See you soon, London.
- ¡Oh, vamos! No puedo volver a perder el metro. Mi vuelo sale dentro de 40 minutos -Mi voz sonaba casi como un susurro, a sabiendas de que la gente me tomaría por loca si me escuchasen hablando sola. Corrí escaleras abajo cuando ví el cartel Underground, sujetando mis maletas con más fuerza de las que pensaba tener.
Sentí un poco de alegría al mirar el reloj digital de la parada Heathrow y ver que aún quedaban 20 minutos para la partida de mi avión.
Corrí por el aeropuerto londinense como una condenada arrastrando mis maletas y dándoles más de un revolcón y ahí estaba, en las pantallas de información, mi vuelo hacia Ockland con Capitol Airlines listo para despegar en menos de 15 minutos.
El viaje se me hizo más largo que el de ida, lo cuál era normal ya que para ir despegué de Chicago dirección Londres y ahora era un trayecto aún más largo. ¿Qué por qué voy de ciudad en ciudad? Pues porque como bien sabéis yo... Bueno, perdona, empezaré por presentarme: Andrea Thompson (''Andy'' para los amigos), una newaresa de Tejavana con 23 primaveras encima. Terminada la carrera de periodismo, decidí irme a Chicago gracias a una oportunidad que me sugió para trabajar 8 meses en la ''Ciudad del Viento'', donde con mucha suerte (muchísima diría yo) podría quedarme ahí a trabajar. Cuál fue mi suerte (si se puede llamar así) cuando me enviaron, al cuarto mes, a Londres a terminar allí mi ''prueba de acceso'' al trabajo que tanto quería para mí: editora de una prestigiosa revista de moda. Al final fueron 4 meses en Chicago y 10 más en Londres para que esa suerte que tanto necesitaba se esfumara al no contratarme (el típico ''ya te llamaremos'' que dirían ellos). Lo que mejor saqué de todo este ajetreo fue una gran amistad con mi compañera de piso, una chica de mi edad, americana y que recién había llegado a Londres de un viaje a Pionesa.
Y te preguntarás porque voy a Ockland si soy de Tejavana. Pues porque me enamoré tan tontamente de un chico que me mudé con él a la capital de Neware, para que a los 2 años me dejara por otra. Pero ahí estaba Andy que con toda su cara se quedó con el piso que el susodicho y yo teniamos a medias.
Por fin llegamos al aeropuerto que tanto conocía y que tanto había utilizado recientemente, el Ockland-Mulberry International.
- Hogar, dulce hogar. Necesito un novio para que me lleve las maletas y no me deje por una arpía.