-Esto no puede seguir así. ¡Un Ayler! ¿¡Cómo puede haberlo permitido!?
-En mi opinión, ese Ayler es lo suficientemente diferente como para haberse ganado las simpatías de Ter, de una u otra manera…
-¿Cómo puede un Ayler ganarse la simpatía de nadie?
-Bueno, de momento afirma que huye de los propios Aylers, eso ya suma puntos a su favor. Todos los aquí reunidos sabemos que la denominada “Aylar” puede estar mintiendo, recordemos que son robots, no hay manera de saber si dicen la verdad o mienten, pueden inventarse todas las pruebas a su favor. Pero no deja de ser esperanzador que un Ayler rechace a los de su raza. Puede que eso le haya tocado la fibra sensible a Ter y por eso le haya acogido…
-No me creo que Ter tenga “fibra sensible”. En cualquier caso, debemos llamarle y pedirle explicaciones a él. Esperemos que nos dé algo más que excusas…
La puerta de entrada de la pequeña sala de reuniones se abrió de repente, para sorpresa de los diez capitanes. Ter apareció tras la puerta, y entró tranquilamente a la sala. Ante él se encontraban, rodeando una ovalada mesa, nueve de los diez supervivientes de la UIB, siendo Ter el décimo de ellos. Tara, que contaba como uno de los supervivientes, se encontraba allí, y un capitán Rinara también, haciendo un total de once criaturas.
-Algo más que excusas os daré, no debéis preocuparos por eso.
Ter se sentó en el extremo de la mesa más cercano a él y paseó la mirada tranquilamente por cada uno de los diez capitanes sentados en la mesa. Aylar le había avisado de esta reunión, y él había acudido antes de que los participantes en la reunión fueran a llamarlo.
-Espero vuestras preguntas…
Cylas, uno de los más altos y valientes capitanes que se encontraban allí, no dudó en hablar sin demora.
-Creo que las preguntas están claras, Ter. ¿Por qué diablos has permitido que, no uno, sino tres Aylers entraran en nuestro territorio?
-Este Ayler en especial vino buscando protección porque quienes lo construyeron ahora quieren destruirlo. Hice un pacto con él, o ella mejor dicho. Ella nos ayudaba a defendernos de los Aylers y nosotros la cobijábamos aquí. Con respecto a los otros dos, ella me dijo que estaban bajo su control. Y lo estuvieron, hasta que ayer los Terraptor atacaron a Aylar con ondas IEM y liberaron de su control a esos robots. Los Aylers tomaron el control de esos robots y los volvieron contra nosotros… Aylar los eliminó antes de que pudieran hacer daño a nadie.
-Y… ¿tú te crees todo eso?- dijo Cylas.
-Aylar ha demostrado varias veces que está de nuestro bando, y sólo lleva aquí desde ayer por la tarde. Pongo por ejemplo la información que introdujo en nuestros servidores.
-No podemos verificar si esa información es cierta.
-No, cierto. Pero podemos contrastarla con la que ya teníamos…
-Aún así, sigue pudiendo ser información falsa, creada para encajar con la información que ya teníamos.
Ter se disponía a dar una excusa más cuando uno de los altavoces de las paredes, situado encima de Ter, empezó a hablar con la inconfundible voz de Aylar.
-Es muy poco probable que pueda convenceros de que no he venido aquí a haceros algún mal.
Todos los presentes, incluido Ter, miraron al altavoz con sorpresa. El altavoz ahora se mantuvo en silencio.
-Y sabes los motivos… -comentó Tara mirando con más tranquilidad al altavoz.
Cylas y los demás hicieron caso omiso al comentario de Tara y centraron sus pensamientos en porqué el altavoz hablaba con aquella voz.
-¿Quién demonios habla? -dijo Cylas.
-Aylar…- respondió Ter tranquilamente.
-¿Y porque demonios habla desde ese altavoz?
-Porque mi cuerpo actual no cabe en esta sala, y no he encontrado otra forma de comunicarme con vosotros.
Cylas entre cerró sus tres ojos mirando al altavoz.
-Y ¿Para qué quieres comunicarte con nosotros? A nosotros no podrás engañarnos.
-Aún no he engañado a nadie. Ni tengo intención de hacerlo, por el contrario estoy aquí para contaros toda la verdad.
-¿Qué verdad?
-La verdad que os negáis a creer, sólo que más extendida.
Todos los capitanes allí presentes miraron escépticos al altavoz. Cylas, que siempre tomaba la iniciativa, comentó:
-Creo que no me has oído antes, no vas a convencernos de que vienes aquí a ayudar.
Ter se mantenía en silencio, mirando al altavoz, dejando que Aylar convenciera a los capitanes por él.
-En realidad, no me importa vuestra opinión respecto a este tema. Independientemente de lo que vosotros queráis hacer conmigo, me quedaré entre los Rinaptor, el Rey, vuestro Rey, lo decidió, y todos vosotros estáis obligados a obedecer sus órdenes.
Todos los allí presentes mostraron gran asombro al oír eso, incluido Ter.
Grey, uno de los capitanes más guerreros de la sala, habló por primera vez.
-Ya has convencido a quien tenías que convencer, ¿no?
Ter encontró incluso divertida la situación.
-Aylar, no estás precisamente haciendo amigos con ese comportamiento… Por muy cierto que sea lo que dices.
-No intento hacer amigos hoy, eso lo dejaré para más tarde. Hoy sólo estoy aquí para haceros ver, a todos, que es un hecho que voy a quedarme y ser parte de vuestro imperio, ésa es la verdad. Todos vosotros deberíais asimilarlo. Independientemente de lo que creáis, mi estancia aquí os reportará beneficios, eso es lo que deberíais pensar ahora.
Una vez más, Cylas volvió a hablar.
-Parece ser que tienes muy claro que no podemos echarte de de aquí. –Se giró hacia Ter- ¿De verdad vas a permitir que un Ayler se quede entre nosotros?
-Los riesgos son muchos. Tenerla aquí significa tener el peligro constante de que empiece a atacarnos cuando menos nos lo esperamos, además del hecho de que podría filtrar toda nuestra información a los Aylers. Perfectamente podría mentirnos en todo lo que dice y sólo estar aquí para esperar el momento adecuado y destruirnos desde dentro. Sé que sólo el hecho de que ella esté aquí ahora ya puede significar nuestra perdición sin ninguna oportunidad de salvarnos. Pero… escuchadla, observad como es, cómo está hecha. Como se comporta… yo me creo su historia. Cuando la crearon no sabían que hacer un robot tan inteligente haría que ése robot pudiera renegar de su imperio.
-Ter, maldita sea, es un robot! Puede inventarse todo eso y más sólo para conseguir que nos lo creamos y… nos destruya a todos.
-…prefiero seguir creyendo que viene con buenas intenciones.
Todos los demás capitanes, incluida Tara, se mantenían en silencio mirando a Ter. No tenían nada que decir, quedaba claro que el Rey no estaba en sus cabales.
-Ter… por Spode, mira a tu alrededor. Esto no es un juego, no es sólo tu vida la que depende de tus decisiones. Tienes ante ti un imperio aún en construcción, no puedes tomar este tipo de decisiones. Esto nos destruirá a todos.
-Sé bien que esto no es un juego, Cylas. Pero ya he tomado la decisión, y no hay vuelta atrás. Ahora, deberíamos hacer caso a Aylar, y centrarnos en qué beneficios puede reportarnos tener un Ayler en nuestro bando.
-Siempre podemos desmontarle y estudiar cada una de sus piezas, como hacemos con los demás Aylers… -comentó Tara sin ganas.
El altavoz por encima de Ter volvió a hablar.
-Eso sería una buena idea. Ya disponéis de los planos de la estructura de mi cuerpo, están en los servidores. Pero estudiar el cuerpo de cerca podría ayudaros mucho en el diseño de futuras armas. Y daros confianza conmigo.
La mayoría de los seres de la sala volvió a mirar al altavoz con sorpresa.
Cylas, en silencio, siguió alternando la mirada entre Ter y el altavoz que representaba a Aylar, sin saber que decir. No había manera de hacer entrar en razón a Ter.
Los demás capitanes tampoco hablaron, sencillamente no sabían que decir.
Así que Aylar tomó la iniciativa.
-Veo que os resistís a aceptar que estoy entre vosotros.
-Nos negamos a aceptarlo, sencillamente- dijo Cylas.
-Eso sólo os hará perder el tiempo- respondió el altavoz-, y no estáis en situación de permitiros perderlo. Vuestro enemigo gana fuerzas por momentos… A un ritmo mayor que este imperio.
-En los archivos que introdujiste en los servidores del Imperio hay informes que dicen que el Rey Ayler fue destruido, así que te estás contradiciendo- dijo Tara.
Los ojos de Ter se abrieron de par en par.
Aylar respondió desde el altavoz:
-Que hayan perdido el cerebro principal del imperio no significa que el imperio Ayler se haya desmoronado. Sólo está desorientado, pero sigue construyendo robots sin descanso. Cuando los demás cerebros sustituyan…
-¿El Rey Ayler ha sido destruido?- Interrumpió Ter- Y por qué no se me ha informado antes!?
-Porque es mentira- dijo Cylas.
-No es mentira -respondió Aylar-. Hace más de cinco meses el Rey Ayler dejó de existir en este universo, precisamente en ese momento la cápsula que me contenía fue disparada hacia aquí.
Ter se levantó de la silla de un brinco -¿quién lo destruyó?
-Una nave de exploración del Imperio Nhex- respondió Aylar tranquilamente.
Ter no cabía en sí del asombro. Los demás ya sabían gran parte de la historia, ya que figuraba desde el día anterior en los archivos de los Rinaptor. Seguían sin creérselo, por lo que no les sorprendía.
-¿¡Una nave de exploración!? ¿”Nhex”?
-Según los Aylers creen esa nave ni siquiera tenía intención de atacar a nadie, es como si hubiera aparecido ahí por accidente. Y, según la información que recibieron antes de que el Rey Ayler fuera destruido y la nave desapareciera, el Imperio Nhex era –y suponemos sigue siendo- un imperio muy poderoso en su universo.
-¿Cómo de poderoso? –El interés de Ter era tal que ignoraba por completo las caras de los demás capitanes, que se sabían la historia y no le habían dado importancia, creyendo que era mentira.
-Como he dicho antes, una sola nave de exploración Nhex destruyó el centro del Imperio Ayler, el Rey Ayler. Ningún otro imperio había podido jamás acercarse siquiera a ese lugar. Así de poderosos.
-Ter -dijo Cylas con preocupación-… no le creas… No hay ninguna nave capaz de acercarse a ese lugar. Según los informes que los Rinara tenían de ese lugar, sistema natal de los Rinara y los Aylers, ése lugar está a rebosar de Aylers de todo tipo. Cada planeta ha sido eliminado, sustituido por cruceros planetarios llenos de naves de ataque. La mismísima estrella ha sido absorbida y se ha convertido en un macroplaneta, un cerebro gigante, la base principal del Imperio Ayler. Tiene unos cañones de tal poder que podrían destruir planetas. Nadie duraría un minuto allí.
-Pues los Nhex duraron tres horas- respondió Aylar.- No sólo eso, sino que destruyeron el sistema entero.
-Y ¿… cómo lo hicieron? Me es imposible imaginar…
-¡Nadie ha destruido ese sistema! Y menos una simple nave de exploración- dijo con burla Cylas.
-Podríais usar los telescopios del crucero de transporte Degant para verificar que ese sistema sigue ahí…
Ter dio la orden al sustituto capitán del Degant (Ter era el principal capitán del Degant) y en pocos segundos el dispositivo holográfico que había en la mesa donde los once capitanes discutían empezó a mostrar el lugar donde se suponía que el Imperio Ayler tenía su base.
Nada… De las centenas de cruceros medianos, naves planetarias y el planeta gigante que debería haber, sólo escombros podían apreciarse en el lugar. Nubes enteras de restos de metales orbitaban una especie de agujero negro, una singularidad espacio-temporal, una fuente de luz rodeada por brillantes nubes, que lanzaban potentísimos rayos de energía a lugares aleatorios del exterior.

No existía el planeta Ayler, ni ninguna otra nave en ese lugar. Sólo la singularidad, y restos de las naves destrozadas orbitando entorno a ella.
Todos los capitanes de la sala se asombraron como nunca lo habían hecho en su vida. Cylas el que más.
-¿Cómo…? ¿Cómo no lo habíamos descubierto antes? Vigilamos ese sistema y otros desde hace meses… Siempre estaban enteros… ¿Qué…?
-Esta vez -respondió Aylar-, he anulado el efecto que los Aylers habían creado para hacer ver que el lugar estaba intacto. Hay una nave especial cerca de ese lugar que falsifica lo que los telescopios reciben de ese lugar.
-Wow… Eso… eso lo hicieron los… Nhex esos?
Por toda respuesta, Aylar tomó el control del dispositivo holográfico y, mediante él, mostró el mismo lugar hacía cinco meses. El superplaneta Ayler estaba intacto, cuatro naves planetarias orbitaban en torno a él, y miles de naves más pequeñas orbitaban entorno a éstas. De pronto, en un extremo de la escena, una especie de explosión azulada se sucedió. Cuando la azul nube desapareció, dejó ver una pequeña nave, minúscula comparada con todas las demás. Los cruceros planetarios empezaron a liberar verdaderos enjambres de cazas, en el orden de decenas de miles, que se lanzaron a la vez a por la pequeña y alargada nave, de no más de diez kilómetros de largo.


Los verdaderos enjambres de cazas de reconocimiento-ataque, en el orden de miles, ocultaron en poco tiempo a la alargada nave en una nube de cazas enemigos. En medio de la nube de cazas se distinguían resplandores azulados y rojizos de los disparos que intercambiaban la nave de exploración Nhex y la nube de cazas. En pocos minutos se pudo apreciar que la densidad de la nube decrecía, a la vez que los cruceros planetarios enviaban más nubes de cazas al lugar de conflicto…
Durante los siguientes treinta minutos –dos minutos para los seres de la sala, Aylar aceleró la reproducción del holograma- la nube de cazas que rodeaba a la nave siguió siendo alimentada por los gigantescos cruceros de batalla, que en ese momento empezaron a disparar sus inmensos cañones, del tamaño de ciudades, contra la blanca y alargada nave de exploración.


La nave por fin comenzó a moverse… a muy grandes velocidades en espacios muy cortos de tiempo, cambiaba de posición a lugares cercanos casi instantáneamente; esquivando las gigantescas bolas de energía lanzadas hacia ella. También esquivó con gran facilidad las bolas de pura energía que el superplaneta robot le lanzó.
Los capitanes no separaban la vista del asombroso holograma.
-¿Cómo demonios se teletransporta tantas veces en tan poco tiempo? –preguntó Cylas.
-No se teletransporta- respondió Aylar desde el altavoz-. Sólo se mueve sin tener limitaciones de inercia.
El holograma mostraba en ese momento como la nave se dirigía a una velocidad más lógica hacia uno de los cruceros planetarios disparándole con sus propias armas, y se internaba en una de las brechas originadas por ella.
A los pocos minutos la nave volvió a emerger del titán de metal, y éste era absorbido por una gigantesca llamarada proveniente del interior del propio crucero.
La nave empezó a dirigirse al siguiente crucero, de los ahora tres supercruceros que orbitaban al superplaneta. Por el camino unas grandes esferas de la parte trasera de la nave parecían cargarse de energía y lanzarla en forma de densos rayos a los cruceros de tamaño “medio” –de decenas de miles de kilómetros de tamaño-, generando explosiones de energía al contacto con ellos, generando gigantescos agujeros en la gran mayoría de su estructura, y partiéndolos. Las nanomáquinas que los proyectiles que la nave disparaba a la vez ayudaron mucho en su destrucción.


Los cazas seguían en todo momento acosándola, pero eran eliminados de diez en diez por los certeros lásers disparados desde todas las baterías de la nave…
En un momento determinado, la nave emitió un fugaz fogonazo azul. Un segundo después, el inmenso planeta, centro de la escena desde el principio de la grabación holográfica, se deformó bruscamente, tras lo que miles de gigantescas llamaradas salieron de unas recién creadas grietas en su superficie, cuya profundidad llegaba al centro del planeta.
En pocos segundos el planeta se plegó contra sí mismo, o, mejor dicho, se plegó hacia la singularidad espacio-temporal creada en su centro, que lo absorbió en asombroso silencio. Unos segundos después, un gran agujero rojizo en el espacio era rodeado de nubes luminosas de todos los colores, que lanzaban muy densos rayos de energía a todos los cruceros cercanos al lugar



Lejos del lugar la pequeña nave blanca empezó a acercarse a la singularidad, cuando estuvo lo suficientemente cerca empezó a verse con dificultad, con interferencias. Durante algunas décimas de segundo desapareció y aparecieron varias réplicas de la nave cerca de la original. Un segundo después, la nave original internó en la propia singularidad, desapareciendo en una explosión de energía que desprendió una serie de rayos hacia el infinito.
La cámara de la escena se centró en una lejana visión del lugar, que si bien antes estaba habitado por un gigantesco planeta del tamaño de una estrella y varios buques del tamaño de planetas orbitando a su alrededor, ahora sólo quedaba una enorme singularidad espacio-temporal que absorbía lentamente las toneladas de escombros de metal que formaban un anillo a su alrededor.
Ter despegó como pudo la mirada del holograma, y miró a todos los demás.
-Bueno… esto no creo que deje lugar a dudas…
Cylas, aún impresionado, seguía escéptico.
-Sigo sin creérmelo del todo.
-Pues yo por lo menos esto si me lo creo –comentó Tara con impresión en el rostro-… esa nave…se fue?
-Ninguna nave mínimamente parecida ha sido detectada nunca en este universo, ni antes ni después de este suceso.
-Pues esperemos que no vuelva –comentó Grey-. Si los Aylers cayeron tan fácilmente frente a una simple nave de exploración de esos tipos… No quiero saber cuánto tardarían en acabar con nosotros.
-Los Nhex no son agresivos, en realidad. Durante el combate los Aylers pudieron recopilar mucha información sobre ellos, recogimos toda la información que su nave emitía. Son el imperio más poderoso de su universo, y su tecnología es mucho más avanzada que la nuestra.
-¿La “nuestra”? -preguntó Cylas al altavoz- ¿la tecnología Rinaptor o la tecnología Ayler?
-Las dos. Nadie en este universo, nadie que conozcamos, posee tal nivel de tecnología.
-Déjame unos siglos y cambiaremos eso…-comentó Ter.
-Únicamente con lo visto en ese holograma, podéis haceros una idea de qué nivel de tecnología posee esa especie. Crear una singularidad espacio temporal es un proceso que necesita grandes cantidades de energía, desgarrar de esa manera el espacio tiempo no es poco. Además, hemos estudiado cada movimiento de la nave, denominada Orion. Primero, llegó desde otro universo. Los Rinaptor también son capaces de hacerlo, cierto, pero eso sigue significando un gran nivel de tecnología. Segundo, los ataques que recibió el Orion, desde el primer al último impacto, apenas hicieron bajar el nivel de efectividad de sus escudos, tan sólo haciendo bajar esos niveles al noventa y ocho por ciento de eficacia. Un dos por ciento en tres horas de batalla, una nave de diez kilómetros contra supercruceros de combate, cañones de energía de veinte veces el tamaño de la nave, decenas de miles de cazas, y una estrella robótica. Y, no sólo sobrevivió, sino que los eliminó a todos. Y, pudo haber tardado mucho menos en hacerlo.
-Ciertamente pudo haber creado la singularidad desde el principio -comentó Grey.
-Pudo haberla creado nada más entrar en este universo. Si hubieran venido preparados, los Aylers no habrían tenido tiempo ni de hacer un disparo.
-¿Quieres decir que, para colmo, no venían decididos?- comentó Ter.
-Si hubieran venido con un objetivo específico hubieran cumplido ese objetivo, fuera cual fuera, rápidamente. Si hubieran venido sabiendo que iban a estar rodeados de enemigos, su tecnología les habría permitido ganar la batalla en pocos segundos. Pero tardaron minutos en reaccionar. Sólo cuando los Aylers dispararon los Nhex devolvieron el fuego. No se esperaban que al llegar a este universo hubiera millones de enemigos rodeándoles. Es más, ni siquiera sabían que eran enemigos hasta que éstos dispararon.
-Lo que quiere decir, que no conocen a los Aylers… Bueno, no los conocían.
-Pues ahora los conocen bien…
La sala se quedó en silencio unos segundos.
Bueno –dijo Ter-, nos acaban de quitar un buen peso de encima, entonces…
-En realidad –comentó el altavoz- no han hecho más que enturbiar las aguas. Ahora los Aylers saben que hay alguien mucho más poderoso que ellos, y están poniendo todo su empeño en modernizar su armamento, en previsión de que los Nhex puedan volver.
-Pero los Nhex se han cargado el cerebro principal Ayler, ¿no? Ahora esos desgraciados estarán dándose golpes contra las paredes sin quererlo, no hay nadie que los dirija…
-Realmente –dijo una vez más Aylar- los Aylers sólo están algo desorientados, pero pronto se recuperarán. Cuando los demás planetas robot empiecen a pensar como uno sólo, asumiendo el mando sobre el imperio, todo volverá a la normalidad.
-Vaya… Entonces deberemos darnos prisa en fortificar este mundo - dijo Ter-. Cuando se recuperen y vean que lo Nhex no vuelven, volverán a centrarse en destruirnos…
-Nos queda la esperanza de que los Nhex vuelvan a explorar este universo y podamos contactar con ellos, pidiéndoles ayuda –dijo Tara.
-Me parece difícil que, en caso de que, por alguna razón, los Nhex vuelvan, nos ayuden en algo. Con ese nivel de tecnología, además de la información que hemos podido descodificar, deducimos que pueden hacer lo que les plazca en este universo u otros sin depender o ayudar siquiera a nadie. Si les pidiéramos ayuda, no tendríamos con qué recompensarles por ella. Además, no sabemos cono reaccionarían al conocernos.
-Ha quedado claro que por la fuerza no les íbamos a obligar…- comentó Nikar que hasta ahora no había hablado, señalando el dispositivo holográfico, ahora apagado.
-Será mejor no contar con ellos por ahora –sentenció Ter- No sabemos si volverán, y, si lo hicieran, que intenciones traerían. Centrémonos en lo seguro. Los Aylers han sufrido un ligero contratiempo que nos da tiempo a nosotros para reforzarnos. Seguramente por ello no nos hayan atacado desde que reconquistamos este planeta…
-Otro de los motivos por los que no os han atacado –comentó el altavoz con la voz de Aylar- es porque no sois, ni mucho menos, sus únicos enemigos. Los Aylers mantienen guerras por muchas zonas de este universo. Recordad que tienen en su poder casi quinientas galaxias.
-Mejor dicho, di que han destruido casi quinientas galaxias. Según lo que sabemos casi nunca ocupan los planetas que conquistan… los planetas que arrasan.
-No suelen ocuparlos, pero cuando los ocupan los robotizan y fortifican por completo.
-Bien, bueno. Resumiendo esta conversación, sólo podemos sacar en claro que hemos tenido mucha suerte, y que debemos darnos prisa en reparar este planeta y fortificarlo, o viceversa… fortificarlo ya y a paso seguro repararlo después.
A partir de ese momento, la conversación se alejó de los Aylers y de los Nhex, y Aylar no volvió a tomar parte en ella.
A lo largo de la conversación entre Ter y los demás capitanes de la sala, que iba desde que tal iba el proceso de construcción de tanques hasta cuánto tardarían los Rinaptor en reparar el planeta Terra por entero, el capitán Rinara, Miro Maos, guardó silencio. Tenía algo muy importante que decir, pero aún no estaba claro si él y los de su especie iban a seguir mucho tiempo con los Terraptor, por lo que decidió no contar el secreto que los Rinara ocultaban a éstos desde hacía aproximada mente un mes.
Minutos después, cuando todo lo que debía decirse se hubo dicho, los capitanes empezaron a despedirse. Todos ellos pidieron a Ter que tuviera cuidado con Aylar, nadie en el Imperio se fiaba de ese robot excepto él, por lo que debía ser precavido con ella.
-Espero que la verdad que hoy nos ha mostrado empiece a cambiar vuestro modo de verla- comentó Ter.
Cylas le miró con preocupación.
-Es cierto que seguramente sin ella no nos habríamos dado cuenta del engaño en el lugar donde fue destruido el Rey Ayler, eso no lo puedo negar. Pero, comprende, que ella sigue siendo un Ayler, sigue siendo, haga lo que haga, un enemigo en potencia.
-Algún día –habló Aylar- sé que me ganaré la confianza de todos los ocupantes de ésta sala, tened por seguro que haré lo posible por conseguirlo. No podré colaborar con vosotros si no confiáis en mí…
-Espero que ese día llegue pronto…
-Los robots somos conocidos por nuestra infinita paciencia, Ter.
-Ya, pero no tenemos tiempo infinito para que ellos confíen en ti. Es más, tenemos muy poco tiempo…
-Seguiré entorpeciendo el trabajo de los Aylers mientras pueda, mientras ese momento llega.
Todos miraron con extrañeza al altavoz que representaba a Aylar.
-Aún estoy en conexión con su red de comunicaciones –se explicó-. Puedo inyectar virus creados por mí que les será difícil eliminar.
-O inyectar toda la información que recoges de aquí –acusó Cylas.
-Por supuesto, también podría hacerlo.
_______________________________________________________________________
Éste capitulo hace referencia a este capitulo (mío) y éste(de pabloastronauta)
Para esta ocasión me he valido de algunas imagenes de Google, y las imagenes de Spore (mías), las ha retocado Pablo


















)
