El sacrificio de los clanes CAPÍTULO 14 COMPLETO

[raine luna]

Hola foreros/as. Al cabo del tiempo me decidí hacer una historia para poder compartirla con todos vosotros. Así que después de tanto tiempo, al fín la terminé. Debo reconocer que hacer una historia es algo muy entretenido y divertido, pero eso sí, conlleva muchísimo tiempo. De todas maneras, espero que disfrutéis de ella de la misma manera que lo hice yo en sus tiempos de creación

En cuanto pueda, iré subiendo los capitulitos Ya de momento, podéis ver la presentación.

[raine luna]

CAPÍTULO 1: El comienzo del destino


A las afueras del reino principal de Tolosa, se alza un panteón cementerio. En él, se guardan y custodian las tumbas de los fallecidos para el descanso de sus almas. Está vigilada por un antiguo monje que decidió quedarse a vivir solitariamente para hacer su trabajo.
Pero pasados unos años, en los pueblos de Tolosa, se rumoreaba que el monje Medeus no estaba solo.... sino que trabajaba con un muchacho de apenas unos dieciséis años que le ayudaba en los quehaceres del panteón.

Llegó una época demasiado fría, en la que solo nevaba y nevaba sin parar, hasta tal punto de que ni siquiera se podía salir de casa. Durante esos días, Medeus y aquel muchacho tuvieron que pasar de sus obligaciones hasta que se calmara el tiempo. Cuando finalmente cesó la nieve y parte del frío…





Al retirarse Mike, Medeus observó al que casi es un hijo para él. Se sentía muy orgulloso. PPues se había convertido en un gran hombre. Quién iba a decir que sería un muchacho decente después de haberle recogido en la puerta de su casa abandonado por alguna familia que seguramente no podría mantenerle como era debido.



Mientras tanto, Mike estaba muy contento de salir al fin de su casa. “Ya era hora de respirar aire puro” se decía a sí mismo al contemplar el bello paisaje blanco que se extendía ante él.
Pero de repente al abrir la puerta principal del panteón…



A pesar de lo fría que estaba la nieve, Mike fue corriendo a auxiliar a aquel hombre, que por sus pintas y por la corona que llevaba supuso que sería alguien muy importante.



Pero al comprobar que el hombre estaba totalmente helado, Mike decidió avisar a Medeus sobre lo que acababa de hallar. Aunque antes de eso, se percató de una extraña piedra que tenía el hombre en su mano derecha.



Cuando Mike cogió la piedra, ésta emitió un gran resplandor azulado tan intensamente brillante, que a Mike se le cayó la piedra al suelo.



Después del brillo intenso de la piedra, Mike guardó la piedra en un lugar no visible a los ojos de Medeus (que ya era difícil, ya que éste conocía todos los rincones del cementerio) Avisó a Medeus y ambos fueron a comprobar el estado del hombre inconsciente.
Medeus normalmente no se sorprendía por nada de lo que pudiera ver, ya que estaba acostumbrado a todo tipo de cosas. Pero al ver a aquel hombre, Mike vió por primera vez a Medeus demasiado sorprendido como para ser verdad.



Medeus y Mike se apresuraron en socorrer al Rey. Intentaron todo tipo de maniobras para devolver el sentido al pobre hombre que yacía helado en las mismas puertas del panteón. Pero por mucho que intentaban e intentaban, éste no abría los ojos, seguía igual de tieso que cuando lo encontró Mike.



Una vez llevaron el cuerpo a la sala correspondiente de los cadáveres, Mike fue a su parte favorita del panteón. Una especie de sala circular abierta. Se sentó y empezó a pensar bien en todo lo que había acontecido hasta ahora. Una de sus características es que solía pensar demasiado en todas las cosas que le ocurrían, y ésta era una de las más importantes para él.



Cuando entró en la casa, encontró a Medeus tomando un té. Lo conocía bien. Cada vez que pasaba algo malo, él siempre tomaba té para mantener la calma y la compostura. Eso era una gran virtud que Medeus se había empeñado en enseñarle a él, pero desafortunadamente aún no lo había conseguido.



Mike sacó la piedra de donde la tenía guardada y la puso sobre la mesa. Ésta nuevamente al coger contacto con la piel de Mike volvió a brillar pero ya no tan intensamente como la primera vez que la tocó.



Mike le explicó a Medeus que al coger él la piedra empezó a brillar intensamente. Le ofreció a Medeus que él también la tocara para ver si surgía el mismo efecto.
Medeus se levantó y tocó la piedra, pero ésta no brillaba al tacto de su mano. Lo que hizo pensar a Medeus por ese extraño fenómeno.









A partir de entonces, Mike se preparó para salir al día siguiente hacia la Iglesia del Pueblo, situada por los alrededores del Palacio Real. Medeus le aconsejó que fuera muy cuidadoso y que por nada fuera a tocar esa piedra por si su brillo atraía a alguien.
Ya llegada la mañana, Medeus fue a despedirse de Mike.





Y allá fue Mike, con la piedra bien escondida para cumplir el que por ahora es su cometido, entregársela al Padre de la Iglesia del Reino lo antes posible, para volver a ayudar a su viejo Medeus.


Bueno, aqui va mi primer capítulo. Espero que os haya gustado y ya sabéis, cualquier opinión o crítica, para mí será bienvenida Hasta el próximo capítulo

[BeitaaSims]

Raire Me encanta la historia
Me parece muy entretenida desde el principio y que engancha bien ^-^
Ya estoy deseando saber que pasa...
Un beso.

[raine luna]

Muxas gracias Beita!!!! Me alegra mucho que te guste. Espero que la gente se anime más para seguir la serie, de lo contrario no podré continuarla

[kaTITa]

hola raine luna me agrada q te animes a poner tu historia aqui con esto de que ya casi nadie entra entra al foro de los sims 2 por los sims 3.
sin embargo me gusta tu historia es muy buena.
espero y sigas pasando tu historia y que no tenga que cancelarce.
bye

[raine luna]

CAPÍTULO 2: LA NOTICIA INESPERADA.

Cuando Mike partió, Medeus fue inmediatamente a escribirle a la princesa una carta redactando la noticia de que el Rey había sido hallado en las puertas de su panteón ya fallecido y que por favor acudiera lo antes posible para su entierro.
Pasados unos días, finalmente llegó la carta al Palacio Real.



En esos momentos apareció Sabina, la guardiana personal de la Princesa. Era de cabello largo moreno y muy alta, ojos color miel y de carácter muy fuerte. Es una leal amiga de la Princesa ya que se criaron juntas cuando eran muy jóvenes, aún así, Sabina tuvo que aprender a dirigirse a ella como una persona de la realeza y no podía mostrar signos de amistad entre ellas. Aunque de vez en cuando, era más que evidente que había una gran complicidad entre las dos.



Pero al parecer, Elijel no estaba de acuerdo con la decisión de Sabina. Estaba dispuesto a saber antes que la propia Princesa el contenido de esa carta. Al parecer estaba esperando unas noticias, y pensó que ésas eran las que él necesitaba saber. Despachó a su guardia (indicándole con la mirada que dejara la carta en su despacho) e intentó convencer a Sabina.







Finalmente se fue el consejero Elijel, pero Sabina seguía sin estar convencida.



Mientras tanto, Elijel fue inmediatamente a su oficina para saber sobre el contenido de la carta. Había un asunto que se le había ido de las manos y tenía que estar al corriente de cualquier noticia que tuviera que ver con los alrededores del Panteón cementerio.



Abrió la carta y empezó a leer lo siguiente:

“Querida Princesa Ariadna, siento mucho comunicaros lo siguiente. Ayer en la mañana encontramos en las puertas del Panteón el cuerpo de vuestro padre. Mi compañero y yo hicimos todo lo que pudimos para intentar devolverle a la vida, pero creo que ya llevaba bastante tiempo inconsciente bajo la nieve y con este frío. Así que con todo esto, vuestro padre ha fallecido. Su cuerpo está en una de las salas de este Panteón, esperando que vos vengáis para darle una sepultura digna. Por favor, en cuanto os pongáis en marcha, enviadme una carta para proceder con los preparativos”.

Monje Medeus. Guardia custodio del Panteón de las santas almas.



Al terminar de leer la carta, Elijel sonrío con un aire triunfal.
A continuación fue a llamar a su fiel guardia, Fedric. Había que actuar muy rápido y antes de que Sabina interfiriera en sus asuntos, algo que iba a ocurrir muy pronto dado el temperamento y desconfianza de la chica.



Fedric se dispuso a salir inmediatamente hacia el panteón cementerio. Sabía muy bien cuál era su misión. El señor Elijel le había confesado que se trataba de una misión muy importante que cambiaría el transcurso de las cosas. Él siempre había sido muy fiel a su señor.
Casi al atardecer partió junto con sus dos compañeros de guardia, para intentar llegar al anochecer. No importaba la hora, lo que era prioritario, era encontrar ese misterioso objeto que con tanto hincapié había insistido Elijel.

Mientras en el castillo, la Princesa estaba sentada en su trono, pensando en sus cosas.



Ella era la única hija que había tenido el Rey. Por lo tanto era la única heredera. Tenía el pelo color rubio dorado y largo hasta la espalda, ojos verdes, y de estatura media. Se decía que se parecía mucho a su madre, aunque ella apenas la conoció, ya que falleció a una edad temprana.
Sabina era la única amiga que tenía, y su guardiana también. Sólo confiaba en ella, y casi siempre le contaba las cosas que le preocupaban. Cosas que en esos mismos momentos seguía pensando, de tal manera, que ni siquiera se percató de la presencia de su guardiana.



Sabina no quería preocupar más a su querida amiga, pero no tenía más remedio que contarle el extraño comportamiento de Elijel al no querer entregarle una carta que venía a nombre de la princesa.







Pero sin que se dieran cuenta…



Al decir esto, Elijel se fue, y la princesa Ariadna fue a su alcoba a pensar en su cama. Era muy típico de ella. Ariadna es una persona que tuvo que asimilar su condición de responsabilidad muy pronto, ya que sólo estaba su padre con ella. De carácter firme, siempre hace las cosas tal como ella las piensa y nunca se arrepiente de sus decisiones tomadas. Es una mujer con valentía, ya que cuando hay algún peligro o siente que puede haber alguna conspiración, no duda en ponerse en situaciones extremistas con tal de poder averiguar y solucionar lo que esté pasando. Sin embargo, es una persona que se alarma enseguida con cualquier cosa que considere grave y se deprime con facilidad, por eso Sabina se empeña en tranquilizarla para que no pierda los nervios tan fácilmente. A la vez es muy ansiosa por saber todo lo que tenga que saber.
Esa misma tarde, de hecho estaba muy ansiosa por saber lo que Elijel tenía que contarle. Sea lo que fuera, estaba dispuesta a echarle la bronca por haber ocultado información y no pasarle la carta que supuestamente iba dirigida a ella.



Llegada la noche, todos los habitantes del castillo (cocineras, limpiadores, guardias, jardineros, mozos…) estaban congregados en la sala del trono esperando la noticia que Elijel tenía que contar.

La princesa Ariadna se encontraba en su asiento del trono junto a Sabina. Estaba muy nerviosa, pero no podía transmitir ese sentimiento a los demás. Debía aprender a ser una buena reina para poder gobernar correctamente en caso de situaciones peores. Se serenó y comenzó a hablar en cuanto Elijel apareció en la sala.





Al decir estas palabras, la conmoción se apoderó de todos los presentes, incluida la Princesa. No podía creer las palabras de Elijel, se levantó y empezó a gritarle y a discutir con él por no haberle dicho algo tan importante a solas.



Elijel se fue inmediatamente, los guardias indicaron a los miembros del castillo que siguieran con sus quehaceres y Sabina llevó a la Princesa a su alcoba ya que ésta tenía un ataque de nervios y no paraba de llorar.



Sabina también estaba casi llorando, el Rey había sido como un padre para ella. La había acogido como a una más de la familia y siempre se preocupaba por ella de la misma manera que lo hacía con su hija Ariadna. Aún así, viendo el estado tan triste y conmocionado de la Princesa, no podía permitir que la viera llorando a ella también. Por eso, hizo aplomo de fuerzas y se limpió las pocas lágrimas que tenía para poder tranquilizar a su amiga.

La levantó del suelo y empezó a darle ánimos para que se tranquilizara.



Y dicho esto, la Princesa se acostó en su cama intentando olvidar por un momento la noticia tan mala que había recibido sobre la muerte de su padre. Sabina tenía razón, debía coger fuerzas para poder afrontar todo lo que se le iba a venir de ahora en adelante. Era más que evidente que al no estar su padre, ella sería la nueva reina. Y tenía que demostrar a los demás que estaba preparada para asumir esa responsabilidad, aunque en el fondo de su corazón… ella sentía que aún no lo estaba.


Hoy os dejo el segundo capítulo. Espero que os esté gustando. Bueno, como siempre digo, hasta el próximo capítulo

[BeitaaSims]

Como mola o___O Yo quiero ya el capitulo tres.
No la canceles que está genial porfaplis ^^

[raine luna]

Muxasss gracias Beita!!!! Me alegro de ver que al menos tengo una fan Voy por el siguiente capitulo, pero que sepas que lo hago x ti!!!


CAPÍTULO 3: ¿Cosa del destino?

Esa misma noche, Sabina fue a visitar a Elijel. Quería ponerle en orden algunas cosas que no entendía. Por ejemplo, esa insistencia suya de no querer enseñarle la carta a la Princesa.





En esos momentos un guardia interrumpió la conversación que estaban teniendo Sabina y Elijel. Para alivio de éste, ya que no estaba dispuesto a confesarle sus verdaderas intenciones a Sabina. De lo contrario, estaría obligado a deshacerse de ella.





La floresta de Gargay. Un lugar realmente hermoso espeso de vegetación y de zonas verdes muy ampliadas. Un bosque en el que solían pasear los habitantes de Tolosa en sus ratos libres para disfrutar del paisaje y respirar aire puro.
Desde hace un tiempo, ya nadie se acerca a la floresta por temor a ser maldecido. Ahora mismo las brujas tienen controlada esa zona para organizar sus reuniones ocasionalmente.
Cuando Elijel se enteró de esas reuniones, no dudó ni un instante en dar caza a esas brujas. Sabía que eran un peligro para el reino, ya que éstas acogían a cualquier persona que no les tuviera miedo a sus maldiciones y que estuviera dispuesta a organizar una rebelión contra la realeza.
Cada vez eran menos las reuniones que se hacían en la floresta, ya que Elijel se encargaba de quemar en la hoguera a las brujas y brujos que conseguía cazar, pero aún así, estaban obligados a reunirse aunque fuera una vez, ya que eran una de las pocas ocasiones en los que podían seguir en contacto entre ellas y ellos.



Esa misma noche, había un grupo de brujas reunidas en torno a una hoguera. Estaban lideradas por una bruja de más edad a la que estaban esperando que terminara un ritual. Era una tradición entre las brujas, que cada vez que se celebraba una reunión, la bruja madre (es así como se le llama a la bruja de más edad, y que por tanto, es la que lidera el grupo de sucesión de las jóvenes) debe conjurar un ritual para esconder la floresta y así evitar que entren personas indeseables a interrumpir la reunión.
Desde la muerte de miles de brujas a manos del consejero del rey, ese ritual es una norma que se debe cumplir antes de proceder, para así evitar más muertes.



Desafortunadamente, Elijel ya estaba al tanto de esa nueva norma que habían implantado las brujas y llegó lo más rápido posible antes de que la floresta desapareciera de su vista.



Fueron corriendo hacia allí sorprendiendo a las brujas que no se los esperaban (pues pensaban que el ritual había hecho su efecto).



Desgraciadamente, en la persecución, algunas brujas son asesinadas antes de tiempo. Por intentar escapar o por el hecho de resistirse, si a la guardia se le antoja, las matan por el simple hecho de verlas agonizar.



Otras en cambio, antes de verse como aquéllas que yacen en el suelo sin vida, se arrodillan y empiezan a suplicar porque las dejen ir. Sin embargo, lo único que consiguen es que las esposen.



Al final, algunas asesinadas, otras apresadas, siempre acaban de la misma manera. Elijel siempre se las apaña de alguna forma para acabar con las malditas brujas.



Una vez apresadas, eran llevadas a la peor prisión de todo el reino de Tolosa, la prisión Mortré.



En sus paredes albergaba un sinfín de torturas que el inquisidor se encargaba de realizar para intentar sonsacar alguna información de sus torturadores. Ningún preso quería ser encerrado allí, ya que se decía que la prisión estaba maldita. Lo que estaba muy claro era que una vez que se encerraba a alguien, era muy difícilmente que saliera de allí con vida.
Ubicada en una zona yerma donde apenas crecía vegetación, esta prisión está a unas pocas millas de la zona de muerte. Aquélla en la que los presos cumplían su condena definitiva.

Esa noche, después de la captura, llevaron a las brujas restantes a la prisión. Estaban esperando en la antesala a que apareciera el guardián que custodiaba la estancia.







De repente, Elijel se fijó en algo que le llamaba demasiado la atención. No era muy usual ver lo que habían visto sus ojos unos momentos antes. Sea como fuera, no podía permitir que una de las brujas fuera asesinada. Llamó inmediatamente al guardián y le dijo:







Elijel estaba demasiado asombrado como para creer lo que acababa de ver. Tenía muchos planes para ella, planes de ambición, pero antes tendría que consultarlo para hacer de ella su esclava, su ayudante… Y poder conseguir lo que nunca nadie consiguió, ni siquiera el Rey.


Bueno, ahí va otro . Hasta el próximo capítulo

[raine luna]

CAPÍTULO 4: Consecuencias

A la mañana siguiente el guardia personal de Elijel, Fedric, había llegado al panteón cementerio para proceder con la misión que éste le había encomendado. Realmente rezaba porque todo saliera bien, no le hacía mucha gracia el tener que amenazar al monje. En el fondo de su corazón apreciaba a ese viejo, ya que fue el encargado de enterrar a varias personas de su familia y sabía que siempre estaba dispuesto a echar una mano en caso de que la necesitara. “No es mala persona” se dijo a sí mismo Fedric. “Sería una gran pérdida si yo tuviera que matarlo”.
Se acercó a la puerta y llamó esperando que le abrieran.







Cuando Fedric salió, éste estaba impaciente por ver los enseres personales del Rey. Empezó a abrir la bolsa y a revolver en lo que había. Encontró la corona del Rey, el anillo de cuando se casó con su esposa, un colgante, un cinturón de perlas…. Pero ni rastro de lo que estaba buscando. ¡¡¡No podía ser!!! Si el mismo Elijel se lo dijo… No estaba el objeto que supuestamente se había llevado el Rey del castillo. Fedric se puso a pensar a ver si se lo había quedado el monje, pero era imposible, si no se había quedado con la corona que era lo más importante, qué se le iba a pasar por la cabeza quedarse con una simple piedra.



Cuando el guardia se fue, Medeus se puso a tomar su matutino té. Estaba preocupado, demasiado. Pero por lo que más temía era por Mike.



Fedric llegó al campamento que tenía al lado del cementerio. Allí le salió a su encuentro el compañero con el que había viajado, preguntando si todo le había salido tal y como habían planeado.







Terminada la conversación, Fedric y Zefer partieron de inmediato hacia el reino.
Zefer le comentó a su compañero que lo más sensato que podría haber hecho era amenazar al viejo para que hablara, pero Fedric le dijo que así no se lograría sonsacar nada. Lo único que conseguirían sería arrebatar una vida por nada, ya que seguro que el monje si sabía algo, no lo contaría. La estrategia de Fedric consistía en hacer creer que no pasaba nada para ver si salía algo a la luz, y para eso, “hace falta mucha paciencia” se dijo a sí mismo.


Hasta el siguiente capítulo

[raine luna]

Bueno!!! Siento mucho la espera del siguiente capítulo, pero es que no he podido antes


CAPÍTULO 5: Ignorancia

[Hacía ya varios días que Mike había salido de su hogar para ir a la iglesia del pueblo. Durante la travesía no hubo muchas novedades. Sólo encontraba a su paso viajeros caminantes que iban de pueblo en pueblo. De todos modos, Mike intentaba ocultarse de cualquier persona, ya que temía que alguien pudiera arrebatarle la piedra que llevaba porque estaba casi seguro de que ese extraño objeto tenía algo muy importante que esconder a los demás.

Uno de esos días, Mike estaba demasiado cansado como para seguir, sólo le quedaba casi medio día para llegar, pero aún así, el sueño era más fuerte que él. De manera que acampó en un bosque cercano para al día siguiente reanudar la marcha.Cuando se estableció, cogió unos troncos cercanos y se dispuso a encender una hoguera, ya que hacía demasiado frío. Tenía un poco de hambre, pero pensó que sería mejor esperar al día siguiente para ir a comer. Ya encendida la hoguera, se sentó para coger un poco de calor.



Cuando pasó un buen rato, y ya la hoguera estaba casi apagada, Mike decidió ir a dormir. Con un poco de suerte, mañana entregaría la piedra al Padre Apeles y volvería a ver a Medeus, ya que le echaba mucho de menos.

A la mañana siguiente, Mike se levantó tras ver los primeros resquicios de luz, y se dispuso a buscar algo de comer. Definitivamente, no podía más con el hambre. Si se iba sin comer, no llegaría hasta la iglesia.

Cuando por fin encontró algo, sin darse cuenta, se le acercó alguien.







Mike estaba un poco asustado, no conocía de nada a ese guardia y no sabía las intenciones que podía tener con él. Pero por otro lado, se sentía aliviado de tener a alguien con quién pudiera acompañarle hasta su destino.





Era mejor que nada. Mike agradeció el ir a caballo hasta la iglesia, ya que había pasado casi dos días yendo a pie, y la verdad es que estaba demasiado exhausto.
Finalmente después de un buen rato, llegaron por fin a la esperada iglesia.



El edificio estaba ubicado por los alrededores no muy lejos del palacio Real. Rodeado de pinos, era un lugar realmente tranquilo para todos aquellos que desearan un poco de paz.
Mike se acercó un poco y se quedó muy sorprendido al ver el majestuoso edificio. Era la primera vez que salía del cementerio y estaba maravillado con todo lo que veía.



Pero había algo que no le cuadraba a Jake. Sabía que aquel muchacho había salido de su guarida para algo importante. Hacía tiempo que conocía a Medeus y estaba enterado de la existencia del muchacho desde que éste le acogió. Por eso sabía que Medeus jamás hubiera dejado a Mike salir de allí, a no ser que fuera algo importante. Y eso mismo era lo que quería averiguar. Pero antes tendría que ganarse la confianza del muchacho.
Entraron en la iglesia y les salió al encuentro una monja. Jake preguntó inmediatamente por el padre Apeles en nombre de la guardia real. Enseguida éste apareció.



Al escuchar estas palabras, Mike se quedó sin saber qué decir. Le había metido en un compromiso. Por supuesto que no le conocía. Nunca le había visto. Tenía algo que decirle, claro que sí, pero por nada se lo iba a contar delante de Jake. Pero al parecer, éste no había adivinado sus intenciones porque no se despegaba de él ni un momento.
Mike intentó desviar el tema de Jake.





Indignado por el comportamiento de Jake, el padre Apeles se retiró hacia su habitación. Mientras tanto, Jake se tuvo que resignar a no poder confiar en el cura. Se dijo a sí mismo que interrogaría al chico para saber qué es lo que podría haber pasado.
Cuando el cura llegó hasta Mike, éste estaba sentado pensando en cómo podía empezar a hablar del tema de la piedra.



Como el padre Apeles no entendía nada de lo que le estaba diciendo Mike, éste cogió la piedra y la puso sobre la mesa. Como si fuera la primera vez, la piedra volvió a brillar intensamente cuando Mike le puso la mano encima. Luego éste invitó a el cura a que pusiese su mano sobre la piedra también, para ver si brillaba, pero igualmente como pasó con Medeus, la piedra no emanaba ni una pizca de luz. El cura se puso a mirar los símbolos que tenía el objeto y enseguida se puso a buscar un libro.

En cuanto lo halló lo puso sobre la mesa. Mike se quedó mirando el libro (ya que no era un libro cualquiera, pues éste, tenía sobre la portada como una especie de figura blanca). Enseguida, el padre Apeles, comprendió parte del significado de los símbolos de la piedra.



El padre Apeles invitó a Mike a que se diera un baño y se cambiara de ropa. Éste agradeció el gesto, ya que necesitaba urgentemente un buen aseo.
Jake fue a preguntar una vez más al cura sobre el asunto de Mike.



Un rato después de que Mike se aseara, salió un rato para tomar aire. Se sentía cansado, pero no conseguía conciliar el sueño. Había algo que lo estaba perturbando y era esa piedra tan extraña. Se preguntó cómo estaría Medeus, le echaba mucho de menos y tenía ganas de volver a estar a su lado ayudándole con los preparativos del funeral del Rey. Pero no, tuvo que salir para entregar la piedra, aunque había algo que le decía que no debía entregar esa piedra a nadie.
Sumido en estos pensamientos, de repente, apareció a su lado Jake.







La estrategia de Jake estaba funcionando. Quería darle la sensación a Mike de que fuera lo que fuera que le estuviera rondando por la cabeza no tenía nada de importancia, así éste se sentiría ofendido y al final le contaría su problema intentando convencerle de que sí era importante.

Mike, sin percatarse de las intenciones de Jake, estaba echo una furia. No entendía cómo aquel hombre pudiera pensar que lo suyo no era importante. Quería contarle la verdad, pero no estaba seguro de lo que pretendía Jake. Así que se despidió de él y fue a dormir.


Jake no estaba preocupado. Sabía que tarde o temprano el chico confiaría en él. Algo que caracterizaba bastante a Jake, es que era muy astuto y casi siempre sabía cómo actuar para conseguir algo. Tenía bastante perseverancia y paciencia, unas virtudes que sabía aprovechar bastante bien.

[raine luna]

Aquí vengo con otro capitulito

CAPÍTULO 6: Emprendiendo la marcha.

Cuando la princesa Ariadna despertó, aún no podía asimilar la noticia que le habían dado la noche anterior. Pensaba que había sido un mal sueño, y que al despertar todo volvería a ser como antes. Pero cuando salió a la sala del trono y no la recibió su padre como de costumbre, empezó a comprender que ya nunca más saldría para verla. Empezó a apenarse de nuevo, pero recordó las palabras de su amiga e intentó sacar fuerzas para seguir adelante.

Tenía intención de ir a la iglesia que se encontraba cercana a su palacio. Allí hablaría con el sacerdote encargado para que preparase una ceremonia en el panteón cementerio en memoria de su padre.

Una vez lista, fue a buscar inmediatamente a Sabina para que la acompañara.





El padre Apeles fue a buscar a Mike para que la princesa pudiera conocerlo. Cuando éste entró en la sala, la princesa Ariadna se fijó en que solo era un chiquillo de apenas 16 o 17 años, era más o menos alto y delgado, de pelo corto moreno y ojos grises. No podía creer que ése fuera el ayudante de Medeus. Pensaba que se encontraría con alguien de más edad.



Mike no podía creer lo que estaban viendo sus ojos. Estaba ante la mismísima princesa de su reino. Nunca pensaba que la conocería en persona. Realmente era muy hermosa. Se sentía nervioso, ya que no sabía qué decir ante ella. Se suponía que tenía que hablar de una manera muy respetuosa, pero Mike no se sentía capaz de ello.



Mike no sabía si debía contarle a la princesa lo de la piedra que llevaba su padre. Aunque el sacerdote Apeles le había dicho que no le dijera nada a la princesa, éste se sentía obligado ya que era algo que seguramente por derecho le podía pertenecer. Además en cierta manera, quería deshacerse de la dichosa piedra.

La princesa Ariadna se volvió hacia Mike cuando escuchó que éste la llamaba. Mike le contó lo de la piedra que había encontrado en las manos de su padre, pero a Ariadna ese asunto no pareció preocuparla ni lo más mínimo.



Mike se quedó perplejo. A la princesa no parecía importarle el brillo que refulgía de la piedra cuando él la cogía. Era como si ella viera normal que la piedra brillara. Hubiera deseado que la princesa tocara la piedra para ver si brillaba también en las manos de ella. Pero no llegó a pedírselo porque ésta se fue inmediatamente a hablar con el sacerdote. Al parecer tenía prisa.

Cuando Mike se encontró con Jake, éste estaba pensando en algo. Ya hacía varios días que Mike y Jake se alojaban en la casa del sacerdote. Durante todo ese tiempo, habían cogido más o menos confianza, y a Mike le caía muy bien el soldado. Pero a pesar de todo, Jake no conseguía su objetivo, saber porqué Medeus dejó salir al muchacho.


En esos momentos la princesa Ariadna y Sabina estaban despidiéndose del padre Apeles. Jake volvió para mirar a las dos chicas intensamente. Había algo en ellas que les sonaba familiar a Jake, pero no sabía el qué. Cuando éstas salieron ya de la iglesia, Jake fue corriendo a encontrarse con ellas. Sin cortarse ni un pelo agarró a la muchacha de la capucha blanca para mirarla a los ojos. Mike se había olido lo que pensaba y fue corriendo detrás de Jake.




A pesar de lo que le decía Mike, Jake no estaba dispuesto a dejar ir a la misteriosa chica que le sonaba conocida. Había algo en los ojos de ella que lo perturbaba demasiado y él quería saber de qué.

Pero no hizo falta mirar más para saber ya de quién se trataba. Pues los ojos de Jake se posaron inmediatamente en el colgante que llevaba la chica en el cuello.




El colgante real tenía como una especie de serpiente color esmeralda. Simbolizaba el dibujo del reino de Tolosa. Sólo los miembros de la realeza podían llevar ese símbolo y por supuesto todos los guardias pertenecientes al reino sabían de su existencia.

Pero por otro lado, Sabina estaba realmente furiosa. No podía permitir que cualquier soldado tuviera esas confianzas con la mismísima reina de Tolosa. Esta vez habían tenido suerte, ya que se trataba de alguien conocido, pero ¿y si la próxima vez no tuvieran tanta suerte? Así que con su característico temperamento se dispuso a echarle la bronca al recién llegado.


Aunque Sabina no estaba de acuerdo con que el soldado supiera todo lo acontecido, en cierta manera la princesa tenía la razón. Tarde o temprano no sólo aquel soldado se enteraría de lo ocurrido, sino todo el pueblo de Tolosa.

Después de saber toda la verdad, Jake se quedó sin palabras. No podía creer que el rey hubiera fallecido. No, hasta que el mismo Mike se lo confirmó. “Por eso Medeus dejó salir al chico, para dar la noticia al sacerdote”… se dijo a sí mismo.






En eso tenía razón Jake. Mike estaba ansioso por volver a su hogar. Aunque al final su camino no le hubiera servido de nada (pues el sacerdote no sabía nada de la piedra) por lo menos volvería a tiempo para ayudar a Medeus con el entierro del Rey.


Fueron a despedirse del padre Apeles y los cuatro pusieron rumbo al siguiente destino, el panteón cementerio.


Bueno, os está gustando??? A ver si subo otro en cuanto pueda
P.D: Por favor, el mensaje que puse antes no me salía, en cuanto podáis eliminadlo para que se quede sólo este. Gracias ^^

[franteller]

La historia esta muy interesante y muy intrigante. Esta muy chula la ambientacion medieval. Sigue asi.

[raine luna]

Gracias Franteller ^^ Me alegro de que os guste . Aquí traigo otro, esta vez no he tardado tanto

CAPÍTULO 7: Búsqueda desesperada.

Elijel entró en los aposentos del asistente .Tenía que informarle de todo lo que había ocurrido últimamente. Aparte estaba deseando hablar con él sobre la misteriosa bruja que él había decidido salvar.
Cuando terminó de contarle todo y se disponía a hablar sobre la bruja, el extraño hombre le cortó para preguntarle otra cosa.







Al día siguiente, una mujer anciana había salido de su casa para buscar a alguien. En circunstancias normales, esa mujer habría pedido ayuda a la guardia, pero no podía hacerlo. De lo contrario la arrestarían a ella también.



Como la anciana estaba demasiado preocupada, no tuvo más remedio que salir a buscar. La pequeña casita donde vivía estaba cerca de la floresta de Gargay, ella misma escogió ese lugar para poder vivir tranquilamente sin que nadie de la guardia real ni la inquisición pudieran molestarla. Demasiados problemas tuvo ya con la inquisición en su época de joven.
Mientras pasaba por la floresta, recordó de repente, que hacía unos días se había celebrado otra de las reuniones de las brujas. Entonces inmediatamente pensó lo peor. “Seguro que fue a esa reunión…” se dijo a sí misma.

Al día siguiente de la reunión celebrada, ella se enteró que todas las brujas participantes habían sido apresadas directamente por el inquisidor Elijel. No había duda, seguro que la habrían apresado y ahora mismo la matarían en la hoguera. Esos fueron sus pensamientos, pero no podía perder el tiempo. Si había algo que hacer, tendría que ser ahora mismo. Así que la anciana aceleró el paso para ir a la única zona donde todos son sacrificados, El calvario de la muerte.



A primera hora de la mañana se encontraba Elijel lanzando su discurso a todos los ciudadanos que se habían congregado para ver la quema de las brujas.
El calvario de la muerte era un lugar espantoso, lleno de sangre por todos lados. Estaba formado por una montaña más alta donde se sacrificaban a todos los presos. En la zona baja de la montaña se amontonaban todos los que querían participar en ver la ejecución.
La anciana llegó inmediatamente a la zona, y vio la situación. Estaba muy asustada, pero al mismo tiempo aliviada, por algún motivo aún no estaba allí la persona que ella buscaba.
Dicho todo su discurso, Elijel prendió fuego a las pobres mujeres, y bajó las escaleras para ver todo el espectáculo mientras oía de fondo los gritos aterradores de las brujas suplicando por sus vidas.



La anciana se sentía aterrada mirando cómo eran quemadas las brujas apresadas. Estaba tan conmovida por la escena que no se dio cuenta de que Elijel se acercaba a ella. Al parecer, éste la conocía de antes.



Malena dejó a ese estúpido inquisidor riendo solo como un loco. No le soportaba, demasiado daño le había hecho en el pasado. Pero lo que más le intrigaba es que aquel hombre la había dejado con vida (cosa que era demasiado improbable en ese hombre y más siendo una bruja). Después de haber tenido esa conversación, Malena se sintió satisfecha. Al fin se había enterado de que Jenna no iba a ser quemada, Pero ahora una nueva duda le saltó al corazón pensando dónde podía estar.

Cuando ya todo había terminado y sólo se encontraban las cenizas de las que anteriormente fueron mujeres, Malena volvió a su casa y se puso a llorar. Sabía que no le quedaría mucho tiempo y tenía algo muy importante que contar a Jenna antes de que fuera demasiado tarde.

[franteller]

Uauh, te ha quedado un acto de fe muy real!. Pobres brujas, habria que pegarle fuego a Elijel, solo por probar si arde...

[raine luna]

Uauh, te ha quedado un acto de fe muy real!. Pobres brujas, habria que pegarle fuego a Elijel, solo por probar si arde...

Imagínate la pena que me dio a mí las pobres brujas, parecía que estaba yo hasta ardiendo con ellas Y encima de todo no veas el trabajo que me costó hacer esa escena... En cuanto a Elijel, jajajajaja, desde luego se ve que no tiene compasión alguna
Me alegro mucho de que estés siguiendo la historia. Es una satisfacción hacer algo que te cuesta hacerlo y ver que a la gente le gusta