CAPÍTULO 1: QUIZÁS NO ESTOY TAN SOLO
Todas las noches me dormía en un saco de dormir que encontré en una vieja tienda de deportes.

Este no protegía mucho del frío, pero al menos me hacía sentir más protegido. Por las noches, mirar el cielo me subía mucho la moral. Imaginaba que mi madre estaba allí, velando por mí.

Cuando me despertaba me ocupada del pequeño jardín que crecía poco a poco.

Un día, mientras me encontraba en mi rutina semanal de higiene, vislumbre una sombra a lo lejos.
Al principio pensé que era uno de esos cadáveres que una vez al mes volvían a la vida, pero hacía relativamente poco de su último ataque y se movía con demasiado equilibrio.
Empecé a correr para alcanzar a la figura. Estaba convencido de que era una mujer y eso significaba, que quizás, no estaba tan sólo como pensaba.

Cuando estaba a punto de alcanzarla, ella se detuvo y se me quedo mirando fijamente.

Ella también parecía sorprendida de encontrarse con otro ser humano, pero empezó a hablar sin parar.
Me contó que se llamaba Hikari Makelt, era de una gran ciudad cercana y había estado viajando con su padre hasta que una semana antes, falleció.

Pese a llevar casi cuatro años sin hablar, logre forzar mi voz y que unas cuantas palabras salieran de mi boca.
Eneas: Por favor, quédate conmigo.

Sabía que sonaba como una súplica, no quería que sonara como otra cosa. Todo lo que hacía llegaba a duras penas para sobrevivir y una vez al mes, veía que no era suficiente. Todos los esfuerzos realizados, se destruían cuando esos seres salían de sus moradas.
Ella se mostró reticente a mi propuesta, pero luego suspiro y me dijo que ahora lo único que le quedaba era ella misma, de modo que acepto mi propuesta.

Esa misma noche, comprendí cuanto echaba de menos poder conversar con alguien mientras cenaba o qué bien se sentía el desearle las buenas noches a otra persona.

Efectivamente, las tareas cotidianas eran más tranquilas y obteníamos más resultados. Mientras ella se dedicaba a recolectar frutas y verduras.

Yo podía ir al puerto a pescar peces.

En poco tiempo, vi como mi pequeño huerto iba creciendo y se convertía en un gran sitio donde abastecerse de provisiones.

Encontrar a Hikari fue una de las mejores cosas que pudo ocurrirme y me dio esperanzas, de que tal vez, hubiera más supervivientes.
Eneas: He visto tomateras más débiles que tú.

Hikari: Te vas a arrepentir de los que has dicho Eneas!

Eneas: Oh dios mío! Me ha dado, sargento!














xD














Me morí de rabia, cuando me di cuenta ya era tarde... Quizá lueog me descargo ese mundo para husmear jeje Mucha suerte en el reto estaré esperando más... Conitnua pronto