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The Urbsomnia Story

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The Urbsomnia Story

Notapor jorge888 » 06 Nov 2011, 17:31

Se hace difícil empezar una historia en dos situaciones: Cuando tienes demasiado que contar o cuando no tienes nada que contar. Seguramente os preguntaréis cuál es mi caso. Yo también, es más, llevo años preguntándomelo.

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Supongo que todo empezó conmigo y una botella de whisky – así empiezan la mayoría de mis historias – sentado en la barra del bar que frecuentan ex policías con aires de tipo duro y los huéspedes del Red Point. Curiosamente, en ese momento, yo formaba parte de los dos. El bar estaba viejo y descuidado, tal vez eso le daba un aspecto más del Nueva York de los años 80, las paredes eran de madera y los clientes tenían el aspecto de haber trabajado por última vez en los años 80. Ese era mi caso, hacía casi 10 años que no trabajaba en el cuerpo de policía de Urbsomnia y, aun así, me seguía presentando a las mujeres como Comisario Smith. Lo cual era curioso porque, en mi época de policía, yo no era comisario; era inspector y mi verdadero nombre, por supuesto, no era Smith. Simplemente, quedaba mejor así.

Recuerdo que había una mujer que me llamó la atención entre todos esos alcohólicos en potencia y antiguos inversores de Walker Street. Me acerqué a ella y me senté lo más cerca que mi dignidad me permitió. Ella no me miró, seguía con los ojos plasmados en el cómico que intentaba hacer reír a una panda de borrachos para que dejasen mejor propina. Entonces hice mi jugada: extendí mi mano y me presenté.
- Soy el comisario Smith – me ignoró, pero continué con mi vieja estrategia – Dos whiskies on the rocks, Sam.
- ¿Cómo sabes lo que bebo? – preguntó ella.
- ¿Ah? ¿Tú también quieres uno? – se rió tímidamente, era suficiente, lo había clavado. Sin embargo, los dos whiskies nunca aparecieron. Más que nada porque el barman no se llamaba Sam.

Empezamos a hablar y conseguí tras muchos chistes, probados anteriormente ante el espejo, que me diese su nombre: Mila Parker. Era bonito, demasiado bonito para ser cierto. No me lo creí y cuando sacó su cartera para pagar salí de dudas, su carnet de conducir me daba la razón. Su verdadero nombre era Sarah Parker. El apellido era de verdad, así que lo consideré un logro personal.

Que su nombre no fuera cierto me sirvió de excusa para no escucharla cuando me hablaba de la universidad y de su ex novio. <<Si no me ha dicho su verdadero nombre – pensé – ¿por qué me contaría su verdadera vida?>> Pero, aun así, me digné a pagar la cuenta.
- Guarda la cartera, Mila – dije como si no supiera su verdadero nombre – Sam, apúntalo a la 214.

Si Sam me oyó, al dueño de la 214 no le debió sentar muy bien. Y menos si estaba con su mujer y sus hijos. Bueno, son gajes del oficio. Decidí invitar a Mila-Sarah a cenar, se partió de risa, por suerte se reía de un chiste del cómico y no de mí. Era un buen chiste la verdad, siempre le funcionaba, era algo así como: <<Mi novia y yo tenemos grandes problemas de comunicación: no me quiere decir dónde está escondida>> Tras la risa volví a preguntárselo y me dijo que ya había cenado. Pensé que era una excusa tonta. No lo era. Nada más acabar la actuación ella me invitó a su casa, yo le aposté todo lo que tenía – que era nada - a que la mía estaba más cerca. Entonces recordé lo buena idea que había sido alojarse ahí, en The Red Point.

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Subimos a mi cuarto del piso 11 y entramos. Ella se sirvió una copa de champán, yo una botella. Pusimos música, una balada perfecta para la ocasión y… ¿sabéis? me encantaría contar todo lo que pasó después, pero estaríamos cambiando de género la historia y seguramente los del periódico censurarían esa parte. Sin embargo, y muy a mi pesar, tengo que saltar a la mañana siguiente.

Me desperté pronto, pero eso no impidió que ella ya no estuviese en el otro lado de la cama. Me di una ducha, de agua fría, como siempre. Bueno, por sólo 20 $ la noche no me puedo quejar, ¿verdad?. Me vestí con mi sudadera del cuerpo de policía, mis vaqueros y aquella camiseta de Coca-cola que venía con los cereales: la misma ropa de ayer, así parecería que había pasado la noche fuera. Y prometo que estaba a punto de bajar cuando vi en la mesa aquel antiguo monedero de piel que nunca antes había estado ahí, lo guardé en mi bolsillo y bajé con la intención de comprar el periódico. Sin embargo, las noticias estaban mucho más cerca de mí de lo que yo pensaba.

Cuando se abrieron las puertas del ascensor vi la imagen que abriría todos los titulares del día siguiente y de muchos días más: El lobby estaba lleno de policías – de los de verdad, no como yo – varios periodistas acomplejados por no saber lo suficiente, huéspedes gritando, y, en medio de toda la escena, al lado de la puerta principal, un cadáver: el de la Srta. Parker.
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor Engorn » 06 Nov 2011, 17:37

Mola, ya tengo ganas de más.
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor Roberto258 » 06 Nov 2011, 19:04

Todos esos toques cómicos me están encantando, y tal como iba la historia nunca me habría imaginado que acabaría así(al menos esta 1ª parte).

Espero ya la siguiente :D
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor fabianz_112 » 06 Nov 2011, 20:31

Que buena historia, espero la 2 parte =D>
¡Ve la reconstrucción de Californea acá!
¡Mientras, puedes leer el artículo de ésta maravillosa región!
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor jorge888 » 14 Nov 2011, 18:05

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Ya sentado en la sala de interrogatorio, recordé un montón de cosas: la cara desfigurada de Parker, el dedo que le faltaba en la mano izquierda, sus ojos verdes… La verdad es que la muerte no le sentaba muy bien. Y fue entonces cuando recordé algo más importante que todo eso. Yo era el último que la había visto con vida y además era un completo desconocido para ella. Todo me convertía en el principal sospechoso. Me complací a mí mismo pensando que, por lo menos, ella no era menor de edad.
La sala estaba como antes, dos espejos para que el interrogado no supiese tras cuál se esconden. Yo, por supuesto, sí lo sabía. Pero me hice el loco. La mesa la habían cambiado, más les valía, la anterior estaba manchada de sangre desde mucho antes de que yo empezase allá por el 80. ¿Las sillas? Igual de frías, para que el interrogado se sintiese como en casa.

De pronto, entró un policía en la habitación y me sacó de mis pensamientos. Era un hombre grande, con una barba cuidadosamente descuidada y, seguramente, pensaba que era un tipo duro porque alguna vez le robó la merienda a un niño. Conocía a un montón de hombres como él, la mayoría habían muerto en el accidente del 89. Pero por esa época este tipo estaría en el instituto. Si mi instinto no me fallaba lo siguiente que diría sería algo como: <<No sabemos quién es usted, pero sí sabemos que está metido en un buen lío>>
- No sabemos quién eres, pero sí sabemos que estás hasta el cuello de mierda – Casi acerté, me fallaron unos pocos matices: Había decidido tutearme y decir una palabrota le había quedado muy cool.
- ¿Me quiere decir de qué coño conoce a la Sra. Parker? – preguntó. A lo mejor le sobró ese “coño”.
- ¿Señora? Para mí fue la Srta. Parker durante la noche que la conocí – contesté sin inmutarme por su palabrota.

Después soltó un par de frases hechas que había preparado delante del espejo y que esa le había parecido la mejor ocasión para decirlas. Se fue con un portazo diciendo que entraría el agente Peterson. <<¿El agente Peterson? – me pregunté a mí mismo – si estaban pensando en hacer conmigo la técnica del poli bueno, poli malo lo llevaban claro>>

Fue entonces cuando entró el agente Peterson y ¡valla si era el poli bueno! El agente Peterson resulto ser morena, de ojos verdes y con el mejor cuerpo de todo el cuerpo de policía, valga la redundancia. Me miró y me preguntó quién era yo.
- Comisario Smith – me presenté cordialmente.
- Dime tu nombre ahora mismo – viniendo de ella sonó bien, incluso un poco porno. Pensé en repetir el Smith pero sin decir comisario. Entonces recordé que en The Red Point me había registrado como Alvy Singer y decidí que ese sería mi nombre ante la policía.

Tomó mis datos. Nombre: Alvy. Apellido: Singer. Edad: 38. Estado covil: Soltero. Hice hincapié en ese último porque – aparte de ser el más cercano a la verdad - quería llamar su atención. No lo conseguí.

Por suerte no me cachearon en ningún momento. Solamente me habían quitado la chaqueta en la entrada. Y había sido una suerte ya que todavía llevaba aquel monedero en el bolsillo del pantalón y estaba seguro de que pertenecía a Sarah/Mila, la cual estaba muerta y tener un objeto de un muerto nunca es bueno, o por lo menos eso me enseñaron mis padres. Para los curiosos, sí, me preguntaron si la Sra. Parker – otra vez señora - había actuado con normalidad (como si no pensasen que yo era el asesino) Yo les dije que sí, que actuó normal. Bueno, todo lo normal que puede llegar a actuar una persona con media botella de champán encima.

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Urbsomnia Police Department Central Station

Tras una hora más o menos en la sala de interrogatorios decidieron dejarme respirar aire descontaminado y me sacaron al patio de la comisaría. Tuve que pedirles que me devolviesen mi chaqueta porque, ya fuese por el frío que hacía y o porque los edificios de Walker Street tapaban el sol, pensé que me moriría congelado si no la cogía. Además estaba el factor servilleta con número de teléfono escrito en ella que llevaba en el bolsillo desde aquella noche con Sarah/Mila.

Un hombre se sentó conmigo en uno de los bancos del patio. Le reconocí enseguida: Era el cómico de la noche anterior. Entonces me asaltó una duda impresionante, ¿qué le preguntas a una persona que está en comisaría siendo interrogada por un asesinato? “Hola, ¿qué tal? ¿La mataste tú o fue aquel otro?” Decidí empezar más indirectamente.
- ¿Qué haces aquí?
- ¿Nos conocemos? – se estaba haciendo el importante, seguro que él también me había reconocido.
- Formo parte de tu público habitual – contesté como si no me importase no ser más famoso que él.
- En el Red Point, es verdad – se había hecho el interesante, pero ahí estaba su memoria – Estarás aquí por el asesinato, ¿no? ¿Piensan que tú la mataste?
- Soy una de sus opciones más prometedoras o eso me temo – dejé unos segundos y pregunté lo que llevaba conteniéndome un rato: - ¿Tú también eres sospechoso?
- No, yo era su marido.
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor Edesa » 15 Nov 2011, 16:20

Soy una de sus opciones más prometedoras o eso me temo – dejé unos segundos y pregunté lo que llevaba conteniéndome un rato: - ¿Tú también eres sospechoso?
- No, yo era su marido.


no me imagino la cara del sujeto :lol: pues que venga la 3ra parte esta bastante bien ni me ha importado que han matado a alguien :D
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor Roberto258 » 19 Nov 2011, 18:01

lol, qué directo el tío,¡quién se lo iba a esperar...!

Sigue así, me está gustando mucho :wink:
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor MegaTom » 19 Nov 2011, 21:16

La verdad era que no me lo esperaba. Creí que iba a decir algo como "te vengo a a ayudar" pero el marido [-X
Visita Acadia en Capital SimCity...

... o lee el articulo en SimWiki.
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor jorge888 » 23 Nov 2011, 18:58

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¡Wow! ¿Saben? Nunca se me han dado bien los modales, pero sé que haberte acostado con la mujer muerta del hombre que tienes en frente no es de muy buena educación, casi comparable a limpiarte con la manga en una cena de empresa. Pues eso, hay estaba yo, sentado en un banco con ese hombre durante un tiempo ilimitado. Si preguntáis a los testigos os dirán que ese tiempo ilimitado fueron unos minutos, si me preguntas a mí te diré que fueron años e incluso alguno bisiesto.

Sí, durante ese tiempo hablamos. ¿De qué? Bueno, pensé en preguntarle si se llamaba Mila o
Sarah pero decidí ir sacando temas de conversación inofensivos como por ejemplo:
- ¡Qué frío hace! – hacía frío, de verdad.
- Lo sé.
- Puf. Mañana lunes – aunque él trabajase en fin de semana, los lunes siempre son deprimentes.
- Lo sé.
- Hoy juegan los Watchmens – él era de Urbsomnia, seguro que le gustaba el fútbol.
- Lo sé. Sé que te acostaste con mi mujer – toma derechazo me dio con esa respuesta. Me quedé en shock y sólo pude contestar, tras varios segundos (o, a lo mejor, meses), con un comentario tan estúpido como:
- Era una mujer estupenda.

El agente Peterson se convirtió entonces en la número uno de mi lista de personas favoritas al decirme que ya me podía ir. El otro agente añadió, como si se tratará de una novela negra, que no saliese de la ciudad. Le aseguré que después de la conversación que acababa de tener no iba a salir ni de mi cuarto.
Por fin me fui a mi casa, que es el Red Point. Cualquiera pensaría que tras un asesinato, varias horas en comisaría y una conversación como esa lo lógico habría sido irse a la cama e intentar dormir unas catorce horas, pero yo no funciono de forma lógica, ni antes ni ahora, así que me fui al bar.

Durante varias horas jugué con un vaso de whisky vacío hasta que me di cuenta de que eso era aburrido, así que empecé a jugar con mi mechero. Le daba vueltas mientras me preguntaba por qué seguía teniendo ese mechero si hacía casi once años que no fumaba, me preguntaba por qué mi único momento de placer era cuando bebía, me preguntaba por qué los supermercados 24 horas tenían cerrojos..
Y entonces empecé a buscar en mi bolsillo algo más con lo que jugar y mis manos se encontraron con el monedero y con la servilleta. Saqué ese trozo de papel con un número de teléfono apuntado y empecé a pensar. He de decir que con los años he aprendido que cuando pienso la suelo cagar y esta no sería la excepción que confirmase la regla: decidí llamar.

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Pi… pi… pi – seguro que no lo cogía nadie – pi… pi… pi… - ¿y si lo cogía la policía? – pi… Lo cogió alguien, parecía ser un hombre por la voz ronca que usó para decir hola.
- Buenas tardes, soy el comisario Smith.

Colgó.

No le culpo, porque mi voz tampoco desprendía mucha confianza y parecía que le iba a vender un ADSL de 60 megas de banda ancha. Sin embargo, me empecé a cuestionar muchas cosas entre las que destacaba una: por qué me había dado la Sra. Parker ese número.

Me acabé las gotas inexistentes de mi vaso y le dije a Sam que lo cargase a la 214. Me fui y en vez de ir directamente a mi cuarto pasé por recepción. Habían tapado con varios biombos el lugar donde se había producido el asesinato y el portero sonreía a los clientes más que nunca con el afán de que no se fuesen a otro hotel.

Me monté en el ascensor y apreté el once lo cual, si no me fallaban los cálculos, me llevaría al undécimo piso. En efecto, tras unos segundos aparecí en el piso número once, me bajé y me dijo “hasta luego” un hombre que yo ni siquiera sabía que estaba ahí. Entré en mi habitación.

A ver cómo digo esto... Eh... ¿Habéis ido alguna vez a la suite presidencial del Ritz? Yo no, pero esto era totalmente el opuesto a lo que debe ser una habitación de esas: los libros estaban por los suelos, la tele estaba rota y, lo peor de todo, la tapa del váter estaba bajada. Habían entrado a robar.

De pronto se me cayó del bolsillo el monedero y me di cuenta de la razón del robo.
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor Edesa » 24 Nov 2011, 05:34

que buena historia y con la imagen =D> =D> se espera la prox actualizacion :D
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor Engorn » 25 Nov 2011, 16:19

La historia prometía... y sigue prometiendo. A ver cuando llega otra minidosis... :wink:
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor Roberto258 » 25 Nov 2011, 18:20

Tus historias son como un trozo de chocolate, se saborea por partes, poco a poco, y te deja buen sabor de boca.

¡Sigue así!
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor jorge888 » 06 Dic 2011, 23:23

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Como buen ciudadano pensé que debía avisar a la policía de que había habido un robo y a la recepción del hotel de que tenían que limpiar la habitación. Pero estaban poniendo Annie Hall en la tele y decidí que la realidad podría esperar. Me tumbé en la cama reflexionando sobre todo el caso y, al final, tuve que aceptar que Woody Allen tenía razón. <<Amigos míos, si la vida fuera así de sencilla>>

Cuando acabó la película pensé en llamar a recepción. Pensé en pedir un huevo revuelto, zumo de piña y uvas y una brigada de policía. Pero me di cuenta de que estos últimos tardarían un poco más que las otras cosas de la lista y, en cuanto llegaran, empezarían a hacerme preguntas sin pausa. ¿Dónde estaba usted? ¿Tenía algún objeto de valor? ¿Conoce a alguien que…? Todo se podía resumir en quién te robo qué. Y me di cuenta de que es verdad que todos necesitamos los huevos y decidí hacer algo de lo que después me arrepentiría: investigar por mi cuenta. Aunque, seamos sinceros, no me arrepiento mucho, más bien lo contrario.

Lo primero fue llamar a recepción para que limpiasen mi habitación, lo segundo irme de compras. Tal vez no suene muy imponente pero, todo depende de lo que compres. Yo, por ejemplo, me compré el mejor traje que vendían en todo Desertos Boulevard. Me senté en un Strarbucks, me compré un Frapuccino de chocolate (publicidad subliminal) y llamé a mi viejo amigo Joe.

Para los que no lo conozcáis – que ya os vale – Joe es un pez gordo de la mafia de Urbsomnia, fuimos juntos al colegio, jugábamos al fútbol en los patios y, al final, yo decidí hacerme madero y él tirar cadáveres en el puerto de Walker Bay. Si el asesinato había tenido algo que ver con la mafia él lo sabría y yo podría dejar de comerme el coco.

Quedé con él para jugar una partida de póker a las diez en Louisville. Bien, así sacaría información y un poco de pasta. Además, sería la ocasión perfecta para estrenar mi nuevo traje italiano.

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Louisville

Tenía tiempo de sobra pero, aun así, decidí llegar 10 minutos tarde a la partida para que pareciese que no me importaba. Le dije al taxista que me dejase una calle antes del casino para que nadie viese que no tenía dinero suficiente para una limusina o un deportivo. Caminé hasta el edificio cegado por la luz que derrocha Louisville por la noche y entré como si todo el dinero que había ahí fuese mío.
- Buenas noches, soy invitado de Joe Silverman – dije al recepcionista.
- ¿Contraseña?
- ¿Todavía anda Joe con estas tontería? – pensé en las distintas opciones: - “As time goes by”, Casablanca, Rick Blaine…
- Pase por aquí.
- ¿Cuál de esas es la contraseña?
- Ninguna, pero se ve que conoce usted lo suficientemente bien al señor Silverman – el recepcionista sonrió y añadió: - Llega usted un poco tarde a la partida, señor.

Tras varios pasillos y salones con hombres de traje jugando y bebiendo como si fuese Las Vegas, entramos en una sala más pequeña guardada por dos hombres del tamaño de la puerta y que no tenía aire, si no humo. Se escuchaban risas en su interior y todo desprendía un aire que parecía Chicago o, por lo menos, mi imagen estereotipada de Chicago.
- ¡Joe! – exclamé.
- Agente – respondió Joe ante la mirada desconcertada de sus compañeros y puso la guinda al comentar: - Bonito traje.

Hablamos sobre cómo nos iba la vida, sobre fútbol y sobre cine en tan sólo minuto y medio, pedí un whisky on the rocks a Sam – os juro que éste sí que se llamaba Sam - y empezamos la partida.

Miré mis cartas: trío de ases. Si todo hubiese acabado igual de bien que empezó…
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor Roberto258 » 12 Dic 2011, 22:17

¡Por fin, más chocolate :mrgreen: !
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Re: The Urbsomnia Story

Notapor MegaTom » 13 Dic 2011, 21:30

Genial! Cada vez se pone mejor!!!!!!! =D> =D> =D> =D>
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... o lee el articulo en SimWiki.
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