Emmm, sí, claro, por supuesto.

Y los cobardes que tengan, también, un medidor de cobardía que, cuando llega a su tope, se hacen valientes y se convierten en monstruos verdes de 27 metros de alto y matan a los valientes, a los zombies y al del carrito de los helados.
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Lo del carrito de los helados me ha gustado, pero mejor en versión furgoneta.
(Ahí, con la típica melodía, paseándose por los barrios. En plan "yanki".)
