Capítulo 7
Sabía que no lo iba a pasar bien desde la primera vez que entré aquí.
Si no fuera por hacerle un favor a la “muñequita”, no estaría acercándome a la puerta
del mismísimo infierno. Tenía que encontrar una excusa.
¿Por qué lo golpeé? ¿Por qué ayudé a Milko a hurgar sus narices en la biblioteca? Quizás de ese modo podría saber lo que trama. Sí. Algo trama. Me dí cuenta de eso hace unos días.
Era una tarde apenas terminaron las clases. Como siempre, yo fui rápido a mi habitación para sacarme ese inmundo uniforme y volver al negro que me representaba.
Podía parecer una viuda así, pero no me importaba. Generalmente paso de lo que me dicen los demás.
Cuando terminé de cambiarme, me subí a mi cama y me quedé pensando en silencio.
Duró poco. Lian entró con algo escondido debajo de su saco. Era algo rectangular y demasiado grande para pasar desapercibido, aunque no lo suficiente para que se viera.
Ni se dio cuenta de que estaba ahí y se sentó en su cama. Me moví con cuidado y traté de ver algo en la rendija que se formaba entre la cama y la pared.
Él había levantado la almohada y la volvió a bajar. Lo había puesto ahí.
Me hice el dormido. Sentí cómo se cambiaba la ropa y volvió a salir. Esperé algunos minutos para asegurarme de que no volvería y bajé de un salto.
Levanté el saco de plumas y me encontré con un legajo. Lo abrí y además de muchas palabras, había una pequeña foto con una chica de pelo blanco y con un parche en el ojo. Mexe.
— ¿Para qué quiere ese legajo? —me pregunté. Le eché una ojeada. Algo interesante debía tener.
“Nombre: Marie Le Blanque
Fecha y lugar de nacimiento: 15/8/98 - Twinbrook.
Padres: Alfred y Josette Le Blanque
Observaciones: Marie ha pasado por varios psicólogos debido al trauma que le produjo el asesinato de sus padres. No dijo una sola palabra en toda la terapia, pero su mirada y sus actitudes sádicas fueron suficientes para que los terapeutas abandonaran el análisis. Luego de esto, se produjo el traslado a este internado.”
Mexe había sufrido mucho. No pensaba que fuera aterradora para todo el mundo, pero esto me lo confirmaba. Tal vez le hubiera echado una maldición o algo, sería muy propio de ella.
Di vuelta las hojas y en el final me encontré con otras dos fotos de un hombre y una mujer tachadas con rojo. Eso no era para nada normal.
¿Los habían matado a propósito? ¿La directora formaba parte de una malvada organización? Sé que esto es bastante precipitado, pero... ¿en dónde me habían metido?
Ahora recuerdo por qué le di ese golpe. Quería que tuviera la oportunidad de averiguar más cosas sobre este internado, aunque solo esté interesado en Mexe. Algo tendría que sacar de eso.
La bibliotecaria me soltó el brazo, que ya me estaba doliendo bastante, y golpeó la puerta del despacho de la directora.
Abrió la puerta y me miró con su cara de estar oliendo mierda y me hizo pasar. Luego de escuchar lo que la señora de los libros tenía para decir, cerró la puerta, se ubicó en su lugar y yo me quedé mirando a todos los sitios de la habitación menos a ella.
— Siéntate, Allen.
No parecía estar furiosa, pero tampoco contenta. Le obedecí solamente porque no quería que se convirtiera en un dragón enorme que escupe fuego.
— Ahora, dime: ¿Por qué iniciaste una pelea en mitad de la biblioteca?
— No era en el medio, era en un costado. Y tampoco causé un gran revuelo. Sólo fue un golpe.
— ¿¿Y te piensas que eso cambia las cosas, Blay?? —Apareció su voz de ogro gruñón— ¡En este establecimiento no se permite esa pésima conducta que usted acaba de tener! No sé si le quedó lo suficientemente claro, pero ya sabe por qué está aquí y qué es lo que le pasaría si es expulsado de este lugar.
Por supuesto que recordaba el porqué de mi estancia aquí. Produje un incendio en mi propia escuela, aunque eso fue un accidente, no sé cómo sucedió.
Lo peor de todo esto es que tres personas murieron por mi culpa, y de no haber ido a parar aquí estaría pudriéndome en la cárcel de menores desde muy joven.
Tenía que evitar eso, aunque eso signifique arrastrarme delante de la directora para pedir clemencia, cosa que no es para nada mi estilo.
— No, señora. Para nada. No sé qué me pasó en ese momento. Le prometo que no volverá a suceder.
— Digas lo que digas, incitaste la violencia y por lo tanto mereces un castigo.
— Lo entiendo, señora. No volverá a pasar.
— Más le vale, o si no las cosas serán peores para usted. Luego haré que le informen. Puede irse.
La bruja me acompañó hasta la puerta y al abrirla había una chica esperando. Si mal no recuerdo, se llamaba Gabriely y era una de las chupamedias de la directora. Su presencia me dejó duro, pero la directora me hizo reaccionar.
— ¿Qué esperas para irte, Blay? ¿Quieres que te ponga otro castigo?
Me alejé lo más rápido que pude para que la tormenta no se me viniera encima. De todos modos, pude escuchar algo de lo que la chica con pinta de niña rica le decía a la señora Grenth.
— Señora, Daniel vio a Milko Nevianne en la biblioteca espiando cosas que no debe.
— ¿Había alguien más?
— No. Sólo lo vio a él.
Tenía que buscar a Milko antes de que la directora lo hiciera.
Recorrí todo el internado, pero para mi mala suerte lo vi justo cuando lo atraparon.
Mi siguiente movimiento era encontrar a la persona que había estado junto a él. Era imposible que actuara solo.
Fui afuera a tomar un poco el aire y a pensar quién lo había ayudado. Dentro de la biblioteca no había nadie, pero afuera, cuando salí... Laín estaba esperando a alguien en la puerta, y seguramente ella era su ayudante.
Esta vez la suerte estaba de mi lado. Ella pasó enfrente de mí y lo primero que hice fue acercarme a ella, tomarla del brazo y llevarla hacia un lugar seguro.
— ¿Pero qué...?
— Shhh... —Ella cambió su expresión de enojo a una de sorpresa y le susurré—: Milko está en problemas. Tú puedes ser la siguiente.
— ¿Qué dices? ¿Por qué tendría que estar yo en problemas?
— Sé que los dos estuvieron investigando. Y tiene que haber sido sobre algún secreto de este lugar como para que Milko esté metido en un lío.
— No pienso decirte nada, si eso es lo que quieres.
— De alguna forma soy cómplice de esto. Si no fuera por mí, no habrían podido averiguar nada.
— Habríamos encontrado la forma.
— Milko seguramente habría metido aún más la pata en el barro de no haber sido por mí.
Laín me miró con cara de sospecha. No sería fácil convencerla de que estábamos en el mismo bando.
— ¿Y por qué tengo que confiar en ti?
— Porque si te atrapan, ella hará lo posible para que ustedes dos no abran la boca.
— De acuerdo. Te lo diré. ¡Pero si le dices a alguien voy a...!
— Tranquila. Ninguno de los topos lo sabrá.
Miró hacia los dos costados para asegurarse de que nadie nos estaba espiando y me contó todo. No era lo que esperaba escuchar.
— Eso es interesante. Habría que averiguar qué más hay sobre todo esto.
— Bueno, tal vez te atrapen a ti también y sales hecho un zombie. O te laven el cerebro.
— ¡No digas tonterías! No creo que tenga una sala de torturas. ¿O sí?
Laín no contestó. Parecía tener ganas de irse y yo no tenía más preguntas.
— ¿Quieres saber algo más? ¿Necesitas hacer de espía en la biblioteca?
— No, no. Es suficiente por el momento. Gracias. Iré a buscar mi guitarra.
No sé que habría pasado si no tenía a Brown conmigo. Mi amada guitarra era lo único que me conectaba con mi familia a pesar de que había pasado por situaciones horribles.
Me senté en un banco , me puse a tocar “esa” canción y me perdí entre su melodía, viajando a otro mundo, hasta que una vocecita me interrumpió.
— ¡Qué lindo tocas!
Era Caro, la chica que se sentaba a mi lado. No hablábamos mucho. Bueno, en realidad ella siempre intentaba conversar conmigo, pero yo no le hacía caso. No era su culpa. Era yo el del problema. Ahora tenía que ser amable por lo menos una vez con ella.
— Hay mejores que tocan mejor que yo.
— ¡No digas eso!
— Es que es la verdad. Deberías escuchar más música de la buena. Yo ni siquiera me acerco a eso, pero lo estoy intentando.
— Ojalá lo logres.
Nos quedamos en silencio un rato. Ella debería de estar contenta por sacarme un par de palabras por primera vez, pero parece que no fueron suficientes porque comenzó con las preguntas.
— ¿Cómo fue que llegaste aquí?
— Preferiría no contestar. Me trae muy malos recuerdos.
— ¿Y te gusta este lugar?
— Depende.
Un grupito de chicas pasó enfrente de mí. Se detuvieron unos segundos, y antes de avanzar, cuchichearon entre ellas y me hicieron ojitos. No podía soportar eso.
— Arghhh...
— Parece que les gustas —comentó Caro con una sonrisita—.
— Prefiero no pensar en eso. Creo que me voy de aquí. No quiero que me persigan chicas melosas. Y no me refiero a ti.
— ¿Soy más soportable? ¿Te caigo bien?
— No eres tan mala después de todo.
Ella se sonrojó. Yo me levanté sin decir ni una sola palabra. Las chicas en general me ponían algo nervioso e irritable.
Ya era de noche y me extrañaba que todavía no me hubieran informado del Gran Castigo. Luego de la cena, me encontré al director Slark que me habló del asunto con más amabilidad de lo que esperaba.
— Buenas noches, Allen.
— Buenas noches, señor Slark.
— Quería hablar sobre el incidente de esta tarde. La señora Grenth tuvo que ausentarse por un inconveniente con el alumno Nevianne.
— ¿Qué le pasó a Milko?
— Tuvo una descomposición. No es nada grave, pero quisimos llevarlo al hospital de la isla para asegurarnos. No pensé que te importara tanto el joven Nevianne. Por la pelea, quise decir.
— Fueron unas diferencias del momento. Salvo por eso, tenemos una relación cordial —mentí. Él y yo ni siquiera nos hablábamos.
— Oh, está bien. Será mejor que te diga lo que me encargó la directora. Mañana vas a ocupar el puesto del señor Nevianne y durante todo el día vas a ayudar al equipo de mantenimiento. Julio te va a dar las indicaciones y, si no quieres llegar tarde, será mejor que a las seis estés levantado para empezar. Has tenido suerte de que te tocara un sábado.
— De acuerdo. Estaré ahí a esa hora.
— Buenas noches, Allen.
Me fui rápido a mi habitación para aprovechar más las horas de sueño. Al entrar, Lian estaba con su pijama a punto de acostarse.
— ¡Hola, Allen!
— Hola, Lian. ¿Cómo estás?
— Un poco cansado, nada más. Oye... ¿No viste a Milko? Lo estuve buscando toda la tarde.
— Lo llevaron al hospital. Se descompuso, pero no es nada grave. Eso dijo el director Slark.
— Espero que se mejore.
— Sí, también yo —respondí. Di un bostezo—. Será mejor que me duerma porque tengo que cumplir un castigo mañana. Buenas noches.
Eso de la “descomposición de Milko” me resultaba extraño. Cuando lo vi después de buscarlo por todo el internado se veía bien. ¿Tendrá la directora un té que descompone a alumnos? Lo averiguaré más tarde.
Me levanté media hora más tarde de lo que debía. Me cambié lo más rápido que pude y me dirigí a la residencia de empleados. Julio me estaba esperando.
— Lo siento. Me he quedado dormido.
— No te preocupes. Suele pasar. Pero no vuelvas a hacerlo porque la directora se enfadará, y mucho.
— No pasará de nuevo, Julio. No se preocupe.
— Después de que termines en la cocina, el director me pidió que fueras a la biblioteca a ordenar los libros nuevos. Son demasiados y la bibliotecaria no puede sola.
— De acuerdo. Cuando termine iré para allá.
Estar cerca del fuego de la cocina me ponía nervioso. Por suerte, pude terminar rápido y me fui a hacer otras tareas.
Al pasar al lado de la fuente, había una baldosa mal colocada y caí al suelo. No me hice daño, pero podía ver que había un gran vacío debajo de esa losa.
Levanté la cabeza y vi a la bibliotecaria. Parecía estar esperándome y fui hasta allí para que no me odiara más de lo que me convenía.
Después de más de media hora acomodando pilas de libros, salí del edificio. No había ni un alma afuera, a pesar de que era sábado. Seguramente todos dormían y no me equivocaba. Era muy temprano.
Levanté la piedra y bajé por la escalera que tenía bajo mis pies.
El lugar se veía como un sótano normal, pero en una de las cajas se veían muchos expedientes. Tomé uno de ellos y me sorprendí al ver la cara de mi padre con una cruz roja encima.
Seguí explorando y me encontré con los expedientes de los padres de Milko. El dueño de esos legajos parecía estar buscándolos ya que ponía que sus ubicaciones eran desconocidas.
Luego me topé con la información del padre de Sazar. No había ninguna cruz roja sobre su cara. Pero algo me llamó la atención. Una operación “Legacy” en la que estaba involucrado pero no había nada detallado y tenía fechas más o menos actuales.
Aunque apenas conocía cosas de Sazar, sabía que no tenía padres, pero lo que había encontrado indicaba lo contrario.
“Será mejor que me vaya. Esto es demasiado. Volveré más tarde”
Volví por donde había llegado. Me aseguré de que no había nadie cerca y salí al patio para regresar a la cocina a seguir ayudando.
Cerca del mediodía me dejaron libre. Lo primero que hice fue a buscar a Laín para contarle lo que había descubierto. En el camino, me encontré a Lian, que estaba un poco serio.
— Milko está raro. No sé lo que le pasa.
— Debe ser lo de ayer —respondí sin darle importancia.
— No, Allen. Está agresivo. Él nunca fue así. Acompáñame.
— Quería buscar a otra persona... Además, yo no puedo hacer nada.
— ¡Vamos!
Lian me agarró del brazo y me llevó a donde estaba Milko. Justo vi a Laín y le hice señas para que se acercara.
Ella caminaba a la par mía mientras me preguntaba cosas.
— ¿Qué está pasando?
— Milko está raro. También quería hablarte de algo.
Entramos al cuarto que Milko compartía con Sazar. Estaba sentado en su cama con un aspecto muy hostil. Apenas nos vio, habló con mucha agresividad.
— Te dije que quería estar solo.
Lian se acercó un poco para tratar de hablar con él.
— Me estás preocupando, Milko. Tú no eres así. Haremos lo que quieras. Iremos a molestar a Mexe si quieres.
— ¿¿Y a quién le importa Mexe??
— Mi... Milko... ¿Estás bien? ¿No quieres saber...?
— No me interesa. Ahora vete. Y no sé qué hace él aquí —respondió señalándome.
Esto se estaba poniendo muy raro. Pasó de ser el bufón del internado a otra cosa muy diferente. Teníamos que hablar.
— Lian, déjanos a Laín y a mí hablar con él.
— De acuerdo. Nos vemos luego.
Nos quedamos a solas con el león hambriento. Laín trató de hablarle con calma, pero los insultos de Milko la enfurecieron.
— Milko, queríamos hablarte sobre lo que pasó ayer.
— ¿Ayer? Yo no le hablo a frikis ni a antisociales. Me dan asco.
— ¿Así que te dan asco? ¡Entonces no me vuelvas a pedir ayuda, pedazo de...!
— Cálmate, Laín —le dije suavemente—. A Milko le hicieron algo cuando se lo llevó la directora. No está actuando conscientemente.
— Tienes razón. Lo siento. Milko, ¿recuerdas eso que averiguamos ayer?
— ¿Ayer? No, no lo recuerdo.
— Querías averiguar sobre alguien, pero terminamos descubriendo otra cosa.
— No, no recuerdo nada —dijo secamente.
Luego se puso a pensar y sonrió con malicia—. Ahora que lo pienso, sí recuerdo algo.
Saltó de la cama y se abalanzó hacia mí para golpearme una y otra vez. Había sido tan de sorpresa que no había podido defenderme y Laín tuvo que separarnos.
— ¡Ya basta! —Milko se alejó de mí y yo me levanté. Tenía un moretón en la comisura de la boca, pero eso no importaba.
— Vámonos, Laín. Dejemos al tigrecito solo.
Una vez que salimos al pasillo, nos miramos a la cara y casi podíamos saber lo que pensaba el otro.
— La directora le hizo algo a Milko. Y es algo horrible —dijo Laín.
Escuchamos unos sollozos desde la habitación que habíamos dejado. Milko repetía una y otra vez “mamá” y “papá”. Eso era muy grave.
— Hay que averiguar lo que está pasando —respondí—. Sazar es el centro de todo esto. Y también tenemos que hacer que vuelva el viejo Milko.
— ¿Y por donde empezamos?
— ¿Y si buscamos debajo de la fuente? Hay un sótano ahí debajo. Parece uno normal, pero encontré expedientes de nuestros padres ahí y algo sobre el padre de Sazar, una “operación Legacy”. Tal vez demos con lo que buscamos.
— Bueno, será mejor que nos movamos antes de que terminemos igual que él.
Milko y yo nunca habíamos sido amigos, pero sentía que tenía que ayudarlo por el bien de todos los alumnos del internado.
Este lugar encerraba algo oscuro del cual Sazar era el eje central. También nuestros padres estaban involucrados de alguna forma, pero no sabía por qué.
Quería saber lo que la directora Grenth trataba de ocultar con todas sus fuerzas.
Continuará
.............................................Capítulo - Xx.MassHysteria.xX............................................. ....................................................Imágenes - eliana.............................................................