamente.
-¿Hola?- Dijo una voz más alla del tubo.
-¡Julio!¡Va a haber un golpe de estado!¡Ven aquí!¡Sé como evitarlo!¡Rápido!¡Apresurate, sólo tenemos una hora!¡Trae tu computadora!
-59 minutos 23 segundos.- Aclaró el robot.
-¡Aquí no vive ningún Julio loco maniático!- Exclamó la voz.
Volví a marcar, y esta vez me aseguré de que mi amigo era el destinatario de la llamada. Repetí todo lo anterior.
-Y...¿De cuál fumaste esta vez?- Dijo Julio en tono obviamente sarcástico.
-¡ES EN SERIO! No importa si no me crees. Solo ven aquí AHORA. Trae tu computadora
Cuarenta minutos después Julio bajaba de su auto. Igual al mio, pero pintado de un gris más oscuro.
-Muy bien. Quiero ver al robot.- Dijo Julio mientras volteaba los ojos.
Entramos al apartamento y casi se le sale la mandíbula. Él inspeccionaba al robot y viceversa. Me miró a mi, y luego a la máquina de dos metros parada en el medio de la sala, luego de vuelta a mi y así sucesivamente.
-Y...¿Cuando dices que es el golpe?
-Supongo que en cuanto tengan su ejército de robots los querran estrenar inmediatamente.- Dije.
El robot le dijo un montón de cosas de informática que no entendí. Julio lo miraba atentamente, yo no estaba seguro de si alguien podía comprender ese palabrerío infernal que salía de su...boca. Por llamarle de alguna manera, pues no había una boca visible.
-Pues bien...creo que deberíamos empezar ya mismo a decodificar.- Propuso mi amigo.
El robot se conectó a la computadora por medio de una especie de cable traslúcido y entró en lo que parecía ser un estado de trance. Julio tecleaba. Solo teníamos tres minutos. Miré por la ventana y casi me da un infarto.
Un ejército de robots iguales al que tenía en la sala estaba marchando por la calle. La gente corría, y gritaba. El golpe ya había empezado.
-Julio...apresúrate un poco, ¿Quieres?- Dije con toda la tranquilidad que pude.
-Ya va...-Contestó de mala gana.
-Treinta y siete segundos para borrado de memoria residual.- Informó el robot, con una voz aún más monótona y fría que la común.
-Mierd*. ¡Rápido!- Vociferé.
El sonido de las teclas era continuo. No paraba. Tecleaba y tecleaba. -Mientras más, mejor- pensé yo. El panorama afuera no mejoraba. Aunque el ejército seguía. Encendí la televisión. Los canales de noticias estaban completamente atiborrados de imágenes de la "Invasión Robótica". El gigantesco ejército de metal se estaba juntando frente al ayuntamiento. Se me ocurrió llamar y decirles que era un golpe de estado por parte de los militares. Pero ya no tenía sentido.
-Diez segundos para borrado de memoria residual.-Dijo el robot.- nueve, ocho- Julio tecleaba aún más rápido.- siete, seis- ¡Aún más rápido!- cinco, cuatro...
-¡LO TENGO!- Saltó en el sillón, gritando.
-Tres, dos, uno. Memoria residual borrada.- Finalizó el robot. Se desconectó de la computadora, y nos miró.- ¿Funcionó?
-Mira, aquí tenemos todas las pruebas que incriminan al sujeto en cuestión. Un general del alto mando ancoriano. ¡Ey! El déficit no era por el Centro de Tratamiento de Residuos... vaya que nos salieron caros estos cacharros. ¿Cómo nadie se dio cuenta? Nunca vuelvo a votar a ese montón de inoperantes.
-¿Y el código?- Pregunté, pues eso era lo más importante.
-Ah, si. Es "Que...
-¡NO!- Grité tapándole la boca.- ¡Desactivarás al robot bueno!- Nuestro amigo metálico estaba apuntando a Julio, para que no dijera el código. Realmente mataría a cualquiera para sobrevivir.- O al menos creo que lo es.
El robot no reaccionó al comentario, y bajó el arma. Ahora solo quedaba llegar hasta el ayuntamiento, decir el código con un megáfono frente a miles de robots asesinos dispuestos a cortarnos en trocitos si así se los ordenaban. Y una mi*rda.
-¿Ahora como utilizaremos el código?- Dijo Julio.
-Bueno...no lo sé.- Dije yo.
En la tele decían que ya se había informado sobre la intención de ese extraño ejército, y que el Panel de Gobierno y el Senado analizaban la cuestión. Hasta ahora hay varios muertos que quisieron pelear contra los robots, pobres ingenuos. También hacian un rememoraje de antiguos intentos de golpe y de dictaduras de ciudades vecinas. Los malditos idiotas decían que no es tan malo. Qué montón de traidores.
-¿Tienen alguna frecuencia de comunicación especial?- Preguntó Julio.
-Afirmativo- Contestó el robot.- Desconozco cuál es específicamente. Mi nexo con el resto está cortado.
Hasta entonces todas las respuestas estaban en la basura. Pero los desechos no me salvarían esta vez. Debo pensar. Pero esas malditas sirenas de alerta eran demasiado ruidosas... era imposible pensar con esas cosas sonando...las sirenas.
Como si hubieramos realizado telepatía, Julio me miró. Y ambos miramos al robot.
-Oye... ¿Puedes conectarte a la red de emergencia de la ciudad desde aquí?. Tenemos que hacer un pequeño aviso...
El robot se conectó a la computadora portátil de Julio, le dijimos que desactivase sus funciones auditivas. O eso le dijo mi amigo. Yo le dije que se hiciera el sordo. Julio activó el micrófono del ordenador...
-¡Dilo de una p*** vez!- Grité.
-Les informamos a todos los feos robots que atestan nuestra ciudad que... ¡PUEDEN IRSE A COMER QUESO HIJOS DE...!- Así es, el código era la palabra "queso".
-Oye, sabes que eso no fue gracioso. ¿Verdad?
-Hubiera quedado mejor si el código hubiera sido "m*erda"
-Ya lo creo.
-¿Ya terminó?- Preguntó el robot. Reactivando su sentido del oído.
-Si, ya terminó.- Dije yo.- Ya terminó, y esperemos que esta vez sea para siempre.
Las nubes se disiparon y empezó a amanecer...

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Comentarios del Autor:

Pues bien. Ya terminé "Tratamiento de Residuos".
Espero que les haya gustado.
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Re: Crónicas Ancorianas

Notapor jorge888 » 16 Abr 2009, 22:10

A mi por lo menos si que me ha gustado, pero una critica repites mucho la palabara dije o dijo
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Re: Crónicas Ancorianas

Notapor Unknown23 » 17 Abr 2009, 18:20

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Cuarta Crónica: El Museo

Todas las tardes, después de trabajar, pasaba frente al museo. Nunca le había prestado demasiada atención. Su fachada moderna, de finas columnas y un gigantesco frente vidriado, una gran curva que seguía por otra calle, creando dos frentes. Podía verse el interior, solo había unas pocas personas. Decidió bajarse del tren, e ingresar.
Cruzó la entrada de vidrio y sintió una sensación de paz inigualable. Ahí adentro había silencio, como si las paredes fueran una barrera transparente que impedía la entrada del bullicio exterior. Examinó minuciosamente la sala en la que se encontraba. Había un gran reloj en la pared, de metal, muy moderno. Anunciaba que eran las cuatro y cuarto de la tarde. Tenía tiempo para dar un largo paseo.
Ingresó por un ostentoso portal hacia la Sala de Esculturas. Contempló las obras de diversos artistas de toda la Confederación. Quedó maravillado por lo que allí viere, pero se hacía tarde. Inmerso en sus pensamientos, el tiempo había volado y no se había dado cuenta. Su perro, único camarada, debía de estar pasando hambre.
Se dirigió a la sala principal y atravesó una vez más la puerta giratoria de cristal inmaculado. El guardia lo saludó amablemente. Se dirigió a la Estación de Ferrocarril Elevado y abordó el tren.
Siguió acudiendo por mucho tiempo, había recorrido cada recoveco del edificio que fuera accesible al público. Su sala favorita era un gran pasillo sin salida, lleno de pinturas de grandes artistas, afamados, noveles, incomprendidos. Allí había espacio para todos. Pero lo que más admiraba, era el cuadro final. El que miraba a la puerta. Desde la entrada podía vérsele, pero no se distinguía forma alguna.
Era de un autor desconocido para la mayoría. Mostraba como el pueblo subyugado intentaba liberarse de las cadenas de la esclavitud y el absolutismo. Condenados a servir a un sistema que solo buscaba su propio beneficio. O al menos eso veía él.
Iba todos los días a observarlo. Lo miraba fijamente y pensaba. Contemplaba el cuadro durante horas. Nadie sabía por qué, y nadie se atrevía a preguntarle. Algunos decían que estaba loco, otros decían que era un amante del arte.
Varios años después, averiguó que la obra fue realizada por su abuelo, que escapaba de la opresión de otra ciudad, tentado por las promesas de libertad y bienestar que nuestra ciudad ofrecía. Lo que él veía eran realmente personas. Personas que peleaban por la libertad. Él quería sumarse a esa lucha, a esa revolución. Hay quienes dirían que lo logró.
Lo cierto, es que un día, él desapareció. Casi nadie sabe qué le pasó. Pero cuando se fue, algo ocurrió en la pintura. Hay quien cree que se sumó una pequeña figura. Una pequeña persona.
Yo no lo creo, lo sé. Pero; ¿Qué puedo hacer yo? Soy exactamente igual a él. Un conjunto de pinceladas bien hechas sobre un lienzo, enmarcadas y colgadas en la pared. Somos personajes encerrados en cárceles de tela. Somos prisioneros del arte. Estamos atrapados en el museo.

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Comentarios del autor:

Género Fantástico... :mrgreen:
Se agradecen críticas constructivas.
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Re: Crónicas Ancorianas

Notapor erjolog » 17 Abr 2009, 18:49

UUH, Q final más inesperado :mrgreen: !!
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Re: Crónicas Ancorianas

Notapor Kalvar » 20 Abr 2009, 16:32

esta buena la historia.
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