A ver, no sé por qué, pero me dieron ganas de publicar acá (quizá porque en mi viaje he aprendido bastante...)
En lo que va de mi vida he estudiado un poco sobre varias religiones, y creo que mi filosofía de vida y mi forma de pensar y entender a la historia del universo tiene que ver bastante con esa mezcla de religiones y filosofías.
En primer lugar, para responder a la pregunta rápidamente, no creo en Dios entendido como ente superior. No creo en la superioridad, ni en lo exterior a lo que yo suelo llamar el "plano existente". Lo que existe, existe en este plano; no creo en nada fuera de él. La mayoría de las religiones plantean otro planos: la "vida después de la muerte", el cielo, el infierno, e incluso el limbo, se tratan de planos exteriores al de la existencia como tal. Pues eso: no creo en ninguno de ellos.
La vida, es vida. Incluso, hasta la considero una sensación, y la diferencio de la consciencia. Una piedra tiene consciencia, para mí. Es consciente de su existencia como piedra. Pero no tiene vida, no experimenta la sensación vital ni todo lo que ello signfica. El Cosmos en sí mismo (entendido como el conjunto de lo existente) tiene consciencia de sí, pero no tiene vida. Todo lo existente es Cosmos. Todos somos Cosmos, somos parte de lo mismo. El Cosmos nos construye como seres existentes, y nosotros nos construímos dentro del Cosmos mientras lo construímos. De esta manera, cada acto dentro del Cosmos influye sobre cada ser. Esto tiene que ver un poco con la Teoría del Caos, aunque ésta lleva mi creencia un poco al extremo, además de ser bastante lineal (el aleteo de una mariposa genera viento, y ese viento puede tranformarse en huracán, dice la teoría -más o menos-. Yo creo que el aleteo de una mariposa puede, de alguna manera, influir sobre cualquier acción de cualquier ser existente... no sé, sobre qué ropa me pondré mañana, por ejemplo, aunque suena un poco absurdo dicho así).
De esta manera, la existencia del Cosmos (que puede también pensarse como "el todo") se construye momento a momento. Se construye con cada acto, con cada movimiento, con cada consciencia de ser. ¿Y antes de la existencia del Cosmos? Pues no creo en el antes y el después, en esas dimensiones. El "antes" y el "después" son parte de la física. Incluso, la física cuántica los descarta. ¿Cómo podemos pensar la existencia como "antes de" y "después de"? El Cosmos es eterno, no hay tiempo, se ha eliminado.
Aquí y Ahora, de eso se trata la existencia cósmica.
Quizá para poder entender de lo que hablo: creo en las dimensiones de existencia, que provienen de la filosofía budista-zen, y también de la cosmología Maya. Las dimensiones funciarían como metodologías o procesos de existencia, siempre en un mismo plano. Y el ser humano como tal, según estas religiones, existe en la tercera dimensión. Algunas personas han alcanzado la cuarta y la quinta dimensión. De eso habla, justamente, la profecía Maya que tanto se ha difundido como "el fin del mundo". Entre julio y diciembre de 2012 (a pesar de que muchos estudios hablen del 5 de diciembre, en realidad la fecha no puede conocerse con exactictud) la Vía Láctea cambia su ciclo vital, porque termina de "girar sobre sí misma". A partir de entonces, el ser humano comenzaría un proceso acelerado de crecimento espiritual, que le permitirían alcanzar al fin la quinta dimensión.
La quinta dimensión nos permitiría comprender el "Aquí y Ahora", así como el "In Lack Ech" ("Tú eres otro yo", en Maya). El tiempo, el "antes de" y el "después de", son parte de la tercera dimensión, se limitan a un cierto proceso de existencia. El Cosmos está fuera de ese proceso, por supuesto. En "el todo", las cosas suceden en todos lados, en todo momento. No hay allá, acá, antes o después. Es todo
Aquí y Ahora. Obviamente, quedan descartados de mi creencia cualquier tipo de ser creador: si no hay "antes de", entonces no hay creación.
Creo también en la manipulación de la energía, tanto consciente como insconsciente. La energía, obviamente, existe. Digo, no puede "no creerse en la energía". El fuego es energía. El movimiento es energía. Nuestros procesos vitales manipulan energía. Ahora bien (y esto, creo, es bastante oriental): creo en el potencial de los seres de percibirla, de absorverla, de expulsarla, de transmitirla. Creo en cantos, frases y párrafos cargados de energía, por lo que creo en el poder de la Oración. No porque un Dios vaya a escucharnos y ser complaciente con nosotros, sino porque esa Oración está tan cargada de energía y nosotros tan conectados con ella, que llegamos a manipularla inconscientemente. De la misma forma, creo en la manipulación consciente de esa energía, por supuesto. De eso trata un poco el Reiki.
En cuanto a la reencarnación, o a las "otras vidas"... aún no he tomado partido. Pero creo que es posible que la energía que nos conforma (no, tampoco creo en las "almas") se reintegre en otro tipo de existencia, no necesariamente vital. Más bien serían "otras formas de existencia", que "otras vidas"... pero la verdad es que no puedo decir mucho al respecto.
Por último, contar que fui cristiano mucho tiempo, pero luego me fui volviendo cada vez más crítico. ¿Por qué un Dios? ¿Por qué un cielo, un infierno? ¿Por qué algo más?
La vida es vida; la existencia es existencia. Son hermosas como tal: no necesitamos nada más para constuirnos como sujetos felices, generosos, solidarios y de valores que intentan inculcarnos como "bueno" para ganarnos un pase a una existencia superior y más gloriosa. Porque si necesitamos que nos extorsionen para "No matar", "No robar" y "No desear la mujer de nuestro próximo (ni su hogar, ni su esclava, ni su asno, ni ninguna otra cosa que le pertenezca)" entonces, como seres humanos, hemos llegado a un límite atroz.
-Creo en el alma: Porque aún no entiendo cómo hay gente en estado vegetativo que le funcionen todos los órganos y no despierten, además, en algún lugar está la personalidad, si fuera mental y todos tenemos la misma porción cerebral todos deberíamos tener la misma personalidad.
Me ha parecido muy interesante tu posteo (porque, obviamente, coincidimos en muchos puntos), pero me tomo el atrevimiento de comentar qué pienso sobre este punto:
-En cuanto al estado vegetativo, dos cosas. Primero, más científica, hay cientos de procesos vitales que podrían explicar el porqué de un estado vegetativo, que tiene que ver con una muerte o un adormecimiento mental que nada tiene que ver con la muerte o el adormecimiento de las funciones vitales. De todas formas, una persona que pasa mucho tiempo en estado vegetativo comienza a tener represalias físicas. Segundo, más filosófica/religiosa: al creer en la energía y en todo lo que ello implica, creo que puede pensarse tambien a la energía como actor fundamental en la vida más allá de las funciones mentales.
-En cuanto a la personalidad: para mí, no es mental, sino social y cultural. No creo, en absoluto, en la carga de personalidad previa a la existencia. Un hijo comienza a existir, para mí, desde que se lo empieza a pensar. Y bueno, si es un hijo no-planeado, entonces desde su existencia fetal, obviamente. Todo lo que sucede desde entonces es construcción social y cultural sobre esa persona. Un susto, un llanto, la música, el pensamiento de la posibilidad de aborto, la alegría de ser futuros padres, cada susurro, absolutamente todo va construyendo al sujeto. Entonces, cuando el bebé nace, tiene una gran carga de personalidad, pero no innata, sino construida socialmente durante la gestación y, en algunos casos, la pre-gestación. A partir de allí, toda nuestra vida hace a nuestra personalidad, que es absolutamente dinámica y fluctuante. Por eso dos mellizos son distinos. Por eso tres hermanos de igual carga genética (nunca igual, de todas maneras) son completamente distintos en su personalidad. Nadie, absolutamente nadie, puede construirse socialmente igual a otra persona.