Bueno... Venus quiere darle la sorpresa a Niveid xD! Y sobre su descendencia brujeril pues bueno... lleva 5 generaciones de hechiceros... Así que la sangre tiene que heredarse...
Bueno... *cara sombría* os dejo el capi 72 y desaparezco lentamente...
Capítulo 72. La oscuridad regresa.
Con el nacimiento de Kilra ahora teníamos a dos pequeños a los que cuidar. A Altair le gustaba especialmente pasar el tiempo con Mizor al que le llamaba su amigo azul. En una sala que habíamos diseñado para que jugaran mis hijos, se podía encontrar a Altair muchas veces intentando enseñar a hablar a Mizor y a mí me causaba particularmente gracia sus conversaciones sin sentido.
Altair-¿Cual es nuestro color de pieeeeeeeel?
Mizor-¡Ashuuuuuu!
Altair-¡Bieeeeeen!
Sobre Venus y yo... Bueno, a las pocas semanas de nacer Kilra volvió a buscarme. Aquel comportamiento me hizo sospechar sobre su actitud conmigo. En esas pocas semanas su físico aun no había vuelto a la normalidad, como ella tanto se quejaba cuando estaba embarazada y en cambio no le importaba buscarme inmediatamente después del embarazo... Empecé a sospechar que Venus quería tener hijos, aunque no sé por qué motivo y si era así, por qué no me lo decía. En un principio no dije nada y me dejé llevar viendo cómo se desarrollaban las cosas.
Pero pronto mis sospechas se confirmaron.
Venus se quedó de nuevo embaraza y lo que para mi hermano Altair era una gran noticia, para mí suponía un engaño más. Yo no estaba buscando más hijos, ¿por qué este hada quería tener tantos? ¿Acaso era su mero instrumento para concebir? Yo que había pensado en casarme con ella y ella de lo único que estaba preocupada era de tener más y más hijos. Pronto comencé a sentir el latir del enfado en mi, pero me controlé. Esperaría a que naciera mi próximo hijo o hija y si Venus volvía a actuar de la misma manera, tendría que hablar con ella muy seriamente.
Por lo demás, las cosas iban muy bien en casa. Venus se propuso ayudar a cambiar de look a Altair, cosa que por otro lado agradezco. Mi novia no dejaba de hacerle bromas y con ello, Altair no se tomó tan mal que realmente pensáramos que estaba horrible con esas pintas que llevaba.
Altair-¡Uy! ¡¿Pero qué!? ¡Venuuuuus!
Venus-¡Jajajajaja! ¡Ay, pero si es una bromita de nada! Ya sabes... hasta que no te cortes el pelo y te cambies de ropa...
Altair-Vale, está bien... Accedo a que me ayudes a cambiar de look... Me fío de tí, Venus... Y hablando de fiarme... ¿Le has contado a Niveid que quieres tener cinco hijos?
Venus-No aun no... ¡Tiene que ser una sorpresa!
Altair-¡Ay, Venus! Tienes que decírselo... Si Niveid sospecha que ocultas algo puede pensar mal... Y créeme, no es bueno que Niveid piense mal. Por favor, díselo.
Venus-Se lo diré, no te preocupes más, Altair. ¡Seguro que le hará mucha ilusión!
Pasó el tiempo de embarazo de Venus como siempre. Sin querer tener más allá que los típicos besos conmigo. Por mi parte decidí centrarme en mi trabajo. Tanto que no me importaba descuidar la casa. Para eso había quedado al fin y al cabo. Para llevar dinero y ser una maquina de hacer hijos.
Una semana antes de que Venus diera a luz, celebramos el cumpleaños de Kilra. El sólo hecho de ver como mi segundo hijo cumplía un año me irritaba cuando tendría que alegrarme. Pensaba que aquellas escenas de cumpleaños las vería muchas veces repetidas, teniendo a Venus prácticamente como una incubadora.
Pero a pesar de ello, no puedo negar el orgullo que sentí al ver a Kilra. Tan parecido a su madre pero seguramente más poderoso que yo. Una generación más poderosa que la anterior... Palabras que siempre repetía mi madre.
(Los rasgos iniciales de Kilra son: Bueno y neurótico.)
Aquel cumpleaños supuso un mundo paralelo para mí. Mientras Venus y Altair reían yo callaba.
Yo, Niveid, el más poderoso de los Redirok hasta ahora nacidos... Allí, como un pasmarote, celebrando cumpleaños... ¿Dónde quedaron las aventuras? ¿Donde quedaron las batallas con las condenas? ¿Dónde quedó todo?
Los GDAs seguro estarían tramando y haciendo de las suyas mientras nosotros nos comportábamos como una familia feliz y sin preocupaciones. Venus me había idiotizado pero... ¿Lo habría hecho porque realmente me quería? ¿O simplemente por que le interesaba? Supongo que tener hijos de un gran hechicero era demasiado tentador para ella. Al fin y al cabo, ella había sido una ladrona cazatesoros en su pasado. Si es que no mentía claro.
Mi cabeza no podía parar de dar vueltas y todas las noches, como antes de conocer a Venus, comencé a salir después del trabajo a buscar pistas sobre los GDAs. No atendía a las llamadas de Naon, ni de mi tía Painmel. No atendía a nada. Eramos Redirok... nuestra misión era destruir a Lys Abern y no iba a dejar esa misión abandonada por más tiempo.
Altair-¡Oh! ¡Mira que bellos son! ¡Cómo juegan!
Venus-Altair...
Altair-¿Sí?
Venus-Tenemos que irnos al hospital... ¡Ya viene!
Altair-¡Pero Niveid no está!
Venus-¡Le llamaremos cuando estemos allí! ¡No podemos esperar! ¡Llama a un canguro!
Altair acompañó a Venus al hospital e intentó contactar con Niveid, pero éste no contestó. Venus, finalmente tuvo una niña con los poderes de la hechicería corriendo por sus venas. Niveid no estaba, pero ella había hablado con él sobre posibles nombres y su decisión fue ponerle el nombre de Asdent.
Venus no sospechaba nada de lo que podía estar ocurriendo en la cabeza de Niveid, pero Altair lo sospechaba. Le insistía a Venus que le contara lo que quería, le decía si no se lo contaba se lo diría él. El hada acababa siempre tranquilizándole. Un elixir de procreación más y haría todo lo necesario para concebir mellizos.
Lo que Venus no podía ni imaginar era que Niveid se había cansado de su actitud y la había estado vigilando. El hechicero creía que el hada le estaba utilizando y comenzó a mirar en su mente con más agresividad de la que anteriormente habría podido tener con cualquiera. Niveid descubrió que Venus quería tener cinco hijos pero no supo el porqué, ya que el enorme ojo del dragón que había visto tantas veces tomó forma en una imponente criatura marina de gran fuerza y poder. Y fue entonces cuando Niveid creyó obtener la respuesta. Indignado, esperó a que Venus volviera a buscarle.
Y solamente optó por dejarse llevar.
Para después dirigirse cruelmente al hada y hacerle ver que él sabía el porqué le quería.
Venus-¿No quieres que nos quedemos hablando como siempre, Niveid?
Niveid-¿Cómo siempre? ¿Cada diez meses, no? Ya has conseguido lo que querías, ahora dejame en paz. Quiero dormir.
Venus se dio por fin cuenta de que Niveid estaba tremendamente enfadado con ella. Recordó las palabras de Altair y se arrepintió de no haberle dicho nada antes al hechicero. Pero lo que aun no sabía, es que ya era demasiado tarde. Una noche, Venus esperó a Niveid para contarle lo que quería hacer, pero esa noche sería el principio del fin pues, Niveid se había dejado llevar por la ira y el despecho de creerse engañado.
Dolido en lo más profundo de su ser porque consideraba que nadie le querría realmente. Quedó con una antigua amiga para hablar. Consideraba que alguien que no tuviera ningún tipo de relación con lo que era, le ayudaría a desahogarse. Su amiga era Anna, una de las hermanas de Claire. Y ella era una de las tantas otras con las que Niveid había estado.
Anna intentó animarle y aconsejarle, pero ella también juzgaba en lo que se había convertido Niveid. El había entregado su corazón para ser utilizado. La rabia de su interior le decía que un ser como él estaba condenado a no ser querido por nadie y las palabras de su hermana Venlerei volvieron a llegar a sus oídos.
La conversación derivó a la conclusión de que Niveid ya no era el mismo y de que antes le respetaban por ser quien era. Ciego de ira injustificada, Niveid declaró que seguía siendo el mismo y por orgullo, tal vez para demostrarse a sí mismo que lo era y que Venus no le tenía encandilado, besó a Anna como en los viejos tiempos.
Consumando así su grande y terrible error. Aunque la situación no fue más allá de un beso, el daño ya estaba hecho, pues Venus, desde que él declaró que la quería, como así ella pidió que no lo hiciera si no era verdad, se unió mágicamente a él y la traición del beso recorrió su sangre, cambiando así, lo que quería decirle a su amado.
Cuando Niveid regresó a casa, Venus le esperaba, pero no como siempre lo hacía.
Niveid-Buenas noches, Venus.
Venus-...
Niveid-¿Qué te pasa? ¿Ya tienes de nuevo nauseas o qué?
Venus-Te dije que no lo prometieras... Sabía que me harías daño...
Niveid-¿Qué?
Venus-¡Me prometiste que me querías y era mentira! ¡Has estado con otra! ¡Me mentiste!
Niveid-¿Qué? ¿Hablas de mentira tú? Precisamente tú, ¿me hablas a mí de mentiras? ¿Cuándo pensabas decirme que me tenías solo para hacer que tuvieras hijos? ¿Cuando? Cuando tuvieras cinco, ¿no?
Venus-¿Te lo dijo Altair?
Niveid-No, querida... A mí no me hace falta que nadie me cuente las cosas. Las puedo adivinar yo solo. Supongo que para una cazatesoros como tú, tener hijos con un hechicero era lo máximo a lo que podías aspirar. ¿Qué pretendias?
Venus-Pues adivinas muy mal las cosas. Si quería tener cinco hijos era por tí. ¡Para criarlos juntos!
Niveid-¿Y no me lo cuentas? ¡A otro perro con ese hueso! ¡He visto el dragon! ¡Sé lo que buscas! Con ese aire inocente que te traes... Claro, tener hijos con alguien malvado como yo... ¡Un destructor era lo que querías traer al mundo!
Venus-¡Eres un idiota! ¡Un verdadero imbécil, Niveid! ¡Tú no sabes lo que yo he sufrido ni sabes quien es mi padre! ¡Mi padre no fue malvado! Yo quería cinco guerreros poderoso, criados por nosotros. ¡Cinco Redirok que no se traicionaran como ha pasado con todos los hermanos de tu familia! ¡Eso quería! ¡Quería asegurar el futuro de tu familia para renunciar a mis poderes y poder morir a tu lado!
Niveid-Mientes...
Venus-¡No miento! Pero de todas formas ya me da igual... ¡Me has traicionado! ¡Me has mentido!
Niveid-No, no te he mentido. Un beso no supone mayores consecuencias. Si querías todo eso... ¡Maldita sea! ¿Por qué no lo dijiste? ¡Yo quería casarme contigo!
Venus-No lo dije porque te quería y quería darte esa sorpresa como mi regalo de amor por siempre. Pero ya da igual... La herida que has abierto es grande, Niveid y tu promesa incumplida me ha alejado de tí. Me marcho para no regresar jamás. Solo mis hijos podrán verme... ¡Pero tú nunca más!
Niveid-¡Espera! ¿Qué dices!
Las alas de Venus se extendieron y descendiendo a gran velocidad por las escaleras, salió de la fortaleza Redirok.
Ni siquiera los gritos de Niveid para que regresara le hicieron volver atrás. El hada acuática había sido traicionada y su corazón lloraba tristemente este hecho.
Sus ideas y su alma eran buenas pero el corazón del hechicero no. La luz que iluminaba el hogar de los Redirok se apagó para proponerse no regresar. Niveid salió de casa en su moto y buscó incansable a Venus y mientras lo hacía, el hada regresó mínimamente para hablar con su fiel amigo Altair y pedirle por sus hijos.
Altair-Venus... ¿Por qué...?
Venus-Altair... Así debe ser... Lo siento...
Venus-He recordado por fin quien soy... Ahora sé por qué mi vida ha sido así. Soy hija de una de las reinas hada del agua del sur y de Tirnait, el poderoso dragón protector de nuestra tierra. Muchos quisieron amarme por mi condición soberana pero no fui capaz de querer a nadie. Como hada, si entregaba mi corazón, mi amado debía respetarme y amarme por siempre para poder adquirir una vida feliz y sin sufrimiento...
Altair-Niveid es un idiota... Lo sabes... Pero aun así, él te quiere. Estoy seguro de que sus actos no han ido más allá que lo que el afirma. Un simple beso nada más... Seguro por orgullo. Él es así... y aunque no sea la persona maravillosa y buena que cualquiera esperaría, él nunca miente.
Venus-Sé que no miente pero, aun siendo sólo un beso, su agravio ya está hecho. Además, su desprecio y sus palabras me han herido, Altair. Mi condición de hija de dragón me obliga a alejarme de él. Mi herida debe cerrarse.
Altair-Pero... ¿No vas a regresar más? Niveid se hundirá sin ti... Lo sabes...
Venus-Debo alejarme, Altair... Niveid debe luchar sólo. Si en el futuro su corazón sigue llamándome y sigo sintiendo que me quiere, regresaré... Pero ahora no es así y yo debo irme. Así me lo dicta mi sangre.
Altair-No puedo decirle nada de todo esto... ¿Verdad?
Venus-Así es... Altair, sé que yo no pertenezco del todo a esta familia de hechiceros pero... algo de idea sobre poder tengo... y he de decirte algo...
Altair-Dime.
Venus-El próximo heredero debe ser aquel capaz de dominar la fuerza del dragón... Tenlo en cuenta, por favor...
Altair-Pero, ¿Por qué he de saberlo yo?
Venus-Tú solo tenlo en cuenta, mi buen amigo. Ahora voy a despedirme de mis hijos... Espero que nos podamos ver en un futuro.
Después de la conversación con Altair, Venus subió a la habitación de sus tres pequeños.
Beso a cada uno de ellos en la frente con la esperanza de que no la olvidaran y abrazó con ternura a su pequeña Asdent.
Venus estaba lista para irse y aunque la pena le oprimía el corazón por separarse de Niveid y de sus hijos, miró al cielo con determinación y esperanza. El hada esperaba poder ver en un futuro a sus pequeños aunque salir de la protección de la fortaleza Redirok significara su propia muerte a manos de Lys y los suyos.