Capítulo 7: La vida continúa...Cómo ya murió Daniel, y la heredera será María, empezará a narrar ella.

Estábamos todavía con un vacio en el corazón tras la pérdida de Daniel... Nos pusimos a ver la tele, anunciaron sobre la muerte de los varios sims en el hospital.

Nos quedamos con la cara de ¡oh!, porqué dijeron que el meteorito no hubo sido provocado por aquel sim, sino que vino del espacio directamente. Aún así, estará entre mazmorras por estar en el grupo de los extraños que querían capturar a los Álamo.

Mi madre cocinaba tristemente, derepente... ¡INCENDIO!
Gracias a mi, apagué el incendio, y el seguro nos dió dinero.

El bombero se fue a la habitación de mamá, y se quedó mirando fijamente..., teníamos miedo que si serían uno de esos extraños nuevamente.
Antonio: María, ¿no crees que mamá está un poco rara últimamente?
María: Está con depresión, no me lo dijo pero se nota, está todo el día en la cama durmiendo.
Elisa: Hola..., ¿que tal?
María: ¿Te pasa algo mamá?
Elisa: No.
Elisa: Mis hijos creen que tengo depresión.., no se equivocaron, voy al resort nuestro, a ver si hay algo que arreglar.

Había una mujer extraña que seguía a mamá. Parecia una mujer lobo.

En efecto, la seguía.
Elisa: Hola, ¿quien eres?
???: Antes que nada, siento que tu marido se fue. Soy una de los extraños que iban a por vosotros los primeros días..
Elisa: ¿Cómo puedes tener la cara de apresentarte aquí ahora, confesando que eras una mala? ¡TE DENUNCIARÉ!
???: ¡NO PORFAVOR! Lo siento mucho, hay unos 20 miembros que quieren, y si saben que estoy aquí charlando contigo, irán a vuestra casa, ¡y moriréis!!
Elisa: Bueno, entonces te perdonaré.

Yo me encontré con un nuevo amigo, me apoyaba en las clases por la muerte de mi padre, llevaba una cosa que le tapaba el rosto ensí, pero se le podría ver. Hacíamos los deberes juntos, junto a Antonio. Me parecía un chico interesante.. tal vez elegido para traer la tercera generación.

Mi mamá, no quería que nadie viera su cara, pensó en la idea de ir con la cara tapada por la calle para que no vean su cara de tristeza, pero se lo negamos. ¡Lucha mamá, que tu puedes!

Ella se dedicaba... a pintar.

Nos lo pasábamos bien en los días de otoño, jugabamos en nuestro patio.

Ya tenía la idea de que quería ser de mayor: submarinista. Pero no creo que lo fuera, porqué me gustaría más ser científica.
¡Saludos!