Zacapu, el lugar donde vivo, está plagado de leyendas locales que hacen a esta ciudad muy misteriosa y enigmática.
Cada vez que publique algo pondré al final de dicha publicación de dónde es la leyenda original para que, si te interesa, la busques por separado y puedas saber más de ésta.
Espero les guste este tema, la verdad que con esto quiero mostrar un poco del lugar donde vivo... Bien, pues pasemos a...
EL TESORO DEL CALTZONTZIN
Se dice que, en los tiempos del apogeo del Imperio P'urhépecha, en aquellos años dorados cuando el sol era diferente saliendo por el emergente Lago de Pátzcuaro hasta el ocaso en el cerro del "Tecolote", había un Caltzontzin (Emperador P'urhépecha), que quizo hacer la capital de su imperio en Tzacapu, "Lugar de Piedra" justo en el Malpaís por encima de la laguna del lugar.
Ese emperador subía a ese majestuoso lugar para rendirle culto a Tupup-Achá (El gran espíritu creador del universo) en el templo llamado "Querénda Angápeti" (La Casa del Sol Poniente), junto con otras edificaciones dedicadas a Tatá Huriata (Dios del Sol) y Naná Cutzí (Diosa de la Luna).
Alrededor de las construcciones sagradas, se alzaban las casas de los sacerdotes, los baños de vapor, así como los palacios de las principales figuras del Imperio Tarasco.
Desde esas épocas, la gente ha tenido por cierto que el rey y el Petáuti, (Supremo Sacerdote), habían hecho construir varios túneles que conducían a Pátzcuaro, Tzintzuntzan y San Jerónimo. Estas afirmaciones dan fuerza a esa creencia y el hecho de que tanto en estos tres lugares se tiene por cierta la existencia de túneles que los unían entre sí y con Zacapu, haciendo mas corto el trayecto entre ellas.
Se dice que, entonces los emperadores viajaban a través de este túnel para llegar mucho más rápido a las ciudades más importantes de su imperio que como si se fuesen por el terreno normal. Hay que tomar en cuenta que en ese entonces ni había automóviles ni otros medios de transporte tan eficaces.
El túnel largo, duerme como una serpiente, pacífico, bajo las montañas y el lago. Así el rey podia admirar en el lago de Pátzcuaro la grandiosa obra de la madre naturaleza, extasiándose en el ocaso a sus espaldas...
El rey guardaba sus tesoros y los de sus dioses en aquel enorme túnel cuya entrada mantenía en secreto y sólo conocían el propio rey y el gran sacerdote.
Sabido es que la conquista de México y por ende, de Minparak, los extranjeros se mostraban crueles e implacables, destruyéndolo todo en busca de saciar su desmedida codicia de oro y plata. En Tzintzuntzan casi todo fué destruido, pero se asegura que los tesoros reales y divinos no fueron entregados sino que se conservan escondidos ene ese túnel, cuya entrada aún no se a podido localizar concretamente. Tanto en Pátzcuaro como en Tzintzuntzan y San Jerónimo se han localizado entradas a túneles secretos, pero jamás ser humano alguno ha logrado avanzar más allá de unos metros, por que el oxígeno se agota, aunque el túnel parece alargarse... ¡Y los tesoros no se han encontrado!.
De hecho, en la población de San Jerónimo, cercana al lago de Pátzcuaro, se encuentra una de las entradas más grandes al Túnel que -supuestamente- encierra muchos misterios inimaginables para el ser humano de hoy en día. Este túnel comienza con una entrada de casi doce metros de altura para después hacerse más pequeño y más pequeño conforme se avanza. El lugar es muy misterioso y existe un pequeño lago con cascadas pequeñas y gran parte del año está inexplicablemente rodeado por niebla que impide la visión al cien por ciento del lugar.
Hoy quedan aquí como huella de esta historia y como prueba de su existencia esas entradas misteriosas... Y la figura de un hombre atractivo y valeroso que por las noches se pasea por entre esas entradas y que parece detenerse a observar la tranquilidad de este pequeño laguito que llamamos "la Zarcita", de cristalinas aguas que corren a los pies de majestuosas montañas y árboles.
Por cierto, dicen que esa agua cristalina y pura del Lago de La Zarcita es sagrada, pues es regalo de Naná-Erápperi (Madre Naturaleza) a los grandes dioses P'urhépechas que tenian al Uriangarapexo (Cerro del Tecolote) por mansión, a cuyos pies brotan los manantiales. Esa agua de excedente calidad tiene un sabor muy especial, pues todo el mundo asegura que "es distinta" a las de otras partes. Aquí se dice y afirma que "Quien toma agua de La Zarcita ya no se va de San Jerónimo y si se va, vuelve" por que extraña esa agua preciosa y deliciosa.
Así que si deciden venir a echar un vistazo a esa enorme cueva, es necesario traer una batería bastante potente y tanques de oxígeno para que en más de 37 metros, no se les acabe...
El tesoro del Caltzontzin.
Fuente: Mitos y Leyendas de Tzacapu.
Pérez Valdovinos, Fernando Miguel.
Modificado por: Roberto Amezcua Guillén,
con permiso del autor.
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Espero que les haya gustado.
Hasta la próxima leyenda.