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La Gran Guerra

Escribe la historia de tu especie, desde sus inicios hasta las aventuras galácticas.

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¿Sobrevivirá la diosa Terra a la terraformación?

Si
11
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No
6
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Re: La Gran Guerra

Notapor Eddlm » 15 Ago 2010, 11:32

Oh, eso crees...? :twisted: :lol:

Debido a la importancia de este capitulo -y el siguiente- he hecho muchos borradores del mismo, y, al final, los borradores me han servido para armar un capitulo más grande :mrgreen:

Este y el siguiente capitulo serán, lo que yo llamo, desencadenantes, por ellos ocurre todo lo que ocurre después :wink:
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Re: La Gran Guerra

Notapor Eddlm » 19 Ago 2010, 11:42

Recolección



El Explorador Rápido avanzaba lentamente entre los escombros de la llanura.

Su único ocupante, Tik, se esforzaba por encontrar la silueta del Ayler que uno de sus subordinados había visto antes. Avanzó muy lentamente, durante muchos minutos, en aquella desolada llanura.

Hasta que lo vio.


Tras una roca alta, Tik, desde su Explorador, vio la gigantesca figura del robot, de pie, inmóvil, a menos de treinta metros de él.

Apresuradamente, Tik salió del vehiculo, desarmado, y sin hacer ningún movimiento brusco, se alejó cinco metros del Explorador.

El Ayler, a veinte metros de distancia, lo observaba, sin hacer ningún movimiento, más que mover la cabeza lentamente, para mantener al Terraptor en su campo de visión.

Dudando, el Terraptor puso en marcha su plan sin muchas esperanzas.
Empezó a hablar al gran robot.


-¡Eh...! ¡No vengo a pelear...! Eh... uh... ¡Vengo a proponeros una cosa!

El Ayler seguía inmóvil, mirándole.

-No sé si puedes entenderme... Podría ayudaros a derrotar a los Rinaptors. ¡Conozco los planos de sus bases! ¡Puedo ayudaros! Reniego de mi imperio... He visto que están en el bando de los perdedores. Por eso me he informado de todo lo posible ¡Y he venido a contároslo!


Imagen
El Ayler seguía inmóvil. Pero, una figura empezó a formarse en uno de los hombros de la máquina.

Unos remolinos de humo negro salieron de las juntas de la máquina, en dirección a su hombro.
Los hilos de humo empezaron a unirse y a entrelazarse, formando una figura humanoide, absolutamente negra, aparentemente sentada en el hombro de la máquina.

El Terraptor quedó asombrado por el espectáculo.

-¿E... es ust...t...ted el Rey de los... los... Aylers?

Sin rostro ni alguna otra característica, más que una figura de humo sentada en la máquina, el ser soltó una contundente respuesta.


-No.


Dos eternos segundos pasaron para el Terraptor, que se planteaba ya coger su vehiculo y marcharse de ahí lo antes posible. Pero algo le decía que no llegaría al vehiculo si lo intentaba...


El Ayler empezó a andar hacía Tik. El ser interdimensional siguió en su sitio, sin moverse, ahora sentado en el aire.
Tik también se mantuvo en el lugar, paralizado absolutamente por la visión. Un fantasma.
Y un ayler a diez metros de él.

El Ayler llegó donde estaba Tik, pero, lejos de detenerse, con el último paso, movió una de sus piernas hacia atrás, y luego bruscamente hacia delante lanzando una descomunal patada al Terraptor.


El instantáneamente muerto Terraptor salió despedido a tal velocidad que, cuando chocó contra la parte alta de su vehiculo, no hizo menos que rebotar y seguir ascendiendo varios metros, antes de empezar a caer, y terminar aterrizando a cincuenta metros de donde se encontraba hacía cinco segundos, cayendo contra la suave arena de una colina.


El Ayler, una vez terminado el movimiento de la patada, se quedó en su sitio, una vez más, inmóvil. Había cumplido su misión, hasta que no se le asignara otra no se movería un solo milímetro.


El ser fantasmal, lentamente, se dirigió flotando hacia el cuerpo. Odiaba tener que ordenar a sus robots hacer estas cosas... Siempre había preferido hacerlas él mismo. Pero las normas que Spode había impuesto a sus vidas eran inquebrantables. Las recordó con desagrado mientras cogía una gota de sangre del cuerpo...



No beneficiareis o dañareis físicamente a ningún ser de esa dimensión. Sólo en los sueños podréis comunicaros con ellos. Cada uno de vosotros será responsable de su planeta o galaxia. Si no hay vida en ellos, no habrá vida en vosotros.

Tambien pensó en lo fácil que era romperlas, en vez de matar él, mataban sus Aylers. Y, para seguir vivo, sólo necesitaba encerrar seres vivos en el centro de su galaxia... Las normas están para saltárselas.

Una vez extraída la muestra de ADN, el ser se acercó a los oídos del Terraptor, y murmuró:
-No, mi querido Terraptor. No soy su Rey. Soy su Dios.

Tras esto, el oscuro ser ordenó al Ayler que buscara a otros robots más grandes en el planeta, y se esfumó en el aire, llevándose la gota con el ADN masculino Terraptor consigo.



Necesitaba algo más potente que ese robot para conseguir la muestra de ADN femenino.
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Re: La Gran Guerra

Notapor Uburian » 19 Ago 2010, 11:49

¡Fantástico Eddlm! :D

Toma dios galáctico :mrgreen:
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Re: La Gran Guerra

Notapor MrSporaculo » 19 Ago 2010, 15:54

OMFG UN Aylersote!!!

No se por que, pero me recordo mucho a Hades de "furia de titanes", me imagine su voz diciendo eso :mrgreen:

Es un muy buen capitulo xD =D>
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Re: La Gran Guerra

Notapor Eddlm » 07 Sep 2010, 17:31

Planes en peligro



Ter se despertó bruscamente de aquel extraño sueño. Se levantó casi instantáneamente, quedándose sentado en el borde de la cama. Pensando en todo lo que significaba ese sueño, y lo que podría llegar a significar.

¿Las pruebas no habían acabado? ¿Quedaban más? ¿Cuántas? ¿Dónde ocurrirían? ¿¡Cuándo!?
Las preguntas eran muchas y las respuestas más bien escasas...


Tras pensar durante mucho rato el significado completo del sueño, y sin encontrar muchas respuestas, decidió levantarse e ir con Tara y Frip a ayudar a trasladar los escombros del planeta a los transportadores, que a su vez llevarían la materia aparentemente inservible a las plantas de construcción. Por lo visto había dormido muy poco tiempo y ahora el tiempo le sobraba. Extrañamente se sentía como nuevo, aún tras haber dormido menos de dos horas...




Mientras recorría los pasillos que daban al exterior, Ter se sentía extraño. Hasta ahora había creído que había superado todas las pruebas, que ahora era libre de usar sus poderes para dirigir al imperio que poseía contra el Imperio Ayler. Concentrarse al máximo en eso. Y de verdad necesitaba concentrarse.



Pero con esta noticia, todo su plan se había derrumbado. Necesitaba estar siempre presente, como había estado ahora, en todos los grandes eventos. Él fue el primero ser que hundió la primera viga del primer Edificio Rinaptor en Terra. Él supervisó día a día la construcción del primer tanque Rinaptor de la historia, el TF-4000. Al igual que con todos los demás primeros vehículos, incluido el fallido Edar. Él había probado todas y cada una de las armas que se habían fabricado. Él había supervisado incluso la fabricación de los trajes de combate Terraptor y Rinara...

Él había estado presente en todos los eventos, importantes o no, que habían acontecido en su Imperio. El día en que el Multiplicador del Anillo Rinara falló, y creó varios especimenes Terraptor mutados, allí estaba Ter para analizar los efectos del fallo. Recordó, que tardó poco más de ocho minutos en llegar, teniendo en cuenta que tuvo que transportarse al Universo Rinara. Esa rapidez en llegar a los lugares donde había un problema recordaba a los Rinaptor que su Rey realmente se preocupaba por ellos.


Él había estado en todos esos eventos, y juró que estaría presente en todos los eventos siguientes. La primera estación espacial terminaría de construirse en el Anillo muy pronto... Pronto debería volver al Anillo para seguir supervisando y supervisando. Quería saber todos los detalles de todo lo que se fabricaba. Hasta tal punto llegaba su preocupación por que todo fuera perfecto, que su pareja, Tara empezaba a preocuparse por su salud. Bien conocida era la capacidad de Ter de pasar meses enteros sin dormir, (que fue lo que hizo tras conquistar Terra), y su descomunal fuerza, ya que Ter no se lo pensaba dos veces en ofrecer ayuda en los talleres e incluso en las Zonas de limpieza del suelo Terrano, (coloquialmente llamadas “zonas de deschatarramiento”), donde los fragmentos de las naves caídas eran tan grandes que había que cortarlos con láser para poder transportarlos. Ter los llevaba íntegros, sin cortar.

También su increíble velocidad, que utilizaba en determinados momentos para llevar informes u objetos a de un lugar a otro, si se enteraba de que faltaba el responsable que solía hacerlo.



Ter vivía por y para su Imperio. No quería aceptarlo, pero esto le estaba pasando factura. En un momento dado, se forzó tanto a sí mismo y al talismán que le otorgaba sus poderes, que el talismán se vio obligado a detener su actividad, a riesgo de perder la energía que le permitía realizar su función, dejando a Ter sin sus famosos poderes, mientras trabajaba en uno de los talleres de construcción de vehículos. Las vigas que transportaba a mano cayeron encima de él, propinándole unos golpes tales que tuvo que ser enviado al hospital, permaneciendo allí semanas.


Muchos se lo habían comentado, preocupados por su salud. No debía esforzarse tanto. En palabras de Tara:


-El Rey no trabaja, nosotros, sus súbditos trabajamos. El Rey no se esfuerza, nosotros nos esforzamos por contentarle. El Rey manda, nosotros obedecemos. ¡El Rey no arregla motores en los talleres de construcción de vehículos! Nosotros lo hacemos. Cada uno tiene su lugar en esta sociedad.


Pero Ter continuaba yendo cada mañana a los talleres en los que faltaba algún trabajador.




Ahora continuaba caminando entre los vacíos pasillos, extremadamente preocupado por la situación.


Si las pruebas que lo convertían en Héroe no habían concluido... ¡Eso significaba que Spora podría llevarlo a otro planeta o lugar desconocido en cualquier momento para terminarlas! Con lo que seguramente no podría asistir a alguno de esos eventos. Hasta el más mínimo detalle era importante para él, no podía permitirse faltar a ninguna cita de ese tipo.

Con estos pensamientos rondando por su cabeza llegó al exterior del edificio principal, donde dos guardias de seguridad Terraptor le saludaron. Con aire distraído les hizo un gesto y se dirigió entre los demás bajos edificios, talleres en su mayoría, hasta los Hangares.


Caminó por el camino de arena que separaba unos edificios de otros con un aire ausente. Un escuadrón de diez cazas pasó por encima de las calles, con un ruido casi ensordecedor. Ter levantó la mirada para verles, mientras se alejaban. Les siguió con la mirada mientras caminaba, hasta que se perdieron entre las colinas del horizonte. Continuó caminando, con la vista baja, casi mirando a sus pies mientras andaba. Cuando caminaba sin compañía acostumbraba a caminar así, cabizbajo, siempre ausente.

Muchos de los trabajadores de los talleres ante los que pasaba detenían su trabajo unos segundos, para mirarle.

Todos los que le veían cuando caminaba sólo encontraban extraña esta forma de andar. Con la magnifica espada –regalo de Lhaias- enganchada a su espalda, su tecnológico y envidiable traje de combate, las dos cuchillas retractiles en sus muñecas, y ese dorado talismán, Ter solía dar la imagen una persona que rebosaba fuerza, nobleza, una imagen de persona importante, una imagen casi caballeresca, parecía ir siempre preparado para algún combate. Pero esa imagen se venía abajo cuando andaba sólo, cabizbajo, hundido en sus pensamientos. Parecía perdido, derrotado, daba la impresión de caminar sin rumbo. La imagen de un ser que huye permanentemente de algo.



Con esa imagen llegó a los hangares, y se acercó a un par de soldados que había en la puerta de entrada al gran recinto. Preguntó por alguna aeronave CH-2000 libre que pudiera llevarse, e inmediatamente los soldados rasos Terraptor le llevaron hasta un hangar donde había varias de esas disponibles. Siempre le incomodó que nunca le pidieran explicaciones para nada. Sencillamente cumplían sus órdenes sin rechistar.


Subió a la nave, se sentó a los mandos y la elevó en el aire; suavemente la condujo fuera del hangar, para luego dirigirla cinco kilómetros al norte, donde Tara y Frip ayudaban a la extracción de material destrozado del planeta.
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Re: La Gran Guerra

Notapor galactichero » 07 Sep 2010, 17:41

Me ha encantado, simplemente me ha encantado, Esa forma de describir las emociones de los personajes es magnifica, y tengo que empezar a aplicármelo. =D> =D>
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Re: La Gran Guerra

Notapor Eddlm » 07 Sep 2010, 22:00

Informe número 94.355.573.577.267.235.623.200.454.022
Calificación: Emergencia
Tema: Base Central atacada



Hoy, día 5.018 del año 9.027, la Base central fue atacada a las 19:43, resultando destruida a las 22:58.
Detalles:

19:31. Un objeto desconocido apareció en las coordenadas: Ángulo 92,34496, Kilómetro 57.920.055 del sistema A.Y.L.E.R. Protocolos de reconocimiento y eliminación ejecutándose. Enviando ejército de 20.000 cazas tipo EX-2000.


19.43. Información extraída del ejército de 20.000 cazas tipo EX-2000: El objetivo es una nave, de alrededor de 10Kilómetros de largo, 500 Metros de ancho, y 400 Metros de alto, aproximadamente. Sin rumbo, a una velocidad de 0 Km. por hora.

19:50. El proceso de eliminación de la nave ha fallado, al parecer posee unos escudos lo suficientemente potentes como para repeler los proyectiles de los cazas tipo EX-2000. También, al parecer, la nave posee armas, extremadamente eficaces contra los cazas tipo EX-2000. Algunos de los cazas alcanzados fueron desintegrados por lo que podrían ser nanomáquinas. Quedan 16.000 cazas de los 20.000 enviados. Enviando 1.500 Cruceros tipo SKD-4020 al lugar de conflicto. Desplegando cañones planetarios, situados en la Base central.


19:53. Cañones preparados para disparar, objetivo al alcance y fijado. Disparando 2 de los 8 cañones.

19:55. La nave ha esquivado con facilidad los proyectiles. Disparando los 6 cañones restantes. Enviando ejercito de 50.000 cazas tipo EX-2000.

19.59. Proyectiles esquivados. 2 de los 1.500 los cruceros tipo SKD-4020 han sido eliminados, los proyectiles han chocado contra ellos.

20:26. Enviando 5 cruceros PLA-2000. 40.502 de los 70.000 cazas tipo EX-2000 han sido eliminados. 200 de los 1.500 cruceros SKD-4020 han sido eliminados.


21:10. 68.229 de los 70.000 cazas tipo EX-2000 han sido eliminados. 800 de los 1.500 cruceros SKD-4020 han sido eliminados. Enviando 100.000 cazas tipo EX-2000.



21:53. Ejecutando protocolos de evacuación 0003, 0004, 0005. 140.000 de los 170.000 cazas tipo EX-2000 han sido eliminados. 1.490 de los 1.500 cruceros SKD-4020 han sido eliminados. 2 de los 5 cruceros PLA-2000 han sido eliminados. NOTA: los dos cruceros PLA-2000 eliminados han sido eliminados DESDE DENTRO.

22:15. Enviadas las sondas A.Y.L.A.R., R.P.L.A_V5 y E.J. 500.000 lejos del conflicto. Se estima una posible derrota en este conflicto.Imagen





A las 22:58 de ese día, Base Central, el Gigantesco sol del Sistema A.Y.L.E.R., fué hecho implosionar por aquella nave desconocida, dejando tras de sí un inmenso Agujero negro, que tragó el resto de máquinas que se salvaron de la implosión inicial. Nada ni nadie quedó, nada salvo un inmenso agujero negro resultante de la implosión...

Y Tres sondas, cada una con una importamte misión.

___________________________________

Otro punto de vista de los sucesos de este capitulo... :mrgreen:
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Re: La Gran Guerra

Notapor MrSporaculo » 08 Sep 2010, 02:04

:shock: :shock: :shock: tengo que leer la historia de pablock :shock:

MAGNIFICOS EPISODIOS EDD =D>
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Re: La Gran Guerra

Notapor Eddlm » 16 Sep 2010, 18:53

Recolección [2]


La Zonas de limpieza del suelo Terrano eran lugares cercanos a la Base principal que estaban muy afectados por la reciente batalla sobre el planeta, en las que los objetos caídos del cielo alcanzaban el tamaño de montañas, y habían arrasado varios cientos de kilómetros cuadrados con su impacto sobre el suelo, extendiendo escombros y fuego por todos lados. Desde hacía unos meses, Ter ordenó que las zonas cercanas más afectadas fueran limpiadas de escombros por voluntarios, para dar sitio a la primera ciudad de Terra y los primeros bosques, que se repoblarían en cuanto la atmósfera del planeta lo permitiera.

Las Zonas de Limpieza recibían un nombre, resultado de el ángulo y los kilómetros de lejanía a los que estaban del ahora edificio principal de Terra, Punto Neural.

Por ejemplo, el nombre que recibía la zona donde Tara y Frip ayudaban con la extracción en esos momentos, era 0_5 DOS. 0,5 grados con respecto al Punto Neural, y a 5 Kilómetros de distancia. Muchas de estas zonas tienen un nombre algo más coloquial, que les han dado sus trabajadores; esta de la que hablamos es llamada Crucero de gloria. Seguramente recibe ese nombre por ser el lugar donde cayó el último crucero Ayler.


Irregulares montañas del tamaño de pequeños edificios se alzaban por encima de las cabezas de los Terraptor, que apartaban sin cesar los trozos de chatarra y los depositaban en las carretas, que llevaban el material a un transporte, situado en las afueras de las montañas.

Las montañas solían tener por centro un gran fragmento de nave, de cientos de toneladas de peso y decenas de metros de volumen, que sobresalían de la montaña y “daban sombra” a los trabajadores, estando muchas veces directamente por encima de ellos. Así que debían ser cuidadosos.


Bajo uno de esos gigantes de metal se encontraban Tara y su compañero Frip, que, al igual que los demás, recogían pedazos de nave y los depositaban en carretas que los encargados traían.

Rodeados de guardias... Tara encontraba incómodas esas situaciones. Fuera donde fuese una legión de guardias la seguían a donde fuera. “Ya que están aquí, podrían ponerse a ayudar”, pensó mientras extraía otro fragmento de metal.


El grave y fuerte zumbido de un caza empezó a oírse en la lejanía. Nadie le dio importancia, hasta que el sonido del caza se hizo aún más grave, y luego se fue apagando, hasta desaparecer. Al mismo tiempo, varios guardias -las Zonas de Limpieza estaba infestadas de ellos- dejaron su posición y fueron a saludar a Ter -y, como siempre, a comprobar que se encontraba bien-. Todo el mundo sabía que si algún caza podía aterrizar aquí, invariablemente Ter se encontraba en él. Nadie más tenía permiso para hacerlo.


Ter bajó del vehiculo y esquivó a los guardias que venían a él, dedicándoles un mínimo gesto. Aunque para ellos era suficiente. Uno de ellos le indicó el camino hacia Tara y Frip, mientras otro subió al caza y lo llevó a un lugar donde no estorbara; los demás volvieron a sus puestos. Curiosamente, nadie escoltaba nunca a Ter, pero cada vez que tenían oportunidad, los guardias repartidos por la base y otros lugares se preocupaban por su estado. Por el contrario Tara no tenía un minuto de respiro. Pero nadie le preguntaba nunca como estaba.


Ter llegó al lugar -como siempre, más de un curioso le miró. Hartos deberían estar ya de verle...pero no- donde Tara y su alado amigo extraían hierros retorcidos y demás materiales de la gran montaña junto con otros voluntarios; y sin mediar palabra -aunque dedicándoles un saludo gestual-, empezó a sacar grandes trozos de material, que apilaba en el suelo a la espera de depositarlos en la siguiente carreta que viniera.


Fue Tara la que inició la conversación, sin dejar de trabajar. Sabía que Ter necesitaba hablar, sino, habría venido en uno de los transportes que cada hora iban y venían de la Base.
-¿No crees que has dormido demasiado poco? No hace tres horas que llegamos aquí.

-Ha vuelto a aparecer. –Dijo, con un suspiro.

Tara sabía bien de quién hablaba. En los pocos ratos libres que tenían, habían hablado mucho del tema. Ter se había alegrado mucho de tener al fin alguien con quien compartir sus dudas.

-¿...Y? ¿Qué ha pasado esta vez?

Ter hizo un arco con el brazo, señalando todo a su alrededor.
-No le ha hecho la más mínima gracia.

-Creí que te felicitaría por haber empezado a la reconquista...

-Mira de que manera hemos empezado... Recuerda que en el suelo que pisamos yace un ser vivo; esta reconquista ha empezado destrozando nuestro hogar. Por lo visto el daño que inflijamos al planeta se lo infligimos también al Dios vinculado a él.

Los Terraptor más cercanos empezaron a escuchar, disimulando como podían, pero prestando mucha atención a lo que sus Reyes decían. A Ter nunca le había importado hablar en público, aunque, como era normal, tampoco permitía que un circulo de curiosos se formara a su alrededor, cosa que dejó muy clara en su momento.


-Para ser un Dios, parece no comprender que algunas cosas son inevitables. Ahora hemos descubierto que ese Impulso electromagnético que preparábamos no habría servido si hubieses ordenado disparar. Gracias a tu decisión no perdimos el tiempo, salvamos quizá muchas vidas por eso. Además, no había muchas más alternativas, precisamente.


-Para ella no he tomado la decisión correcta. Desde luego tengo que tener más cuidado en tomar las próximas... En fin, al menos he salido como nuevo del trance.

Siguieron trabajando en silencio, los tres, sin volver a articular una palabra en bastante tiempo.

Aunque Tara seguía mirando a Ter, con tristeza. ¡Bastante tenía el pobre con el peso de su cargo, para que otro viniera ahora a atormentarle con los daños colaterales que causaba! ¿A caso Spora no comprendía el inmenso esfuerzo que Ter hacía ahora? Si por él hubiera sido, La Unión Rinaptor al completo se habría trasladado a uno de los innumerables universos paralelos que existían, y hacer de él un bastión inexpugnable contra los Aylers, y vivir entonces en paz. Pero no, Ter había sido obligado a reconquistar este universo, por voluntad de un Dios. Un Dios bastante caprichosillo.


Frip, mientras tanto, no hacía tanto caso a Ter y continuaba golpeando la irregular pared con su cabeza y cuernos, arrancando fragmentos de diversos metales que los encargados de las carretas recogían cada quince minutos.

Ya no mostraba tanto afecto por Ter, quizá porque las circunstancias los habían separado demasiado tiempo, Ter siempre estaba ocupado revisando cosas y trabajando, sin tiempo para sus cariños, mientras que Tara sí tenía tiempo para él. Por lo que Frip se había acercado a Tara, y la acompañaba desde hacía meses a todos los lugares, como hacía no tanto tiempo ocurría con Ter.

Siguieron trabajando alrededor de una hora en silencio, sin que nada los perturbara. Las carretas iban y venían, recogiendo los desperdicios que los voluntarios extraían de las montañas de escombros. Quizá por primera vez en muchos días, no ocurrió ningún incidente. En contra de la “rutina” habitual, ninguna montaña se había derrumbado sobre nadie. Ningún trozo especialmente grande de nave cayó de su trono de chatarra.

Hasta que un leve temblor empezó a sacudir gran parte de la zona.
Los pequeños terremotos eran habituales en las Zonas de Limpieza, pues las placas tectónicas del planeta se habían desestabilizado un poco con la caída de las grandes naves. Prueba de ello era la masiva erupción de volcanes en Terra... y estos temblores. Por precaución, todos salieron en pocos minutos de la Zona, pues, con el temblor, todas las montañas de escombros perdían estabilidad y solían derrumbarse. A poco estuvo una de esas montañas de acabar con la vida de un grupo rezagado, que tardó más de la cuenta en salir de la zona de peligro. Ter, Tara y Frip fueron los primeros en salir, escoltados por los omnipresentes guardias.

Todos aguardaron con tranquilidad a que el temblor pasara, para volver a sus tareas. Pocos se sorprendían de esto, ya que los terremotos en Terra estaban a la orden del día.


Pero, cuando el temblor no hizo sino crecer -cosa extraña- , muchos empezaron a asustarse, por mucho que lo intentaran ocultar. Por el contrario, Ter permaneció tranquilo, aunque serio. Un recuerdo de otro temblor le vino a la mente... Se giró hacia Tara.

-Me parece que esto no es un temblor natural.

-¿Porqué no?

-Porque los terremotos normales no vienen acompañados de sonidos mecánicos.

Tara se sorprendió mucho al oír eso.

-¿Cómo? Yo no oigo nada...

Ter reparó de repente en que nadie parecía oír nada extraño.
-¡Me parece que deberíamos empezar a separarnos! –gritó.

-¿Porqué? –preguntaron muchos.

Cogió a Tara por la mano y empezó a correr hacia su avión.

-Porque si no me equivoco es una gigantesca serpiente Ayler.

Frip lo siguió galopando, mientras la gente empezó a entrar en pánico y a correr por todos lados. El temblor se hizo más fuerte aún, y, como Ter había sospechado, una gigantesca serpiente de metal apareció saliendo en vertical del suelo. Lo que Ter no sospechaba es que la serpiente salida debajo de él.





El gigantesco engendro de metal embistió a Ter desde abajo, lanzándolo por los aires. A un ser normal lo hubiera atravesado de parte a parte. Tara también fue lanzada por los aires, por “suerte” sólo fue alcanzada por el cortante costado del robot. Frip, que había visto cómo sus dos amigos eran golpeados por el Ayler, esquivó a la serpiente y levantó el vuelo sin pensárselo dos veces, atrapando a Tara entre sus patas. De la sangrante y desmayada Terraptor se escaparon unas cuantas gotas de sangre, lo que el Ayler había venido a buscar. Se internó en la tierra al caer, la siguiente vez que emergió, recogió el material donde había caído, saltando al cielo cual pez que salta el agua. Frip llevó a Tara a la ambulancia más cercana (dispuesta para posibles accidentes en la Zona de Limpieza) y, furioso, se lanzó volando contra el gigantesco y metálico ofidio mientras éste caía por segunda vez. Su cabezazo no hizo el más mínimo daño al robot.

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Ter se levantó del suelo dolorido, pero en perfecto estado. Su primera preocupación fue Tara, en el momento en que la vio ser llevada por Frip una furia inconmensurable recorrió sus venas. Sin pensarlo dos veces sacó la espada de la funda de su espalda y se dirigió al último lugar donde el Ayler se había dejado caer. Pero el Ayler tenía lo que necesitaba. No volvió a emerger del suelo, sino que se alejó escarbando a toda velocidad.

Frip se recuperaba del cabezazo propinado al Ayler, mientras la ambulancia encendía sus luces y con su alarmante sonido se alejó del lugar, en dirección al hospital.

Ter detuvo sus pasos, y, pensando rápidamente, llamó a Frip. Éste vino raudo en su busca; Ter se subió a el sin reparar en el rostro desfigurado por la ira que su compañero traía. Sólo en los restos de sangre en su cuerpo, que obviamente no eran de él. El golpe que recibió Tara debía de haber sido muy grave.

Al subir a lomos del animal, Ter pronunció unas palabras a los oídos de su compañero.

-Persíguelo. Puedo sentirlo, yo te guiaré. Acabaremos con él.

Frip levantó rápidamente el vuelo, y se dirigió al oeste, guiado por su amo, que aún mantenía agarrada con fuerza su espada.





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Re: La Gran Guerra

Notapor Captain_Crixu » 18 Sep 2010, 01:42

Muy buen capitulo ,me encanto esta frase

escoltados por los omnipresentes guardias


Si fueran como ter ya hubieran matado a todo,pero son inservibles :P
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Re: La Gran Guerra

Notapor Eddlm » 30 Sep 2010, 06:38

Bueno, inservibles tampoco son... :wink: :twisted: aunque poco o nada pueden contra una serpiente mecánica de ese tamaño :P







A lomos de un Ayler


-¿CÓMO DEMONIOS HA ENTRADO ESO AQUÍ?

Uno de los oficiales zarandeaba al capitán del escuadrón de soldados encargados de la seguridad de esa zona; la verdad es que estaba muy enfadado.

-P..pu..pues... ningún instrumento lo ha detectado... N... no sabemos...

El oficial soltó con fuerza a su presa, furioso, empezando a caminar en círculos, pensando.
-¿¡Cómo es posible que una serpiente de casi cien metros de largo se interne aquí y nadie se dé cuenta hasta que aparece!? ¡Nuestros instrumentos deberían haber captado la señal que esos bichos emiten!


Un soldado, tras el capitán del grupo, dudó, antes de decir con timidez:

-P... puede que no emitiera nada...


El Oficial detuvo su paseo, sacó una radio y soltó unas palabras a ella, pidiendo que un grupo de cazas Athos se dirigieran al norte y acabaran con el mecánico ofidio. Después se dirigió al que había hablado.

-Explícate.

-Bueno... ya hemos interceptado muchas otras señales que emitían y hemos acabado con los robots que las emitían... ¿Y si... han dejado de emitirlas?

-Sabemos que emiten esas señales para comunicarse con los otros Aylers de la zona. Si no emitieran esas señales no se podrían buscar los unos a los otros.

-B...bueno... yo en su situación preferiría no saber donde están mis amigos, mientras mis enemigos no sepan donde estoy yo....







Ter volaba a lomos del alado Frip persiguiendo al Ayler, el cual se encontraba a pocos kilómetros por delante de ellos. Aunque éste estuviera bajo tierra, Ter podía, de alguna manera que no comprendía, sentirlo, intuirlo, conocer su posición, sin verlo directamente. Y a la posición que intuía estaba el Ayler guiaba a Frip.


Mantuvieron la persecución largo tiempo, durante más de media hora siguieron de cerca al ofidio de metal que sus congéneres denominaban Seyler. En total silencio, sólo el leve rumor del temblor bajo ellos, y el batir de alas de Frip podían oírse. Los dos amigos miraban fijamente al suelo, sin otro pensamiento en la cabeza que encontrar una porción de Ayler que asomara por la superficie y atacar.


Pasó el tiempo, un tercer sonido se sumó al temblor y el batir de alas, que venía desde atrás.
Ter se giró: cuatro cazas Rinaptor se acercaban a toda velocidad a pocos metros por encima de ellos. Pasaron a toda velocidad a una distancia prudente, y se dedicaron después a volar en círculos por encima de Ter y Frip. Una voz se escuchó en uno de los bolsillos de Ter.
-Esperamos órdenes.


Ter sacó la radio del bolsillo e informó:
-Bien, ahí delante, bajo nosotros, está el Ayler que atacó la Zona de Limpieza. Nos es imposible atacarle, ya que se encuentra bajo tierra. Necesitamos hacerle salir, así que le seguiremos de cerca hasta que se nos ocurra una idea.

Los cinco Terraptor pensaron durante corto espacio de tiempo en sus “monturas”, hasta que Ter habló otra vez.

-Tengo una idea. Puede que si os acerquéis, os ataque. Es un Ayler, se supone que están programados para matar.


Los cuatro cazas descendieron hasta situarse a ras de suelo, justo bajo Frip. Ter se concentró todo cuanto pudo en conocer la posición exacta del robot, para acercar los cazas lo máximo posible. Los cazas se mantuvieron bajo él en todo momento.


Tras unos minutos, como Ter esperaba, el Seyler decidió eliminar a sus persecutores, y descendió una decena de metros, para luego ascender casi verticalmente, y emerger frente a los cazas, que tuvieron muy poco tiempo para esquivarlo. Uno de ellos no tuvo suficiente tiempo, y, aunque viró a la derecha, lo hizo demasiado tarde, dejándose el ala izquierda en el cuerpo del Ayler, y acabando por estrellarse en la llanura. Los demás cazas dieron media vuelta a la vez que ascendían, para lanzarse en picado contra el Seyler y disparar con todo lo que tenían.

Ter y Frip, en vez de esquivarlo, fueron directamente hacia él, cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Ter se lanzó de un salto contra el robot. Frip esquivó al Seyler y se mantuvo apartado. Sabía que no podía hacerle daño, ya lo había intentado antes y se había hecho más daño a sí mismo que al enemigo.

Ter aprovechó el impulso para clavar su gran espada contra el cuerpo de la mecánica serpiente, consiguiendo llegar muy hondo con ella. El Seyler notó el ataque y cerró algunas de las decenas de planchas de metal que sobresalían de su cuerpo –que utilizaba para desplazarse bajo tierra, como si fuera una serpiente-, con la intención de aplastar al ser que se había agarrado a él. Ter tuvo que soltar la espada –enganchada aún al Seyler- y sujetar la placa que intentaba aplastarle, a los pocos segundos notó un golpe. Miró afuera -él era muy pequeño comparado con el Seyler, y estaba entre las placas del Ayler y el propio cuerpo del Ayler- y se encontró con que el robot se había metido bajo tierra, creando un túnel con su cabeza y desplazándose contrayendo y estirando su cuerpo, a la vez que sacaba y metía las placas para hacerse más delgado o ensancharse, como si de un gusano bajo tierra se tratara. Ter tuvo que hacer un gran esfuerzo porque la placa que lo intentó aplastar antes no lo aplastara ahora, ya que esta vez lo intentaba continuamente. Haciendo acopio de fuerza consiguió sacar la placa de sus sitio e incluso moverla a un lado, eliminando la conexión con el cuerpo del Seyler y dejándola inservible, colgando. Sin esa molestia, Ter pudo sacar al espada del lugar donde estaba enganchada... y volver a clavarla con toda la fuerza que pudo, con la intención de llegar hasta el centro del cuerpo y cortar tantas conexiones como pudiera. Movía la espada para hacer sitio, el ayler no podía hacer nada por detenerlo, pues no poseía ninguna otra extremidad que llegara a donde Ter, ni siquiera su cabeza. Pero, como ser medianamente inteligente que era, el Ayler tuvo una idea. Se sumergió algunos metros bajo tierra, para volver a ascender a toda velocidad y emerger del suelo, saltando hacía el cielo cual delfín que salta del agua. Los cazas se encontraban muy cerca, ya que habían seguido a Frip, que a su vez sabía perfectamente donde se encontraba su amo, y por consiguiente el Ayler, por lo que los había seguido con precisión. Dispararon sus misiles al Ayler, atentos de no acertar en el lugar donde estaba Ter. El Ayler recibió los impactos, que dañaron bastante el lugar donde impactaron, dejando inservibles las placas contra las que chocaron. Pero Ter estaba al otro lado del Ayler... lado que éste pensaba estrellar contra el suelo, lanzándose horizontalmente contra él.

Como consecuencia del durísimo impacto, Ter se soltó del ofidio. Como consecuencia de haberse soltado, el resto del pesado Seyler le pasó por encima, con sus placas de cortante filo. Cuando el Seyler hubo pasado –empezó a intentar esconderse bajo tierra, pero descubrió que no podía, al estar paralelo al suelo-, Ter levantó como pudo. Podría ser muy fuerte, pero no invencible ni mucho menos, y los recientes golpes y cortes le habían hecho daño. Aún así, se incorporó y busco su espada, que había caído también del Seyler. La encontró, tirada unos metros por delante de él. La cogió y fue a llamar a Frip de un grito, pero antes de hacerlo se percató de que Frip ya iba hacía él, es más, estaba posándose a pocos metros.


Montó y su gran compañero inmediatamente levantó el vuelo.

-Llévame al él otra vez, antes de que se esconda, Frip; le hemos hecho daño.


Los tres cazas restantes se lanzaban en picado contra la mecánica serpiente, destrozando con sus armas la armadura de placas que la recubría –las mismas placas que utilizaba para deslizarse- poco a poco. El Ayler lanzó su cabeza hacía arriba, para luego moverla hacía abajo y poder meterse bajo tierra. Ter saltó en el último momento desde Frip hacía el Ayler, y se agarró a su cola en el justo momento en el que ésta se sumergía en el suelo. El Ayler se mantuvo a bastante profundidad, aunque había perdido mucha velocidad por los daños que había recibido en las placas que utilizaba para moverse. Ter se dirigió como pudo hacía la cabeza del Ayler, poco a poco, entre las placas sanas y las destrozadas. No pudo acercarse a la cabeza, pues era la que abría el túnel por el que se deslizaba y chocaba permanentemente contra la tierra y alguna que otra roca del subsuelo, por lo que probó a machacar con la espada una parte algo más baja.

Tenía la intención de cortar las conexiones de la cabeza con el cuerpo, y detenerle del todo.
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Re: La Gran Guerra

Notapor Metafight » 30 Sep 2010, 21:55

Cuando parece que Terra es seguro asoma un bicho de esos :roll: :evil: . Muy buen capitulo, tal como lo narras realmente soy capaz de imaginarme a Ter a la perfeccion. =D> =D> =D>
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Re: La Gran Guerra

Notapor MrSporaculo » 30 Sep 2010, 22:08

w00t muy buen capitulo, excelente =D>
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Re: La Gran Guerra

Notapor Eddlm » 02 Oct 2010, 13:40

Gracias :D




A lomos de un Ayler [2]


-¡Pero ese bicho está bajo tierra! ¡No sabemos donde está!


-Sólo tenemos que buscar a Ter y su montura. Bajo ellos estará lo que buscamos. Para colmo hemos enviado nada menos que cuatro cazas a ayudarle, ¡no puede ser difícil verlos!

Mientras anochecía, los tres transportes avanzaban a toda velocidad por la llanura, en dirección oeste, hacia el lugar donde creían estaban los cazas y Ter combatiendo a la gigantesca criatura.

Armados hasta los dientes, los soldados y capitanes que iban en ellos discutían sobre que hacer cuando llegaran al Ayler, si es que llegaban. Debían encontrar una manera de hacerle salir de su escondite bajo tierra.


De pronto, en el horizonte, una figura negra pudo vislumbrarse, saltando del suelo hacía el cielo. Muchos corazones dieron un vuelco cuando los soldados de los transportes lo vieron; pero en poco tiempo todos se tranquilizaron. Es más, se alegraron mucho de verlo.

La serpiente no había saltado como otras veces, al menos no tanto.

Había conseguido hacer salir la parte delantera de su cuerpo, pero no la parte trasera. Yacía, inmóvil, con medio cuerpo fuera del suelo y medio cuerpo bajo tierra.

Los transportes llegaron al Ayler caído y lo rodearon. Todos salieron de los vehículos a contemplar a la gigantesca serpiente caída, con una sonrisa de oreja a oreja (aunque ellos no tuvieran). Pero no tardaron un segundo en coger sus armas cuando una de las placas del Ayler se movió.

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La placa salió volando y fue a caer cerca de uno de los transportes, dos Terraptors tuvieron que esquivarla para que no les cayera encima. Todos los Terraptors apuntaron al lugar de donde había caído la placa, desconociendo la presencia de uno de sus congéneres dentro del enemigo.



Ter salió de un salto, y aterrizó a tres metros de la serpiente de metal, y espada en mano miró a los Terraptors que tenía delante, que estaban paralizados por la impresión.

-La próxima vez –dijo con sorna mientras guardaba la espada en su espalda- os podéis dar UN POQUITO MÁS de prisa.

Las caras de todos los Terraptors mostraron aún más alegría, ahora, también admiración.

Uno de ellos atinó a preguntar:
-¿Está bien, mi Rey?

Ter se encontraba de maravilla, no físicamente sino con respecto a su moral y alegría.
-Tu rey no lo sé, pero yo no me encontrado mejor en mi vida. Sólo estoy algo cansado.

El Rey se giró y contempló a su enemigo derrotado.

-Uno menos; otro espécimen en el que probar nuestros experimentos y conseguir información sobre nuestros enemigos.


De pronto, Frip apareció por encima lanzándose contra Ter, tirándolo al suelo y abrazándolo con las alas. Ter respondió de la misma manera, lanzándose contra su amigo y abrazándole, ante la sorprendida mirada de los demás Terraptors, que habían vuelto a coger sus armas.


Entonces Ter recordó. Terminó su curioso saludo con Frip y se dirigió a uno de los Terraptors con más alto rango.


-¿Y Tara?


La cara del capitán se tornó algo preocupada.
-Sólo sabemos que la han llevado al Hospital del centro... Podemos llevarle hasta ahí ahora mismo, si quiere.

-Por supuesto.


Un segundo capitán se acercó desde el otro lado del Ayler.
-Yo y mi grupo nos quedaremos para asegurarnos de que esto –señaló al Ayler- está muerto, y de paso para ver como demonios lo sacamos de a.C. y lo llevamos a los laboratorios.


Cuando Ter , Frip (en su primera transformación, pequeño) y el primer capitán (con todo su grupo) iban a subirse a uno de los transportes que los habían traído hasta aquí, una pequeña compuerta se abrió en el Ayler, justo encima de un curioso que toqueteaba al robot.

Un frasco cayó de ella encima del Terraptor, y luego cayó al suelo. El agredido la cogió y la miró.
Una pequeña cantidad de líquido rojo formaba pequeñas olas en el interior del frasco.

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Re: La Gran Guerra

Notapor MrSporaculo » 02 Oct 2010, 18:09

woot otro buen capitulo como de costumbre xD

te ah quedado de maravilla el Seyler, muy bien hecho xD

Eddlm escribió:Una pequeña cantidad de líquido rojo formaba pequeñas olas en el interior del frasco.

ammm... ¿anticongelante? :lol:
Última edición por MrSporaculo el 02 Oct 2010, 21:57, editado 1 vez en total
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